Por Iliana Curra.
De verdad que no es nada fácil lidiar con algo tan complicado como lo es el tema cubano. La Comisión de Ayuda para una Cuba Libre dio a conocer públicamente su informe, aunque según el cabezón de La Habana, Ricardo Alarcón, ya lo tenía en sus manos, y de mentira en mentira, estuvo aburriendo al pueblo por varias horas.
Ya se tiene conocimiento del informe y no se han hecho esperar las reacciones de algunos llamados disidentes que, en el mejor de los casos, se han vuelto nacionalistas extremos para coincidir con su nacionalista y extremista régimen tiránico.
Las declaraciones de Elizardo Sánchez, Oscar Espinosa Chepe, su esposa, Miriam Leyva, Manuel Cuesta Morúa, entre otros (aunque realmente faltaron Eloy Gutiérrez Menoyo y Oswaldo Payá), dejan mucho que desear, como casi siempre.
Resulta que los ahora fervientes nacionalistas son los mismos que vivieron sometidos a la extinta Unión Soviética, esa misma que les piso la cabeza hasta que fue a la bancarrota económica y moral, cuando se quedó sin un centavo para continuar su carrera armamentista y luego se dieron a conocer la inmensidad de crímenes de lesa humanidad contra su propio pueblo. Cuando impusieron el idioma ruso en las escuelas y los “tabarish” andaban por la Habana como si fuera Moscú. Pero eso no era entrometimiento en los asuntos internos de Cuba. ¡Qué va!
Tampoco era entrometimiento invadir a países africanos, promover guerrillas en América Latina, apoyar a los movimientos violentos de regiones árabes, incluyendo a los palestinos, y mucho menos hacer morir allí a miles de jóvenes cubanos que, obligados por el Servicio Militar, eran llevados a la muerte para enriquecer al vejete con el marfil y las maderas preciosas que luego transportaban a la isla. No recuerdo haber escuchado la voz de ninguno de estos disidentes que ahora hablan de injerencia norteamericana protestar por tanto entrometimiento castrista.
Y es que la falta de neuronas y la carente visión de la realidad en este tema (estoy tratando de justificar sus comentarios) hace que se manifiesten siempre al lado del régimen que los reprime, aunque más reprime a los demás.
La “Dama de Blanco”, Miriam Leyva, ha dicho: “Estados Unidos no debe inmiscuirse en la solución de los problemas internos de Cuba”. “No me parece adecuado destinar dinero para la oposición interna. No lo queremos y, además, eso nos puede llevar a la cárcel”. Si analizamos su profundo razonamiento, teniendo en cuenta la alta suma de dólares que le incautaron a su esposo hace más de tres años, nos indica su temor por ir a la cárcel si nuevamente les encontraran dinero americano en sus manos. Lo que no explica es, cómo sobreviven en un país sin trabajar, ni recibir remuneración alguna. A no ser que otra divisa esté llegando desde Europa u otro continente, que nada tiene que ver con los malos americanos del Norte. Además, hablar en plural, no es más que un rezago feo de la “colectividad”.
Otro profundísimo razonamiento fue el de Elizardo Sánchez Santacruz, quien dijo: “el régimen no tiene que decir que tiene un enemigo externo, sino que ellos (EU) se encargan de notificarlo cada semana en Washington”. Creo que aquí sobran los comentarios, pues estamos hablando de alguien que ha recibido una medalla de las manos de un alto oficial de la Seguridad del Estado y a la hora de preguntarle dijo: “aquí a todo el mundo le ponen medallas”. Otro rezago feo de la colectividad comunista.
La pregunta válida para estos nacionalistas disidentes sería: ¿qué otro país contribuye con la libertad de Cuba? ¿Quiénes se ponen al lado de ese pueblo sometido y los alienta a continuar adelante para acabar con esa tiranía? Pues ni siquiera les dan la posibilidad de usar sus computadoras para conectarse al internet y tener información y comunicación con el mundo. Todo lo contrario, se arrodillan ante el vejete y prefieren expulsar de sus embajadas a los opositores para tirar la alfombra roja a los esbirros del régimen.
Oscar Espinosa Chepe, quien está contra el embargo porque “constituye una coartada del gobierno cubano para justificar la crisis económica”, y pidió a los Estados Unidos “una rectificación necesaria y urgente” referente a las visas negadas a los académicos cubanos que querían viajar a Puerto Rico al Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), no puede evitar su antiamericanismo de siempre. Pero lo que resulta “injerencia” para unos, no lo es para él.
