BARACUTEY CUBANO

Associated Press


LA HABANA - El gobernante Fidel Castro regresará a su puesto como máximo dirigente de la revolución, aseguró el canciller Felipe Pérez Roque, quien inició una campaña en barrios de La Habana con debates sobre el impacto en Cuba del embargo comercial norteamericano.

"Lo tendremos de nuevo encabezando la revolución", dijo Pérez Roque, uno de los más cercanos colaboradores del convaleciente mandatario isleño, según el periódico oficial Granma del miércoles.

Castro delegó en su hermano Raúl el poder en julio, cuando fue operado de los intestinos, pero sin que trascendiera un parte médico sobre su verdadero estado de salud y el alcance de su enfermedad. Esta fue la primera vez en 47 años en la que Castro dejó el poder, aunque fuera temporalmente.

En estas semanas, el mandatario recibió a homólogos y amigos en su lecho de enfermo, y la televisión y los periódicos difundieron las imágenes.

Fidel Castro. Foto de Archivo

Sin embargo, desde el final de la reunión Cumbre de los No Alineados no se volvió a tener noticias sobre el Presidente, de 80 años de edad.

Pérez Roque fue el orador central de la primera jornada de debates populares sobre las sanciones estadounidenses a la isla realizada en un barrio capitalino, indicó Granma.

El 8 de noviembre la asamblea general de las Naciones Unidas (ONU) pondrá a consideración de sus miembros una moción cubana de condena al embargo, que lleva cuatro décadas y ha costado a Cuba unos 86.000 millones de dólares.

En años anteriores, la votación fue ampliamente favorable a la isla con 182 sufragios de apoyo.

A lo largo y ancho de la isla se desarrollarán unos 1.000 foros de reflexión de este tipo y en los cuales los funcionarios de gobierno conversarán con los vecinos sobre las consecuencias de las sanciones para la población, como los efectos en la construcción de viviendas o las dificultades para conseguir insumos.

Estados Unidos impuso estas medidas en la década de los 60 para obligar a la isla a cambiar su sistema comunista de gobierno. El presidente George Bush endureció esta política con un plan en el cual incrementó severamente los controles para evitar cualquier filtración en el bloqueo contra La Habana.

Desde el segundo semestre del 2005 hasta la fecha el costo del embargo para la isla fue de 4.108 millones de dólares, destacó el informe presentado ante la ONU y una copia del cual se entregó a los periodistas.