miércoles, julio 20, 2005

ALGUNOS ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA LIBERAL

ALGUNOS ELEMENTOS DE LA FILOSOFIA LIBERAL


Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

A mis padres y hermanos, caritativos en mi proscripción; mecenas de mi obra y familia.

“ De la independencia de los individuos
depende la grandeza de los pueblos”
José Martí

El neoliberalismo o liberalismo es uno de esos temas en nuestro país, Cuba, sobre el cual frecuentemente muchas personas, espontáneamente o no, hablan y opinan aunque no tengan siquiera un conocimiento razonablemente aceptable del mismo. Ese muy limitado conocimiento es producto, entre otros factores, de una educación e información desbalanceada y totalmente parcializada que persigue evidentes fines políticos. En este artículo solamente deseo mostrar algunos elementos del ideario y de la práctica liberal que son públicamente desconocidos, obviados o ignorados en nuestro país.
Para lograr ese objetivo me he apoyado básicamente en los valiosos ensayos que aparecen en la bibliografía al final de este artículo. Antes de comenzar deseo comunicar que en el peor de los casos con el liberalismo y su puesta en práctica puede suceder lo que ocurrió entre el marxismo clásico y su puesta en práctica, el socialismo real: sus grandes diferencias; aunque debo señalar, que siempre han existido personas sagaces que, sin haberlas sufrido, han visto detrás de bellas utopías, los peligros que ellas encierran.

¿QUÉ ES EL LIBERALISMO?
El liberalismo es una corriente de pensamiento filosófico, ético y económico, así cómo de acción política, que tiene por piedra angular y objetivo cimero la libertad personal del individuo. El liberalismo, como acción política, es un conjunto de principios que propugna restringir al máximo el poder coactivo del Estado sobre los seres humanos y la sociedad civil, partiendo básicamente de que el ser humano es un valor en sí mismo cuya intrínseca dignidad e intereses son prioritarios con relación a los de la comunidad, nación y Estado u otra forma cualquiera de organización social.
No obstante las palabras anteriores (las cuales podrían servir en cierta medida, como definición de liberalismo (F.A.Von Hayek)-> para aquellos que se sienten incómodos ante la ausencia de definiciones conceptuales) el liberalismo como conjunto de creencias básicas, de valores y de actitudes no está abierto al egoísmo personal, pues al defender la libertad de cada individuo defiende la libertad de todos. Por otra parte, al liberalismo entender que la libertad debe ser vivida con responsabilidad, los individuos están llamados a tener en consideración en sus decisiones los derechos y la libertad de los demás. La tolerancia, el respeto y la confianza en la fuerza de la razón, son los atributos que conjuntamente con la responsabilidad deben acompañar al ejercicio pleno de la libertad individual para que la misma conduzca a mayores niveles de prosperidad y de felicidad del individuo y de la sociedad, aunque es importante señalar, que el liberalismo alerta de la imposibilidad de crear una sociedad desprovista de contradicciones y dificultades. ( F. A. Von Hayek) ->

RAÍCES Y EVOLUCIÓN DEL LIBERALISMO. EL NEOLIBERALISMO

Como muchas de las corrientes del pensamiento occidental, el liberalismo encuentra sus raíces más antiguas en el pensamiento de la antigua Grecia, concretamente en ciertos aspectos del pensamiento aristotélico y de los filósofos estoicos así cómo del pensamiento ateniense de la época de Pericles. La ciencia jurídica romana, Catón en particular, también aportó ciertos elementos a la conformación del pensamiento liberal. Algunas de esas ideas fueron retomadas en su esencia y desarrolladas en la Edad Media (la cual no fue realmente ese período oscuro y de estancamiento de la humanidad que nos han querido mostrar muchos historiadores) por el humanismo cristiano y por la filosofía del derecho natural desarrollada por Santo Tomás de Aquino; pero no es en estas raíces donde deseo detenerme y comentar.
Deseo detenerme en los padres jesuitas y la Escuela de Salamanca del siglo XVI, siglo también llamado el Siglo de Oro español, y sus valiosos aportes a la conformación de los cimientos de la filosofía liberal; esta escuela de pensamiento económico ( encabezada por juristas discípulos del dominico español Francisco de Vitoria, también iniciador del Derecho Internacional) estaba formada en su mayoría por clérigos.
Sobre la importancia de esta escuela Friedrich A. Hayek, Premio Nobel de Economía 1974, expresó:

