martes, mayo 20, 2025

Sobre el 20 de Mayo de 1902: una fecha que en Cuba, desde hace 66 años, se ha querido borrar (o ningunear) pese a ser la fecha del nacimiento de la República de Cuba

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano


 

 (Ceremonia del traspaso de poderes dentro del edificio de los Capitanes Generales)

Deseo puntualizar que Canadá fue protectorado de Gran Bretaña hasta bien avanzado el siglo XX. En el libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren,  uno de los  mejores libros sobre la república cubana (1902-1958 ) que se ha escrito (quizás el mejor de los que  he leido en mi vida pues no esconde hechos  aunque vayan en contra de su opinión),  incluyendo la monumental obra en 10 tomos Historia de la Nación Cubana, aunque este último incluye el período colonial y llega hasta el año 1952, se lee: 

¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87
)


El Dr. Jorge Salazar Carrillo, profesor titular de economía de FIU  sobre el  gran desarrollo económico de Cuba en el siglo XX antes de Castro



  (Concentración de personas frente al Hotel Inglaterra, Prado y San Rafael,  en los momentos de la  trasmisión de poderes el 20 de mayo de 1902. Todas las imágenes fueron añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano)


 

(Otra foto de dicha ceremonia de traspaso de poderes)




 (Momentos  en que se arria  al mediodia la bandera de EE.UU. y se iza la bandera cubana  en el antiguo edificio de los Capitanes Generales)



 (Máximo Gómez  izando la bandera cubana  en la azotea del antiguo edificio de los Capitanes Generales; a su lado Leonardo Wood  el que hasta hasta  pocos minutos atrás  era el gobernador  del gobierno interventor.)


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Tomado de http://www.vitral.org/vitral/vitral48/cent.htm; el artículo completo está en el número 48 de la revista Vitral de la Diócesis de Pinar del Río cuando yo aún vivía en Cuba.


ENMIENDA PLATT Y REPÚBLICA

(Fragmento)

Sabiduría vs imposición

La República nació con su independencia y soberanía limitadas en cuanto a principios se refiere; eso es un hecho innegable en nuestra historia. Los cubanos más preclaros se decidieron por la opción de aceptar por el momento la mencionada enmienda ante la alternativa de la ocupación indefinida de Cuba por las tropas norteamericanas y que la misma pudiera desencadenar una inútil guerra de guerrillas contra el Gobierno Interventor norteamericano que destruyera, más aun, al ya devastado país. El Mayor General Calixto García después de concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana había dicho:

"Yo creo que los Estados Unidos no faltarán a su palabra empeñada; pero si así fuera siempre habría tiempo para morir, ya que no para vencer" ( Rodríguez, 44 y 45)

La sabia estrategia planteada desde los mismos inicios de la República por Don Juan Gualberto Gómez, y otros patriotas, y que está expuesta en las siguientes palabras, demostró ser la más adecuada para la joven república.

"Declaración solemne del propósito de que mientras ese tratado esté vigente, será escrupulosa y lealmente observado por el pueblo cubano y por su gobierno; sin perjuicio de que el Gobierno de la República de Cuba aproveche cualquier oportunidad favorable que pueda presentarse en el porvenir para influir cerca del Gobierno de los Estados Unidos, a fin de obtener por mutuo acuerdo, la modificación de aquellas cláusulas del Tratado en que el pueblo cubano encuentra limitada su independencia y mermada su soberanía." (Ibarra, 245)

Los contenidos más lesivos de la Enmienda Platt en contra de la plena soberanía cubana fueron abrogados en 1934.

Balance controversial de la Enmienda Platt

El balance de la Enmienda Platt es muy controversial. Considero que sus consecuencias deben analizarse desde al menos dos perspectivas o ángulos diferentes. Una primera perspectiva nos dice que la mencionada enmienda:

1)
 Propició el aumento significativo de las inversiones extranjeras en un país totalmente destruido necesitado de las mismas. La mencionada enmienda garantizaba, en cierto medida, el ambiente de paz necesario para el desarrollo de las inversiones en el país.

2) Contribuyó grandemente para que no sucedieran en Cuba, largas y sangrientas guerras fratricidas similares a la ocurrida durante y después de la independencia en muchas repúblicas hispanoamericanas y en Haití, o como la ocurrida en los propios Estados Unidos con la guerra de Secesión.

3) Limitó significativamente la posibilidad de una agresión extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán. Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado demostraciones de fuerza en Haití.

Una segunda perspectiva de la Enmienda Platt nos dice que:

1) 
Limitó en cierta medida, en cuanto a principios se refiere, la soberanía de Cuba, otorgándole a la república desde un punto de vista formal, una independencia restringida.

2) Creó una mentalidad de Patronato en ciertos segmentos del pueblo cubano mediante la cual, se esperaba que los norteamericanos fueran los que resolvieran nuestros problemas políticos. En otros segmentos de la población cubana, creó o acentuó un sentimiento nacionalista antinorteamericano.

La enmienda Platt nos privó de gozar de una independencia y soberanía total, pero también nos evitó grandes desastres y sufrimientos.
 
CARICATURA MENTIROSA Y MANIPULADORA:


Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el teatro Polyteama, a poco más de una década de la imposición de la Enmienda Platt, expresó:

"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos" (Ibarra, 312)

He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama, y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:

Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano. Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer a su gabinete como Secretario de Estado.

El fundamento de la preocupación norteamericana por nuestra estabilidad republicana iba desde los más excelsos y enaltecedores sentimientos humanos de solidaridad, hasta la más fría y calculada preocupación por sus inversiones económicas y su seguridad nacional. En ese amplio espectro, es donde debemos situar los móviles que tuvieron las numerosas personalidades norteamericanas que intervinieron en la confección, aprobación y aplicación de la Enmienda Platt.

Un caso concreto de la aplicación de la Enmienda Platt

Por otra parte, debemos admitir que en general, en el caso cubano, los gobiernos norteamericanos no se inclinaron en hacer un uso indiscriminado o exagerado de la prerrogativa que les daba la Enmienda Platt. El proceder del presidente Teodoro Roosevelt durante "la guerrita de agosto" de 1906 así lo atestigua, pues tanto el presidente Estrada Palma como los alzados contra él, pidieron la intervención norteamericana y fue el presidente Roosevelt el que trató de que la misma no se produjera. La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos de la mencionada carta son:

" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil.
Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán.
" (Pichardo, 283)
En el telegrama de Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste le escribe en un tono invocatorio y suplicante:
" Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo." (Pichardo, 285)


Estrada Palma permaneció intransigente y convocó al Congreso para renunciar pese a que los sublevados no pedían su renuncia. Se creó una comisión para convencerlo que retirara la renuncia pero el resultado fue negativo. No pudieron obtener arreglo alguno con Estrada Palma, el cual, para colmo, le pidió al Vicepresidente que también renunciara, dejando así acéfala a la república.

