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El Caso del Libro Llega a Cuba. Mensaje de Marta Beatriz Roque.
Por: Alberto Luzárraga
A través de un amigo se me hizo llegar el siguiente mensaje de Marta Beatriz Roque Cabello, que transmito íntegro: “Cuéntale a Luzárraga y a todo el que tu quieras, que la última postal de hostigamiento que me han puesto en el pasillo de mi casa es un papel verde que yo no he podido leer bien, pero defendiendo el libro ‘Vamos a Cuba’ desde aquí, pusieron dos uno frente a la puerta de mi casa y otro en la parte de afuera del pasillo, deja ver si los puedo retratar, porque no quiero que piensen que tengo el menor interés por esas boberías. Ahora bien, lo que te puede asegurar, que nadie que lo lee sabe de que se trata, porque el pueblo no esta en el 'inside' de lo que esta pasando con el libro en Miami, pero lo que es muy singular que conviertan el libro en una forma de hostigamiento hacia mi persona. Esos son los perdedores comunistas. Saludos afectuosos. MBR.”
Aparte de la estupidez de dedicarse a pegar papelitos verdes en puertas, es de agradecer que hayan mostrado la mano tan pronto. La tontería de los papelitos hay que interpretarla como un regodeo anticipado ‘del problema que le que le vamos a armar a la mafia de Miami.’ La izquierda americana hará su papel a través de sus medios de comunicación y caras que se dejarán ver junto a otras que operarán tras bambalinas. Escribirán artículos insultantes para ver si provocan una reacción exagerada que justifique su argumento de siempre: Se trata de una comunidad ‘fanatizada’, ‘intolerante’ e ‘ignorante’ de cómo funciona este país. El manual operativo es viejo y conocido de sobra.
En este caso, siguiendo el procedimiento establecido en las escuelas, primero se designó un comité de evaluación que recomendó dejar el libro donde estaba. La forma en que se manejó el comité para evaluar el libro es sorprendente dado que en su composición figuraban, en más de la mitad, personas que no hablaban español. Dado el caso, es increíble que como nos informa la Dra. Usategui , (miembro del comité) que se haya suprimido de la consideración por el comité una evaluación hecha por el Dr. Juan Clark presentada por la Dra. Usategui donde se traducía y evaluaba el libro en cuestión.
Peor aún, los 15 criterios de evaluación presentados por la administración de escuelas no fueron suplementados por aquéllos que se refieren a prejuicios y que el manual para evaluar materiales de instrucción específicamente ordena al decir: “Los materiales de instrucción deberán (must) también ser evaluados en cuanto a que están libres de prejuicios.”
Se establecen criterios. En particular, la parte que se refiere a no crear estereotipos es muy pertinente. Se define como: “Asignar papeles tradicionales y rígidos a un grupo.” Frases como: “Para las celebraciones los señores se ponen pantalón y camisa blancos, las señoras se ponen vestidos de colores con volantes,’’reflejan un estereotipo tan tonto como decir que todos los mexicanos se visten de charros o los españoles de toreros. Otro criterio a examinar son las omisiones y distorsiones históricas definidas como: “aquéllas que presenten una sola interpretación de una situación, tema o grupo de personas.” Que mayor distorsión, prejuicio e ignorancia que la frase: “A Cuba llegaron católicos. También llegaron africanos. Por eso las celebraciones cubanas son una mezcla de creencias católicas y africanas.”
No se trata pues, tan sólo de la distorsión chocante sobre la vida en Cuba, o la omisión de los horrores del Código de la Niñez y la Juventud que cité en mi primer artículo. Esas abundan. La autora no satisfecha con hacer caso omiso de todo ello, aún en los temas de historia y sociedad que toca, muestra un criterio ignorante y condescendiente. El prejuicio siempre lo es y por ello produce materiales de pobre calidad.
Frente a la táctica de acusarnos de censores la respuesta es muy simple: No se trata de un problema cubano, se trata de un problema americano referido al derecho de un padre a dirigir peticiones a las autoridades y de los cubanos americanos a expresar su opinión y a sostenerla con argumentos. Ambos son derechos esenciales reconocidos por la constitución.
La Junta Escolar al desestimar la recomendación del comité de evaluación actuó dentro de su competencia de resolver peticiones de los ciudadanos. Si alguien opina que erró que diga exactamente por qué. Razones y no insultos.
