miércoles, diciembre 26, 2007

EL ALTO PRECIO DE LOS “SUEÑOS CUBANOS”

Nota del Blogguista


¨ A casi medio siglo de distancia de aquel amanecer inolvidable –que fue el primero de enero de mil 959, con sueños, promesas y proyectos esperanzadores de más justicia, desarrollo, riqueza e igualdad para la Isla— ni unos, ni otros, hemos logrado el “Sueño Ideal”, común a casi todos los cubanos: la libertad y la prosperidad, en nuestra propia tierra natal. ¨

Iria, pero no olvidemos que también fue un amanecer de SANGRE, SANGRE, MUCHA SANGRE; sangre muchas veces culpable de asesinatos, también hubo sangre inocente, pero sangre humana al fín, que nos debió alertar de que algo venía muy mal y que lo que venía no era la PAZ soñada y ansiada fervientemente por la inmensa mayoría del pueblo cubano , pues el pueblo cubano, como todos los pueblos, cuando sufre una tragedia nacional, como es una lucha fratricida, lo que desea primariamente es que termine la tragedia independientemente de quien fuera el vencedor.

El motivo del 1 de enero de 1959 es el golpe ¨manu militari ¨ del 10 de marzo de 1952, pero las causas son mucho más antiguas y profundas; caudillismo, revolucionarismo, exaltación de la violencia, irrespeto a las instituciones, falta de responsabilidad civil ciudadana, etc.
***************
EL ALTO PRECIO DE LOS “SUEÑOS CUBANOS”

Por Iria González-Rodiles *
Colaboración
Berna
Suiza
La Nueva Cuba
Diciembre 25, 2007

Mil 959 marca los sueños realizados y perdidos por nosotros, los cubanos. Desde entonces, quienes ‘se fueron’ lograrían su “sueño americano” o su “sueño europeo”... cualquier “sueño extranjero”. Los demás, la parte mayoritaria de la población cubana, que permaneció en la Isla, nunca pudo realizar su ”sueño cubano” –presumiblemente, el mejor de todos los imaginados— porque fue, acaso, mezcla de una utopía con la imposición, la rigidez y el empecinamiento humanos.

Aunque no todos los que ‘se fueron’ hayan obtenido el éxito en los negocios o en las artes, ni la posesión de propiedades, dinero, lujos, ni una vida fácil, sí han alcanzado el “Sueño Supremo” al que aspiran todos los seres humanos: vivir en libertad. Pero, algo manca esa dulce sensación de ser libres en otro país, sin lograrlo en el que nacimos. A casi medio siglo de distancia de aquel amanecer inolvidable –que fue el primero de enero de mil 959, con sueños, promesas y proyectos esperanzadores de más justicia, desarrollo, riqueza e igualdad para la Isla— ni unos, ni otros, hemos logrado el “Sueño Ideal”, común a casi todos los cubanos: la libertad y la prosperidad, en nuestra propia tierra natal.

Aquel amanecer de banderas y gritos de libertad, de eufórica alegría popular, pronto se esfumó en el tiempo, se apagó en la memoria y en el corazón de quienes fueron sus auténticos protagonistas o de quienes fuimos sus testigos presenciales, primero, y sus seguidores, de inmediato.

“Esta es una revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”, dijo un Fidel Castro debutante. Pero pronto convirtió la humildad social en miseria generalizada y en una nueva clase a la élite gobernante.

También el caudillo de estreno afirmó: “Esta revolución no es comunista, esta revolución es humanista, es verde como las palmas. Los cubanos sólo queremos tener derecho a la paz, la justicia y la libertad”. Pero apenas dos años más tarde del triunfo insurrecional, convirtió la revolución en socialista y a él mismo en marxista-leninista.

El Nuevo Poder estableció la pena de muerte por fusilamiento, se enfrascó en guerras extranjeras, fabricó enemigos, fomentó la desconfianza, inoculó odios, sembró el miedo y se impuso como dictadura, rechazando todo intento electoral, toda diversidad política: A fin de cuentas, los cubanos continuaríamos sin la paz, la justicia y la libertad.

A su modo, la Revolución de Enero se fue convirtiendo en lo mismo que combatió, se fue negando a sí misma, con la agravante de haber destruido los indiscutibles valores tradicionales de la sociedad criolla y el desarrollo ascendente alcanzado durante la etapa republicana.

Así, lo que sobrevino después de esa fecha fue la debacle. Nunca se logró la abundancia y el desarrollo prometidos a ‘los pobres de la tierra’. Pero no precisamente, como se afirma, a causa del embargo (que también mal llaman ‘bloqueo’). Porque ni siquiera Cuba prosperó cuando la Unión Soviética y la Europa socialista existían y suministraban lo necesario para lograr un desarrollo aceptable en esa Isla de Naturaleza pródiga, clima generoso y gente laboriosa. (Asunto del mal “sistema”, señores).

Todo lo contrario: Cuba se tornó más dependiente y parasitaria que nunca, a tal grado, que el derrumbe del campo socialista provocó un desastre sumo, nunca antes registrado en la historia de la Isla y del que no se ha repuesto todavía, ni siquiera ligeramente.

