Francisco Almagro Domínguez sobre Cuba: Masa y Control
Tomado de https://www.cubaencuentro.com/
Masa y Control
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De acuerdo a la línea de pensamiento del Castro-continuismo, todo lo que no pase por sus escritorios y cajas fuertes es sospechoso de sedición
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Francisco Almagro Domínguez,
Miami
04/06/2024
El Premio Nobel de literatura Elías Canetti en ese imprescindible libro que es Masa y Poder (1981), nos ilustra sobre qué es el poder. Para ello acude a la analogía del gato y el ratón. Cuando el gato atrapa al ratón está demostrando su fuerza, agilidad y sentidos felinos. Pero no poder. El poder, nos dice Canetti, es cuando el gato juega con el ratón y no se lo come. El gato tiene el poder porque determina cuándo y cómo el roedor se convertirá en su cena. De tal modo, el gato posee el control que es tener poder. Pudiéramos añadir que si se lo come de inmediato por temor a que escape, el gato expresa hambre, tal vez miedo, o sea, no tiene control absoluto sobre la situación. Para el caso del ser humano no hay nada más embarazoso, nos alerta Canetti en otra parte de su ensayo, que perder el control sobre las cosas.
La reciente noticia de que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos aprobó varias medidas para flexibilizar el embargo ha recibido buenas y malas respuestas. Es una curiosa coincidencia que tanto opositores radicales al régimen, como dirigentes del comunismo tropical, están en contra de la orden de la administración demócrata. Relajamiento, por cierto, que pudiera tener una velada intención eleccionaria; los cubanos de aquí y de allá podrán tener y manipular cuentas en bancos norteamericanos, operables desde ambas orillas. Nunca debemos menospreciar la creciente cantidad de inversiones de cubanoamericanos en las llamadas MYPYMES, o las de testaferros del régimen en pleno corazón de Miami. El “Día Después” podríamos llevarnos una sorpresa.
Esta vez habría que darle la razón al Designado. Ha dicho que estas medidas tienen un “diseño subversivo”, algo que está muy a tono con la línea de pensamiento del Castro-continuismo. Para ellos, todo lo que no esté en control de la Involución, todo lo que no pase por sus escritorios y cajas fuertes, es sospechoso de sedición. La explicación se cae de la mata, diría Liborio. Cada individuo, familia, empresa, y agrupación que escapa al control, al poder sobre ellas, se convierte en un potencial enemigo pues la única razón de ser del totalitarismo comunista es impedir que otro individuo, familia, empresa o agrupación los releve en su mandato omnímodo. Solo que el Designado, muy bien asesorado en esta ocasión por comisarios-filólogos, han aconsejado usar la palabra UNIDAD en vez de CONTROL. No podemos perder la unidad, repite.
De “unidades” ha sido construida la “masa” cubana en estos más de sesenta años. La primera unidad ha sido la del barrio, a través de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR). Para quien no lo sepa o lo haya olvidado, en todas las ciudades y pueblos de la Isla existe un CDR cada cien metros. Esa “unidad” consiste en la vigilancia entre vecinos, y aunque hay tareas humanitarias, el régimen jamás se ha ocultado para decir que su tarea fundamental es esa, espiar a quien vive al lado. Si un cubano aplica para determinado trabajo, la empresa debe hacer una “verificación” en el CDR. El dictamen de un solo individuo, dirigente del CDR, equivale a tener o no tener el trabajo. Para un norteamericano, un europeo, para quienes los vecinos pueden ser extraños después de vivir treinta años en la misma cuadra, estas palabras pueden parecer un delirio de victimización.
