De la Carta de jóvenes católicos camagüeyanos del 13 de julio de 2021: Que la jerarquía de la Iglesia tome posición junto al pueblo. Acompañarlo, guiarlo y protegerlo.
Maria Victoria Olavarrieta
Soy católica practicante desde que nací. Aquí estoy, pieiéndole a nuestro Papa que alce su voz. Los católicos cubanos necesitamos en esta hora tan dura saber que usted está del lado del pueblo.
Hablo en nombre de los venezolanos, nicaragüenses y cubanos, que frente a los crímenes de nuestras tiranías nos hemos sentido huérfanos de Papa.
Maria Victoria Olavarrieta
Olamar14@yahoo.com
Carta de jóvenes católicos camagüeyanos
13 de julio de 2021
Emmo. y Rvdmo. Sr. Juan de la Caridad Cardenal García Rodríguez
Arzobispo de la Arquidiócesis de San Cristobal de La Habana
Excmo. y Rvdmo. Sr. Wilfredo del Pino Estévez
Arzobispo de la Arquidiócesis de Camagüey
Sirva esta carta para hacerles llegar el sentir de este grupo de jóvenes camagüeyanos.
Somos una generación formada en el seno de esta Iglesia. Somos hijos y nietos de un grupo de católicos que, en tiempos muy difíciles para nuestra Fe, no la escondieron en una habitación de la casa, sino que la enarbolaron en sus centros de estudio, de trabajo, en sus vecindarios; asumiendo con valentía todas las consecuencias que esto les trajo en un sistema comunista.
Rodeados del ejemplo de esos laicos, de sacerdotes y de religiosas fieles y consagradas que sostuvieron la Iglesia en horas oscuras, crecimos. Nosotros también recibimos las burlas y las agresiones de personas convocadas a ello en nuestras escuelas, solo por pensar distinto y reconocer sin miedo nuestra Fe. Pudimos resistir porque tuvimos una Iglesia que nos refugiaba y protegía como una madre; y a una madre mambisa, que ha acompañado al pueblo y sus luchas desde hace más de 400 años. En sus templos y casas vivimos experiencias que nos construyeron y nos alentaban, con obras y no solo con palabras, a ser como Jesús y a seguirle incondicionalmente porque El es el camino, la verdad y la vida.
En la Cuba de hoy, no solo es difícil ser católico, es difícil ser cubano. Los niños que ustedes vieron crecer y formarse, son ahora esta juventud dividida geográficamente, confundida, pero aferrada a la esperanza de que mejores días han de llegar a nuestra Patria. Resulta obvio que se debe hacer algo más por ello.
Queremos escribir nuevas páginas en la sufrida historia de nuestro pueblo, pero no sentimos el respaldo de nuestra Iglesia, y no entendemos su silencio, se nos acaban las ideas para justificarlo. Vemos con dolor como algunos de nuestros sacerdotes son reprimidos, impidiéndoles actuar y ser coherentes con la verdad y la realidad del pueblo del que todos somos parte. Seguimos sufriendo, pero ahora solos, sin acompañamiento, sin liderazgo. La angustia nubla el juicio, no somos tan fuertes ni tan virtuosos, pero estamos.
Por todo esto, con la certeza de que la madre Iglesia que nos abrazó de niños sigue estando allí, en nombre de la juventud católica cubana y en nombre de nuestro pueblo, les pedimos:
1- Abrir los templos y permitir el acceso del pueblo para que sirva como literal refugio, casa de oración y adoración a Dios especialmente en estos momentos. Que las torres de las iglesias sean el sitio donde se dirija el cubano cuando alce la cabeza.
2- Exponer la imagen de la Virgen de la Caridad en la puerta de cada templo, para que sintamos aún más fuerte la bendición y consuelo de nuestra Madre. Ella que es Madre de todos e idioma común para cada cubano.
3- Que la jerarquía de la Iglesia tome posición junto al pueblo. Acompañarlo, guiarlo y protegerlo.
4- Permitir que los sacerdotes y las religiosas cumplan su misión de acompañamiento.
5- Recordar que los pobres, los necesitados, los desfavorecidos, son los grandes protagonistas de la misión de la Iglesia. Cuba está pobre, necesitada y desfavorecida.
6- Hacer constar de todo lo que pasa en detalle a la Iglesia Universal.
Es momento de demostrar la validez del Evangelio, de poner en práctica las doctrinas sociales de la Iglesia. “El concepto de pan no alimenta”, afirmaba nuestro nunca olvidado Monseñor Adolfo Rodríguez.
Y él también decía: “
En el Señor miramos con serena confianza el futuro siempre incierto, porque sabemos que mañana antes que salga el sol, habrá salido para Cuba, la Providencia de Dios”. Hoy la sentimos más cerca que nunca.
Sabemos que hacéis mucho incansablemente, pero el pueblo necesita saber explícitamente que estáis a su lado. Estamos pendientes y nos comprometemos a hacer todo lo que esté en nuestra mano por que Cuba emerja de nuevo al coro de las naciones.
Esperanzados:
Osmel Antonio Fernández Landrián
María Teresa López Rodríguez
María De Los Ángeles Peraza Sánchez
Elizabeth Peraza Sánchez
María De Jesús Fenollar
Anibys Fong Rodríguez
José Carlos Poleo Zaldívar
Claudia De La Caridad Cabrera Escalada
Mónica Láncara Torres
Carlos M. Padilla Morani
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Alejandro Garrido:
Que comunicado más debilito e inútil el de los obispos en Cuba.
¡Qué vergüenza!
Los obispos no están viendo a Jesucristo en el apaleado, ni en el hambriento, ni el necesitado, ni en el asesinado, ni en el pueblo que reclama sus derechos. No están al lado de los pobres. Están en el planeta Martes, viendo una película de la Tierra y analizando que final mejor proponerle para hacerla más bonita, más rosadita con florecitas y unas nubesitas bonitas. ¡ " Coj..... ", que son Cristos vivientes caminando con su cruz, con la cruz de Cuba entera, con la de los que les golpean, con la de ustedes también y los están matando físicamente y los eliminarán en vida a todos !
Pero yo os digo que de toda palabra inútil que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio» (Mt 12,36).
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