¨ los principios teóricos de la economía de mercado y los elementos básicos del liberalismo económico no fueron diseñados, como se creía, por los calvinistas y protestantes escoceses, sino por los jesuitas y miembros de la escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro español ¨

A continuación algunos de sus integrantes y aportes. El Arzobispo Diego de Covarrubias y Leyva expresó, en 1554, uno de los fundamentos de la economía de libre mercado: la teoría subjetiva del valor; el escolástico Luis Saravia de la Calle afirmó que son los costes los que tienden a seguir a los precios y no al revés; los Cardenales Juan de Lugo y Juan de Salas, jesuitas, expresaron respectivamente la imposibilidad de conocer a priori los precios de equilibrio en el mercado y de que un gobernante pueda llegar a conocer, comprender y valorar correcta y exactamente toda la información, situaciones y alternativas que aparecen en las innumerables interacciones que se producen en el libre mercado; Jerónimo Castillo de Bovadilla, entre otros aportes, enunció: ¨ los precios de los productos bajarán con la abundancia, emulación y concurrencia de vendedores ¨, la cual es una de las leyes que, para los liberales, rigen el libre mercado; el sacerdote jesuita Juan de Mariana (1536-1624) destacó la prioridad del derecho natural del individuo con relación al poder del Estado así cómo la imposibilidad de que el gobierno organice satisfactoriamente mediante medidas coactivas a la sociedad civil, argumentando para ello las mismas razones que las expresadas anteriormente por el jesuita Juan de Salas para el libre mercado: falta de la capacidad para conocer y procesar toda la información que interviene en el innumerable interactuar de los diferentes grupos sociales. Deseo señalar que con estas personalidades, y solamente algunos de sus aportes, no se agota la contribución de la Escuela de Salamanca del Siglo de Oro a la filosofía liberal. Sobre la existencia, o no, de una Escuela de Salamanca ver: http://www.liberalismo.org/bitacoras/8/2345/

