Jorge Hernández Fonseca: Cuba: El 15 N en contexto
Por Jorge Hernández Fonseca
17 de Noviembre de 2021
Lo peligroso para la dictadura cubana de las manifestaciones programadas por la oposición política cubana al castrismo para el pasado 15 de Noviembre, está fuertemente relacionadas al contexto de lo que sucede hoy en la realidad de la isla. Es verdad --como se ha escrito-- que manifestaciones aisladas no derriban gobiernos y menos dictaduras marxistas. Sin embargo, estas manifestaciones si pueden crear una dinámica fuera de control, que puede conducir a situaciones cercanas al derribo de un régimen dictatorial, ya comprobadamente impopular.
Hay que recordar que en el contexto al interior del castrismo hay una fuerte división en lucha abierta por el poder, creado en parte por la impopular decisión de Raúl Castro de nombrar a Díaz Canel al frente del gobierno y del partido. La defenestración del ministro de las fuerzas armadas castristas, Leopoldo Cintras Frías, producto de su oposición al nombramiento de Díaz Canel, es una fisura grave al seno de la dictadura. Así las cosas, Díaz Canel no es “el títere de los militares cubanos” como se pudiera imaginar, él es el títere de la familia Castro, parte de la cual no se resigna a “perder” el poder a la muerte de Raúl, por quedar en manos de Canel.
Así, se deduce del análisis anterior, que hay por lo menos dos (o tres) grupos con intereses diferentes respecto al poder, contando que al seno de la familia Castro hay diferencias también relacionadas al nombramiento de Canel como “máximo líder”, cuestionado por López Callejas y Alejandro Castro, ambos con aspiraciones dictatoriales. Este aspecto quedó claro cuando hizo aparición repentina en el panorama político castrista Carlos Lage. Todo lo anterior, que no se relaciona directamente con el 15 N, configura sin embargo el contexto que enfrenta la dictadura.
Es conocido adicionalmente el diferendo eterno entre “las gentes de Fidel y las gentes de Raúl”. También es importante para el análisis, la tradicional pugna entre el ejército cubano y la policía política, esta última que reina sola reprimiendo, encarcelando e incluso juzgando y decidiendo sentencias judiciales. Todo este contexto de división es el caldo de cultivo contextual al 15N.
En este panorama, la dictadura castrista no se podía permitir el desarrollo de manifestaciones populares, porque cualquier incidente represivo podría salirse del control y generar la intervención del ejército en favor de los manifestantes, como ya ha ocurrido en numerosos casos de países sometidos a dictaduras comunistas. Manifestaciones populares fuera del control dictatorial, como las que se producirían en 15N, podrían ser la chispa para materializar la lucha al interior del partido y el gobierno, entre los diferentes grupos conformados por la oposición al nombramiento de Canel, el diferendo Fidel-Raúl y la disputa MINIFAR-MININT.
Hay mucho rechazo al interior del ejército cubano por la actuación desfachatada y sin control de la policía política contra jóvenes manifestantes pacíficos. Hay rechazo al interior del partido y de sectores intelectuales oficialistas por la crueldad y el bajo talante de los represores, que no obedecen siquiera las leyes de la dictadura. Hay un caldo de cultivo negativo entre los que todavía apoyan la dictadura, que pudiera cristalizar un resquebrajamiento del hasta ahora monolítico bloque de apoyo a una “revolución”, que ya no existe más hace muchos años.
Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com
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