Es un blog diario digital conformado con los artículos, opiniones, ensayos, etc. del Catedrático universitario Lic. Pedro Pablo Arencibia Cardoso sobre diferentes temáticas de la problemática cubana, actual e histórica, así como por noticias y artículos de otros autores que se consideran de gran interés para profundizar en la realidad cubana.
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domingo, febrero 25, 2024
Fallece la inigualable Juana Bacallao, figura referente de los escenarios del cabaret en Cuba
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
La anécdota que narra Antonio José Ponte: ¨... Y saludó desde el escenario a un alto dirigente con su comitiva (el nombre del dirigente varía en las distintas versiones) refiriéndose a él como "Fulano y sus secuaces".¨ Se dice que fue al principio de la Revolución y que fue con Efigenio Ameijeira que era, o había sido, el primer Jefe de la Policía Nacional Revolucionaria. Efigenio era también ¨del ambiente¨ y lo tomó como una de las tantas ocurrencias de Juana.
YO SOY JUANA BACALLAO
"Juana Bacallao, Una Artista y su Historia no contada" "La Película " #musica
GRACIAS, JUANA... ¡Leyenda! Por burlarte de la cadena y del Mono, por atreverte a ser tú, libre en Isla cárcel, por aliviarme La Habana que padecíamos… No fuiste cantante ni vedette. ¡Ni Juana siquiera! Fuiste Cuba, —que me perdone la Academia— la del tambor y la trompetilla, la que sufre, blanca-negra, paria, regada por el mundo... Obdulio Morales escribió la guaracha "Juana Bacallao" para un show de Rodney en Tropicana. La estrenó Rosita Fornés. Luego la cantaron Olga Chaviano, Celina Reynoso y hasta Ninón Sevilla. En los años 50, Amelia --que así te llamabas-- hacías reír en tugurios de barrio, callejeando el tema de Obdulio. ¡Tanto hiciste reír! Que te llamaron Juana Bacallao.
¡No te fue fácil! Negra, fea y patizamba. Cantabas guarachas (a tu manera). La revolución te sorprendió en el Intermezzo, un club gay al fondo del Hotel Sevilla. La suerte te llegó en 1963, cuando Humberto Anido, el Flaco del Cabaret Capri te contrató junto a Dandy Crawford, como pareja humorística del show "Me voy pa' Brasil" (la estrella era Gina León). Y luego acabaste con "Caperucita se divierte", donde fuiste una adacadabrante Caperucita que se comía al lobo. ¿Qué si fuiste estrella de Tropicana junto a Carmen Miranda? ¿Qué si cantaste con Nat King Cole? ¿Qué si triunfaste en París? ¡Mito! Peripecias. ¡Leyenda!.. Produje espectáculos contigo Juana: en el Cabaret Opina de los carnavales habaneros; en "Mucho Marucha", en el Teatro Mella. Con Rosita en el Teatro Nacional…
En La Noche de los Girasoles. Como la categoría "excéntrica musical" no competía en La Encuesta de la Popularidad, Opina hizo la excepción. Te dimos el Premio Girasol. En el teatro 4 mil personas te ovacionaron. Y tú, fingiste un desmayo. Me guiñaste un ojo, mientras te sacaban en parihuela del escenario. ¡Genial!… Buen viaje, Juana. Nos vemos.
Fallece Juana Bacallao, referente de los escenarios del cabaret en Cuba
Por Andrea Rodríguez
Updated 2:44 PM EST, February 24, 2024
LA HABANA (AP) — La nonagenaria diva y cantante Juana Bacallao, quien hasta hace poco seguía actuando y realizando presentaciones en escenarios cubanos, falleció el sábado, informó el Ministerio de Cultura de la isla. Tenía 98 años.
Llena de picaresca, de gestualidad exuberante, humorísticos comentarios improvisados y vestida con atuendos llamativos que siempre complementaba con pelucas doradas o de colores brillantes, Bacallao fue considerada una “show woman”, que hizo historia en Cuba sobre todo en los cabarets.
Un comunicado del Ministerio de Cultura reportó el deceso de la artista, quien había permanecido varios días ingresada en un hospital capitalino.
“Nunca me jubilaré. Sólo pararé cuando la muerte me alcance”, dijo la artista a The Associated Press durante una entrevista en su casa en La Habana en 2010, cuando con más de 80 años todavía presentaba un espectáculo en el afamado club nocturno “El Gato Tuerto”.