Otras contribuciones significativas posteriores, ya no pertenecientes a la mencionada escuela de Salamanca, fueron las realizadas por John Locke, para muchos el padre del liberalismo. John Locke planteaba que el objetivo de las leyes es proteger al individuo de los abusos del Estado o de otros grupos sociales, y no el de imponer la voluntad de la mayoría; otro de los planteamientos de Locke, es que el individuo necesita tener derecho al resultado de su propio trabajo para hacer realidad sus proyectos de vida; El enciclopedista Charles- Louis Montesquieu también contribuyó al resaltar, entre otras cosas, lo importante que es en un Estado la separación e independencia de los poderes gubernamentales ( Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial ) para evitar la instauración de una tiranía; no obstante, los liberales plantean que la gran contribución de los enciclopedistas al liberalismo fue la de situar la razón como la fuente del conocimiento.
El inglés Adam Smith hizo grandes aportes al liberalismo en su estudio sobre la libertad económica, el papel del mercado y la especialización en la formación del capital en el creciente desarrollo económico, aunque posteriormente al abandonar, entre otros principios liberales, la teoría subjetiva del valor y asumir la teoría objetiva del valor (teoría posteriormente esgrimida por Carlos Marx para edificar su teoría de la explotación capitalista) introdujo una seria influencia negativa que se prolongó en el tiempo y se extendió en la geografía por medio del pensamiento de la Escuela Clásica inglesa, en particular, las ideas de Jeremias Bentham, el cual sentó las bases para la eclosión de ingenieros sociales que pretendieron, utilizando el poder coactivo del Estado, conformar la sociedad a su arbitrio. Esas, y otras desviaciones del pensamiento liberal del siglo XIX, llevaron a una confusión doctrinal y política tal, que muchas personas consideran al intervencionismo estatal (intervención desmedida del Estado en la organización y funcionamiento de la sociedad) como una arista fundamental del pensamiento liberal y llegan hasta a calificar a partidarios del intervencionismo estatal, como a John M. Keynes, de liberal. En materia económica, no así en materia jurídica y en ciertos temas sociales, el liberalismo europeo y el liberalismo latinoamericano difieren bastante del liberalismo estadounidense. En general también en el mundo anglosajón y desde un punto de vista político, el término liberal ( término nacido en España por los redactores de la Constitución de 1812 que se reunieron en las Cortes de Cádiz) se le asigna erróneamente a personas y posiciones que realmente corresponden a una socialdemocracia que defiende la significativa intervención del Estado en la sociedad en lo que se llama el Estado de Bienestar (Welfare State), Estado que intenta combinar la eficacia económica del libre mercado con una más equilibrada distribución de la riqueza. A los verdaderos liberales se les ha rebautizado en el mundo anglosajón con otros nombres como, por ejemplo, el de liberales clásicos. (A. Smith)
No obstante las expresadas desviaciones del verdadero pensamiento liberal, y desde el mismo siglo XIX, los auténticos liberales, encabezados por la Escuela Austriaca, no se quedaron cruzados de brazos y rescataron los fundamentos del pensamiento liberal. La Escuela Austriaca (escuela nacida en 1871 en Viena al Carl Menger retomar la teoría subjetiva del valor procedente de los escolásticos españoles) ha sido la escuela de pensamiento que más ha influido en el renacer, desarrollo y adaptación del verdadero pensamiento liberal en nuestros días. Ese verdadero pensamiento liberal de nuestros días es comúnmente, y quizás impropiamente, conocido por neoliberalismo.
( C.Menger )

El pensamiento neoliberal del muy recientemente concluido siglo XX ha tenido figuras muy relevantes entre los que se destacan: Ludwig von Mises, Friedrich A. Hayek, Ronald Coase, Douglas North y Gary Becker; al menos una decena de neoliberales han recibido el Premio Nobel de Economía. Entre los aciertos de los neoliberales se incluyen: la predicción de la Gran Depresión de 1929 y sus causas (el intervensionismo estatal en el campo financiero, entre otras); la explicación del fracaso en los años setentas de la política de intervensionismo estatal que se llevó a cabo al aplicarse las medidas de John M. Keynes, las cuales habían dado buenos resultados en los E.U. durante la Gran Depresión; los éxitos de la política económica llevada a cabo por R. Reagan y M. Thatcher entre los que se encuentran (L.Von Mises)-> respectivamente la creación de 12 millones de puestos de trabajo y la reducción al 40% el tipo marginal del impuesto sobre la renta (por cierto, Reagan de 1980 a 1988 redujo el tipo marginal del impuesto sobre la renta al 28%); la predicción y las causas del derrumbe del socialismo en la desaparecida URSS y en el resto de los países de Europa del Este, cuyas economías estaban basadas en la planificación central. Todos estos aciertos, tanto los enunciados anteriormente como otros no señalados, así como la fragilidad estructural que mostraron los llamados Estados de Bienestar en los años setenta al producirse la grave crisis petrolera de esos años, repercutieron muy positivamente en el resurgir, fortalecimiento y extensión del liberalismo durante las últimas décadas del pasado siglo.