Pero ya nada nos debe tomar por sorpresa, entiendo que cuando se siente rencor por los Estados Unidos, no puede haber aceptación de ayuda alguna, a no ser que los dólares entren por otra parte, aunque al fin de cuentas…dólares son.
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DISIDENTES Y OPOSITORES EXPRESAN DIFERENTES OPINIONES SOBRE PROGRAMA DE AYUDA DE EEUU A LA TRANSICION DEMOCRATICA EN CUBA
La Habana
Infosearch:
José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 12, 2006
La Habana.- Como en raras ocasiones, aunque por diferentes razones, algunos disidentes cubanos y el gobierno coincidieron en rechazar un informe que Estados Unidos presentó el lunes y con el cual se endurece el embargo contra la nación caribeña con vistas a cambiar su sistema comunista.
"Agradezco mucho la solidaridad del gobierno y el pueblo de Estados Unidos, sin embargo pienso que este informe es contraproducente", dijo a la AP el opositor Oscar Espinosa Chepe.
Espinosa y otros miembros de los pequeños grupos de activistas internos recibieron con poco agrado un informe de la Comisión para una Cuba Libre, un comité formado por el presidente George Bush en 2003, que contempla su estrategia para una Cuba posterior a Fidel Castro.
El documento estadounidense indicó que hubo un incrementó hasta en 80 millones de dólares en el presupuesto federal para apoyar la actividad opositora contra la revolución. Además estableció toda una serie de medidas y pasos para lograr una exitosa transición hacia el pluripartidismo y el capitalismo en la isla.
Para las autoridades cubanas, "es un acto violatorio de la soberanía...se trata de preparar el derribo de un gobierno legítimamente instituido en abierto desacato a las más elementales normas del Derecho y las Relaciones Internacionales", expresó el lunes un despacho de la Agencia de Información Nacional.
Espinosa destacó que el informe "es un respaldo al sector más duro del gobierno para justificar la represión contra los cubanos... queremos solidaridad pero no injerencia", señaló.
El activista de derechos humanos Elizardo Sánchez aseguró no tener dudas "de las buenas intenciones del informe", pero afirmó que éste lleva "agua al molino del régimen", dándole la razón cuando acusa a los opositores de ser "mercenarios" pagados por Washington.
Paralelamente, opinó que era un "disparate" la existencia "de una comisión unilateral" para un proceso de transición.
"El apoyo va a ser muy bueno porque Cuba está destruida... pero el tema de un cambio es un asunto que concierne a los cubanos", manifestó por su parte Martha Beatriz Roque, quien dirige la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.
Mientras, para el socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa el informe terminó siendo una especie de "abrazo envenenado".
"Son 80 millones de argumentos para el gobierno cubano en su intención de hacer aparecer a toda la disidencia cubana como financiada por Estados Unidos".
Antes de la presentación del informe, cuando su contenido ya se había filtrado la semana pasada, Ricardo Alarcón manifestó que las medidas de Bush eran "escandalosas" y pretendían en lo político fomentar los opositores pagados y en lo económico continuaban con sanciones que asfixiaban al pueblo cubano.
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Tomado de El Nuevo Herald.com
"Agradezco mucho la solidaridad del gobierno y el pueblo de Estados Unidos, sin embargo pienso que este informe es contraproducente", dijo a la AP el opositor Oscar Espinosa Chepe.
Espinosa y otros miembros de los pequeños grupos de activistas internos recibieron con poco agrado un informe de la Comisión para una Cuba Libre, un comité formado por el presidente George Bush en 2003, que contempla su estrategia para una Cuba posterior a Fidel Castro.
El documento estadounidense indicó que hubo un incrementó hasta en 80 millones de dólares en el presupuesto federal para apoyar la actividad opositora contra la revolución. Además estableció toda una serie de medidas y pasos para lograr una exitosa transición hacia el pluripartidismo y el capitalismo en la isla.
Para las autoridades cubanas, "es un acto violatorio de la soberanía...se trata de preparar el derribo de un gobierno legítimamente instituido en abierto desacato a las más elementales normas del Derecho y las Relaciones Internacionales", expresó el lunes un despacho de la Agencia de Información Nacional.
Espinosa destacó que el informe "es un respaldo al sector más duro del gobierno para justificar la represión contra los cubanos... queremos solidaridad pero no injerencia", señaló.