Bacallao cumplió su promesa y en 2017 todavía participaba en grabaciones de temas como “Bailando con Juana” con el joven cantante local Papushi que se hizo popular entre las radios locales.
Nacida el 26 de mayo de 1925 e inscripta con el nombre de Neris Amelia Martínez Salazar, la artista quedó huérfana de muy pequeña y fue acogida por un internado católico de monjas.
Era una joven empleada doméstica cuando el director musical y compositor Obdulio Morales la escuchó cantar por casualidad y le hizo una prueba para finalmente hacerla estrenar su guaracha “Yo soy Juana Bacallao”, de la que terminó tomando el alias artístico con el que se hizo famosa.
Bacallao fue una figura prominente en los principales cabarets de la Cuba de los 40 y 50, incluyendo el reconocido Tropicana, el Riviera y el Parisien –-todos en La Habana-- en donde sus comentarios atrevidos a veces subidos de tono y su voz ronca a la que nunca se encargó de afinar, llamaban la atención del público. Le negaban, empero, el acceso a espacios más elitistas como el teatro o más masivos como la televisión. Su formación musical era autodidacta, aunque dijo que sabía tocar el piano y las tumbadoras.
Incluso ante los periodistas sorprendía con salidas rápidas y picarescas.
“No tengo edad”, dijo “Juana la Cubana” --como también se la conocía-- durante la entrevista de 2010, rechazando precisar con cuántos años contaba y levantándose el vestido hasta los muslos mientras mostraba sus piernas enfundadas en medias largas.
Compartió cartelera con Nat King Cole, Rosita Fornés, Ninon Sevilla, Bola de Nieve y Rita Montaner. A lo largo de los años se presentó en escenarios en Estados Unidos, Francia, México y España.
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Andrea Rodríguez está en Twitter como www.twitter.com/ARodriguezAP
FUNERAL DE JUANA BACALLAO EN LA HABANA TRANSCURRIÓ EN LA MÁS LAMENTABLE SOLEDAD
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“Al menos que el fallecido artista pertenezca a su élite, los demás no importan”, apuntó un usuario cubano en redes
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Por ADNCUBA
02/26/2024
Reportes en redes sociales denunciaron que el funeral de la diva cubana Juana Bacallao, fallecida en La Habana el pasado 24 de febrero a los 98 años de edad, transcurrió en la más absoluta soledad, con apenas una decena de acompañantes.
Según varias imágenes compartidas por el medioCubanos por el Mundo, durante el sepelio no se reunieron ni veinte personas y su velatorio se dio con una funeraria prácticamente vacía, a pesar de que Bacallao fue una show-woman ampliamente reconocida a nivel mundial.
“¡Qué vergüenza! Instituto Cubano de la Música. UNEAC, Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, EGREM, Ministerio de Cultura de Cuba. Asquerosos y Racistas”, señalaron desde ese medio de prensa.
(Beyonce le rinde homenaje a Juana Bacallao en una actuación de Juana en El Gato Tuerto en su visita a Cuba. Foto y comentario añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)
“Al menos que el fallecido artista pertenezca a su élite, los demás no importan”, apuntó un usuario cubano en Facebook.
Otra cubana agregó que Juana “se merecía más” y que hasta el pueblo cubano le falló. “Qué triste de verdad. Se me salieron las lágrimas”, añadió.
La noticia del fallecimiento de Juana Bacallao, la estrella indiscutible de las noches de cabaret en la isla, fue confirmada el pasado sábado por el Ministerio de Cultura del país y otros medios oficiales.
La artista cubana había sido hospitalizada el lunes pasado en una sala de Terapia Intermedia del Hospital “Carlos Juan Finlay”, en La Habana, debido a una infección grave.
Reconocida como la "Diosa Negra de los Cabarets Cubanos", Bacallao fue un ícono en el mundo del entretenimiento en Cuba desde la década de 1950. Su estilo único, que fusionaba música, humor y teatralidad, la convirtió en una leyenda viva.
Desafortunadamente, después de muchos rumores sobre su muerte en las plataformas digitales, la emblemática Juana murió este 24 de febrero, a las 10:00 am, debido a complicaciones respiratorias.