<- (R. Coase) ALGUNOS SEÑALAMIENTOS QUE SE DEBEN CONOCER SOBRE EL LIBERALISMO
  • El liberalismo no es una ideología económica, es mucho más que eso: es una filosofía. Sus orígenes fueron de carácter ético y los mismos han guiado todo su desarrollo.
    v Para el liberalismo, el capitalismo es sólo un medio o mecanismo para servir al liberalismo, el cual es el fin. Hasta hoy los liberales consideran al capitalismo como el sistema social y económico más adecuado, entre los que han existido, para hacer realidad los ideales del liberalismo pero el liberalismo no es sinónimo de libre mercado ni de capitalismo. Deseo puntualizar que muchos siglos antes de que surgiera el capitalismo ya existía el libre mercado.

  • El liberalismo es cosmopolita y antinacionalista; el liberalismo plantea que el ser humano en si mismo posee valor universal que no debe ser limitado por artificiales fronteras nacionales; ese valor universal es la razón por la que los liberales consideran que sus principios son aplicables universalmente.

  • El liberalismo afirma que no posee un plan para diseñar el destino de la sociedad; el liberalismo al ser una doctrina con un escepticismo implícito, sostiene que su objetivo no es lograr una idílica sociedad perfecta; el liberalismo no posee “leyes universales” que expliquen el pasado, presente y futuro del hombre y la sociedad contrariamente a lo que hacen otras ideologías como, por ejemplo, la marxista. El liberalismo tiene por objetivo lograr una mejoría en la condición humana y en el existir concreto del hombre al ofrecerle más oportunidades de disfrutar de sus derechos naturales y de que se le respete la dignidad que le es inherente.

  • Los liberales plantean muy frecuentemente que el individuo no puede llevar una existencia auténticamente digna si no es libre, pero también señalan, que no se es verdaderamente libre cuando al individuo se le anulan o restringen las libertades económicas; de lo anterior se infiere la razón ética por la que el liberalismo apuesta por el libre mercado y no por la economía estatal centralizada, también llamada planificación estatal. La razón económica fundamental por la que los liberales desechan la planificación centralizada, es que al ésta basarse en la teoría objetiva del valor, los costes, los precios, etc. son calculados artificialmente, no correspondiendo éstos con la realidad y la dinámica del mercado, llegándose así a conformar una economía totalmente ficticia ajena a las innumerables interacciones y situaciones que se presentan en la realidad del mercado. ¡Atención!: el liberalismo no plantea que el mercado sea infalible o sabio. El liberalismo tampoco es partidario de un mercado carente de normas legales que todos deben de acatar; el liberalismo, y esto es importante puntualizarlo, no opta por un libre mercado regido solamente por las llamadas leyes ciegas del mercado y admite, que el mercado libre posee imperfecciones innatas así como mecanismos discutibles. Los liberales rechazan las medidas estatistas (es decir, dictadas por el Estado) de dirigismo económico que persiguen, por ejemplo, mediante presiones fiscales (o sea, del fisco, también llamadas impositivas por ser relativas a los impuestos) redistribuir la riqueza entre la población, pues entienden que ellas en general frenan y empobrecen a la sociedad en su conjunto al desincentivar la formación de capital; el freno de las inversiones y las fugas de capital hacia otros países son dos de los primeros síntomas de ese empobrecimiento. En general, los liberales se oponen a medidas que controlen los salarios y los precios así como aquellas (por ejemplo, los subsidios) que benefician una actividad económica en detrimento de las demás. Los liberales plantean que cuando los individuos interactúan dentro de las reglas de juego del mercado persiguiendo el beneficio particular, la sociedad en su conjunto se beneficia. No son raros los casos de países de América Latina en los cuales gobiernos populistas han establecido algunas de esas medidas redistributivas para hacer ¨más justa¨ la distribución de la renta o la riqueza nacional, y lo que han conseguido al dejar el poder, es mostrar un país enormemente endeudado con más problemas y más pobreza que el que encontraron cuando, de una forma u otra, llegaron al poder. En ese resultado negativo no debemos tampoco despreciar un importantísimo factor ajeno a esas medidas: la corrupción. Los liberales consideran que el problema de la riqueza o la pobreza de un país no depende tanto de los recursos naturales como de la manera en que está estructurado el poder con relación a las libertades individuales de los habitantes de ese país.