El país quedó sin presidente y con una sublevación en sus entrañas que deseaba también la intervención extranjera. La intervención se produjo y como la anterior intervención militar, no hubo oposición armada a la misma.
El Subsecretario de Estado Bacon, según el historiador Howard Hill, citado por Ibarra, le dijo contrito a Taft:
" Me avergonzaré de mirar a mister Root a la cara. Esta intervención es contraria a su política y a todo lo que él ha estado predicando en América del Sur" (Ibarra, 294)

Elihu Root, el padre de la Enmienda Platt, era en ese momento Secretario de Estado.

Según algunos historiadores cubanos de nuestros días, la renuencia del gobierno norteamericano a intervenir se debió a que podía afectarse la imagen del nuevo modelo neocolonial que se estaba experimentando en Cuba y que deseaba llevar a otros países latinoamericanos. Considero que esa explicación no es compatible con la imagen del gobierno cuyo presidente públicamente dio a conocer la política del Gran Garrote y de las Cañoneras. Esta ocasión no fue la única en la que el gobierno de los E.U. invocó la Enmienda Platt para intervenir en Cuba, pero sí fue la única en la que la intervención verdaderamente se llevó a cabo; las otras invocaciones (algunas veces precedidas de intentos por reconciliar a las partes cubanas beligerantes) se limitaron a amagos de intervención y a algún que otro desembarco en determinadas regiones lejanas del país, cercanas a la Base de Guantánamo o dentro de ella y en Santiago de Cuba, las cuales ayudaron a que se apaciguaran los ánimos de los cubanos que contendían entre sí. El artículo tercero de la Enmienda Platt se aplicó, o estuvo a punto de aplicarse, solamente en momentos en los que se habían producido enfrentamientos armados en el país y el gobierno democráticamente elegido había perdido o estaba perdiendo ostensiblemente el control del país. Esta situación se puede ilustrar también con el siguiente fragmento de la nota del Secretario de Estado norteamericano P.S. Knox, el 16 de enero de 1912, al Presidente José Miguel Gómez: "evitaran una situación peligrosa que pudiera obligar al Gobierno de los Estados Unidos, contra sus propios deseos, a considerar las medidas que debe tomar en función de sus obligaciones con respecto a las relaciones con Cuba"(Alzugaray, 29).

El artículo tercero de la Enmienda Platt nunca se aplicó cuando los objetivos políticos, sociales, obreros y de la mujer se buscaban pacíficamente. La anterior república cubana, pese a los defectos, deficiencias y males que tuvo, ocupó comparativamente una posición privilegiada en América Latina en cuanto a las conquistas políticas, sociales, laborales y de la mujer que en ella se alcanzaron.

No conozco que en esas intervenciones o amagos se haya producido algún enfrentamiento armado entre las fuerzas norteamericanas y alguna fuerza cubana.

Un hecho polémico no sujeto a esquemas

La intervención norteamericana en los asuntos cubanos en las postrimerías del antepasado siglo XIX y en los inicios del pasado siglo XX ha sido un hecho histórico muy polémico de nuestra historia. Para que se tenga una idea de lo controvertida que ha sido la apreciación cubana sobre la intervención norteamericana después de finalizada la guerra de independencia contra España diré, que en contra de todo esquema simplista, podemos encontrar desde burgueses cubanos admiradores de los E.U. opinar duramente en contra de ella, hasta a un destacado político de izquierda defender, en cierta medida y en la década del 40, la presencia norteamericana en los primeros años de independencia de España, pues esta aceleraba el desarrollo del capitalismo en Cuba y con ello, según la filosofía marxista clásica, la instauración del socialismo en Cuba.

La Enmienda Platt no fue abrogada en 1934 por poseer la república cubana en esa fecha, un gobierno fuerte que respondiera a los intereses del gobierno norteamericano, pues todos sabemos lo convulsa que fue en nuestro país la década del 30 del pasado siglo XX; tampoco se abrogó por ser una demanda del sentimiento nacionalista antinorteamericano que había en determinados estratos de la población cubana de los años veinte y treinta (también existían sentimientos antiespañol, antijudio, antihaitiano, antijamaicano, etc), sentimiento que después de 1940 y hasta 1959 disminuyó grandemente (Domínguez, 244). Fueron varios los factores que motivaron esa decisión entre los que, por supuesto, también se encontraban esa corriente y ese sentimiento nacionalista, pero no se pueden obviar tampoco: el trabajo paciente, tenaz y sabio de nuestros diplomáticos, las relaciones de amistad entre Cuba y Estados Unidos, la política del Buen Vecino de Franklyn D. Roosevelt, y finalmente, la percepción norteamericana de los cambios que se habían producido en las relaciones internacionales de las otras potencias con los países de nuestro continente.

Por último, deseo observar que el nuevo tratado sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos que se firmó en esos años, nunca tuvo en su haber, un período norteamericano de ocupación de nuestro país pese a la inestabilidad política y de oposición armada que presentaron algunos gobiernos cubanos antes del primero de enero de 1959.
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 Fue durante el gobierno del Presidente provisional Carlos Mendieta y Montefur, y no durante el de  Grau -Guiteras, que fue abrogada la Enmienda Platt. Carlos Mendieta y Montefur  fue un Coronel del Ejército Libertador del que  Orestes Ferrara escribió:

 ¨... A Carlos Mendieta lo califica de ¨mula dócil del campamento de Columbia¨,  sin recordar que Mendieta  esgrimió, yendo a la cabeza en los asaltos, el machete más sangriento  de la guerra de la Independencia, y que era considerado como el joven más valiente en los campos de la batalla de Cuba.  Yo lo recuerdo  en la ¨crisis¨ del combate cuando sonriente nos mostraba su sombrero perforado   por las balas...¨ .¨ (Ferrara, 2009, pp. 419-420)
Ferrara, O. (2009).Una mirada sobre tres siglos. Memorias. Miami: Ediciones Universal.

Por cierto: Carlos Mendieta y Montefur conspiró y luchó contra el Presidente Gerardo Machado y Morales. ¿A una persona con ese valor personal se le puede de manera justa  adjudicar el calificativo  de marioneta  de Fulgencio Batista?