Más de medio siglo

Pero la tragedia cubana es más grave aún, aunque pretendan suavizarla en Europa, en otras latitudes y hasta entre no pocos cubanos. No. Cuba no ha estado expuesta a una dictadura durante “casi” medio siglo. Cuba ya ha rebasado, en seis años, medio siglo de dictaduras... si la matemática elemental y la imparcialidad no fallan.

A fin de cuentas, la Mayor de Las Antillas experimentó una continuidad histórica, de una dictadura a otra, de la batistiana a la castrista. Solo que el período castrista –a diferencia del batistiano— es totalitario, estatista, condición que acentúa las desventajas en todos los órdenes de cualquier sociedad. Pero ambas etapas –una de extrema derecha, otra de izquierda— , no dejan de ser dictaduras al fin.

Pero algo andaba ya mal en Cuba desde antes, cuando un golpe de estado logró arrebatar la presidencia al Doctor Carlos Prío Socarrás, elegido en las urnas por el pueblo cubano. Es, precisamente, a partir del “gorilazo” batistiano, en 1952, que se retuerce el camino en la novata República de Cuba, hasta el sol de hoy. El establecimiento de esa dictadura facilitó y condicionó el contexto histórico para dar paso o continuidad a otro tipo de sistema dictatorial.

Cabe preguntarse, entonces, cuál hubiese sido el derrotero de la Isla de no producirse el Diez de Marzo de 1952. Pero casi se puede asegurar que de no existir ese funesto día, tampoco hubiese surgido el Primero de Enero de 1959. Aunque todo resulta hipótetico, es indiscutible que, de haber continuado por un rumbo democrático ininterrumpido, otra sería la Cuba de hoy, porque existían suficientes vías y recursos –perfectibles, además— para promover los programas y objetivos plurales de todo el espectro político nacional.

Pero lo único cierto, real, es que el curso de la historia fue otro, para desgracia nuestra. Aunque a veces las “desgracias” constituyen verdaderas clases magistrales para la Humanidad en su aprendizaje. (Para pesar nuestro, todo indica que los cubanos somos muy malos alumnos –sin exclusiones, señores).

El verdadero “sueño cubano”

Contemplar lo que Cuba es hoy duele en el alma y pesa en la conciencia de los cubanos, porque nadie está exento de cierta dosis de responsabilidad en el acontecer y el devenir de los asuntos patrios, ya sea por presencia, ausencia, conformidad o evasión... por lo que sea. Nadie puede lavarse las manos como Pocio Pilato. Al menos, así debe ser para quienes no integran el bando de los bribones, los facinerosos, los resentidos, los oportunistas o los indolentes.

Por lo pronto, Castro inventó una revolución sui géneris –la que nunca termina—, que sólo satisfizo y, que sepamos, aún satisface sus delirios de Poder y la obsesión de una izquierda mundial derruida como el mismísimo Muro de Berlín... Pero la vida demuestra que ningún proceso histórico, nada en la vida terrenal, tiene un carácter permanente o eterno: ni la Revolución Francesa, ni la Industrial, ni la de Octubre, ni la de Enero, ni la Naranja, ni la ‘Bolivariana’... ni sus protagonistas, constituyen la excepción de esta Ley.

Mientras, los cubanos esperamos que algún día se cumpla ese “Sueño Ideal” porque, como alguien dijo, “cuando quieres una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla”. (Supongo que así es, si no se trata de un “sueño maligno”).

Por éso, ojalá el “Sueño Cubano Ideal” se cumpla, pero al modo de un “Sueño de Rosa”: con predominio del amor, la justicia, la paz, la tolerancia, el respeto mutuo, el equilibrio, ausentes durante tantos años y en todas las partes, dondequiera.

Los Enigmas existen: quizás la demora en la realización del verdadero “sueño cubano” se deba a las señales que emitimos al espacio cósmico, donde esas “fuerzas misteriosas” –ajenas a la voluntad o al cálculo humanos— perciben que aún no estamos del todo preparados para tanta responsabilidad y esperan que alcancemos la madurez y la salud necesarias, como prueba de una lección bien aprendida... Y los Milagros existen, también.

Dicen que “soñar no cuesta nada”, pero no coincido del todo con este viejo refrán, porque los cubanos hemos pagado y aún estamos pagando un precio muy alto por nuestros sueños, cualquiera que éstos sean o hayan sido. Aún así, me apego a lo que Petrus enseñara a Paulo, El Peregrino de Santiago de Compostela:

“El hombre no puede nunca dejar de soñar. El sueño es el alimento del alma, como la comida es el alimento del cuerpo. Muchas veces, en nuestra existencia, vemos rotos nuestros sueños y frustrados nuestros deseos, pero es preciso continuar soñando , sino nuestra alma se muere”.

******************
* Iria González-Rodiles, es periodista independiente. Fundadora de la Agencia CubaPress. Escribe para la prensa alternativa desde 1995. Sus artículos y crónicas han sido publicados en diferentes medios tales como en las páginas WEB de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), CubaFreePress, Nueva Prensa Cubana, Cubaicei.org del Instituto de Economistas Indepiendientes, RSF (Reporteros sin Fronteras) y en revistas como la Hispano Cubana y Nueva Prensa Cubana.