BARACUTEY CUBANO

Las verdaderas heroínas

Por Cary Roque
Miami

Hagamos un poco de historia sobre Vilma Espín, esa ''heroína de la revolución cubana'', salida de una familia burguesa y que nunca olvidó sus buenos modales y hábitos de burguesa, imponiendo, eso sí, a las mujeres cubanas consignas, vicisitudes, trabajo esclavo, separación del núcleo familiar, guerras internacionalistas; en resumen, hambre, desolación, miseria y represión.

Gozó de la buena vida, alimentó su ambición, escaló pasando por encima de muchos para proclamarse dueña y señora del destino de cada mujer de mi país. Ella sí podía estar al lado de sus hijos, verlos crecer, educarlos a su manera y mucho más. Esa es a grandes rasgos la vida de esta ``heroína''.

Cuba ha dado otras heroínas como las mías, las nuestras, las de la historia de un dolor punzante en el costado izquierdo, que no se aliviaba, que cada día se acrecentaba. Nuestras madres, las madres de los prisioneros políticos, las que tenían que vivir con un nudo en la garganta, soportar la ausencia en silencio y esperar para poder entre lágrimas darle un beso y un adiós en una hora a sus hijos. Y dejarlos ahí, a merced de la violencia, la tortura, la muerte.

Muchas murieron a destiempo. Quizás el dolor verdaderamente mata. Por ese camino se fueron las vidas de mis heroínas, sin grandes titulares de periódicos, sin veladas solemnes, sin cartas de intelectuales, premios Nobel de la paz, o reconocimientos masivos. Pero se fueron con el grato sabor del deber cumplido, de haber sido verdaderamente madres, amigas, confidentes de anhelos rotos, de miradas perdidas en un futuro que nada bueno presagiaba. De haber soportado desde la frase hiriente hasta el triste espectáculo de una hija golpeada, con sus vidas y sus huesos fracturados. Esas son ''mis heroínas'', las verdaderas, las inolvidables, las que la historia recogerá como ejemplo de lo mucho que ha tenido que soportar la mujer cubana a lo largo de esta pesadilla.

Cary Roque

Miami