miércoles, agosto 02, 2023

Mi primo Pepe, más conocido por Vladimiro Roca Antúnez. La periodista Tania Quintero recuerda a su primo opositor, fallecido el domingo.

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Vladimiro Roca Antúnez coautor del documento La Patria es de Todos, por  el cual sufrió prisión política. 


Los autores del documento de título La Patria es de Todos; escrito y publicado en Cuba en 1997:  Lic. René Gómez Manzano, Lic. Martha Beatriz Roque Cabello, Lic. Vladimiro Roca Antúnez e Ingeniero  Félix Bonne Carcasés

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Tomado de https://diariodecuba.com/

Mi primo Pepe, más conocido por Vladimiro Roca Antúnez

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La periodista Tania Quintero recuerda a su primo opositor, fallecido el domingo.

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Por Tania Quintero

Lucerna, Suiza

01 agosto 2023

Buscando las fotos que en diciembre de 2012 tomara Lázaro Yuri Valle Roca para la entrevista que mi hijo, el periodista independiente Iván García Quintero, hizo por sus 70 años a mi primo Pepe —como en la familia le decíamos a Vladimiro Roca Antúnez—, recién fallecido en La Habana, encontré este video que dos años después, en diciembre de 2014, le grabara Yuri, el primer sobrino que tuvo Pepe, hijo de Lydia, su hermana mayor, a raíz de un evento en el cual Pepe participó en México junto a otros disidentes cubanos y que, según comentarios habaneros, "dejó a todo el mundo con la boca abierta, de las cosas que dijo".

Encontré otra entrevista, la que le hicieron en Martí Noticias ("Vladimiro Roca: El cambio viene") durante un viaje a Miami en abril de 2015. También, este correo que envié a un amigo en septiembre de 2018: "Ayer vi la entrevista que Palenque Visión le hizo a mi primo Vladimiro Roca, como sabía que hacía tiempo lo habían entrevistado, indagué y me enteré que inicialmente fue enviada a Martí Noticias, pero después de varias semanas, a los realizadores les notificaron que rechazaban el material. La persona que me lo dijo, lo consideró un insulto, por tratarse del testimonio de un opositor que forma parte de la historia de la lucha contra el castrismo".

Decidí iniciar así este recordatorio a mi primo Pepe, porque él, como yo, formamos parte de una misma raíz materna, la de los Antúnez, donde sus miembros siempre hemos dicho lo que pensamos. Por eso, mi primo Yuri está encarcelado desde el 15 de junio de 2021, condenado a seis años de privación de libertad.

Pepe y yo nacimos en 1942 (él el 21 de diciembre, yo el 10 de noviembre). Tanto sus padres, Blas Roca Calderío y Dulce Antúnez Aragón, como los míos, José Manuel Quintero Suárez y Carmen Antúnez Aragón, no nos educaron para que un día fuéramos simpatizantes o militantes del Partido Socialista Popular (PSP), sino para que pensáramos con nuestras cabezas, no temiéramos a las opiniones discrepantes y nos sintiéramos ciudadanos libres e independientes, al margen de nuestras creencias ideológicas, políticas o religiosas.

Las hermanas Dulce y Carmen salieron embarazadas en la misma época, en la década de 1940. Entonces no se sabía el sexo de los bebés. Mi tía Dulce le dijo a mi mamá que si era hembra le pusiera Tania, nombre ruso muy popular que cuadraba con las simpatías que los viejos comunistas del PSP le tenían a la Unión Soviética, en esos momentos en guerra contra Hitler y el nazismo alemán. Un mes y pico después, cuando mi tía dio a luz a su tercer hijo, quiso ponerle Vladimir, en honor a Lenin, pero en el registro civil se negaron. Ante la insistencia, aceptaron cubanizarlo y le añadieron una o. Desde esa fecha, su nombre fue Vladimiro Roca Antúnez. Lo que nunca llegué a entender por qué, si no se llamaba José, desde niño le apodaron Pepe.

