jueves, mayo 22, 2008

MENSAJE DE ERNESTO ORTIZ A AMIGOS DE LA DEMOCRACIA Y LOS DERECHOS HUMANO

Tomado de Democracia Participativa.net


Estimados amigos de la Democracia y los Derechos Humanos:


Luego de medio siglo de inmovilismo, da la impresión que Raúl Castro está revolucionando nuevamente la isla; sus cambios, o la bula promocional de los que vendrán, han sido notorios por fuerza. Sin embargo, creo que el entusiasmo es a veces desmedido: no ha tomado ninguna medida realmente liberadora, que aplaque en lo posible el control y omnipresencia de la represiva maquinaria estatal. Que la gente haga cola en La Habana para comprar un móvil, me parece el mismo tipo de algarabía que cuando llegan, luego de dos meses de ausencia, pargos y sardinas a la moribunda pescadería del barrio. Cierto que esta medida, y alguna otra como la venta de ordenadores, son muy potenciales a largo plazo: entrenan a las personas para otras exigencias y permite ir creando un mercado propicio al gobierno. Porque siempre se supo que Raúl Castro, a diferencia de su hermano Fidel, partidario de ninguna libertad en absoluto, es fan del modelo chino. Pero hasta el momento, me parece más “revolucionario”, aunque patético, que el convaleciente ex de casi todo en Cuba “entregara” y promocionara ollas de presión a que su hermano permita que los pocos que puedan compren ordenadores. Y dicho sea de paso, me preocupa la brecha inmensa que se está abriendo entre distintas capas de cubanos con distinto poder adquisitivo (porque han ido a Venezuela, porque tiene familiares afuera con posibilidad de enviarles mensualidades, porque son parte declarada de los sostenedores del régimen, etc.); pero al momento, lo que parece ser noticia son las nuevas disposiciones del Gobierno y la incertidumbre de si durarán menos que un merengue (un móvil, un portátil, una lata de sardinas) a la puerta de un colegio.

( Ernesto Ortiz, Raúl Rivero y Liduine Zumpolle a la llegada a Madrid desde Cuba de Raúl Rivero en el 2005 )


Repito, luego de medio siglo de inmovilismo creo que la mayoría de los cubanos no tienen miedo al paso atrás, muy al contrario: tienen miedo de dar un paso adelante. Eso no implica que muchos saquen tímidamente el pie, o intenten dar un salto; el espíritu humano no permanece demasiado tiempo apresado sin imaginar miles de modos de escapar.

Hay terrenos donde este imaginario (esta esperanza) puede realizarse con mayores éxitos: en el de la "producción" más o menos oficial y la difusión de ideas por medios "propios", siempre en continua pugna con una realidad usualmente restrictiva, o, como bien apunta la bloguera de “Generación Y”, Yoanis Sánchez, en continuos repliegues. De esta manera, una riquísima experiencia al respecto puede ser el análisis de la política cultural y de los llamados "nuevos" medios de comunicación en relación con las personas que están al alcance de estas esferas: intelectuales, artistas, blogueros, técnicos informáticos. La propia naturaleza de estos campos impide un control efectivo de los encargados de reprimirlos; entre otras cosas porque los represores mantienen el teatro de que estimulan tales artes y oficios de declarada importancia, y porque quienes los practican se codean, justamente, con la palabra libertad: o la libertad creativa, o el acceso a la información (y en nuestros tiempos cada vez es más notoria la relación entre información y libertad o un grado de libertad más efectivo).

Así, se da la paradoja de que en un país donde la mayoría de las personas no tienen acceso a internet, y donde unos pocos lo tienen sólo a la intranet interna, una bloguera, humilde, sacrificada, ha recibido una merecida notoriedad internacional. Ella no se presenta como disidente, porque la simulación es parte de la supervivencia en aquella isla nuestra; aunque sus actos la desmienten: allí estás obligado a disentir, de manera minuciosa, si no quieres que el cuerpo enferme y el espíritu se ahogue.

