BARACUTEY CUBANO

El régimen cubano echó de sus filas a Juan Carlos Robinson Agramonte, un alto miembro del Partido Comunista, y lanzó un pogrom contra la activista Martha Beatriz Roque. ¿Por qué están relacionadas estas noticias? Porque ambas sustentan mi análisis de Cuba visto desde la cultura, a saber, hay una batalla generacional --y racial-- alrededor de la liberación económica de la clase media, y en este enfrentamiento el régimen mostrará su desesperación con actos públicos de terror [ver Un 'roadmap' cultural, Perspectiva, 25 de marzo del 2004 y Escuadrones y `warlords', ibid, 3 de marzo del 2005]

< --- Juan Carlos Robinson Agramonte El compañericidio de Robinson, la lucha fratricida entre miembros de la misma ''familia'' no es nuevo. La noticia consiste en que el defenestrado tiene 49 años y es negro, dos características esenciales del conflicto civil entre la vieja y reducida ''familia'' castrense y la joven y creciente burguesía burocrática. Robinson es un ''hermano mayor'' de la ''generación del periodo especial'', los que cumplieron 20 años en 1990, que hoy tienen unos 35. Ellos son los encargados de realizar la transformación final en la isla. El ex comunista tiene todas las características del verdadero ''enemigo de Fidel Castro'' tal y como lo he descrito en este espacio: tiene un historial revolucionario impecable y se ''sienta en la mesa'' del gobernante. Otro elemento importante es la acusación. El régimen lo acusó de ''prepotencia y altanería, abuso de poder y ostentación del cargo, indiscreciones y reblandecimiento en sus principios éticos'', según las páginas de Granma. El pecado de Robinson fue mostrar en público una conducta que es privilegio sólo de Castro. Esto quiere decir que muchos ''seguidores'' se muestran cada vez más atrevidos en sus expresiones públicas de criterios independientes, de tomar decisiones propias, quejarse de sus superiores, y tener cada vez menos miedo. Muchos lo hacen, entonces ¿por qué Robinson? Porque Robinson es la personificación de los terrores de la casta en el poder: el miedo al joven y al negro. Hace media generación, unos 15 años, Castro lidió con esta situación y toda una promoción comenzó deportada hacia México en 1990 y terminó en 1994 con el ''éxodo de los balseros''. Ahora --como un impecable mecanismo de relojería-- la parte más joven de esa generación reclama su espacio público. Contrario a lo que opinan los analistas, pienso que el recrudecimiento del control estatal no es producto del petróleo que se recibe de Venezuela ni de la crisis económica. El régimen lidia muy bien con esas crisis. El régimen arrecia el control de la economía porque tiene miedo de ése que se sienta a comer a la mesa con el dictador, ese ''bosque que avanza silencioso'' compuesto por profesionales, técnicos, administradores, gerentes, coroneles, artistas, intelectuales, entre 35 y 60 años, que hacen funcionar diariamente el país. El régimen --ya lo verán-- combinará compañericidios como el de Robinson y ''escuadrones de terciopelo'' como el ataque contra Roque, con ''deportaciones'' de la joven clase media hacia lugares como Venezuela. Este es el momento de ofrecer nuestra solidaridad a Robinson y a los miembros de su generación, y es el momento de denunciar el politicidio que se avecina contra la nueva generación burocrática que reclama la liberación de las fuerzas productivas del país, para que la cadena no vuelva a partir por el eslabón más joven y negro.