Con la muerte de Pepe, de los cuatro primos con los que me crié, solo me queda Francisco, Paquito, que sigue viviendo en La Habana, cerca ya de los 90 años. "Mi prima Lydia" falleció en 2017 y de Joaquín no puedo precisar, solo sé que murió en Estados Unidos. En la edad adulta estuve muy vinculada a Lydia, pero en mi infancia, con quien más jugué fue con Pepe, a pesar de que yo era una niña tranquila y él muy travieso, en particular en la etapa en la que Blas y Dulce, sus cuatro hijos, la abuela Pancha y la prima Sonia Ramos vivieron en Estrada Palma 107, Santos Suárez.

Era una hermosa casona, de planta baja, con jardín, portal, sala, saleta, comedor, cocina amplia, cuatro habitaciones, dos baños, sótano, un patio grande con dos matas de mango macho y un pasillo lateral por el que podías llegar al patio y entrar por la puerta trasera de una vivienda ideal para jugar los niños. A Estrada Palma 107 iba una o dos veces a la semana con mi madre, quien ayudaba a su hermana Dulce en las faenas domésticas, antes y después de la clandestinidad del PSP (26 de julio de 1953 - 1 de enero de 1959). Desde El Cerro, donde vivíamos, hasta Santos Suárez, íbamos y veníamos en la ruta 14.

Como yo tenía miedo de los animales, desde que llegaba, Pepe se las arreglaba para buscar una lagartija, una rana o un pajarito para asustarme. Pero cuando se encaramaba en la mata de mangos, me regalaba alguno que estuviera maduro. El "taller" de Pepe radicaba en el sótano, al cual no me gustaba ir por sus continuos "inventos", ya fuera una trampa-caza ratones o una "sopa" de paloma que algún muchacho del vecindario había matado con un tirapiedra. Una vez, mi madre y yo nos pasamos unos días en la casa que Dulce y Blas alquilaban en verano en Guanabo. Y a Pepe se le ocurrió enseñarme a montar bicicleta, pero la calle que escogió era bastante elevada. Terminé cayéndome y raspándome rodillas y piernas.

Casi todas las familias tienen problemas, desavenencias, encontronazos... La de los Roca-Antúnez no es una excepción. En determinado momento, mi primo Pepe se alejó de su familia materna. Pero cuando mi tía Dulce Antúnez se enfermó y mi prima Lydia se la llevó a vivir con ella a su casa en Nuevo Vedado, Pepe habló con su hermana Lydia y le pidió que le dijera a su madre que quería pedirle perdón, que si podía ir personalmente a pedírselo. Mi tía Dulce respondió que ya ella lo había perdonado, que ella quería por igual a sus cuatro hijos, al margen de su forma de pensar y sus comportamientos. A partir de ese día, ella no desayunaba hasta que Pepe, que vivía a dos cuadras, no llegara y le diera el café con leche, con pan o galletas.

Mi tía Dulce murió a los 86 años, el 25 de abril de 1995. La velaron en la funeraria de Zapata, no faltaron sus cuatro hijos (Lydia, Francisco, Vladimiro y Joaquín), sus nietos (Yuri, Ernesto, Alejandro y Vivian, entre otros), sus hermanos residentes en La Habana (María, Cándida, Carmen y Luis) y sus sobrinos (Orlando, Moisés, Sonia y yo). Un velorio y un entierro tomado por la Seguridad del Estado.

Tanto Iván como yo le hemos dedicado espacio a Pepe en nuestros tres blogs. De todos los posts, he seleccionado uno publicado en 2011 ("¿Por qué en esa foto Martha Beatriz y Vladimiro Roca aparecen así, desmadejados?"), donde además de Pepe y Martha Beatriz Roque Cabello en primer plano aparece mi primo Yuri, que ojalá pronto sea excarcelado.

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