El Embajador Manuel Márquez Sterling  firmando el nuevo tratado (arriba) que abrogaba la Enmienda Platt; detrás el Secretario de Estado Cordell Hull.

Más en mi libro:


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0 de Mayo de 1902

 (Mañana del 20 de mayo de 1902:  La bandera norteamericana ondea aún en el Castillo de los Tres Reyes del Morro de La Habana)
Por disposición del gobernador militar Leonard Wood, a fines de abril de 1902, se fijó el 20 de Mayo para la transmisión de poderes. En ese día se iban a retirar de Cuba las tropas norteamericanas y tomaría posesión del gobierno el presidente electo, Tomás Estrada Palma. La culminación de los deseos del patriotismo cubano, el nacimiento de la República, tuvo así su fecha oficial.
La víspera, el día 19, la Academia de Ciencias había celebrado una reunión. Su vicepresidente, el doctor Tomás V. Coronado, se excusó por la fecha en su discurso: "Día de gran júbilo para La Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales es el que conmemoramos hoy, el XLII aniversario de su fundación... La Academia, cumpliendo un deber reglamentario, se ve precisada a celebrar su fiesta solemne de antiguo establecida, en día como éste, triste, muy triste, porque también conmemora la sentida muerte de aquel apóstol a quien Dios concedió fuerza y perseverancia inimitables para tremendas luchas por la libertad. Los académicos depositan una lágrima ante la tumba del que se llamó José Martí, y penetrados de las ideas altruistas del compatriota desaparecido, proseguimos las tareas científicas pretendiendo también enaltecer y honrar la Patria que él nos dio..."

Un testigo de la época, Rafael Martínez Ortiz, recordó así esos días de Mayo de 1902 en su libro Cuba: los primeros años de independencia (1911): "El 19 fue día de recogimiento: se conmemoraba la muerte de Martí; las banderas a media asta con crespones de luto ondeaban sobre los hogares: parecía prepararse la nación con la plegaria en los labios y con el recuerdo de los sacrificados en el alma a celebrar dignamente la más grande de las fiestas... Al sonar el primer campanazo de la media noche, la muchedumbre apiñada en las calles y paseos principales, cambió de aspecto; al recogimiento sucedió la algazara, al silencio el estrépito, la calma a la agitación... La aurora encontró la ciudad vestida de gala; los lazos negros que sombreaban al atardecer las banderas habían desaparecido... La alegría era general y era legítima; palpaban los cubanos sus ensueños... Todas las fiestas celebradas hasta entonces habían sido pálidas comparadas con las de esa fecha inolvidable..."
 
A las ocho de la mañana del día 20 tuvo lugar en la Catedral un Te Deum, dijo el Diario de la Marina, "En celebración de la constitución de la República, y para dar gracias a Dios Nuestro Señor por los beneficios que se ha dignado dispensarle... Asistieron al religioso acto, que resultó muy lucido, el presidente de la República Sr. Tomás Estrada Palma, el Secretario de Estado y Justicia, señor [Carlos de  Zaldo y el general Máximo Gómez... Las naves del hermoso templo, adornadas con lujosas cortinas ostentando los colores nacionales, se vieron invadidas por una multitud de fieles entre los que figuraban numerosas damas, todo lo que prueba que los sentimientos religiosos no han menguado en el corazón de las habitantes de esta ciudad..." Hubo, en la tarde, una recepción en el Palacio a la que asistieron autoridades y dignatarios (senadores y representantes, y, entre otras personalidades, Máximo Gómez, Carlos Finlay, Fernando Figueredo y Rafael Montoro), agentes diplomáticos de varios países (los Ministros de los Estados Unidos, de Inglaterra y México; los Encargados de Negocios de España, Bélgica y China; los Cónsules de Chile y del Ecuador...) Y siguieron desfiles, en la Plaza de Armas, del ejército, la policía, la guardia rural y los bomberos, mientras en las calles de La Habana y en los parques de las ciudades del interior, se celebraba con similar alegría tan señalada fecha.
 (La bandera cubana es izada el 20 de mayo de 1902)


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 ¿Fue la República de Cuba (1902-1958) una neocolonia de los EE.UU.? Dos ejemplos que lo niega.


Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
1 de mayo de 2016


Aunque L. H. Jenks escribiera el libro Nuestra Colonia de Cuba, Cuba republicana no fue nunca colonia de los Estados Unidos, de la misma manera que la tiranía cubana no fue tampoco una colonia o un satelite de la Unión Soviética. Entre la tiranía isleña y el régimen comunista de la URSS lo que existía realmente era una fuerte relación simbiótica desde el punto de vista político, la cual incidía muy significativamente en el aspecto económico de las relaciones. Los múltiples desencuentros entre las partes, en ambas etapas de nuestra Historia, niegan la existencia de una relación Colonia-Metrópoli entre ellas.

En la etapa republicana de Cuba  y en lo referente a la economía en 1958,  menos del 5% de la economía cubana estaba en manos de ciudadanos de los EE;UU., mientras que aproximadamente el 85%  estaba en manos cubanas. En 1958 aproximadamente entre el 82% y el 85% de la riqueza nacional estaba en manos cubanas, según se infiere del Anuario Azucarero de 1958 (página 11) y de la tabla de la página 24 del libro En el último año de aquella República de Ramiro J. Abreu. En la rama azucarera los cubanos eran los dueños de aproximadamente el 60% de la producción de azúcar; el casi 40% que estaba en manos norteamericanas podemos verlo desde diferentes perspectivas; una de ellas, raramente abordada, era la de ser un fuerte baluarte en el mercado consumidor norteamericano a favor de toda el azúcar producida en Cuba, pues garantizaba unos poderosos aliados: los intereses de los productores norteamericanos de Cuba,  frente a los productores de azúcar  de remolacha  producida en los EE.UU..

