EFICIENCIA PROLETARIA
Eficiencia proletaria
Por Jorge Olivera Castillo, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El proletariado apura el paso. Puja por mantener ventaja en la larga carrera por la supervivencia. Habilidad e ingenio bastan para estar en la delantera de una corrida que pone en la piel ríos de sudor y en los ojos la marca del sobresalto.
Ha descubierto la única forma de ganar sobre unos carriles sin señalizaciones, vallas insalvables y otros percances que aporta un socialismo en quiebra.
En Cuba sólo se vence con una dosis de doble moral que sirva de camuflaje para el robo de cualquier cosa. Todo se vende, todo se trafica en un mercado negro tan intenso como el discurso que proclama la eternidad del “proceso revolucionario”.
El carnicero exhibe su billetera a punto de estallar. Hay un amasijo de pesos convertibles y otra buena cosecha de moneda nacional. “Satisfecho”, dice con un tono que supera la voz triunfal de alguien que ha ganado una batalla.
Hipnotiza al inspector con dos kilogramos de carne de res, congratula al policía con unas libritas de pollo congelado, compra otra porción del silencio gracias a unas rodajas de jamón que le promete al presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
Cierra un ciclo de “lucha” donde varias familias mejoran el menú de la cena. Sin sogas ni vendajes amarra a los potenciales enemigos. Los inutiliza con una táctica que se repite de semana en semana.
Para estar más tranquilo consigue un ayudante que le avisa sobre la cercanía de algún personaje desconocido y teóricamente peligroso. No quiere correr riesgos y debe pagar un seguro extra.
Lo más sensible eran las cincuenta libras de carne bovina. Un producto casi sagrado en Cuba. Legalmente termina en los estómagos de los turistas y de quienes puedan pagar precios cósmicos en las tiendas que la venden en moneda dura.
De lo contrario, los comensales del barrio deben desembolsar no menos de 50 pesos de moneda nacional por libra. ¿Cómo un trabajador puede realizar tal compra cuando el salario promedio en Cuba es de aproximadamente 400 pesos mensuales?
La corrupción y el descontrol son dos orificios por donde escapar de los salarios insuficientes. El mecanismo funciona con una perfección envidiable. Estos escenarios tienen puntos en común con la economía de mercado y el capitalismo salvaje.
No todos tienen la suerte de encontrar un empleo en un lugar donde se produzcan artículos de primera necesidad o de otras características convenientes para lucrar con eficacia.
Algunos van a la zaga en la carrera de obstáculos que impone un sistema en el cual la ideología es el fundamento y el fin.
La eficiencia, la productividad, la conciencia ciudadana, el sacrificio, la moral, el sentido ético, son exhortaciones de breve existencia. Su hábitat son las reuniones promovidas por los núcleos del Partido Comunista, las asambleas que auspicia la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y decenas de cónclaves donde se proclaman resoluciones y se insta a abandonar la tibieza ante lo mal hecho.
Fuera de esas atmósferas son términos insulsos que nadie o muy pocos tienen en cuenta a la hora de cometer alguna fechoría, que dada su multiplicidad podría considerarse como parte indivisible de una cultura sin distinciones de ninguna índole. Delinque el obrero y el profesional. Unos compran, otros venden a la sombra de los discursos que celebran las excelencias de todo un pueblo. Se finge con maestría. Se soborna con naturalidad. Se esconden tras una prensa complaciente los desfalcos y placeres de jefes y administradores.
Los proletarios no se quedan detrás. Le han cogido el ritmo a un sistema que es un desastre. Sobreviven en el borde de la miseria como le han enseñado a través medio siglo de dictadura.
Son reales los contrastes, dolorosos y sin remedio mientras sigan edulcorando la catástrofe con discursos triunfales. El carnicero vivirá fumándose su tabaco de exportación, vistiendo ropa de marca y en otros disfrutes vedados a quienes se atreven a vivir del salario.
Aprendió a robar con profesionalidad. Millones de cubanos le imitan. La mayoría creció durante el socialismo, aplaude y repite consignas. Después consuman el delito. Es un estilo de vida. Una manera de burlar el cerco de la miseria. Otra de las tácticas con que el proletariado rompe el molde de la revolución socialista.
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