  • La competencia empresarial suele con frecuencia llevar a la bancarrota de algunos de los competidores, pero a la vez, la competencia sirve como mecanismo para perfeccionar la actividad empresarial así como los bienes y servicios que se les ofrece al consumidor. Para los liberales el Estado no debe proteger de la competencia a ningún grupo empresarial específico, pero hay países, como por ejemplo los Estados Unidos de América, que poseen leyes antimonopolios que protegen de la competencia desleal y benefician el surgimiento y desarrollo de las pequeñas o medianas empresas, al ser éstas la base del desarrollo de la economía del país. El liberalismo propugna que todos los integrantes aptos de una sociedad deben tener las mismas posibilidades y, al menos, un mínimo de recursos para competir en la sociedad. El liberalismo plantea que se le debe ayudar a los más necesitados para que posean condiciones reales y objetivas para competir; dos de esas condiciones son la salud y la educación del individuo.

  • El liberalismo por el amplio espacio que ofrece una ideología abierta, compuesta solamente por ciertos principios básicos centrados en el individuo y su libertad, está muy lejos de ser una lista inmutable de principios, cerrada a toda nueva contribución que pueda aportar la experiencia humana. El hecho que el liberalismo es una filosofía abierta, ha conllevado lógicamente a que el liberalismo contemporáneo no sea homogéneo; algunas de esas corrientes o variantes del liberalismo que se mueven alrededor de los principios básicos de la libertad y la dignidad de todo ser humano son: el liberalismo social, el cual presenta ciertas aproximaciones con la socialdemocracia; el liberalismo ético, portador de algunas ideas igualitarias que conviven con ideas típicamente liberales; el ordoliberalismo de la ¨ economía social de mercado ¨ , de origen alemán, variante muy vinculada con los éxitos del “Milagro Alemán” que convirtieron a Alemania en la locomotora de la economía europea actual. Diferentes escuelas liberales, portadoras de peculiaridades que las diferencian entre sí, son: la Escuela de Chicago, la Escuela de Análisis Económico, la Escuela de Virginia, la Escuela del Estado Mínimo, la Escuela Austriaca, la escuela de los llamados anarcocapitalistas, etc., escuelas que al igual que las ramas de un árbol, salen de un mismo tronco. (M. Friedman)->

  • Es muy frecuente que erróneamente se identifique al liberalismo de nuestros días o neoliberalismo con el “capitalismo salvaje”, el cual es ajeno a los principios liberales, y le adjudiquen al liberalismo fracasos que corresponden realmente a otros factores, por ejemplo, a la corrupción y a la mala implementación de medidas como puede ser el privatizar monopolios estatales y convertirlos en monopolios privados. Tampoco es muy raro encontrar en ese proceso de privatización que antiguas empresas estatales posteriormente privatizadas quiebren al ser verdaderos lastres para la economía nacional debido a lo obsoleto de sus recursos como consecuencia del abandono que tuvieron durante años por parte del Estado; sin embargo, es frecuente que esa quiebra y el desempleo producido se le asigne equivocadamente a la privatización. En resumen, el criterio que tienen muchos liberales de que las privatizaciones son positivas al abaratar y mejorar la calidad de la producción y los servicios se ve frecuentemente negado en América Latina al hacerse una mala implementación de la misma. Si a lo anterior se añade, por ejemplo, que frecuentemente en los medios de comunicación masiva se habla reiteradamente de las empresas y fábricas que se cierran y no se informa de las que se abren, así como las condiciones bajo las cuales fueron desempleados los trabajadores (indemnizaciones, reorientación laboral, etc.) no debe parecer raro que el neoliberalismo posea una leyenda tan negra como la que tiene para muchos latinoamericanos.

