sábado, abril 10, 2021

Zoé Valdés: La Cuba futura: una presunción o una interrogante (1ra parte)

 





Tomado de https://zoepost.com/

La Cuba futura: una presunción o una interrogante (1ra parte)

Por Zoé Valdés.

09/04/2021

Hace ya varios años la autorización de ventas de ollas de presión y de telefonía móvil, así como la de ciclomotores, la permisión a los cubanos para alquilar en los hoteles bajo tarifas máximas, y otras tantas promesas de esa índole -que hubieran provocado burlas y risas en cualquier otro país del mundo libre-, asombró a defensores de los derechos humanos e incluso a ciudadanos no cubanos de a pie. Lo vieron como los síntomas de que por fin llegaban los tan esperados cambios a Cuba. ¿Se hubiera podido considerar como la antesala para un futuro mejor en la isla? Absolutamente no. Pero el mundo confundió un cierto confort con la libertad.

Que Raúl Castro, de quien conocemos bien su curriculum vitae, o más bien ‘mortae’,haya sustituido a su hermano Fidel Castro, en lo que constituyó una sucesión dinástico comunista, al estilo coreano, fue otra imposición que no vino solamente desde el Comité Central, además los cubanos amantes de la libertad y del desarrollo debíamos verlo como cambios sustanciales de una férrea dictadura o tiranía hacia una presunta democracia. Se nos exigió. Hubo quienes aceptaron. Yo desde luego que no.

En reiteradas ocasiones he leído artículos jubilosos que mencionan cambios, ¿qué cambios podría hacer Raúl Castro? ¿Qué cambios aparte de nombrar a una pieza movible a su antojo como lo es Miguel Díaz-Canel? Pero además, ¿se habrían aplaudido los supuestos cambios de un Jorge Rafael Videla en Argentina o un Gustavo Leigh Guzmán, segundo militar en la Junta militar pinochetista? ¿Entonces, por qué los cubanos debiéramos hacernos ilusiones con Raúl Castro, uno de los militares más represivos y criminales de la historia de Cuba, de Sudamérica y del mundo? ¿Por qué el segundo hombre bajo la tiranía castrista, designado por su hermano, el propio tirano, con el objetivo de darle continuidad ideológica, política y militar a aquel engendro, tendría que inspirarnos confianza? De ninguna manera.

Por supuesto, otra pregunta se impone: ¿por qué el pueblo cubano no se tira a las calles con la intención de protestar en contra del tirano II? Es lo que muchos se preguntan. Respondo: probablemente sea por miedo, o por oportunismo, debido a las medidas represivas que durante más de sesenta y dos años han deformado la personalidad y la psicología del cubano, ninguneándola.

Cuando fue derribado el comunismo en los “hermanos” o hermanastros países comunistas del Este de Europa y el CAME se convirtió en un Capitalismo Ansiado Muy Extremo para la URSS, y que nos dejaron de enviar por un tubo y siete llaves todo lo vencido y despreciado por los ‘bolos’ (soviéticos) el régimen recurrió a quien ya tenían adobando y entrenando desde hacía décadas, a Hugo Chávez y su tan anhelada Venezuela. Chávez facilitó el trecho a los Castro hacia otra vía de sustentación, pero sobre todo de enriquecimiento personal; lo que les dio ímpetus para recurvar a las viejas fórmulas y renovadas tendencias admirativas por el fachocomunismo que habían sentido en una época, sobre todo un joven Castro I en su lectura de ‘Mi Lucha’ de Adolf Hitler. Las técnicas fascistas inspiradas por el comunismo afloraron en la primavera del 2003, encarcelamientos y fusilamientos de tres jóvenes negros juzgados y asesinados en menos de 48 horas dieron nombre a la Primavera Negra de Cuba.

Durante la Primavera de Cuba fueron encarcelados 75 opositores pacíficos, entre los que se encontraban periodistas, poetas, bibliotecarios independientes, artistas; se les celebraron juicios sumarísimos y fueron condenados a penas de entre 6 y 28 años de cárceles. Las acusaciones eran delirantes: recibir instrucciones del enemigo y ser ‘agentes de una potencia extranjera’. Cincuenta y nueve de ellos tardaron años en ser semi liberados bajo ‘licencia extrapenal’ (modalidad castro-comunista) y desterrados en una vergonzosa negociación con el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero. En esa época la totalidad de presos políticos era de 242. Los Castro pretendían, como habían hecho en el pasado, canjear presos por medidas y prebendas a su favor por parte de los gobiernos democráticos europeos, con quienes siempre han negociado créditos altamente desfavorables para los patronatos y economía de esos países.

Fidel Castro al morir de muerte natural muy cómodo en su cama no dejó más que un legado plagado de errores concretos en política nacional, en lo social, en la economía interna, aunque ha sido el mayor especialista de marketingrevolucionario de la historia de la humanidad. Creó un producto desbordante de falsas ilusiones (valga la redundancia): la revolución castrista, la guerra de guerrillas, la rebeldía guevarista, en dos palabras el terrorismo, que vendió descaradamente al mundo, y el mundo le compró ilusionado y hasta satisfecho como si hubieran hecho el negocio del siglo. Además de una lista de muertes, desaparecidos, crímenes, fusilamientos, y exiliados, que pocos países tan pequeños, ni siquiera grandes, pudieran pretender.

