domingo, febrero 26, 2006

UNA VERGUENZA LATINOAMERICA: EL SILENCIO ANTE LA PROEZA DE GUILLERMO FARIÑAS

Tomado de: Cuba, Democracia y Vida.org
UNA VERGÜENZA LATINOAMERICANA.
Jorge Hernández Fonseca.
25 Febrero de 2006

Una ignominia recorre Latinoamérica: un hombre pobre, negro y periodista, se nos muere por una huelga radical de hambre y sed en la Cuba de Castro. El hecho impactante no es producto del tan mencionado diferendo entre los Estados Unidos y Cuba. Tampoco la huelga de hambre y sed obedece a razones estrictamente políticas, opositoras o disidentes, la razón tras la huelga es un reclamo insignificante para nuestros padrones latinoamericanos: Guillermo Fariñas Hernández quiere simplemente que le permitan conectarse a la Internet, prohibida en Cuba.
Es casi increíble que un acontecimiento de ese tipo tenga lugar desde hace más de 20 días en las narices del mundo civilizado latinoamericano, que continúa mirando con indiferencia lo que sucede en el interior de la isla con la cómplice convicción de que es un “asunto interno”.
Guillermo Fariñas comenzó su huelga de hambre y sed el último día de Enero y 10 días después fue internado, sin conocimiento, en una unidad de terapia intensiva, debido al fuerte deterioro físico del huelguista, que al despertar --ya en el hospital-- se arrancó los sueros que le suministraban por vía intravenosa, manteniéndose en esa posición inflexible. “Si mi destino es ser un mártir de la libertad de expresión y conexión a Internet, moriré tranquilo” ha dicho.
Varias organizaciones no gubernamentales (ONGs) de Europa han solicitado la colaboración de las misiones diplomáticas acreditadas en La Habana para brindar ayuda a Guillermo Fariñas. Sin embargo, nuestros hermanos latinoamericanos, junto a los periodistas del Continente, han hecho un inexplicable mutis cómplice con el reclamo de este cubano.
Como si la huelga de hambre y sed de Guillermo Fariñas fuera poco, una amiga y compañera también periodista, Noelia Pedraza Jiménez, protagoniza actualmente una huelga similar --de hambre y sed-- en solidaridad con el huelguista y lleva ya varias semanas en estado deplorable, ante la mirada indiferente, tanto de las autoridades cubanas, como las de todo el Continente.
El drama cubano es portentoso y casos como este, silenciados por vergonzoso para todos los seres libres del planeta, ponen de relieve el largo martirologio que la dictadura más cruel y larga que ha sufrido pueblo alguno en este Continente ha impuesto a su propio pueblo.
No solidarizarse a sabiendas, con el caso de este periodista cubano y su compañera, más que una injusticia o una irresponsabilidad conciente, ¡es una verdadera vergüenza!
Jorge Hernández Fonseca.