El activista de derechos humanos Elizardo Sánchez aseguró no tener dudas "de las buenas intenciones del informe", pero afirmó que éste lleva "agua al molino del régimen", dándole la razón cuando acusa a los opositores de ser "mercenarios" pagados por Washington.
Paralelamente, opinó que era un "disparate" la existencia "de una comisión unilateral" para un proceso de transición.
"El apoyo va a ser muy bueno porque Cuba está destruida... pero el tema de un cambio es un asunto que concierne a los cubanos", manifestó por su parte Martha Beatriz Roque, quien dirige la Asamblea para Promover la Sociedad Civil.
Mientras, para el socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa el informe terminó siendo una especie de "abrazo envenenado".
"Son 80 millones de argumentos para el gobierno cubano en su intención de hacer aparecer a toda la disidencia cubana como financiada por Estados Unidos".
Antes de la presentación del informe, cuando su contenido ya se había filtrado la semana pasada, Ricardo Alarcón manifestó que las medidas de Bush eran "escandalosas" y pretendían en lo político fomentar los opositores pagados y en lo económico continuaban con sanciones que asfixiaban al pueblo cubano.
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Tomado de El Nuevo Herald.com
El mejor regalo de cumpleaños para Castro
MIRIAM LEIVA
El Comandante ya puede celebrar su 80 cumpleaños el próximo 13 de agosto sin sobresaltos y feliz. Tiene pertrechos para la reunión del Consejo de Derechos Humanos y la XIII Conferencia Cumbre de los Países No Alineados a efectuarse en septiembre. El timing no ha podido ser mejor para divulgar el Informe de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre al presidente George W. Bush, realizado este 10 de julio.
Luego de la frustración causada por el permiso del gobierno norteamericano al equipo de béisbol para participar en el Clásico Mundial efectuado en Puerto Rico en marzo; no obstante tantas provocaciones lanzadas desde La Habana, como el asedio a la Sección de Intereses con corte de electricidad y agua incluido; y pasados los sofocones por la posposición del esperado anuncio el 20 de mayo de este nuevo Informe, ya la máxima autoridad de Cuba puede desatar toda la fanfarria que tenía preparada. No sólo será propagandística, sino muy probablemente con una nueva ola represiva bien estrepitosa.
Nuevamente el pretexto del enemigo externo, de las agresiones del ''imperialismo yanki'', servirá para tratar de justificar la violación sistemática de los derechos humanos, la mala administración, la miseria padecida por el pueblo y, sobre todo, el encarcelamiento de los ''mercenarios''. Esos quienes no hemos recibido ni recibiremos los millones de dólares que todo el mundo sabe, principalmente el gobierno de Cuba, que no llegan a la oposición.
Pero el camino al infierno está plagado de buenas intenciones, sobre todo en un año electoral en Estados Unidos. Los cubanos agradecemos la solidaridad y nos está llegando desde los lugares más recónditos del mundo hasta el más próximo: Estados Unidos. Pero es impostergable la actualidad, ahora cuando labramos el camino del cambio, la transición y la democracia. Ciertamente hay que prepararse para ese momento, cuyas bases forjamos hoy. A ello contribuiría extraordinariamente levantar las medidas restrictivas [de EEUU] adoptadas el 20 de mayo de 2004 y que no han dado ningún resultado positivo.
¿Qué mejor forma de ayudar a nuestro actual empeño, que mediante el contacto entre los pueblos? Millones de norteamericanos turistas pudieran traer sus ideas y ambos pueblos nos conoceríamos mejor; estudiantes, profesionales y científicos contribuirían a divulgar los adelantos y descubrimientos aquí ignorados y las justas retribuciones recibidas por el trabajo; cubanoamericanos tendrían ocasión de intercambiar experiencias y ayudar económicamente a familiares y amigos que sufren la agobiante escasez de lo más elemental. Al pueblo cubano se le abrirían las fronteras, no de movimiento físico, pero sí de esa muralla totalitaria que reprime cualquier contacto con los extranjeros para que no veamos ni sepamos que este no es ''el mejor de los mundos posibles'' ni aquel al otro lado del Estrecho de la Florida el ``peor de los mundos posibles''.
Nunca he comprendido cómo desde un país donde hay tanta sabiduría acumulada y se ha sido tan flexible con antiguos enemigos, se hayan aplicado políticas tan contraproducentes [hacia Cuba] durante 47 años. Indudablemente, la sagacidad del Patriarca cubano ha logrado llevar a un ''enemigo'', que ha estudiado y conoce muy bien, a donde ha querido. Sus saetas provocadoras y sus agentes infiltrados en el gobierno norteamericano (recordar el caso del Pentágono) y entre los cubanoamericanos en la Florida, fundamentalmente, reciben la respuesta esperada.
