jueves, mayo 03, 2007

CUBA Y EL FBI COOPERAN EN PESQUISA SOBRE LUIS POSADA CARRILES

Cuba y el FBI cooperan en pesquisa sobre Posada

A. CHARDY, O. CORRAL y J. WEAVER
The Miami Herald

La oficina del FBI en Miami ha estado recopilando evidencia sobre un atentado con bomba que en 1997 mató a un italiano en un hotel de La Habana.

Agentes han viajado a la capital cubana recientemente para ver si pueden vincular al militante cubano exiliado Luis Posada Carriles con el ataque.

El extraordinario esfuerzo de cooperación entre los dos países subraya su meta común de culpar del complot a Posada, el foco de una investigación de un jurado de instrucción federal en Newark, Nueva Jersey. Posada, ex operativo de la CIA entrenado en explosivos, está bajo arresto domiciliario en el apartamento de su esposa en West Kendall mientras espera juicio por cargos de fraude de inmigración, que no están relacionados con los atentados.


( EL MILITANTE anticastrista Luis Posada Carriles en Miami acompañado de su hija.
ALEXIA FODERE / Para The Miami Herald)

''Cualquier cosa que viene de Cuba es fruto de un árbol envenenado'', declaró el abogado de Posada, Arturo Hernández. ``Nosotros negamos estos cargos y defenderemos vigorosamente al señor Posada contra ellos si es que llegan a presentarse. Esto es parte de la propaganda del régimen de Castro contra mi cliente''.

Grupos de derechos humanos y de exiliados preguntan cómo se puede confiar en el sistema de justicia de Cuba cuando rutinariamente encarcela a disidentes y periodistas apenas sin evidencia.

La Sección de Intereses de Cuba en Washington no devolvió las llamadas que se hicieron pidiéndole sus comentarios.

Posada, de 79 años, un héroe para los exiliados por sus actividades anticastristas, por mucho tiempo ha sido considerado sospechoso en los atentados dinamiteros pero evadió escrutinio hasta que apareció en Miami en marzo del 2005.

Públicamente, el gobierno cubano ha acusado a la administración de Bush de proteger a Posada, pero detrás de las bambalinas se permitió que los agentes del FBI visitaran la isla en el otoño del 2006.

Tres funcionarios policíacos federales, familiarizados en el caso, describieron el viaje como ''bastante asombroso'' e ''insólito'' porque por años Cuba ha bloqueado el acceso del FBI a testigos, escenas de crímenes, evidencia forense y más información sobre los atentados dinamiteros. The Miami Herald acordó no nombrar a esos funcionarios debido a que hay una investigación en marcha del jurado de instrucción.

Las fuentes dijeron que el viaje fue muy productivo porque los agentes pudieron entrevistar a testigos, estudiar la evidencia forense --incluyendo materiales de bombas-- y visitar las escenas de los atentados, aunque rehusaron decir exactamente qué información obtuvieron.

La última vez que ambos países colaboraron en los atentados contra el hotel fue en el 2000, de acuerdo con a testimonios durante el juicio contra los cinco espías cubanos en Miami. Pero en esos viajes a La Habana, los agentes del FBI y un detective de Miami-Dade obtuvieron sólo artículos de periódicos y biografías del acusado, no evidencias.

El caso de las bombas se estancó hasta agosto del 2003, cuando el FBI y la Oficina del Fiscal Federal afirmaron que cerraron el caso y destruyeron alguna evidencia como asunto rutinario; sólo para comenzarlo de nuevo después de la entrada ilegal de Posada al país en el 2005. La división antiterrorista del Departamento de Justicia está dirigiendo la investigación.

El jurado de instrucción de Nueva Jersey está investigando a un grupo de exiliados cubanos sospechosos de enviar dinero a Centroamérica para financiar la supuesta campaña de atentados dinamiteros de Posada para dañar a la industria del turismo cubana.

Los documentos del gobierno cubano y de EEUU muestran asombrosas similitudes en sus investigaciones separadas de Posada. Dos sumarios --uno del FBI y el otro del fiscal general de Cuba-- alegan una conspiración que va desde Nueva Jersey a Miami y Centroamérica y termina en Cuba.

Las declaraciones juradas, faxes y testimonios en los archivos del FBI y de Cuba, señalan a Posada como el autor intelectual que coordinó donaciones, reclutas y explosivos para los supuestos ataques entre 1993 y 1998.

''El FBI no puede descartar la posibilidad de que Posada Carriles representa una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos'', escribió el agente del FBI Thomas Rice, en una declaración jurada del 10 de junio del 2005, un mes después de que los agentes de inmigración arrestaron a Posada en Miami.

La portavoz del FBI en Miami, Judy Orihuela, rehusó comentar.

José Gonzalo, sospechoso de ser uno de los financieros e interrogado por el jurado de instrucción, negó estar involucrado. ''No tengo nada que ver con eso'', indicó Gonzalo, de 44 años, quien vive en Union City, Nueva Jersey, con su padre, Rubén, que fue citado a testificar.

La versión norteamericana de los hechos alega que Posada escondió los explosivos plásticos en botellas de champú y zapatos para enviarlos de contrabando a Cuba semanas antes del letal ataque contra el hotel Copacabana el 4 de septiembre de 1997.