  • El liberalismo es partidario de la libertad de comercio y el flujo libre de personas, capitales y bienes a través de las fronteras de los diferentes países; en lo que difieren los liberales entre sí, es en cómo hacer realidad esas libertades. Algunos liberales proponen el modelo gradual y por etapas como, por ejemplo, el que está transitando la Comunidad Europea; otros por un modelo más expedito y total; otros optan por una vía expedita en lo concerniente al comercio pero limitando, por el momento, la libre circulación de las personas.

    ALGUNAS IDEAS DEL LIBERALISMO SOBRE EL ESTADO

    El pensamiento liberal propugna la limitación del Estado en cuanto a su extensión así como la limitación del poder del Gobierno; el liberalismo no aprueba nunca bajo ninguna circunstancia (ni siquiera para alcanzar un mayor desarrollo social) el autoritarismo político o la merma de las libertades individuales, pues no acepta que el fin justifique los medios cuando éstos dañan la libertad y la dignidad del individuo; el Estado ha sido creado para servir al individuo y no a la inversa.
    El Estado que admiten los liberales es el Estado de Derecho, donde todos sin exclusión, gobernantes y gobernados, están sujetos al cumplimiento de las leyes, las cuales deben ser legítimas sobre la base de los derechos naturales del hombre. La sociedad tiene el deber de controlar muy de cerca, y en todo momento, el funcionamiento de las instituciones estatales así como las actividades del gobierno. Los liberales apuestan, en general, por la descentralización y por un mayor peso de los gobiernos locales en la gestión gubernamental del país. Una muestra del pensamiento liberal cubano sobre la centralización lo podemos ver en las siguientes palabras del patriota cubano Ignacio Agramonte y Loynaz, pertenecientes a su discurso de investidura del grado de Licenciado en Derecho Civil y Canónico, muy pocos años antes de partir para la lucha independentista; dichas palabras se encuentran en el número 37 de la revista cubana Vitral:

    “La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso; se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción destruyendo su libertad, sujetando a reglamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas.”

    Los liberales de hoy son demócratas, o sea, creen en el gobierno de la mayoría pero con el respeto de los derechos de las minorías; ese respeto debe estar asentado y avalado no sólo por las leyes existentes, las cuales a veces son letra muerta, sino por la decisiva práctica social y gubernamental. Para los liberales la peor de las dictaduras es la dictadura de la mayoría pues, en ese caso, el violador de los derechos no sería una persona o un reducido grupo, algo inexcusable pero fácil de comprender, sino casi todo un pueblo, lo cual es una aberración ¿ejemplos? Los gobiernos fascistas de Hitler y Mussolini.
    La razón esencial por la cual los liberales propugnan la limitación del Estado y del Gobierno se encuentra en las siguientes palabras de Paloma de la Nuez perteneciente a su ensayo La nueva doctrina liberal de fines de siglo :

    “ …Pero siempre se vuelve al mismo principio liberal: hay que limitar el poder venga de donde venga, aunque se trate de una democracia. Nadie, ni siquiera una mayoría legítimamente elegida, tiene derecho a abusar de su poder. Hay que recortar las actividades del Estado, no sólo porque en muchas ocasiones hace cosas que podrían hacer mejor los ciudadanos, sino porque el Estado es básicamente coacción y la coacción debe limitarse al máximo.”

    Lo anterior no debe escandalizar a nadie, pues doctrinas como la anarquista y la marxista clásica son mucho más radicales con relación al Estado, ya no con respecto a su dimensión y alcance, sino con respecto a su propia existencia. Pero los liberales al optar por un Estado pequeño, no apuestan por un Estado débil; sobre lo anterior y sobre las funciones del Estado, la antes citada autora escribe en su ensayo:

    “ El Estado debe evitar la coacción, el fraude, la violencia de unos sobre otros, y en ese sentido es una garantía de la libertad individual. Lo que no es óbice para que se defienda un Estado reducido a sus justos límites (límites que variarán de acuerdo con las diferentes perspectivas). Un Estado pequeño pero fuerte y eficaz, pues ya se ha visto que cuanto más grande es el Estado más ineficaz resulta.”