Cuando fue ingresada el pasado 19 de febrero, la cubana, que estaba a punto de cumplir 99 años, sufría de una infección generalizada que, evidentemente, no se pudo controlar.
Juana Bacallao, cuyo nombre de nacimiento era Neris Amelia Martínez Salazar, nació en mayo de 1925 en el barrio de Cayo Hueso, en La Habana.
'En una época en que la excentricidad, artística o personal, resultó perseguida, logró, si no salirse con la suya, por lo menos no terminar aplastada.'
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Por Antonio José Ponte
Madrid
27 Mayo 2020
La astrología puede convertirse en ciencia, incluso en ciencia exacta, si se la toma con algo de imaginación. En un programa televisivo donde trataban de signos zodiacales, la italiana Raffaella Carrà preguntó a Juana Bacallao cuál era su signo del horóscopo, a lo que la cubana contestó: "Calamar".
Hay signos zodiacales de animales que embisten, signos zodiacales de animales que rugen, de animales que nadan con todas sus aletas y, aunque ningún horóscopo traiga pronósticos para los calamares, no puede ser más exacta la adjudicación de tal signo para Juana Bacallao. Porque su destino ha sido escapar, creando alrededor una nube que deje turulato a quien intente procurarla.
Nacida bajo el signo de Calamar, el nombre por el que la conocemos es, no solo un nombre artístico, sino un nombre artístico ajeno, y el que aparece en el registro civil es Nerys Amelia Martínez Salazar. El otro, Juana Bacallao, salió de una canción de Obdulio Morales compuesta para que la cantara Rosita Fornés (sobre este punto hay versiones que se contradicen). Debió cantarla Rosita, debió ponerle la escasa gracia criolla que tuvo, y al final fue a parar a Nerys Amelia Martínez Salazar para que ella se llamara Juana Bacallao, luego de debutar en el teatro Martí.
Y fue como nacida bajo el signo de Calamar que Juana Bacallao justificó su preparación musical el día en que así se lo exigió una comisión evaluadora. Las comisiones evaluadoras estatales adjudicaban categorías —cantante A, cantante B, cantante C— a cada profesional, por establecida que anduviera su carrera.
Poco importaba la popularidad o la obra hecha, era preciso examinarse para entrar en la tabla mendeléieviana de la administración cultural. Omara Portuondo presidía la comisión encargada de examinarla a ella, que apareció tarde y agitada, con el cuento de que se le habían quemado los papeles de música y solo podía aportar ante el jurado un cachito de papel chamuscado con la clave de sol.
La comisión se echó a reír en pleno y le dio una A, la categoría más alta.
(Rosita Fornés y Juana Bacallao)
Por este estilo habrán sido sus salidas para sobrevivir a los cierres de centros nocturnos y a los castigos sobre tantas figuras musicales. Debió lograrlo de modo semejante a como se salvan los bufones en las cortes, aparentando más locura de la que tienen.
Excéntrica musical fue el título con que a veces la anunciaron. En una época en que la excentricidad, artística o personal, resultó perseguida, la excéntrica Juana Bacallao logró, si no salirse con la suya, por lo menos no terminar aplastada.
Su repertorio musical (si es que en su caso puede hablarse de repertorio) se reduce a unos pocos temas que la orquesta ataca, y cuya letra ella no hace el esfuerzo de memorizar. Porque nadie va a verla por oírla cantar, sino por escucharle sus ocurrencias. Tampoco estas consisten en un espectáculo muy coherente que digamos, y no hay que pensarla como comedianta cabal. Su popularidad estriba ni más ni menos que en ser ella, y es titánico haber sido ella en una sociedad que funciona como una cepilladora de carpintería, dispuesta a devastar todo cuanto se atreva a sobresalir un poco.
Hay pruebas de que alguna vez cantó números enteros, completamente afinada. "La chismosa", por ejemplo, que antes interpretara Rita Montaner, adorada por su público como "La Única". Aunque lo que apasiona de veras en Juana Bacallao es su interacción con el público: alguien que le grite desde una mesa, alguien a quien ella hace subir al escenario y, en ocasión extraordinaria, el lanzamiento de peluca hacia el público.
Olvidada o desentendida de la letra (sus papeles de música desaparecidos, al fin y al cabo), apela a la improvisación. Una improvisación casi siempre centrada en historias de divorcio. La orquesta hace en el fondo su trabajo mientras ella discute con una pareja la separación de bienes. "El refrigerador, no", acostumbra a sellar. Y hay alusiones a violencia doméstica, peticiones (tal como alguna vez logré desentrañar) de que no le peguen con la toalla mojada.
