BROMAS DEL GENERAL RAUL CASTRO
Bromas del general Raúl Castro
Pablo Alfonso – pabloalfonso@comcast.net
Dicen quienes lo conocen que el general Raúl Castro es un bromista. No es que el hombre esté todo el tiempo dado a la chanza, pero se afirma que mantiene un carácter distendido; aún en medio de sus serias responsabilidades como ministro de las Fuerzas Armadas, segundo jefe del Partido Comunista y desde hace 17 meses presidente en funciones del Consejo de Estado.
En otras palabras una persona con sentido del humor; más cerca del cubano promedio que su hermano el dictador Fidel Castro, de carácter severo y con limitaciones congénitas para la risa, el baile y el espíritu festivo.
Diferencias aparte -sean reales o aparentes-, lo cierto es que en los últimos días el general Castro ha dado muestras de un humor muy fino. Algunos colegas, que me lo han comentado, lo califican de humor negro y desde Cuba los mensajes electrónicos que saltan la censura lo definen -sin dejar sitio a la vulgaridad o la grosería-, con un modismo muy criollo: ¡que jod..... es Raúl!
El general Castro maneja con acierto el cinismo para lanzar sus bromas, dichas de la manera más seria. Sus chistes más recientes, que corren de boca en boca entre los cubanos, los dijo el día de Nochebuena, cuando visitó a los electores de su hermano en Santiago de Cuba.
Explicó que fue una visita por mandato de su hermano quien, por razones de salud, no podía reunirse con ellos, como establece la ley electoral cubana.
Para subsanar ese pequeño detalle, allí estaba el general Castro. No llevó ni un video, ni un mensaje escrito, ni siquiera una foto del Comandante en Jefe, pero aseguró con una leve sonrisa: “Fidel se recupera, lee más que nunca, escribe, las decisiones trascendentales se le consultan, ha ganado en peso corporal, todos los días realiza ejercicios y les envía un fuerte abrazo”.
¿Dónde está el chiste? Bueno, en el mismo comentario…Yo lo escuché, por la televisión cubana, afirmando que “Fidel hace dos horas diarias de ejercicio, dos tandas diarias de ejercicio”. Sin duda, algo extraordinario para una persona de 81 años de edad, que convalece de tres intervenciones quirúrgicas. ¿Qué tipo de ejercicios hace el Comandante en Jefe? No lo explicó su hermano.
¿Por qué no aparece en público, ni en fotos, ni en videos ese hombre que se recupera y “ha ganado en peso corporal”? Tampoco lo explicó.
¿Habla en serio el general Castro o lo que afirma es una broma siniestra? ¿Es que acaso, el general bromista, le está cobrando a su hermano las cuentas del pasado? Recordemos que hubo un tiempo en que el dictador amenazaba a los cubanos con la figura de Raúl, señalando entonces que su hermano era más inflexible que él, más duro. Tal parece que ahora, Raúl, amenaza a los cubanos con el retorno al poder de su hermano.
Por lo demás, si se lee bien lo que afirmó el general Castro, su hermano tiene muy poco que hacer en las gestiones de gobierno. “Las decisiones trascendentales se le consultan”, dijo Raúl. Bueno, imagino que no haya mucho que consultarle entonces. No creo que el gobierno cubano se enfrente a menudo a “decisiones trascendentales.” Cuba no es un país que juega ningún papel “trascendente” en la arena internacional. La rutina diaria de gobierno, enfocada a los problemas internos de vivienda, alimentación, y transporte (para citar algunos) es el quehacer más recurrente.
La otra broma que lanzó en Nochebuena el general tiene que ver con el llamado que lanzó a los cubanos en su discurso del pasado 26 de Julio para que expresaran sus opiniones “libremente”, sobre los cambios que el país necesita.
Explicó que lo dijo “por encomienda del Partido y que fue aprobado por Fidel”. “De ese análisis han salido miles de planteamientos e insatisfacciones, pero nadie impugnó al sistema, a la Revolución”, afirmó.
Un buen chiste, ¿verdad?
Cuando de asuntos políticos se trata, el general Castro echa mano del humor negro. Como eso de que el Partido Comunista de Cuba, el único permitido en el país, tiene que convertirse “en el Partido más democrático que exista”. La fórmula propuesta: que se discuta más y “que existan diferencias no antagónicas”. Sin duda que se trata de humor negro del bueno.
Como buen bromista el general Castro dejó para el final sus mejores comentarios sobre la forma en que los cubanos pueden expresar sus opiniones y “discutir libremente”, sin miedo. Dijo así: “Que se emitan en el lugar que correspondan, que cada uno diga lo que desee, dentro del orden establecido, respetando siempre el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta”.
Sin duda que el sentido del humor del general Castro no tiene límites. Aderezado con adecuadas dósis de cinismo, produce una reacción compleja: Una extraña mezcla de perplejidad, asombro, indignación y risa. Todo depende del estado de ánimo de quien lo escuche.
Con esa idiosincracia tan peculiar que tenemos los cubanos para el choteo no hay que dudar que más de uno, al escuchar lo dicho por el general Castro, haya pensado que sus comentarios se merecen, “en el lugar que corresponda”, “dentro del orden establecido” y “respetando siempre el lugar adecuado”: una sonora trompetilla.
Publicado el 29 de diciembre de 2007 en el Diario Las Americas
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