 La renta anual por habitante en los años 50  osciló entre los 330 dólares y los 350 dólares; la de E.U. era aproximadamente de 2 000 dólares (los cubanos no nos comparábamos con los demás países latinoamericanos o europeos; En 1953, el ingreso nacional per cápita de Cuba era de $325, superior al de Italia ($307), Austria ($290), España ($242), Portugal ($220), Turquía ($221), México ($200), Yugoslavia ($200) y Japón ($197) según Charles P. Kindleberger en su libro Economic Development,  publicado en 1958. Nuestro referente desde mediados, y quizás desde antes, del siglo XIX eran los EE.UU.)   según escribe el economista y comunista Oscar Pino Santos  en la página 97 de su libro La Penetración  del Imperialismo Norteamericano en la Economía Cubana, escrito en 1957. En el Atlas de la Economía Mundial de fines de la década de los cincuenta, Cuba estaba situada en el lugar 22 entre más de ciento veinte naciones (Apuleyo, 149). Sobre la base de los valores de la Tabla de la página 16 del Material de Estudio Nro. 3 del Ministerio de Educación de Cuba, los Países en Desarrollo y Países menos Desarrollados tuvieron respectivamente en 1976 un Producto Nacional Bruto per cápita de 450 y 140 dólares y en 1987 de 650 y 210 dólares respectivamente, todos menores que el que tuvo Cuba en 1957 (433,5) cuando se tiene en cuenta la devaluación que ha tenido el dólar desde 1957 hasta esas fechas.

Esos resultados económicos se obtuvieron pese a la inestabilidad política que presentó el país y a las medidas económicas norteamericanas que afectaron a la economía cubana: solamente la aprobación norteamericana  en 1956 de reducir del 96% hasta el 29% la participación cubana en el mercado azucarero norteamericano dieron a Cuba pérdidas de 240 millones de dólares  según las páginas 14 y 15 del libro  El último año  de aquella república de Ramiro J.  Abreu al dejar de exportar a Estados Unidos 1 156 902 toneladas métricas de azúcar según  se lee en la página 52  del libro La Economía Cubana en los años 50, del  entonces economista oficialista  Ismael Zuaznábar. Ramiro J.  Abreu, fue  ex oficial del Ministerio del Interior de la tiranía de los Castro y, en el momento de publicarse ese libro en Cuba (con prólogo del entonces  miembro del Buró Político del PCC  Carlos Rafael Rodríguez)  funcionario del Departamento América, un departamento de Inteligencia y Subverción del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, que recibió inicialmente el nombre de Liberación y que tuvo como jefe a Manuel Piñeiro Losada, conocido como ¨Barba Roja,

Esas medidas norteamericanas  fueron producto del lobbysmo  en los EE.UU.en contra  del gobierno de Fulgencio Batista por este haber tomado medidas a favor del desarrollo de la economía en Cuba que afectaban a intereses norteamericanos como fueron:
  • El desarrollo de planes arroceros en Cuba, pues afectaba a los intereses de los arroceros norteamericanos de la cuenca del Mississippi. Cuba llegó a exportar arroz. El Paln de Alonso de Rojas, Pinar del Río, fue uno de ellos.
  •  La decisión de construir un molino de harina en Santiago de Cuba que le quitaba el monopolio al molino ubicado de La Habana, que era de propiedad norteamericana.
  •  El desarrollo en Cuba de la industria de aceites vegetales, pues afectaba a los exportadores norteamericanos de manteca o grasa de cerdo, la cual no era consumida por los norteamericanos.
  • Ventajas económicas  a una planta de Niquel, de la cual Batista era uno de sus accionistas, que perjudicaba a la otra planta que existía en el país, la cual era norteamericana.
  • Cuando se fue a renovar el parque de ferrocarriles, que estaban nacionalizados, las locomotoras se las compraron a los alemanes en lugar de comprárselas a la norteamericana  General Motors, 
  • El papel de la prensa cubana se compraba a Estados Unidos, lo cual  fue afectado cuando  Cuba  instaló  varias papeleras que usaban bagazo de caña como materia prima.
  • Se iba a llevar a cabo una revisión de las tarifas proteccionistas que perjudicaría a los Estados Unidos.
  • Planes para producir materias en Cuba que hasta el momento eran compradas fundamentalmente a los Estados Unidos; uno de esos materiales  era  el cemento.   Dos marcas de cemento que recuerdo eran  Santa Teresa y El Morro.
  •  Una compañía norteamericana cuyo presidente era hermano del entonces Presidente de los Estados Unidos Dwight Einsehower hizo gestiones para que  la obra del túnel de la bahía de  La Habanase la adjudicaran a su compañía, pero Batista se opuso a esas gestiones y la puso en licitación para que el proyecto mejor y más barato  fuera el escogido. Una  compañía francesa se ganó la obra.
 El túnel de La Habana se enmarcaba dentro de un vasto plan de construcciones para desarrollar la infraestructura turística en el país. Muchas eran las construcciones que se habían construido y se estaba construyendo en el país con ese fin. Algunas de ellas fueron la Vía Blanca, incluyendo el puente de Bacunayagua,  y las carreteras del circuito norte de La Habana, Pinar del Río y Matanzas y otra por el sur del país que conectaba a Trinidad, Cienfuegos, etc.,. A estas obras se sumaban la construcción de fábricas de todos tipo para abastecer al país y a la creciente industria turística Estas obras se hicieron durante el régimen de Fulgencio Batista entre 1952 y 1958. El país estaba pasando de un país monoproductor y monoexportador a un país pluriproductor y pluriexportador donde la industria no azucarera había ya desplazado a la industria azucarera. El turismo había ya desplazado a la industria azucarera como la primera fuente de ingreso del país pese a estar el país en medio de cierta inestabilidad política por la lucha armada contra el régimen de Fulgencio Batista. El país estaba en transición a una economía de comercio y servicios.

Pero con las medidas norteamericanas  puramente económicas  contra el régimen de Fulgencio Batista  no se agotaron las medidas en contra de dicho régimen:  un EMBARGO DE ARMAS  al régimen de Fulgencio Batista, el cual estaba enfrascado en reprimir la subversión armada que existía en el país, fue una de las medidas más dañinas para el futuro de Cuba ... y el de  muchos otros países, incluyendo, en cierta medida  al de  los EE.UU., pese a que durante  la lucha contra  el régimen de Batista  el tirano Raúl Castro había secuestrado a civiles y militares norteamericanos (Operación Antiaérea) y dió ordenes de atacar el acueducto de Yateritas   que daba abasto de agua a la Base Naval de Guantánamo de los EE.UU. en Cuba.

Ya  durante   el gobierno del Presidente Gerardo Machado y Morales  se llevaron a cabo  sanciones norteamericanas  contra el gobierno de  Machado por este llevar a cabo  una política para desarrollar la industria nacional en Cuba. La Ley Arancelaria de 1927 emitida por el gobierno de Machado afectaba a muchos  intereses norteamericanos, los cuales usando a sus lobbystas  promovieron sanciones del gobierno de los EE.UU. contra el gobierno de Gerardo Machado en el marco de la Gran Depresión de 1929 que tuvo un alcance mundial y de la cual solamente se salió por el desarrollo de la industria  de armamentos  durante la II Guerra Mundial.