Donde existe verdaderamente la intolerancia es en la izquierda americana que se dedica sistemáticamente a atacar a un grupo inmigrante minoritario porque no comulga con sus ideas. Intenta hacerlo tergiversando los términos de la discusión y utilizando el vituperio. Ganarles el debate de las ideas es fácil porque no tienen nada sólido que alegar y porque en buena parte sus argumentos se reducen a ataques de mal gusto incluyendo alusiones racistas. Pero hay que hacer varias cosas:
1- Mantener la serenidad y discutir el asunto en forma sistemática y ordenada. Cuando se deba responder a una alusión insultante señalarla con calma y rebatirla con razones. Si la alusión es gratuita y no contiene nada sensato, entonces amigos, deben ridiculizarla. Nada irrita más a la progresía que se cree inteligente que el sarcasmo. Es posible que los que pierdan la calma sean ellos.
2- Este asunto va a seguir cauces legales. Aparentemente hay más libros del mismo tenor. Debe seguirse el procedimiento para impugnar libros al pie de la letra y estar alertas para trampas procesales que son medio favorito de operar de los adversarios. Los que tengan la forma de hacerlo deben leerse la sentencia del supremo, Island Trees School District v. Pico (1982) y entender los argumentos que allí se exponen. Los que no puedan encontrarán un sumario en mi anterior artículo.
3- Se debe exigir a la Junta Escolar que informe en detalle como se maneja el caso ante la Corte, a quien escogió para hacerlo y que currículo tiene en estas cuestiones. Se deben dar a la publicidad las actas del comité que recomendó se mantuviera el libro y las de la Junta Escolar para cotejar si reflejan lo dicho allí. Afortunadamente, fue filmado en video.
4- La ACLU tiene amplio presupuesto para intimidar y es preciso responder con precisión y calidad. Hay que pensar en llegar hasta el Supremo y actuar en consecuencia. Aparte de lo que haga la Junta Escolar sería conveniente buscar un constitucionalista de gran calidad experto en primera enmienda y encomendarle el caso. Es posible que alguien lo haga ‘pro bono’ y siempre se pueden recoger fondos para apoyar el caso. Este asunto de abusos con los textos ya ha levantado muchas ronchas no sólo en Miami sino en todo el país y hay muchos que han pasado por lo mismo. Los libros ‘progres’ son sagrados y los demás desechables o editados al gusto de la censura de ellos, que una vez que aprueba algo no permite cuestionamientos a su sapiencia innata. Y menos, ataques al adoctrinamiento indirecto.
5- En todo caso, debe promoverse el uso de ‘amicus briefs’ o sea, intervención de terceras partes coadyuvantes, por ONGs o personas que simpaticen con nuestra causa.
6- Y lo más importante: usar la oportunidad para informar sistemáticamente en que consiste la educación en Cuba y estar preparados para hacerlo en inglés.
Así se gana siempre. Supongamos lo peor, que perdamos en los tribunales. (Y ello si ocurre, será por razones procesales y razonamientos sutiles y enrevesados) No importaría. Esta es batalla de ideas y si se nos da la oportunidad de exponer las nuestras sistemática e inteligentemente ganaremos ante la opinión pública porque en definitiva luchamos contra una distorsión de una realidad cubana que afortunadamente está plasmada en un texto: El Código Castrista de la Niñez y la Juventud. Y éste es indefendible.
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Un libro controvertido se vuelve arma política
Por Rui Ferreira
El Nuevo Herald
El libro Vamos a Cuba, cuya permanencia en las bibliotecas escolares desató una intensa controversia en Miami, se ha transformado ahora en una formidable arma política en las dos orillas del estrecho de la Florida.
Aparte del debate legal entre la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), la Junta Escolar y activistas cubanos exiliados, en La Habana el caso se ha convertido en una campaña más contra el exilio, al tiempo que en Miami la controversia ha servido al miembro de la Junta Frank Bolaños para apuntalar su candidatura al Senado estatal.
Hace días circula en la ciudad un folleto, de matiz electoral y patrocinado por un grupo de ciudadanos, al cual Bolaños asegura ser ajeno, pero que le favorece en sus aspiraciones al presentarlo como un abanderado del exilio en la retirada del libro.
