CUBA Y LOS CAMBIOS DE RAUL
Por José M. Izquierdo
Llama la atención cómo los medios de difusión divulgan lo que está ocurriendo en Cuba cuando el régimen anuncia autorizar la venta de equipos electrodomésticos a la población, y permitir a los cubanos visitar los hoteles y playas que hasta ahora eran sólo para disfrute de turistas extranjeros, como si estos hechos representaran cambios.
La distribución de equipos para el hogar y otros bienes de uso doméstico ha estado siempre en Cuba sujeta al control estatal, que lo ha utilizado como una forma de controlar a la población. Primero se distribuyeron por las famosas libretas de abastecimiento y a través de los sindicatos en centros de trabajo a aquellos trabajadores que reunieran suficientes ''méritos'' laborales y revolucionarios. En los años 80 se comenzaron a vender en tiendas donde sólo podían comprar extranjeros y cubanos que tenían el privilegio de ser autorizados por el régimen. En los años 90, debido a la difícil situación económica del período especial, a Castro no le quedó más remedio que despenalizar el dólar y los equipos de uso doméstico abarrotaron las tiendas de divisas llamadas TRD (tiendas de recaudación de divisas) creadas al efecto, donde la población podía adquirirlos en dólares.
Como en anteriores ocasiones, ahora la venta y distribución de equipos electrodomésticos está encaminada a resolver problemas internos de abastecimiento y necesidad de dinero, sujeta siempre a limitaciones y manejos políticos y económicos del régimen. No representa para nada una señal de cambio. Ningún cubano en la isla que no reciba ayuda desde el extranjero puede adquirir estos equipos en divisas.
Cambio sería liberar a los presos políticos encarcelados injustamente, permitir libertad de expresión, elecciones libres, libertad para que los cubanos puedan viajar y libertad de empresa, para que la iniciativa y la laboriosidad cubanas se impongan.
Hialeah
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