En Cuba se  falsea la historia.  Un ejemplo es presentar  a la República de Cuba como una neocolonia norteamericana y al Presidente  Don Tomás Estrada Palma, primer Presidente de la república cubana,  como un perrito faldero de EE.UU., pese a que ha sido, aún hasta hoy, el único presidente cubano que ha expulsado de Cuba a un embajador norteamericano, pues expulsó al  Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos en La Habana, Mr. Hebert G. Squiers, por hacer declaraciones a favor de los norteamericanos residentes en Isla de Pinos que en 1903 iniciaron un movimiento con el objetivo que la mencionada isla fuera anexada a los Estados Unidos (leer página 257 de la obra  Documentos para la Historia de Cuba, Tomo II de la historiadora Hortensia  Pichardo), lo cual nos habla claramente en contra de la adjudicación a Estrada Palma de un papel de hombre fácilmente manipulable, el cual nunca tuvo; también debemos hablar sobre sus discusiones con respecto al número de bases carboneras norteamericanas en Cuba y con respecto a las gestiones que realizó, a inicios de 1904, para concertar un Tratado de Reciprocidad con Inglaterra. Hortensia Pichardo opina lo siguiente sobre las negociaciones que se llevaron a cabo con los E.U. con relación a las carboneras o estaciones navales:

"Un triunfo diplomático se anotó Cuba al conseguir que las bases fueran arrendadas, no vendidas o concedidas y que La Habana de ningún modo figurara entre ellas.
Otro triunfo se anotó Cuba con respecto al número de las bases, pues los Estados Unidos pretendían cuatro, incluidas en ellas algunas de las mejores bahías de Cuba, Guantánamo, Nipe, Bahía Honda y Cienfuegos, pero al fin quedaron reducidas a dos: Guantánamo y Bahía Honda, y más tarde a Guantánamo solamente.
De acuerdo con el Tratado, los Estados Unidos ejercerían jurisdicción sobre las tierras arrendadas mientras las ocuparan, pero reconocían la soberanía de Cuba sobre dichas tierras."

Es importante señalar que esas negociaciones con relación a las carboneras así como las gestiones que se llevaron a cabo para concertar el Tratado de Reciprocidad con Inglaterra hicieron posible el Tratado Hay-Quesada del 2 de marzo de 1904 por el cual los Estados Unidos renunciaban a favor de la República de Cuba toda reclamación del derecho a Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

Los gobiernos norteamericanos no se inclinaron en hacer un uso indiscriminado o exagerado de la prerrogativa que les daba la Enmienda Platt de intervenir militarmente en Cuba. El proceder del presidente Teodoro Roosevelt durante "la guerrita de agosto" de 1906 así lo atestigua, pues tanto el presidente Estrada Palma como los alzados contra él, pidieron la intervención norteamericana y fue el presidente Roosevelt el que trató de que la misma no se produjera. La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos de la mencionada carta son:

" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil.
Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán
." (Obra citada de Pichardo, p. 283)

En el telegrama de Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste le escribe en un tono invocatorio y suplicante:

Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo." (Obra citada de Pichardo, p. 285)

Estrada Palma permaneció intransigente y convocó al Congreso para renunciar pese a que los sublevados no pedían su renuncia. Se creó una comisión para convencerlo que retirara la renuncia pero el resultado fue negativo. No pudieron obtener arreglo alguno con Estrada Palma, el cual, para colmo, le pidió al Vicepresidente que también renunciara, dejando así acéfala a la república.

El país quedó sin presidente y con una sublevación en sus entrañas que deseaba también la intervención extranjera. La intervención se produjo y como la anterior intervención militar, no hubo oposición armada a la misma.
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Más detalles  sobre la expulsión del  Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos en La Habana, Mr. Hebert G. Squiers,

Fragmento tomado de https://www.cubaencuentro.com/

Era el año 1903 y al siguiente, 1904, los plenipotenciarios John Hay por la parte gringa y Gonzalo de Quesada por la criolla, formalizaron lo antes acordado en el llamado Tratado Hay-Quesada sobre Isla de Pinos. Inmediatamente el senado cubano lo ratificó, el del vecino norteño tardó hasta 1925 en hacerlo, dando vientos a la creciente bandera antimperialista dentro del archipiélago caribeño.

El limbo legal creado por la demora estadounidense en ratificar lo que era un hecho y un derecho, alimentó la inmigración de colonos norteamericanos, ante la creencia, fomentada por inescrupulosos especuladores de tierras (real states), de que la ínsula sureña era o muy pronto sería territorio norteamericano.

En 1905, un centenar de colonos yanquis se reunieron en Nueva Gerona, capital pinera, solicitando a la Casa Blanca la intervención a su favor. La respuesta de Elihu Root los dejó sin aliento. Copio fragmentos de la carta enviada al presidente de la asociación de colonos por quien era entonces Secretario de Guerra y Estado:

(Elihu Root, verdadero padre de la Enmienda Platt que había sido gobernador de Matanzas durante un breve período de tiempo en  la primera  intervención norteamericana; obtuvo  el Premio Nobel de la Paz en 1912 por su labor  en el mejor entendimiento entre los países de Norte y Suramérica. Imagen y comentario añadidos al artículo por el Bloguista de Baracutey Cubano)

“La Isla de Pinos se halla legalmente sujeta a la jurisdicción y Gobierno de la República de Cuba, y usted y sus asociados están obligados a obedecer las leyes del país en tanto permanezcan en la Isla. El Tratado que se halla actualmente pendiente ante el Senado, si se aprueba por ese Cuerpo, renunciará a todo derecho de parte de los Estados Unidos a la Isla de Pinos. El Tratado únicamente concede a Cuba lo que es suyo, de acuerdo con el derecho internacional y la justicia”. (Elihu Root, 27 de noviembre de 1905)

En el siglo XIX y principios del siglo XX habían más norteamericanos en Isla de Pinos que cubanos y españoles.  Muchos de los norteamericanos residentes no querían que esa isla perteneciera a la naciente República de Cuba e  hicieron un movimiento con el objetivo de que Isla de Pinos fuera anexada a los EE.UU... El entonces embajador o Ministro de Estado de EE.UU. en Cuba de nombre Herbert G. Squiers  estuvo en conversaciones con miembros de ese movimiento y fue expulsado por el Presidente Don Tomás Estrada Palma porque dicho embajador llegó a hacer  declaraciones  a favor de los anexionistas.  Esa  ha sido la ÚNICA vez que un embajador de EE.UU. ha sido expulsado de la República de Cuba, incluyendo el período de la tiranía Castrista. Ese hecho está narrado en el libro de la historiadora  Hortensia Pichardo titulado Documentos para la Historia de Cuba, Tomo II, página 257. Noten como ese hecho va en contra de la propaganda de que Estrada Palma era un anexionista; las razones por las que Estrada Palma pide la intervención norteamericana en 1906 están en su carta a su amigo Teodoro Pérez Tamayo del 10 de octubre de 1906 (página 286 del libro citado). Hago notar que también los que estaban levantados en armas pidiendo la renuncia de Estrada Palma TAMBIÉN pedían la intervención norteamericana.

