jueves, noviembre 27, 2008

OTRO DURO GOLPE

Otro duro golpe


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El deterioro del régimen chavista asciende en la conciencia de la ciudadanía, más allá del braceo creciente de la oposición.
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Por Miguel Cabrera Peña
Santiago de Chile | 26/11/2008

Basta recordar los vaticinios del presidente Hugo Chávez para entender quién ganó los comicios del pasado domingo. Antes de la convocatoria, el amigo de Fidel Castro prometió arrasar con todas las gobernaciones, incluidas las dos de la oposición, y "teñir de rojo" todo el mapa de Venezuela. Advertía también que perder tres gobernaciones sería "una derrota para el gobierno nacional".

Si la promesa se hubiera cumplido, Chávez estaría preparando un nuevo referendo para su reelección indefinida, pero según el analista Tulio Hernández la elección frenó "definitivamente las intenciones de gobernar hasta el 2050".

( Miembros de la oposición celebran la victoria en Caracas, el 23 de noviembre de 2008. (AP) )

A pesar de amenazar con la guerra civil si ganaba la oposición, el deterioro del régimen venezolano es algo que va ascendiendo en la conciencia de la ciudadanía, más allá del braceo creciente, pero escaso de liderazgos nuevos, de la oposición política.

Un indicador de que dicha conciencia en alguna medida existe, hay que buscarlo en la afluencia récord de un 65,5 por ciento para un evento de esta índole.

Sobre la votación gravitó, además, la drástica baja del precio del petróleo, vital para el funcionamiento del país. El mismo domingo de la cita democrática, el jefe del Palacio de Miraflores afirmó, sin sonrojarse, que no es una "gran preocupación" que los precios desciendan a 50 dólares el barril.

Los resultados

De las 22 gobernaciones en disputa, el oficialismo ganó 17, pero las cinco de la oposición representan más del doble de lo alcanzado en 2004. Es decir, junto con las gobernaciones de Táchira, Carabobo, Miranda, Zulia y Nueva Esparta, los adversarios de Chávez clavaron pica en el Distrito Metropolitano de Caracas, el más importante del país.

Entre todos, representan el 70 por ciento del Producto Interno Bruto y allí viven 12 millones de venezolanos, casi el 50 por ciento de la población nacional.

Aunque habría que atender a las criterios de Gerardo Blyde, alcalde electo de Baruta, en el sentido de que Venezuela "no se deja amedrentar por amenazas", también es verdad que el chavismo no está vencido ni mucho menos, sobre todo, como se ha evidenciado, en zonas rurales.

Las dos últimas batallas

Seguidores del oficialismo destacan que Chávez ha salido vencedor en 13 de sus 14 luchas electorales, pero olvidan que en las dos más recientes es donde peor le ha ido. Hace menos de un año perdió el referendo reeleccionista y ahora sufre otro descalabro mayúsculo, si se compara con su arrolladora victoria de 2004.

No es ocioso observar que la autoridad no ha sido remisa a desplegar represiones como la inhabilitación —sobre todo contra figuras adversarias— para presentarse a estos comicios.

Tampoco ha sido remisa a regalar "colchones y lavadoras" en barrios como Petare, según el electo alcalde de Sucre, el oposicionista Juan Carlos Ocariz, quien además recordó a la prensa el privilegio de las transmisiones nacionales del líder del socialismo del siglo XXI.

Como sucedió al conocer los resultados del 2 de diciembre pasado, Chávez felicitó a la oposición y, por supuesto, exaltó su victoria, amén de sugerir que el avance de sus contrarios se debió a la falta de experiencia en el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), la entidad que él mismo encabeza.

¿El fin del odio y la división?

Llama poderosamente la atención que todos los gobernadores electos abogaran por establecer relaciones cordiales con el ejecutivo, y Antonio Ledezma, que obtuvo la Alcaldía Mayor de Caracas, se refirió a la liberación de los presos políticos y al regreso de los exiliados.

Mientras los discursos de los opositores victoriosos se centraban en el esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de la población, expertos indicaban a la mayor pluralidad del nuevo mapa del poder en Venezuela.

No faltan argumentos a los que creen que Miraflores tendrá que negociar con las nuevas autoridades si desea llevar a cabo una serie de planes que la población necesita, y ello redundará en bien de la democracia y la disminución de las tensiones, algo que con el poder casi absoluto de Chávez no había sido posible.

Aunque ningún disidente del chavismo ganó una sola gobernación, el hecho de asistir a los comicios sin la tutela del PSUV desordena un poco el peso aplastante de Chávez en el seno de su propia coalición.

A partir de ahora, además, el abanico ideológico tendrá en Venezuela un espectro más amplio, pues los ganadores de la oposición "van desde la centroderecha hasta la socialdemocracia", recuerda Tulio Hernández.

No adopta pose acomodaticia quien percibe la sorpresa que brindó la oposición venezolana como un suceso desde todo punto de vista alentador. Aunque todavía goza de una elevada popularidad, el pueblo venezolano aprendió a poner riendas a las ambiciones de Hugo Chávez.