Ahora, el Segundo Informe de la Comisión para Ayudar a una Cuba Libre, por muy buenas intenciones para auxiliar al pueblo cubano que posea, tiene muchos aspectos problemáticos, comprendido el condicionamiento a priori de cómo deberá ser un gobierno de transición para que Estados Unidos lo reconozca y auxilie al pueblo cubano.
Solamente los cubanos, por propia decisión y según las condiciones del momento, podemos decidir sobre cuestiones de tan singular importancia. Debemos pensar que los cubanos de la Isla tenemos suficiente capacidad mental e intelectual como para poder acometer una difícil transición pacífica y reconciliarnos los de adentro y los de afuera. No recuerdo que a los españoles, los sudafricanos o los chilenos nadie les haya dicho de antemano como debía ser su paso a la democracia, sobre todo sin siquiera consultárseles para hacer las recomendaciones. Sí hubo una gran solidaridad internacional y en eso se puede ayudar mucho a los cubanos.
Un aspecto crucial es el Fondo Cuba para un Futuro Democrático que destina $80 millones en dos años para ''empoderar al pueblo cubano y a la oposición democrática''. De ellos, 31 millones se dedicarán a ''apoyar a la sociedad civil independiente en la Isla''. Esa mención ya es utilizada por los jerarcas del régimen para amenazar a la oposición interna con el augurio de una pronta redada inmisericorde bajo la acusación ya tradicional de ``mercenarios''.
Pero lo más singular resulta que según la legislación norteamericana, en particular la Ley Helms-Burton, se prohibe entregar dinero a cubanos residentes en Cuba, o sea, que ni un solo dólar se ha enviado a los disidentes. Eso lo sabe perfectamente el gobierno cubano, pero toma las palabras que le conviene al pie de la letra.
En realidad, los cubanos sólo procuramos pacíficamente que en nuestro país se respeten los derechos humanos, se abra paso la democracia y que todos vivamos en armonía. Nuestras armas son las ideas que osamos expresar y si bien no deseamos el horrible presidio, tampoco nos dejaremos intimidar por las palabras amenazadoras, pues desde hace muchos años sentimos la vigilancia y la represión, y conocemos que en cualquier momento con testigos y pruebas prefabricadas podemos parar en una celda.
Si bien el Informe subraya que Estados Unidos respeta las decisiones del pueblo cubano, y se prepara para ayudarlo a enfrentar la calamitosa situación económica y social imperante, lamentablemente puede provocar en el corto plazo desenlaces con nefastas consecuencias que contribuyan a abortar la transición y empoderar a los herederos de la sucesión.
Periodista independiente cubana
MIRIAM LEIVA
El Comandante ya puede celebrar su 80 cumpleaños el próximo 13 de agosto sin sobresaltos y feliz. Tiene pertrechos para la reunión del Consejo de Derechos Humanos y la XIII Conferencia Cumbre de los Países No Alineados a efectuarse en septiembre. El timing no ha podido ser mejor para divulgar el Informe de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre al presidente George W. Bush, realizado este 10 de julio.
Luego de la frustración causada por el permiso del gobierno norteamericano al equipo de béisbol para participar en el Clásico Mundial efectuado en Puerto Rico en marzo; no obstante tantas provocaciones lanzadas desde La Habana, como el asedio a la Sección de Intereses con corte de electricidad y agua incluido; y pasados los sofocones por la posposición del esperado anuncio el 20 de mayo de este nuevo Informe, ya la máxima autoridad de Cuba puede desatar toda la fanfarria que tenía preparada. No sólo será propagandística, sino muy probablemente con una nueva ola represiva bien estrepitosa.
Nuevamente el pretexto del enemigo externo, de las agresiones del ''imperialismo yanki'', servirá para tratar de justificar la violación sistemática de los derechos humanos, la mala administración, la miseria padecida por el pueblo y, sobre todo, el encarcelamiento de los ''mercenarios''. Esos quienes no hemos recibido ni recibiremos los millones de dólares que todo el mundo sabe, principalmente el gobierno de Cuba, que no llegan a la oposición.