<-- Frank Bolaños
Por Rui Ferreira
El Nuevo Herald
El libro Vamos a Cuba, cuya permanencia en las bibliotecas escolares desató una intensa controversia en Miami, se ha transformado ahora en una formidable arma política en las dos orillas del estrecho de la Florida.
Aparte del debate legal entre la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), la Junta Escolar y activistas cubanos exiliados, en La Habana el caso se ha convertido en una campaña más contra el exilio, al tiempo que en Miami la controversia ha servido al miembro de la Junta Frank Bolaños para apuntalar su candidatura al Senado estatal.
Hace días circula en la ciudad un folleto, de matiz electoral y patrocinado por un grupo de ciudadanos, al cual Bolaños asegura ser ajeno, pero que le favorece en sus aspiraciones al presentarlo como un abanderado del exilio en la retirada del libro.
<-- Frank Bolaños
El titular principal del folleto dice: ``Cuando otros nos viraron sus espaldas, Frank Bolaños le dijo NO a los intentos de los liberales por reinventar la historia de Cuba". Bolaños, quien se ha postulado contra el senador Alex Villalobos después que éste cayó en desgracia dentro de las huestes republicanas, cree que es precipitado concluir que el folleto lo beneficia políticamente y sostiene que asumió la lucha por la retirada del libro por una cuestión de ``consecuencia''. ''Esto se presentó y sigue siendo un tema difícil que un político cauteloso normalmente no toca'', dijo. Lo que sucede, amplió Bolaños, ``es que he sido consecuente toda mi vida con los valores y principios que mis padres me enseñaron, de amor a la libertad y la patria. En mi vida pública siempre he sido consistente con tocar temas difíciles que otros no quieren tocar''.
Pero su jefe de campaña, Michael Caputo, dijo la semana pasada a The Miami Herald que la publicidad gratuita, venga de donde venga, es bienvenida. ''Frank Bolaños apoya la idea de una Cuba libre, y ella tiene el derecho que la otorga la Primera Enmienda para decir lo que quiera. Nosotros aceptaremos cualquier tipo de apoyo de activistas comunitarios'', dijo Caputo. En este caso, ''ella'' es Ana Margarita Martínez, una activista cubanoamericana que se hizo conocida al obtener en una corte federal una indemnización de $27 millones debido a que fue engañada por un espía cubano para que se casara con él. Según explicó, el folleto es consecuencia de lo que llamó ''campaña de promoción'' por la retirada del libro de los estantes de las bibliotecas escolares. Pero también ``como una forma de agradecimiento a Bolaños por haber apoyado esta causa desde su inicio''. ''No es parte de su campaña política, aunque yo lo apoyo 100 por ciento en sus aspiraciones'', admitió Martínez, quien asegura que el folleto fue pagado por un grupo de personas y no por ella sola. Aun así, la activista rehusó comentar cuánto costó su impresión y cómo obtuvo la base de datos de direcciones que le permitieron distribuirlo por todo el condado. ''Los secretos de guerra no se revelan'', acotó. Caputo sostuvo que la primera enmienda constitucional ampara a Martínez en la confección de su folleto. Pero el mismo argumento fue esgrimido la semana pasada por la ACLU al llevar ante los tribunales a la Junta Escolar por haber decidido retirar el libro de los estantes escolares. ''No se puede combatir la Primera Enmienda con esa misma Primera Enmienda'', dijo uno de los directores de la ACLU, John de León, quien recordó que el Tribunal Supremo ha prohibido la retirada de los libros escolares por argumentos políticos y filosóficos.
Vamos a Cuba entró en la mirilla de la opinión pública hace cuatro meses, cuando un padre cubano lo descubrió en la biblioteca de la escuela de su hija. Se quejó, pidió que lo sacaran y la Junta Escolar, de acuerdo con sus reglas, sometió el pedido a una comisión que dictaminó que el libro debía permanecer en las escuelas. Posteriormente el padre apeló, y el mes pasado, finalmente, la Junta terminó aprobando la retirada del libro. Mientras tanto, en Cuba, cuyas autoridades suelen aprovechar cualquier oportunidad para criticar al exilio, no se había hablado del asunto, lo cual provocó alguna extrañeza entre analistas y observadores.
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