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El 20 de mayo de 1902 hubo libertad en Cuba





Fragmento  del artículo  Banderas que han ondeado en  el Morro de La Habana, de José María Bens Arrarte:


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lunes, mayo 19, 2025

Video de historia de Cuba sobre la muerte de José Martí y lo que apenas se dice sobre la reunión en ¨La Mejorana¨ entre José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez; sus antecedentes

Nota del Bloguista  de Baracutey Cubano


“Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás!”

Fragmento tomado de: José Martí. Alea jacta est, El Federalista, México, 7 de diciembre de 1876, en Obras Escogidas, Tomo 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992,  p. 99)

Dspués de desembarcar Máximo Gómez y José Martí por Playitas de Cajobabo y adentrarse en los montes cubanos e inmediatamente después de Máximo Gómez darle los grados de Mayor General a José Martí, la tropa mambisa empezó a gritar vivas al Presidente Martí. Máximo Gómez ordenó hacer silencio y dijo que no le llamaran Presidente a José Martí, pués solamente había conocido a dos Presidentes buenos: Washington y Júarez (Benito Júarez de México) pero el dominicano apuntó rápidamente¨pero este último no tanto¨; esa anécdota está en el libro de memorias "Memorias de la guerra" del General Enrique Loynaz del Castillo, el autor del ¨Himno Invasor¨.

Hago la importante observación de que al independizarse de sus respectivas Metrópolis, las repúblicas sudamericanas eran más ricas que las Trece Colonias de Norteamérica. Al independizarse las repúblicas sudamericanas fueron escenarios de guerras civiles más sangrientas y destructoras que sus guerras de independencias. No pocos de sus antiguos libertadores se convirtieron en dictaduras, enseñoreándose sobre sus pueblos. Recordemos las críticas de José Martí sobre el caudillismo.

¨... O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, - o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡ Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia !¨


El General Enrique Loynaz y del Castillo al finalizar la Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898) con su Estado Mayor )fotos y comentarios añadidos Baracutey Cubano)

por el Bloguista de 

Enrique Loynaz y del Castillo con su hija Dulce María Loynaz

Algunos hechos  que hablan  negativamente de la persona de Máximo Gómez pese a su inmenso aporte a  la independencia de Cuba son:

  • El abuso de Máximo Gómez en contra de un negro sirviente (no le llamo ordenanza porque no se si pertenecía al ejército mambí)  en la que lo golpeaba salvajemente pese a la fidelidad del sirviente.
  • El comportamiento veleidoso de Máximo Gómez en contra de los llamados pacíficos que eran aquellas personas que no participaban  en la guerra a favor de alguna de las partes contendientes.
  • José Martí narra en su diario de campaña de Cabo Haitiano a Dos Ríos,  como un curtido coronel mambí se le acerca  insultado para quejarse del trato déspota que había recibido de  Máximo Gómez mientras  señalaba que ellos, los mambises, peleaban contra España por  el despotismo de España.
  • Antonio Maceo pide  el grado de Lugar Teniente General del Ejército Libertador para no estar subordinado militarmente al Generalísimo Máximo Gómez pese a que Gómez y Maceo habían sido (según escribió José Luciano Franco en uno de los tomos de la biografía de Antonio Maceo)  compañeros de correrias con mujeres en uno de los países de Centroamérica. Señalo que Maceo prácticamente expulsó diplomaticamente  a  Máximo Gómez y a Marti,   y al pequeño contigente que lo acompañaba,  pese a que habían  tropas enemigas  por la zona y ya estaba acerándose  la noche .
  • Máximo Gómez  desobedecía  en ocasiones lo indicado por el Consejo de Gobierno  de la República en Armas encabezado  por el General Bartolomé Masó; General de las tres guerras
  • En el artículo  Mayo 19 (1895) Muerte de Martí,  de la autoría del investigador histórico Arnaldo M. Fernández y fechado el 11 de mayo de 2011 se lee: ¨... Según el jefe de día del campamento mambí, coronel Juan Masó Parra, esto no se hizo «y culpa sin duda fue del general Gómez, que dirigió el combate, pues a los otros jefes no le cabe la responsabilidad colectiva de la consulta, que no hubo». Lo que sí hubo, según Enrique Loynaz, fue galopar frenético y retroceso desordenado (Memorias de la guerra, 1989, página 170).

ecientemente algunos historiadores están planteando que las hojas perdidas del Diario de Campaña de José Martí, probablemente las arrancó Máximo Gómez y que contenían las ayudas económicas que había recibido el Generalísimo Máximo Gómez por parte de Partido Revolucionario Cubano.

En el artñiculo Reunión de La Mejorana: ¿Qué pasó entre Martí, Gómez y Maceo?, publicado en CUBANET se lee: 

El 5 de mayo de 1895 Martí, Gómez y Maceo se vieron las caras por primera vez tras regresar a la Isla para incorporarse a la guerra, que había estallado meses antes, el 24 de febrero.

Algunas pistas de lo acontecido en La Mejorana quedan recogidas en el propio diario del Apóstol. Su relato deja al descubierto fricciones con Maceo. Los historiadores sostienen que lo ocurrido en la expedición de Costa Rica habría tocado la moral del Titán, quien debió subordinarse a Flor Crombet en su regreso a la Cuba.

“No puedo desenredarle a Maceo la conversación (…) Y me habla, cortándome las palabras, como si fuese yo la continuación del gobierno leguleyo, y su representante. Lo veo herido—‘lo quiero—me dice—menos de lo que lo quería’—por su reducción a Flor en el encargo de la expedición, y gasto de sus dineros”, señala Martí en sus apuntes.

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¨Tras la reunión, separan disgustados y acampan en la zona. Martí cuenta que, mientras los Maceo (Antonio y José) se retiran hacia su campamento en Hondón de Majaguabo, él y Gómez siguen “con la escolta mohína; ya entrada la tarde (…) sin rumbo cierto”.