Otra “unidad” para controlar la masa es, sin casualidad, la repartición de alimentos. Cada familia cubana tiene una llamada Libreta de Abastecimiento la cual, al inicio de su instauración, se dijo sería para garantizar la equidad de productos comestibles y de aseo. En realidad, y a eso debe su sobrevida, ejerce un control eficiente sobre cada ciudadano. La llamada “libreta” pertenece a una bodega en específico, no puede comprar en otro local. Es un documento oficial que prueba que la persona vive donde dice vivir. Cambiar la dirección de la “libreta”, añadir o quitar a otra persona sin los trámites adecuados es una violación grave de la ley. Solo puede hacerse en la Oficina de Registro de Consumidores (OFICODA), un centro de control municipal. Los registros de la oficina revelan las edades, nombre y apellidos, y parentescos del “núcleo”, nombre dado a la familia.
Otro control eficiente de la “masa” son los expedientes escolares y laborales. En otras épocas los niños debían poner en los expedientes si sus padres tenían creencias religiosas. Esos records, que deberían ser privados, descansan en archivos sin protección la mayoría de las veces. Aquí los diferentes colegios, instituciones académicas o productivas tienen una “pintura” completa de quien es quien. Cuando a un estudiante le dicen que “tendrá una nota en el expediente” están castigándole a llevar una diana en la espalda: problemático, conflictivo, etc. No hay manera de librarse de esa condena sin juicio, a no ser que el expediente “se pierda”, como suele suceder ante tanto control desordenado.
Podríamos citar otros “anillos de control” en la sociedad como los sindicatos, las asociaciones (federaciones de mujeres, estudiantes, artistas,). Es una telaraña de fisgoneo que se cierne sobre cada individuo de manera externa. Pero no sería todo lo eficiente que es sin la participación consciente e inconsciente de la propia persona. Crecido entre la mentira y la autoinculpación, habría que ser muy bravo para desafiar al CDR, renunciar a la “libreta”, romper el expediente laboral, negarse a pagar el sindicato. Un “policía interior” se ocupa, como un Pepe Grillo marxista, un Oso Prudencio invisible —eso no se hace— de repetir al oído del cubano: es mejor perder la vida en un segundo, que la libreta de desabastecimiento para siempre.
Lo que sucedió aquel 11 de Julio fue, siguiendo a Canetti, una rebelión del ratón contra el gato. El felino estaba confiado en todas sus fuerzas, pero carecía de poder real. El poder lo otorga la verdad. La verdad era la falta de libertades individuales, conducente al hambre y la desidia. Ya no hay verdad. Solo queda controlar la comunicación, el poder del apagón comunicacional. Es relativamente fácil predecir lo que sucederá con las buenas intenciones —electorales— del gobierno Biden: el control, el poder, no se negocian, gritaran desde la otra orilla. Las MYPYMES, una creación sin duda alguna del propio gobierno, tendrán que rendir cuentas de cuándo y cómo si quieren qué. Los gringos, para “empoderar” a alguien dentro de la Isla, tendrán que contar con los CDR, la OFICODA y todas las instituciones de la “sociedad civil” cubanas. ¿Será provechoso para el cubano de a pie esta componenda? ¿Ha habido un acuerdo secreto entre el Palacio de la Involución y la Casa Anciana para vietnamizar a Cuba ante el apocamiento ruso?
En cualquier caso, vale la pena esta frase de Elías Canetti: “La ambición es la muerte del pensamiento”.
© cubaencuentro.com
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Página 478 del libro Fidel Castro Escupiré sobre su Tumba, donde se lee que el General hispano-soviético y comunista Enrique Líster Forjan, nacido en España pero que creció en Cuba, fue el que cómo asesor orientó crear lo que serían, y son, los Comité de Defensa de la Revolución, una organización de vigilancia colectiva de unos con respecto a otros; así como una cartilla de racionamiento que en Cuba es llamada Libreta de Abastecimiento.
Enrique Líster en la Guerra Civil Española
Etiquetas: (OFAC, asesor, Castro, censura, código penal, continuismo, cuba, EE.UU., eeuu., Enrique Lister, España, Fidel, hispano-soviético, Libreta de Abastecimiento, masa, poder, Raúl, represión, sedición, sociético
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