UN EJEMPLO DE FORMACION CIUDADANA
Dado que ese opositor me pareció que era un hermano separado, o sea, un hermano de otra denominación cristiana no católica, a los que la Dieta Alemana, y no la Iglesia Católica, les llamó hace siglos "protestantes", y yo conocer que raramente esas personas, sobre todo los recien convertidos, se acercan a la Iglesia católica, salvo en caso de necesidad, y que tampoco leen textos catolícos, le indicaba que la inmensa mayoría de esos ciclos son de formación ética, cívica y ciudadana y que solamente unos pocos ciclos, como el ciclo sobre La Misa y el de La Visita del Papa a Cuba, tienen enseñanzas de la doctrina católica y que todos los ciclos estaban abiertos y disponibles para todo el pueblo cubano.
En esta sección de Baracutey Cubano deseo poner algunos pequeños artículos de uno de los varios Boletines que tienen el Centro de Formación Cívica y Religiosa de Pinar del Río, no sin antes decirle que a uno de sus autores, a Virgilio Toledo, las autoridades del Gobierno cubano le negaron en estos días el Permiso de Salida Temporal de Cuba ( conocido por la Tarjeta Blanca) para visitar a España, diciéndole que si él se iba a quedar en España se lo daban, pero que como sabían que él iba a regresar a Cuba, no le daban el permiso.
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«CANDIL DE LA CALLE Y OSCURIDAD DE LA CASA»
EDITORIAL. BOLETÍN "EN CONSULTA" DE LA CONSULTORÍA CÍVICA DEL CFCR. N0. 63 AÑO VI. ENERO de 2006
La hospitalidad es algo que caracteriza y define al cubano, también la sencillez y naturalidad son valores que forman parte de su cultura, por eso, es lamentable que en no pocas ocasiones, se quiera aparentar una cosa que no es y que desvirtúa su forma de ser. Recientemente hemos podido apreciar cómo en nuestra ciudad, algunas brigadas de trabajadores han "remozado, limpiado y pintado" la parte exterior de algunas instalaciones que han estado durante años en desuso, porque se esperaba una visita de alto nivel de la dirección del país. Insólitamente hemos visto cómo se desperdician o emplean mal los recursos que los contribuyentes, o sea, los ciudadanos, aportan al Estado para que los administre y emplee, en un propósito que no vale la pena y cuyo único fin es esconder, tergiversar, o aparentar una realidad que no existe.
Casi todos los cubanos tratan de brindar y acoger lo mejor posible a sus huéspedes, eso es algo muy bueno que habla de la calidad humana que nos caracteriza, ¿Por qué entonces agregar o fomentar actitudes negativas?
Por desgracia la doblez y la mentira han entrado a formar parte del ser de no pocos cubanos. Discrepar o ser distintos, mostrar el verdadero color del entorno y del interior de las personas y de la sociedad, de las estructuras públicas y de las empresas, cada vez es más raro. ¿A qué obedece esto? Sin lugar a dudas, que el miedo, la falta de transparencia y de civismo son algunas de las razones que favorecen que no pocas personas muestren el color o den las explicaciones que los interesados quieren ver y oír. Una razón a tener en cuenta es, el oportunismo. El oportunista no es el que asume la realidad y actúa oportunamente para transformarla, sino que espera que cambie y actúa deshonestamente para aprovecharse de ella cuando ya esté decidido qué rumbo va a coger, no enfrenta los riesgos, en el fondo es uno de los motivos más frecuentes de la doblez.
Cuba necesita de mucha transparencia, es hora de dejar de vivir en la cultura de la mentira y la simulación, hay que quitar las caretas que esconden el verdadero rostro de los cubanos a los demás, hay que sacar lo que tienen dentro, que es bueno en su esencia, alejar los fantasmas del miedo y enfrentar las realidades que lo provocan con valentía y sencillez, es una prioridad.