En el país donde Guillermo Fariñas realizó una intensa huelga de hambre para pedir que todos los cubanos puedan acceder libremente a Internet, esta habanera mantiene casi a diario un supervisitado blog. Fariñas, periodista y disidente “tradicional”, obtuvo mucho apoyo y simpatía de los amigos de la libertad, y Reporteros Sin Fronteras compensó su sacrificio con el Premio Ciberlibertad en 2006; Yoanis ha obtenido el Premio Ortega y Gasset, y fue incluida en la mediática lista del centenar de personas que Times considera más influyentes. Son héroes, de alguna manera impelidos a serlo pero no por ello menos virtuosos. No son los primeros ni los únicos que han intentado romper el estrecho cerco a la Internet en Cuba (de mil maneras, con mucho sacrificio, creativamente, descubriendo "huecos" en el sistema, encontrando colaboradores inimaginables), pero sin dudas su esfuerzo ha sido de los más efectivos. Ese reconocimiento internacional es parte de la débil coraza que los mantiene (nadie sabe hasta cuándo) a salvo. Coraza también voluble, dicho sea de paso, vista la abundancia de Ministerios orwelianos de La Verdad (y hasta, diría yo, de la "Moral Política") por doquier, penetrando y enfermando a muchos organismos internacionales (a guisa de ejemplo, al azar: en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se sientan no pocos depredadores de las libertades, la celebración de la pasada Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información nada menos que en Túnez, los próximos Juegos Olímpicos en China, etc.)

Hay muchas diferencias entre la manera de actuar en cada uno de los países "enemigos de Internet", de parte de los que reprimen y de parte de los ciberdisidentes. En China, país al que presumiblemente apunta Raúl Castro como modelo también en Internet, hay más de cien millones de internautas y el sistema de bloqueo y filtrado de la red más efectivo del mundo, es el mayor mercado para esta tecnología después del puntero Estados Unidos, y el de mayor crecimiento; necesariamente, los ciberdisidentes están organizándose. El gigante asiático tiene casi medio centenar de ellos en prisión; en la isla caribeña, al momento, no hay ningún blogger encarcelado, aunque sí muchos periodistas. Con los precedentes conocidos y en tales circunstancias surge simpatía y solidaridad allí donde uno menos supone, pero Yoanis está más sola. Es, si puede decirse, más vulnerable.

En Cuba es muy difícil una campaña online grupal y abierta como la que plantearon en VietNam el llamado grupo "8406", o como esa especie de "Proyecto Varela" de varios ciberdisidentes chinos (que dado que en teoría la Constitución protege las libertades fundamentales, decidieron comenzar un proceso judicial, aún en curso, contra sus censores). Quizá el ejemplo más cercano, traído por los pelos, aunque interesante, se dio entre los muchos correos que se intercambiaron dentro y fuera de Cuba algunos escritores e intelectuales (parte del grupo de los agraciados con esta posibilidad) en relación con lo que parecía el renacer de un antiguo censor literario, y que recuerda (salvando las distancias) la campaña de correos masivos coordinada por el activista Chen Yongmiao. Es muy visible la implicación personal de Yoanis, y el gobierno cubano ha de suponer que quitándola de en medio puede acabar con su proyecto y su influencia. Y eso puede suceder mañana quizá, o nunca, en cualquier momento... Hay un peligro real y omnipresente: está en el ambiente.

Porque es sabido que varias personas (trabajadores con algún tipo de acceso, estudiantes de Informática, usuarios del "mercado negro de las telecomunicaciones") han sido públicamente reprimidas o condenadas por delitos evidentemente injustos pero tipificados en los códigos penales cubanos. "El acceso (...) a la red informática global" no puede violar "los principios morales de la sociedad cubana", no puede "comprometer la seguridad nacional", porque han enviado un correo electrónico que demuestra (por el sólo hecho de expresar libremente su pensamiento) su "peligrosidad social predelictiva", o han colocado un artículo en su blog que será utilizado "directa o indirectamente, por el gobierno norteamericano", etc.; todas ambiguas y absurdas declaraciones en Decretos o Leyes que pueden dar con tus huesos concretos en cualquier cárcel de la isla. Allí están, estuvieron o estarán, por razones como estas, Raúl Rivero, Héctor Maseda, Julio César Gávez, Adolfo Fernández Sainz, etc. Ahora a Yoanis Sánchez, según denuncia, le han “advertido”: puede ser mañana, esta misma tarde, cuando te prendamos y des con tus huesos en la cárcel. Y cuando un policía, un miembro de un estado omnipotente, muestra toda la crudeza de su real poder, amenaza de tal forma a una ciudadana común, cuya única posibilidad de defenderse es otro argumento para su condena, muestra a las claras lo siguiente: que ese poder puede derrumbarse, y que esa menuda ciudadana tiene más fuerza de la que se creía.
Cordialmente,

Ernesto Ortiz, WebMaster
DemocraciaParticipativa.net

Nota: Publicado en respuesta a los aportes de Yoani Sánchez, desde Cuba, titulados "El miedo al paso atrás" y "Denuncia-Alegato-Confesión".