El legado de Castro I, aún siendo descabellado, se ha instaurado en las últimas décadas en Sudamérica y ya se ha logrado con éxito en España, la prueba más reciente son las lapidaciones contra miembros del partido VOX en Vallecas, Madrid, y eso sin mirar hacia Cataluña, y etcétera y demás… El viejo sueño del tirano de conquistar países sudamericanos y continentes usando la ideología castro-comunista ha triunfado, no podemos asegurar su perdurabilidad, pero ahí están agarrados, y cuando agarran no sueltan. Observen a Evo Morales en Bolivia, Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, Cristina Kirchner en Argentina, AMLO en México, Lula da Silva en Brasil, en una época Bachelet en Chile, Sánchez en España, todos llegados al poder mediante una democracia populista y fraudulenta, devota del castrismo. En Francia con Emmanuel se implanta el “populisme chic”.

Aparte del espantoso e inseguro legado que acabo de citar, ¿qué otra virtud valedera dejó Fidel Castro? Ninguna. Cero. Particularmente yo no salvo absolutamente nada de la llamada revolución “cubana” que no fue más que un retorcido invento castrista. La primera razón para no hacerlo es que la idea de esa revolución cubana se implantó encima de una mentira colosal, de una desviación absoluta de la historial real de Cuba. No éramos el país más pobre, no éramos el país más corrupto, no éramos el país menos democrático, no vivíamos en el más horrendo sistema social de Sudamérica ni del mundo. Para probarlo escribí un libro editado por Planeta en el 2008, ‘La Ficción Fidel’. Antes de que yo lo hiciera ya otros habían manifestado estos puntos de vista de distintas maneras, incluso lo subrayaron, dieron su vida por ello. ¿Se les oyó, se les hizo caso? No. Al igual que a mi se les ha acusado de traidores, de insensatos, de fascistas. Varios compatriotas murieron en el exilio intentado aclarar el verdadero pasado de Cuba antes de Castro. Imperdonable resulta que sus voces no hayan sido escuchadas ni reconocidas.

Pero volvamos a la actualidad cubana. Cierto es que ya nadie cree en nadie, y no sólo en la cúpula dirigente, ni siquiera en ese colectivismo masivo de a porfía, la oposición ha perdido credibilidad y la desconfianza reina. El país completamente arruinado, las familias más desunidas que nunca, el exilio constituye ya más del veinte por ciento de la población, las desigualdades, el racismo (ahora antiblanco dentro de los grupos marginales), el machismo y el hembrismo intelectualizados y lanzados como boomerangy movimiento, el igualitarismo, la desconfianza, han paralizado la fuerza natural emprendedora del cubano, han mermado su espontaneidad, le han borrado la visión de que la vida es ahora o nunca. Pudiera ser demasiado tarde para detener o retirar la cuenta de tantos errores. La cuenta la pagamos ya muchos, e incluso también la están cobrando algunos en el círculo mismo del poder. Ellos lo saben, muy dentro de sí mismos lo saben, que la única posibilidad es un cambio limpio y radical, un chapeo transparente, profunda reiniciación económica, que respete primero los derechos humanos del ciudadano. Sin libertad no habrá país.

Los que ostentan el poder conocen que sin un diálogo sin reservas y abriéndose verdaderamente al mundo como pidió Juan Pablo II con Estados Unidos y con Europa no existirá claridad para una Cuba futura, y ese diálogo debe ir precedido de la retirada completa de la familia Castro, en peso, y de sus secuaces. Esto si hablamos de una forma pacífica, porque yo como saben también apoyaría una intervención militar quirúrgica que acabe con el mal de raíz. Estas dos opciones constituirían para los exiliados y opositores una auténtica propuesta. Para Raúl Castro y su marioneta resultaría sin embargo una embarazosa interrogante, aun sabiendo que serían las primeras soluciones de adopción. ¿Se atreverían a asumirlas? Lo dudo. Dudo de un diálogo y dudo de un gobierno extranjero valiente que quiera desembarazarnos de cuajo de estas piltrafas. Estados Unidos no es lo que fue, menos con Joe Biden y Kamala Harris, o sea, con Barack Hussein Obama.

(Continuará…)

Zoé Valdés es escritora y artista. Fundadora y Directora General de ZoePost.

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1 Comments:

At 1:35 p. m., Blogger Angel Riguero said...

Sra. Zoe Valdes.....La Cuba futura....una presuncion o una interrogante.....despues de mas
de seis dacadas de usurpacion y dictadura comunista, que podemos esperar ???.....sera una
nueva generacion de Cubanos los que daran al traste con los herederos de Marx ???...
...porque tendra que ser desde adentro lo que pudiese ocurrir en la esclavizada Isla.....Cuba
no ha tenido amigos que comprendan su tragedia....Cuba quedo sola desde el 1ro, de Eneoi de
1959......a mi entender el destino de Cuba cae dentro de una gran interrogante.....porque
presuncion es como pensr que la Tierra no se mueve alrededor del Sol.
Muy bueno su comentario distinguida Compatriota.

 

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