Dejemos que pase la luz de la verdad a través de los hombres y mujeres que conforman nuestra nación. Ser auténticos, de una sola pieza y mostrar a los vecinos, compañeros de trabajo, a la sociedad, al mundo… quienes somos realmente, es la mayor grandeza de las personas. Esa originalidad nos diferencia de la masa amorfa que se adapta y se deja arrastrar por el ambiente, es un deber para con la Patria, solo así dejaremos de ser oscuridad de la casa y podremos ser luz y también candil de la calle.
Nuestra luz será más intensa y beneficiará a muchas más personas porque tendrá mucho mayor alcance. Intentemos salir al sol sin ocultar el rostro cada mañana y comprobaremos que la luz que irradia la verdad y la transparencia no encandila y si lo hace, es solamente a aquellos que viven o quieren vivir en la oscuridad del disfraz y el engaño.
Que así sea.
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PROTECCIÓN FRENTE A LA DETENCIÓN, EL ENCARCELAMIENTO O EL EXILIO ARBITRARIO
DERECHOS HUMANOS. BOLETÍN "EN CONSULTA" DE LA CONSULTORÍA CÍVICA DEL CFCR. N0. 63 AÑO VI. ENERO DE 2006
Por: Ing. Virgilio Toledo López
Cuando una persona es detenida por el supuesto de ser sospechosa de cometer un delito, o haberlo cometido, debe garantizársele que sus derechos no sean violados, facilitándole acceso a contrato con un abogado si lo desea, o uno de oficio si no puede pagarlo, un proceso justo y que se le considere inocente hasta tanto no se demuestre su culpabilidad con pruebas irrefutables o declaración del detenido en presencia de un abogado de forma libre, sin coacciones o torturas de ningún tipo.
( Virgilio Toledo, detrás y al centro, acompañados de dos opositores, que están hoy en el exilio; delante y de izquierda a derecha: Dagoberto Valdés el Director del CFCR, al centro el que esto escribe y a la derecha Rayko, trabajador del CFCR ) -->
Cuando una persona es encarcelada debe asegurársele unas condiciones de vida dentro del centro de reclusión que no lesionen su dignidad y lo reduzcan al estado animal por la pérdida o deterioro de sus dimensiones humanas. Hay que incluir una reeducación que le posibilite al penado reincorporarse a la sociedad cuando cumpla la deuda contraída con ella.
A ninguna persona se debe amenazar por ninguna razón, con medidas represivas para que abandone su propio país o la nación donde haya decidido vivir, aunque no sea la suya por nacimiento, mucho menos por causa de entregarse a la construcción de una obra justa, aunque esté en contra del grupo de personas en el poder.
Para que estas situaciones no se den, la legislación particular de un país no debe atentar o lesionar la dignidad del ser humano, ni estar en contradicción con ella, así como tampoco con las normas comunes que son patrimonio de la humanidad y que salvaguardan la integridad de las personas. Algunos gobiernos que violan los derechos humanos de sus gobernados, al ser juzgados por las normas internacionales que establecen las regulaciones y los logros alcanzados en este ramo tan imprescindible para el bienestar de los hombres y las mujeres, expresan como argumento que nadie tiene derecho a injerir en las decisiones internas que toma un gobierno, y no les falta razón. A pesar de que el mundo es cada vez más interdependiente e interrelacionado, la soberanía de un país es decisión de sus habitantes , y en su nombre, los más responsables de garantizarla son el grupo de personas que está ejerciendo el poder de forma legítima y democrática, y aquí radica la clave: los gobiernos que generalmente argumentan estos criterios son aquellos que se saben conocedores de sus violaciones sistemáticas y flagrantes de los derechos humanos y tratan de camuflarse con el pretexto de que es injerencia, para echar una cortina de humo sobre lo que están haciendo contra las personas.
Es importante que los encargados de aplicar la justicia (jueces, fiscales, tribunales, salas, etc.), los que trabajan en los órganos de represión, control de la delincuencia y la seguridad del estado, asuman un concepto imprescindible para que su trabajo tan valioso preserve a las personas y a la sociedad: la persona que delinque o es sospechosa de cometer un delito es un ser humano, por eso, en ese sentido, debe ser tratada como tal y debe estar protegida ante la detención, el encarcelamiento o el exilio arbitrario. Lamentablemente en no pocas ocasiones nuestros órganos represivos no establecen diferencias entre los delincuentes, los sospechosos y las personas honradas, dándose el caso en que algunas de estas últimas son reprimidas por el hecho de pensar y expresarse libremente de forma diferente a la oficial.