Pero el camino al infierno está plagado de buenas intenciones, sobre todo en un año electoral en Estados Unidos. Los cubanos agradecemos la solidaridad y nos está llegando desde los lugares más recónditos del mundo hasta el más próximo: Estados Unidos. Pero es impostergable la actualidad, ahora cuando labramos el camino del cambio, la transición y la democracia. Ciertamente hay que prepararse para ese momento, cuyas bases forjamos hoy. A ello contribuiría extraordinariamente levantar las medidas restrictivas [de EEUU] adoptadas el 20 de mayo de 2004 y que no han dado ningún resultado positivo.
¿Qué mejor forma de ayudar a nuestro actual empeño, que mediante el contacto entre los pueblos? Millones de norteamericanos turistas pudieran traer sus ideas y ambos pueblos nos conoceríamos mejor; estudiantes, profesionales y científicos contribuirían a divulgar los adelantos y descubrimientos aquí ignorados y las justas retribuciones recibidas por el trabajo; cubanoamericanos tendrían ocasión de intercambiar experiencias y ayudar económicamente a familiares y amigos que sufren la agobiante escasez de lo más elemental. Al pueblo cubano se le abrirían las fronteras, no de movimiento físico, pero sí de esa muralla totalitaria que reprime cualquier contacto con los extranjeros para que no veamos ni sepamos que este no es ''el mejor de los mundos posibles'' ni aquel al otro lado del Estrecho de la Florida el ``peor de los mundos posibles''.
Nunca he comprendido cómo desde un país donde hay tanta sabiduría acumulada y se ha sido tan flexible con antiguos enemigos, se hayan aplicado políticas tan contraproducentes [hacia Cuba] durante 47 años. Indudablemente, la sagacidad del Patriarca cubano ha logrado llevar a un ''enemigo'', que ha estudiado y conoce muy bien, a donde ha querido. Sus saetas provocadoras y sus agentes infiltrados en el gobierno norteamericano (recordar el caso del Pentágono) y entre los cubanoamericanos en la Florida, fundamentalmente, reciben la respuesta esperada.
Ahora, el Segundo Informe de la Comisión para Ayudar a una Cuba Libre, por muy buenas intenciones para auxiliar al pueblo cubano que posea, tiene muchos aspectos problemáticos, comprendido el condicionamiento a priori de cómo deberá ser un gobierno de transición para que Estados Unidos lo reconozca y auxilie al pueblo cubano.
Solamente los cubanos, por propia decisión y según las condiciones del momento, podemos decidir sobre cuestiones de tan singular importancia. Debemos pensar que los cubanos de la Isla tenemos suficiente capacidad mental e intelectual como para poder acometer una difícil transición pacífica y reconciliarnos los de adentro y los de afuera. No recuerdo que a los españoles, los sudafricanos o los chilenos nadie les haya dicho de antemano como debía ser su paso a la democracia, sobre todo sin siquiera consultárseles para hacer las recomendaciones. Sí hubo una gran solidaridad internacional y en eso se puede ayudar mucho a los cubanos.
Un aspecto crucial es el Fondo Cuba para un Futuro Democrático que destina $80 millones en dos años para ''empoderar al pueblo cubano y a la oposición democrática''. De ellos, 31 millones se dedicarán a ''apoyar a la sociedad civil independiente en la Isla''. Esa mención ya es utilizada por los jerarcas del régimen para amenazar a la oposición interna con el augurio de una pronta redada inmisericorde bajo la acusación ya tradicional de ``mercenarios''.
Pero lo más singular resulta que según la legislación norteamericana, en particular la Ley Helms-Burton, se prohibe entregar dinero a cubanos residentes en Cuba, o sea, que ni un solo dólar se ha enviado a los disidentes. Eso lo sabe perfectamente el gobierno cubano, pero toma las palabras que le conviene al pie de la letra.
En realidad, los cubanos sólo procuramos pacíficamente que en nuestro país se respeten los derechos humanos, se abra paso la democracia y que todos vivamos en armonía. Nuestras armas son las ideas que osamos expresar y si bien no deseamos el horrible presidio, tampoco nos dejaremos intimidar por las palabras amenazadoras, pues desde hace muchos años sentimos la vigilancia y la represión, y conocemos que en cualquier momento con testigos y pruebas prefabricadas podemos parar en una celda.
Si bien el Informe subraya que Estados Unidos respeta las decisiones del pueblo cubano, y se prepara para ayudarlo a enfrentar la calamitosa situación económica y social imperante, lamentablemente puede provocar en el corto plazo desenlaces con nefastas consecuencias que contribuyan a abortar la transición y empoderar a los herederos de la sucesión.
Periodista independiente cubana
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