domingo, diciembre 21, 2008

HORA DE CAMBIOS

Hora de cambios


Por Miriam Leiva

La Habana -- El general Raúl Castro declaró en Brasil que estaría dispuesto a intercambiar gestos con el gobierno de Estados Unidos, mediante la liberación de los 75 prisioneros de conciencia encarcelados durante la gran represión de marzo del 2003, incluso ''enviarlos para allá con todo su familia'', a cambio de los cinco cubanos y cubanoamericanos condenados en ese país.

Quisiéramos encontrar buena fe en las palabras del Presidente. Sin embargo, la liberación de esos prisioneros de conciencia debería ser parte de los cambios por él prometidos al pueblo cubano, y no cumplidos hasta ahora. Los 75 fueron juzgados sin garantías procesales en juicios sumarísimos, sobre la base de mentiras; sus apelaciones se respondieron inmediatamente para confirmar las sentencias y no se ha aceptado revisión de causa. Ellos alertaban sobre problemas existentes en nuestra Patria, muchos de los cuales han sido reconocidos por Raúl Castro en los últimos dos años. Por tanto, mantenerlos en prisión es aún más injusto ahora. La mayoría de ellos apoyaba el Proyecto Varela basado en la Constitución vigente en Cuba.

En cuanto a los cinco prisioneros en Estados Unidos, han contado con juicios y audiencias de apelaciones extendidas, e incluso han podido llevar abogados desde Cuba, uno de ellos hermano de un acusado. No se trata de situaciones iguales, pues actuaban allí por órdenes del gobierno cubano. Comprendemos el dolor de sus familiares, muy en especial sus madres, sobre todo porque pasamos grandes vicisitudes para visitar a nuestros presos, y nuestras familias han estado condenadas y sometidas a tortura psicológica muy intensa. No obstante, los 75 no han tenido posibilidad de encontrarse con madres y padres ancianos debido a la lejanía de las prisiones durante varios años; ni con amigos llegados de cualquier parte del mundo como pueden hacer los cinco, ni siquiera aquellos cubanos residentes en sus pueblos. Tampoco tienen internet ni otros medios de comunicación y entretenimiento. Si se publican sus opiniones sufren represalias, mientras los cinco pueden hasta hablar por la televisión y la radio cubanas y publicar en cualquier parte del mundo, incluso libros de caricaturas mofándose del presidente Bush.

No sólo los 55 que permanecen en inhumanas condiciones de prisión tienen que ser liberados, sino que los 9 que están en Cuba con licencia extrapenal por serias enfermedades no pueden ser regresados a prisión, amenaza que pende sobre ellos a pesar de saber las autoridades que de ser puestos en las anteriores condiciones sus males crónicos resurgirían inmediatamente.

El gobierno de Cuba ha utilizado la salida del país de los prisioneros y sus familiares, como ahora hace el Presidente en cuanto a un supuesto gesto, según sus intereses internacionales, no con apego a la justicia y el respeto de los derechos humanos. Para quien está padeciendo los rigores de una prisión, indudablemente la excarcelación y un eventual viaje al exterior para liberar a su familia de los sufrimientos, la represión y la discriminación cotidianos, crean una dura disyuntiva.

Por otra parte, en Estados Unidos el sistema judicial es independiente, y se respetan las instancias y los derechos de los acusados. No es el caso de Cuba, donde el poder determina las sentencias, y en casos complicados se pretexta la seguridad nacional y la amenaza externa. Nada más ajeno al caso de los 75. Aquella Primavera Negra fue un plan macabro para reafirmar el miedo sobre el cual se ha basado el totalitarismo. Los desmesurados operativos de la policía en uniforme y la Seguridad del Estado buscaban decir al ciudadano común que eso podía sucederse, si osaba continuar expresando sus opiniones a través del Proyecto Varela o simplemente como ser social. Fue calculado para que permaneciera como una cuestión interna para manejar al antojo, pues se hizo coincidir con el inicio de la invasión a Irak, pensando que la opinión pública internacional no tomaría en cuenta lo sucedido en Cuba. Al parecer tampoco fue casualidad que 15 por 5 sea igual a 75.

Más que una causa de confrontación con la administración Obama que aún no ha tomado posesión, aspiramos a que el sentido común prime en estos tiempos en Cuba, de manera que puedan darse pasos realistas favorecedores del inicio de la normalización paulatina de las relaciones con Estados Unidos.

Esperamos que los prisioneros de conciencia y políticos pacíficos sean liberados y puedan contribuir a la reconciliación entre todos los cubanos, de adentro y de afuera del archipiélago, pero sobre la base de la justicia. No es tiempo de pretextos ni de volver a cerrar el dominó por caprichos.

Periodista independiente cubana.