Por Pablo Alfonso
En 1970 el escritor marxista K.S. Karol publicó un libro titulado “Los Guerrilleros al Poder”, que intentó encuadrar dentro de conceptos teóricos el fenómeno del grupo guerrillero castrista que asumió el poder en Cuba en enero de 1959.
Nacido en Polonia en 1924, educado en la Rusia estalinista y finalmente devenido en ciudadano de Francia, Karol era un especie de gurú en las filas de la izquierda durante sus años dorados de los 60 y 70.
Como tantos otros sucumbió al encanto de ese grupo de jóvenes barbudos que intentaban transformar el mundo y que convertirían a la isla caribeña, en un paraíso tropical de justicia social.
Como tantos otros intelectuales de su tiempo, Karol también despertó un día de sus sueños, cuando en 1968, los tanques soviéticos invadieron Checoslovaquia, pusieron fin a la Primavera de Praga, y Castro elogió la acción con una encendida arenga prosoviética.
Karol supo interpretar como nadie el camino que iniciaba la China de Mao-Tse Tung, a partir de sus diferencias ideológicas con Moscú, en un libro titulado “China, el otro comunismo”, que figuraba en la lista de obras prohibidas en Cuba.
Lo que quizás nunca imaginó es que, aquellos guerrilleros que un día describió como héroes de epopeya proletaria, se convertirían en todopoderosos generales, que controlarían la isla y sus instituciones, bajo el manto del marxismo-leninismo.
Aquellos guerrilleros al poder son hoy los gerentes generales de un régimen fascista, de partido único, corte totalitario y cobertura ideológica de una izquierda sin proyecto de futuro.
Creo que esta breve introducción, a manera de síntesis, es necesaria para explicar un poco esa metamorfosis del aparato militar cubano que muchos piensan pudiera jugar un importante papel en una transición democrática en Cuba.
Si usted es de los que piensan que los militares cubanos impulsarán cambios políticos en la Isla, a favor de la democracia, quizás debe pensarlo mejor.
Lo digo porque es poco probable que alguien conspire contra sí mismo, en perjuicio de sus propios intereses. Ese es el caso de los oficiales de mediano y alto rango de las Fuerzas Armadas de Cuba.
Son ellos el Poder. Ellos son quienes gobiernan el Estado, controlan la economía y dirigen el Partido Comunista.
Los militares cubanos controlan el 30 por ciento de las empresas y producen el 64 por ciento de las divisas que entran al país, según revelan las últimas cifras oficiales.
Bajo la batuta del miembro del Buró Político del Partido Comunista, general Julio Casas Regueiro, Jefe del Grupo de Administración Empresarial, los generales y coroneles y tenientes coroneles en activo, y algunos ya retirados dirigen 844 empresas estatales. Entre ellas se encuentran ingenios azucareros, complejos agropecuarios, empresas de la construcción, firmas de tecnología cibernética, centros turísticos y hasta gasolineras.
Conocida por sus siglas (GAESA) este holding financiero-militar, tiene como secretario ejecutivo al mayor Luis Alberto Rodríguez-López Calleja, casado con Déborah Castro Espín, la hija mayor del general Raúl Castro. Una de las estrellas ascendentes en el consorcio militar-empresarial.
Otra figura importante dentro de ese complejo aparato es el Coronel Armando Pérez Betancourt, quien dirige la Comisión para el Perfeccionamiento Empresarial, una especie de proyecto piloto que se ha estado consolidando primero en las empresas administradas por los militares, como modelo para aplicar a las actividades dirigidas por los civiles.
Lo cierto es que después de incursionar en la década de los 60 en las aventuras guerrilleras en América Latina y de pelear en los 70 las guerras de Castro en Africa, los altos jefes militares recogen ahora “el fruto de sus servicios”.
Su lealtad a la dictadura se recompensa con los privilegios que están asociados el poder económico, que se duplican cuando ese poder se viste de uniforme con grados militares.
Por esa razón soy de los que recomienda que si usted piensa que los militares castristas se van a rebelar contra el sistema, mejor lo piense de nuevo. Los jefes militares de esas Fuerzas Armadas y la dictadura castrista son la misma cosa.
Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com
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