Debemos reflexionar con seriedad y serenidad para determinar las causas que originan la violación de estos derechos y poder subsanarlo. Es muy importante que exista la autonomía del poder judicial, la profesionalidad y formación humana de sus miembros para que el ejercicio del diálogo, la tolerancia, sustituyan la violencia, el fanatismo y la injusticia que está en la raíz misma de este fenómeno
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LA CLAVE ES CRECER
ÉTICA Y CÍVICA. BOLETÍN "EN CONSULTA" DE LA CONSULTORÍA CÍVICA DEL CFCR. N0. 63 AÑO VI. ENERO de 2006
Por: Jesuhadín Pérez Valdés
"A veces no basta con creer…"
Raúl Tortosa Rodríguez
Cuando era un niño, vi nacer, al pie de un muro de piedras centenario un almendrito. Los días pasaron y dejé de prestar atención al suceso. Cuando hace algún tiempo pasé por el mismo lugar, el almendro majestuoso ofrecía al cansado caminante una agradable sombra. El severo y rígido muro de piedras había saltado en pedazos por la fuerza del árbol… Pensé entonces: el futuro pertenece solo a aquellos que tienen la capacidad de cambiar y crecer.
Hay un miedo patógeno al cambio. Las fuerzas internas en la conciencia de los hombres se resisten a los cambios, ¿por qué? Según parece existe una inclinación generalizada a preferir la engañosa seguridad de la quietud, a la incertidumbre que ostenta lo desconocido. Pero el futuro corresponde solo a lo que se mueve y vive, a lo que puede crecer.
Los pueblos no son barcos atados a un puerto eterno, han de moverse por las aguas tempestuosas de las circunstancias y, deben corregir su rumbo constantemente para evolucionar, para no perderse entre tanta niebla y tan pocos faros, para no estrellarse contra los arrecifes que siempre están al final de las corrientes del momento, y para crear -además- rutas de identidad que resultan -al final- los puentes que unen las penínsulas, para que los hijos de estos pueblos se sientan parte de este continente inmenso que es el mundo.
El futuro es menos incierto cuando caminamos hacia él, cuando nos preparamos para él. Cuando – pacíficamente- le avizoramos a través de la luz que nos llega por las hendiduras de las puertas y las ventanas desvencijadas o mal cerradas.
Crecer es indispensable para sobrevivir. Debemos hacerlo como personas, como familias, como comunidad, como nación; solo entonces trascenderemos. No puede una ciudad contenerse con una muralla, porque llegará el momento que las casas tendrán que ser construidas fuera de esta, no por peores sino por falta de espacio. Debemos crecer para ganar este espacio vital. Para que ninguna familia se vea obligada a radicar fuera de la gran ciudad y, piedra a piedra ir desmontando la muralla para que la ciudad se abra al mundo.
Pero creciendo no debemos renunciar a lo que hemos construido. Crecer no es destruirlo todo necesariamente. Crecer es también utilizar para bien la riqueza conquistada.
Crecer es ser responsable con el presente, para cosechar un futuro mejor, aprovechando de la experiencia de nuestro pasado, es tener conciencia del momento histórico que vivimos. Crecer es revisar viejos métodos que ya no funcionan. Crecer es abrir puertas no cerrarlas. Crecer es buscar amigos, no culpables. Es buscar puntos en común, no criticar las diferencias. Crecer es fomentar el diálogo y la reconciliación, no la apatía y la desconfianza. Crecer es abrir ventanas para que entre y salga la luz, crecer es… perdonar.
Si no crecemos, si mustios por la falta de esperanzas nos encerramos en nuestra propia ortodoxia; estamos firmando nuestra sentencia de muerte.
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