    Y abundando sobre los problemas de los Estados sobredimensionados, aún los democráticos, añade:

    “... Y llaman la atención sobre las deficiencias de un Estado intervensionista que extiende enormemente la Administración- ya que debe ocuparse cada vez de más asuntos- con lo cual, además de perder eficacia, se hace difícilmente controlable y más fácilmente corruptible en la medida en que no sólo se controla peor sino que los buscadores de rentas en lugar de moverse en el entorno del mercado que sería lo natural, lo hacen en el de la Administración, lo que a la larga es sumamente antidemocrático. Por otro lado, los ciudadanos, al comprobar como se extiende la ineficacia y la corrupción estatal, no temen ni engañar ni defraudar al Estado porque éste ha perdido su legitimidad...Los numerosos casos de corrupción que han proliferado en tantos países democráticos en los últimos años no son ajenos a esa ausencia de control en los grandes Estados intervensionistas.”

    La organización internacional Transparencia Internacional ha creado el Índice de Percepción de Corrupción (IPC), el cual se refiere a la percepción del grado de corrupción visto por empresarios y analistas de riesgo, y se extiende desde 0 (altamente corrupto) hasta 10 puntos (altamente limpio). De los 146 países evaluados en el 2004, 106 países obtuvieron una calificación menor a 5, y de ellos, 60 países con menos de 3. En América Latina, en el año 2004 se evaluaron 19 países y obtuvieron un promedio de 3.5. Los resultados en América Latina fueron: Chile (7.4), Uruguay (6.2), Costa Rica (4.9), El Salvador (4.2), Brasil (3.9), Colombia (3.8), Cuba (3.7), Panamá (3.7), Méjico (3.6), Perú (3.5), República Dominicana (2.9), Nicaragua (2.7), Argentina (2.5), Ecuador (2.4), Honduras (2.3), Venezuela (2.3), Guatemala (2.2), Bolivia (2.2) y Paraguay (1.9).
    En ese año 2004 algunos de los países menos corruptos en el mundo fueron: Finlandia (9.7), Nueva Zelanda (9.6), Dinamarca (9.5), Islandia (9.5), Singapur (9.3), Suecia (9.2), Suiza (9.1), Noruega (8.9), Australia (8.8), Holanda (8.7), Reino Unido (8.6), Canadá (8.5, Austria (8.4), Luxemburgo (8.4), Alemania (8.2), Hong Kong (8.0). Bélgica (7.5), Irlanda (7.5), Estados Unidos de América (7.5), Chile (7.4), etc.; observemos que casi todos ellos, son países relativamente pequeños en cuanto a población y con gobiernos descentralizados.
    Entre los países más corruptos en ese año 2004 se encontraban: Haití (1.5), Bangladesh (1.5), Nigeria (1.6), Myanmar (1.7), Chad (1.7), Paraguay (1.9), Azerbaijan (1.9), Turkmenistán (2.0), Tajikistán (2.0), Indonesia (2.0), Georgia (2.0), Costa de Marfil (2.0), República Democrática del Congo (2.0), Angola (2.0), Pakistán (2.1), Kenya (2.1), Irak (2.1), etc. Se puede observar en el listado total del IPC que la mayoría de los países productores de petróleo tienen tendencia a la corrupción.
    Para que se conozca hasta que punto afecta la corrupción a un país, diré que Transparencia Internacional informó que, según una investigación gubernamental, el costo de la corrupción en Colombia en el año 2002 fue del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, correspondiendo a 6 100 dólares (usd) por habitante al año; en Brasil un estudio realizado por economistas calculó que las pérdidas anuales provocadas por la corrupción ascendían a 6 000 dólares (usd) por habitante. De estas dos cifras se infiere que hay países en América Latina que pueden pagar su Deuda Externa en poco más de un año si eliminan la corrupción que los aqueja.
    En el año 2004 la región de América Latina mejoró su IPC promedio al alcanzar el valor de 3.5, pero solamente fue, como región, menos corrupta que África, la cual recibió un IPC de 2.8 en este año. Recordemos que América Latina y África fueron dos de las regiones más expoliadas por las potencias colonialistas.
    Nuestro José Martí, Apóstol de la independencia cubana, expresó en una ocasión que "del arado nació la América Inglesa y la América Española del perro de presa"; ya es hora de dejar a un lado el triste legado de despojo heredado del colonialismo hispánico y centrar nuestro objetivo en la creación de riquezas así cómo en una distribución más justa ( ¡ que no es decir equitativa!) de la misma.
    No está demás añadir y puntualizar que en los estados no democráticos también es frecuente la corrupción y cuando los mismos alcanzan la categoría de dictadura totalitaria, o sea, una dictadura que interviene, se apropia y controla todos los espacios de la sociedad tanto en lo político como en lo económico y en lo social, la corrupción ( por las mismas causas ya expuestas en la cita anterior) es enorme pero la misma raramente trasciende por los medios masivos de información oficialistas ( los únicos básicamente existentes aunque algunos de ellos aparezcan enmascarados bajo diferentes ropajes) para mantener una falsa imagen de gobierno impoluto, o al menos, de una cúpula gubernamental inmaculada. En las raras ocasiones en las que en esas dictaduras se aborda públicamente la corrupción, la misma es minimizada y reducida a lo puntual sin trascender nunca determinados niveles de la estructura política, económica y social, las cuales están muy estrechamente interrelacionadas entre sí. Si mal no recuerdo, el barón de Easton fue el que expresó que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente.