El Generalísimo deja constancia de ese momento en su diario de campaña:  “(…) nos condujo a las afueras de su campamento, en donde pernoctamos solos y desamparados, apenas escoltados por 20 hombres bisoños y mal armados”.

El 6 de mayo, en cambio, les depararía experiencias satisfactorias a los tres líderes: el desagravio por parte del Titán y la posibilidad de un nuevo diálogo. Por una misiva posterior enviada por Martí a Carmen Miyares y por los propios apuntes de Gómez en su diario se sabe que ese día Maceo los invitó a ambos a visitar su campamento y los presentó a la tropa, compuesta por unos 3 000 hombres. Muchos señalan que era la manera del general de expresar sus disculpas por haberlos hecho dormir fuera del campamento el día antertio ¨


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 Cruz

 de mayo, 2025

Cuba y su historia - La Mejorana en la Muerte de José Martí (Invitado: Dr. Emilio J. Sánchez)



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JOSÉ MARTÍ, EN HOMBRES COMO ÉL NO ES VERDAD LA MUERTE. A PROPÓSITO DEL 127º ANIVERSARIO DE SU CAÍDA EN COMBATE


(Pintura, hoy inexistente, de la muerte de José Martí. El pintor  Esteban Valderrama fue al lugar, observó el lugar y hasta tuvo en  cuenta la luz que había a la hora en que mataron al Apóstol de la Independencia cubana. El propio pintor destruyó la pintura por las erradas  críticas que se le hacía al cuadro. Imágenes y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.- 

19 de mayo, 2022

“Otros lamenten la muerte necesaria:

 yo creo en ella como la almohada,

 y la levadura,  y el triunfo 

de la vida”. José Martí. 

Santa Cruz de Tenerife. España. En hombres como el no es verdad la muerte. Sentencia muy certera de uno de los biógrafos del considerado Apóstol de Cuba que adquiere dimensiones aún más colosales en los días cercanos al aniversario de su muerte. La veracidad de tal afirmación se puso de manifiesto desde los lejanos tiempos del final del siglo XIX. El  infausto 19 de mayo de 1895, recién comenzada la guerra de independencia de Cuba, las balas del ejército español alcanzaron al ideólogo de la gesta independentista cubana. La muerte de José Martí se convirtió en el más sagrado símbolo de la historia de la nación

Una aureola, cuasi mística, envuelve el trágico momento en que el extraordinario ser se despojó de sus vestiduras carnales para emancipar su alma pura – el hombre más puro de la raza, según la poetisa chilena Gabriela Mistral–, que cual inmaculado martirio, trascendería las fronteras de la temporalidad. Su prematura muerte es atemporal, toda vez que aún nos resistimos a aceptar lo que para nosotros no puede ser cierto. Tampoco lo fue para los cubanos de aquellos agitados tiempos de combates, reveses, contradicciones y sinsabores; aunque también de victorias y placeres, ese placer sacro del cumplimiento del deber patrio que en el héroe cubano adquirió inusitadas dimensiones. 

Sus contemporáneos se aferraron a la idea de que Martí seguía vivo, no solo como viviente símbolo de una bien ganada, merecida y alcanzada inmortalidad; sino como un hecho concreto real. Cuentan que desde diversas partes del mundo, donde se encontraban los exiliados cubanos, lejos de aparecer notas mortuorias, esquelas referenciales o cualquier manifestación de luto, dolor y recogimiento, se gritaba de júbilo y alegría. Hasta una banda de música de pueblo se dispuso a entonar marchas de victoria. La noticia de la muerte del gran hombre se había malinterpretado. Circularon notas aclaratorias respecto a una posible falsedad del trágico momento de Dos Ríos, de ahí la reacción de alegría muy contraria a la esperada actitud de recogimiento, propio de noticias de esta naturaleza.  

José Martí, el presidente para algunos, el genial intelectual que supo unificar con su ardiente palabra y su insuperable oratoria a los cubanos del exilio, y al propio tiempo, animar a los que se encontraban en la isla decepcionados ante el fracaso de la contienda de los diez años, había muerto en el campo de batalla y los cubanos se negaron a aceptarlo. Comienza aquí, justo en el propio instante de su caída en combate, el gran misterio en torno a su muerte. Un misterio exaltado por estudiosos profundos e intelectuales brillantes que lo inmortalizaron sobremanera, aún cuando su inmortalidad estaba coronada no solo por el hecho en sí de su prematura partida rodeada del sacramental misterio, sino por aquel legado histórico, político e intelectual insuperable aún en nuestros tiempos.

José Lezama Lima, el apasionado martiano, tan difícil de descifrar en su colosal poema dedicado al Apóstol cubano “La casa del Alibi”, intenta resumirnos su trascendencia a partir de su muerte histórica de la siguiente forma: “Su justa permanencia indescifrada sigue en sus memoriales enviados a un rey secuestrado, en sus cartas de relación nos describe para su primera secularidad una tierra intocada, Et caro nova fiet in die irae, tomará nueva carne cuando lleguen la desesperación y el temblor y la justa pobreza”.

Lo que realza aún más en su colosal ensayo “Secularidad en José Martí” al evocarnos, con su complicada prosa, el trascendental significado de esa permanencia eterna del genial hombre de Dos Ríos: “Sorprende en su primera secularidad la viviente fertilidad de su fuerza como impulsión histórica, capaz de saltar las insuficiencias toscas de lo inmediato, para avizorarnos las cúpulas de los nuevos actos nacientes”, hasta hacer imperecedera la imagen de su caballo, que cual único y fiel testigo, le acompañara en el instante del alcance de su inmortalidad:  “Y el pequeño caballo está quieto, pues sabe que la mano que lo traía ha penetrado con su alegría en la casa del Alibi” (…) “la brevedad de su mano mide incesantemente la distancia de la puerta hasta el símbolo”.            

Otros estudiosos, investigadores y apasionados biógrafos trataron de contribuir a conservar esa trascendencia ganada con creces por nuestro Hombre-Héroe. El intelectual cubano Luis Rodríguez-Embil, en su estudio crítico-biográfico: “José Martí, el Santo de América”, encuentra no solo al filósofo; sino al místico, que algunos pretenden ocultar y otros se niegan a descubrir. Rodríguez-Embil lo llama místico práctico y realista activo “de tradición y cultura occidentales, de cepa teresiana y española. Como tal, una de las fuerzas mayores de este mundo que encuentra el camino de la santidad por la “acción, el pensamiento y la aceptación heroica de su destino”.