Juana Bacallao vive sola, hasta donde sé, y he oído que cuando le tocan a la puerta ladra para hacer creer que tiene en casa un mastín protector. Por señales así puede conjeturarse que, detrás de sus maniobras calamarescas, ella esconde miedo.
Es única en el imaginario popular gracias a sus anécdotas. No chismes, que cualquiera que despierte deseo erótico puede emanar, sino anécdotas, episodios de valor intelectual si se quiere. En una sociedad sin farándula, donde los más populares artistas están reducidos a lo que sea su arte, y donde resulta recomendable enseñar lo menos posible de la vida fuera del escenario, circulan de Juana Bacallao muchas anécdotas. Ella tiene valor e interés, tanto en la calle como en el escenario.
(Meme aparecido en Internet ridiculizando las acusaciones sobre Donald Trump. Imágenes y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)
¿Cómo ha podido sostener tan delicado equilibro entre sus exposiciones públicas y sus miedos? Con calamaresco cuidado. Apenas se menciona su nombre en un círculo de cubanos, fluyen las anécdotas.
Alguien la vio en un bar de mala muerte de la calle San Lázaro tomando cervezas con unos hombres y la saludó, para que ella respondiera: "Aquí, tomándome unos copetines con estos licenciados".
Antológicos son sus encuentros con grandes figuras. Saluda a Alicia Alonso después de verla bailar, y le comenta: "Alicia, ya vine a tu show, vamos a ver cuándo tú vas al mío".
(Celia Cruz y Juana Bacallao)
Se reencuentra con Celia Cruz después de décadas, Juana actúa en Nueva York, Celia está en el público, y en el intermedio le lleva al camerino unas flores. Abre Juana la puerta, la ve allí después de tanto tiempo, y le susurra: "Celia, dame las flores y piérdete, que aquí, una de las dos, o tú o yo, es de la Seguridad".
Refiriéndose a la policía política, a Seguridad del Estado.
Las campañas propagandísticas del régimen cubano la han incluido a ella también, porque hasta el bufón más recóndito está obligado a sumarse, y resultan tremendas sus meteduras de pata, las traducciones que ha hecho de temas políticos. Con Angela Davis encarcelada en Estados Unidos, su grito de guerra fue: "¡Nixon, suéltala, déjala vacilar!".
Al referirse a los "Cinco Héroes", habló una vez de Los 5U4, el combo de músicos ciegos donde cantara Osvaldo Rodríguez. Y saludó desde el escenario a un alto dirigente con su comitiva (el nombre del dirigente varía en las distintas versiones) refiriéndose a él como "Fulano y sus secuaces".
Un congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) le permitió entablar diálogo con Fidel Castro, quien le preguntó qué necesidades tenía. Ella soltó: "Comandante, tengo el gao en candela".
Gao es casa, habrán tenido que traducir al comandante en jefe.
Una noche, en "El Monseñorcito", al lado del restaurante donde Bola de Nieve tuviera centro fijo, Juana Bacallao dirigió a mi madre una de sus grandes frases. De jovencita, mi madre había pedido a mi abuelo que la llevara a ver un show donde Juana Bacallao era Caperucita Roja y otro excéntrico musical, Dandy Crawford, era El Lobo Feroz. En esa u otra expedición desde Matanzas fueron a escuchar a La Lupe en "La Red".
Décadas después, viviendo en La Habana, mi madre salía cada noche de su oficina y se encontraba a Juana Bacallao sola, tomándose un trago en la barra de "El Monseñorcito". Actuaba muy cerca, en el hotel Capri, pero antes pasaba por allí a darse un cañangazo.
Una de esas noches mi madre le preguntó por qué no iba al bar del Capri, que era mucho mejor, y Juana le confesó que tuvo que dejar de hacerlo porque allá la veían con malos ojos. "Pero", se recuperó enseguida, "a mí la pinga, darlin".
La frase se hizo clave entre familiares y amigos a quienes mi madre se la contó. Puede decirse que a una frase así se reduce, luego de mucha expulsión de tinta encubridora, la filosofía de los seres nacidos bajo el signo astrológico de Calamar.
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