    IGLESIA CATÓLICA Y NEOLIBERALISMO

    La posición de la Iglesia Católica ante el neoliberalismo, o al menos ante una forma de neoliberalismo capitalista, está claramente definida en las siguientes palabras pronunciadas por el Papa Juan Pablo II en la homilía pronunciada en la ciudad de La Habana el 25 de enero de 1998.

    “ Por otro lado, resurge en varios lugares una forma de neoliberalismo capitalista que subordina la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a las fuerzas ciegas del mercado, gravando desde sus centros de poder a los países menos favorecidos con cargas insoportables. Así, en ocasiones, se imponen a las naciones, como condiciones para recibir nuevas ayudas, programas económicos insostenibles. De este modo se asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”

    Uno de los temas de estudio que hoy llevan a cabo cierto grupo de liberales son las conexiones entre el cristianismo y la ética liberal.


    Bibliografía

    Principios básicos del liberalismo, Jesús Huerta de Soto, Revista Hispano Cubana, Madrid, España

    La nueva doctrina liberal de fines de siglo, Paloma de la Nuez, Revista Hispano Cubana, Madrid, España

    Liberalismo y Neoliberalismo en una lección,, Carlos Alberto Montaner, Revista Hispano Cubana No. 12 enero-abril 2002, Madrid, España

    ¿Liberalismo económico o social democracia?, Guy Sorman, Perspectiva No. 1 IV trimestre 2002, Bogotá, Colombia

    Una agenda para el desarrollo en el siglo XXI, Joseph Stiglitz, Perspectiva No. 1 IV trimestre 2002, Bogotá, Colombia.

    Transparency International. Corruption Perceptions Index 2004 ( para los que en Cuba tengan autorización para acceder a Internet, pueden consultar: http://www.transparency.org/cpi/2004/ )

    Para conocer algo más sobre los economistas del libre mercado, etc pueden ver: http://www.policyofliberty.net/economistas.html