Hoy, 19 de mayo de 2022, cuando han pasado 127 años de su partida del mundo terrenal, su muerte sigue siendo motivo de múltiples especulaciones, todas en torno a ese gran misterio que, por el momento, no podrá ser revelado, por cuanto, en seres como el no es verdad la muerte, y también porque los que le amamos nos resistimos a poder aceptar su trágica partida de este mundo. Las razones por las que nos resistimos a aceptarlo son muy diversas si consideramos la propia diversidad de los miles de admiradores de la ejemplaridad martiana y de los cientos de seguidores de su extraordinaria enseñanza – recopilada en una veintena de volúmenes, muchos de los cuales siguen las recomendaciones del propio Martí–. 

Cada quien lo evoca a su manera, a la vez que lo siente demasiado cercano como para poner el hecho de su muerte como infranqueable barrera ante nosotros. Los niños, con su inocencia e ingenuidad, han seguido representado los personajes de esa joya literaria que es "La edad de oro", la recopilación de los únicos cuatro ejemplares de la revista que, a pesar del tiempo, sigue estando entre nosotros. Otros prefieren recordarlo – o lo recuerdan inconscientemente– a través de la apasionada  lectura de aquellos versos íntimos que dedicara a su único hijo y que publicara con el título de Ismaelillo: “¡Venga mi caballero, por esta senda! ¡Éntrese mi tirano por esta cueva! Tal es, cuando a mis ojos, su imagen llega, cual si en lóbrego antro pálida estrella, con fulgores de ópalo todo vistiera”.

Otros tantos acuden continuamente a su sabia palabra para citarlo en los debates políticos acerca de la opresión a los pueblos, la tiranía de los gobernantes, las libertades del hombre, las bases de las democracias, y hasta sus concepciones y premisas éticas en relación con la guerra. “La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre” (...) “Imponerse es de tiranos. Oprimir es de infames”, expresó el Apóstol hace más de un siglo en su “La República española ante la Revolución cubana”, imprescindible documento al que hay que acudir en estos duros tiempos en los que la patria martiana se ve cruelmente oprimida, no por una República española, sino por una sanguinaria dictadura comunista. De ahí la vigencia de su pensamiento político, al que hay que acudir, toda vez que,  como diría Lezama Lima: “tomará nueva carne cuando lleguen la desesperación y el temblor y la justa pobreza”. Su “Discurso en el Liceo Cubano de Tampa”, de 1891, constituye en el presente un texto de obligada referencia. La tensa situación sociopolítica de Cuba está a punto de desencadenar una nueva oleada de resurrecciones populares. Hay demasiados valientes impacientes y granos de maíces en las calles cubanas: “iQue las guerras estallan, cuando hay causas para ella, de la impaciencia de un valiente o de un grano de maíz!”

Como resulta también más oportuno que nunca su universal  ensayo dictado en la reunión de emigrados cubanos en Nueva York, conocido como “Lectura en Steck Hall”, donde José Martí expresó: “Ni ha de permitir un pueblo que lo guíen los que desconozcan sus verdaderos elementos, ignoran en absoluto el objeto real y la vía útil del país en que nacieron, y en lugar de remover con mano fuerte, a fin de conocerlas y encauzarlas, las entrañas hirvientes del volcán, a riesgo de morir en ellas abrasados, pretenden evitar la erupción sentándose en la cima, como si en las horas de fuego y de lava fuera bastante en evitar el estrago tan pequeño estorbo: como si, cuando la mejor y mayor parte de un pueblo se levanta, y de las tres comarcas de una tierra, dos mueren por un intento, y la otra lo admira, pudiera ser el esfuerzo sofocado por la algazara descompuesta de un grupo que sólo ha sabido señalar su nombre a merced de conscientes engaños, de mantener promesas que sabía que no habían de ser cumplidas, y de escarnecer y sonrojar a la revolución originaria de su poder ficticio, a la madre gloriosa a quien habían debido la existencia”. 

Por su parte los intelectuales y artistas prefieren ahondar en las profundidades de su prosa envidiable, siempre plena de sabios mensajes, amén de aquel estilo – lo que el propio Martí llamó la esencia– inigualable, en géneros como el ensayo y la poesía – precursor del Modernismo, junto a Julián del Casal y Gutiérrez Nájera–, aspectos por lo que fuera llamado el príncipe del castellano, y también, según Díaz-Plaja, el primer “creador” de prosa que ha tenido el mundo hispánico. Recordemos sus enormes ensayos dedicados a figuras de la ciencia, de las letras o de la filosofía: Darwin, Whitman y especialmente Emerson, amén de los artículos: “Ruinas Indias”, “El Padre Las Casas”, “Tres héroes” y “Un paseo por la tierra de los anamitas”, pertenecientes a La Edad de Oro, y por supuesto, “Nuestra América”, y “Lectura en Steck Hall”, considerados verdaderos paradigmas de este género. Cientos de ensayos críticos sobre su vida y su obra, unos muy acertados, precisos y certeros, otros, lamentablemente, cargados de sesgos intencionales con el objetivo de tergiversar una enseñanza bien distante de lo que los regímenes totalitarios pretenden difundir y atribuir al Apóstol cubano, aparecen de manera sistemática en eventos y coloquios en los que se recuerda al inmortal héroe. 

Y es que todos, de una u otra forma, cada cual como sabe y puede hacerlo, nos resistimos a olvidarlo, lo que constituye una prueba más de la no aceptación de una prematura y trágica muerte, envuelta desde siempre en el misterio, tan indescifrable e impenetrable que no parece ser cierta, que la sentimos tan cercana a pesar de los 127 años transcurridos desde aquel 19 de mayo de 1895, lo que Lezama Lima pretende tratar en su citado ensayo: “Su imaginación, al volcarse sobre ese punto terrenal, poco antes de morir, le ganaba dimensiones inauditas, medidas de precisión punteadas por quien viene de la imagen hasta el hecho de comprobación asombroso” (…) “Su afán de tocar la tierra antes de morir, era una extensión de esa hipérbole ganada por su imaginación”.

Su alentador pensamiento merece ser retomado no solo en días como estos, sino que debe estar siempre presente en nuestras vidas. Su evocación en medio de la desesperanza, la frustración y la desilusión, será siempre estimulante para continuar en nuestra lucha por restaurar el orden democrático y las libertades mínimas del hombre: “¡Hágase la levadura, aunque no se sepa quién va a comer el pan que se alce con ella. De la semilla, oscura y triunfante, se renueva y se mantiene el mundo”. 

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