La versión del FBI se basa principalmente en información de un empresario cubanoamericano que montó una compañía de servicios públicos en Guatemala, donde se reunió con Posada en varias ocasiones.

A finales de agosto de 1997, el empresario declaró que él y un compañero habían descubierto ''lo que parecían ser materiales explosivos'' en la oficina de la compañía, donde Posada se reunía regularmente con otros dos empleados. Posteriormente, el empresario le dijo al FBI que los materiales eran 22 tubos plásticos transparentes llenos de una substancia oscura. Tenían el nombre del fabricante y decían ''explosivos de alta potencia, extremadamente peligrosos'', en español.

Durante la investigación inicial del FBI sobre los atentados terroristas de 1997 en Cuba, los agentes consiguieron expedientes que mostraban unos $19,000 en transferencias cablegráficas de Estados Unidos a ''Ramón Medina'', uno de los alias de Posada, en El Salvador y Guatemala entre el 30 de octubre de 1996 y el 14 de enero de 1998.

En su affidavit de 10 páginas, Rice se refiere a un fax del 25 de agosto de 1997 interceptado por el compañero del negociante cubanoamericano en la empresa guatemalteca. El críptico fax está firmado Solo. Las autoridades de EEUU piensan que Posada le mandó el fax a la compañía desde El Salvador dirigido a los dos presuntos conspiradores. Escrito a mano en español, se refiere a las transferencias cablegráficas que totalizaban $3,200 de cuatro hombres en Union City, Nueva Jersey, para pagar ``la cuenta del hotel''.

El sumario del gobierno cubano, que The Miami Herald obtuvo de expedientes presentados en Panamá, se apoya en la versión de Percy Francisco Alvarado Godoy, un guatemalteco que trabajaba para la inteligencia cubana.

En su declaración escrita de 16 páginas, Alvarado Godoy alega haber infiltrado secretamente a la Fundación Nacional Cubano Americana en 1993. Mantiene que Alfredo Domingo Otero, al que describe como vinculado a la fundación, le dijo que viajara a Guatemala, donde supuestamente recibió las botellas de champú y condicionador llenas de explosivos de manos de Posada y de un conspirador identificado solamente como ``Pumarejo''.

Alvarado Godoy le entregó los materiales explosivos a la seguridad cubana e identificó a Posada en una serie de fotos como su contacto, según los expedientes cubanos.

La declaración jurada del FBI no menciona ni a la fundación ni a Alvarado Godoy.

Cuba mandó las declaraciones de Alvarado Godoy a Panamá en el 2000 como parte de una solicitud de extradición de Posada, que fue arrestado junto a varios exiliados por supuestamente conspirar para asesinar a Fidel Castro durante una cumbre presidencial. Posteriormente fue perdonado y puesto en libertad. Panamá desclasificó esos documentos a solicitud de The Miami Herald en el 2005 tras la llegada de Posada a Miami.

La semana pasada, José Antonio Llama, ex miembro de la FNCA, le dijo a The Miami Herald haber asistido a reuniones de unos pocos miembros que habían formado un secreto Grupo Bélico, donde se discutió poner una bomba en un hotel cubano a mediado de los años 90.

Llama, quien afirmó que Posada no era parte del presunto complot, atribuyó la idea de poner bombas en lugares turísticos a Arnaldo Monzón Plasencia, un ex miembro de la Fundación, residente en Nueva Jersey, que ya murió.

''El tenía un plan, las bombas en el hotel en Cuba'', declaró Llama. ``El grupo bélico quería conseguir democracia en Cuba por los medios que fueran''.

Llama había tenido discusiones con la fundación por problemas de dinero que, según él, dirigentes del grupo le debían por haber comprado equipos presuntamente dirigidos a atacar los intereses del gobierno cubano.

La Fundación respondió en una declaración:

``Durante más de 26 años hemos abogado por una transición pacífica hacia la democracia en Cuba, sin derramamiento de sangre y sin rencores. Cualquier declaración hecha por el Sr. Llama en sentido contrario es patentemente falsa y cualquier acusación, igualmente sin fundamento, hecha por el régimen de Castro debe contemplarse como otro intento de desplazar la atención del terror y la represión que le ha estado infligiendo al pueblo cubano durante más de 48 años''.

Cuba declaró culpables a dos salvadoreños --Otto René Rodríguez Llerena y Raúl Ernesto Cruz León-- de poner bombas en centros turísticos de La Habana en 1997.

El gobierno cubano indicó que una bomba puesta por Cruz León en el Hotel Copacabana mató al turista italiano Fabio Di Celmo, cuya familia está buscando el encausamiento de Posada.

Fidel Castro y su aliado, el presidente venezolano Hugo Chávez, han demandado que EEUU entregue a Posada para que sea enjuiciado por los ataques en La Habana y por el atentado terrorista contra un avión cubano en 1976 en el que murieron 73 personas. Un juez de inmigración falló que Posada no podía ser enviado a ninguno de esos países porque podía ser torturado. En lo que Posada espera en Miami por el inicio de su juicio por fraude de inmigración el 11 de mayo en El Paso, Texas, los atentados de La Habana quedan como el único acto de terrorismo por el que EEUU pudiera juzgar a Posada.