viernes, diciembre 12, 2008

LA BELLEZA Y LA ELOCUENCIA

LA BELLEZA Y LA ELOCUENCIA

Por Guillermo Fariñas Hernández




Santa Clara, Villa Clara, diciembre 11 de 2008, (SDP) Hace dos años, el 7 de diciembre de 2006, el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, publicó un artículo titulado “Un Libro de Vida o Muerte”, que esta muy cercano a la insanidad cognitiva de su autora, la intelectual española Belén Gopegui.

En el trabajo, la escritora hace una valoración apologética, de la tercera edición revisada del tan llevado y traído libro “Cien Horas con Fidel”. Para realzar al hoy muy enfermo líder totalitario, se le ocurrió compararlo nada más y nada menos que con el bondadoso filósofo griego Sócrates.

Según argumenta en su escrito la propia señora Belén, los objetivos de este volumen, bajo la autoría del hispano-francés Ignacio Ramonet, son: “Contarles por qué este libro es para la izquierda mundial, como se dice de algunos problemas y cuestiones, un libro de vida o muerte”.

No son pocos quienes consideran el oculto propósito de la no por gusto tantas veces corregida obra. Perdón el término de “obra” usado por los filocastristas. Es que las ediciones son “revisadas”. El propósito consiste en dulcificar a escala mundial la tan intolerante como represiva imagen de Fidel Castro Ruz siempre antes de que ocurra su inminente muerte, para poder usarlo a posteriori como un icono izquierdista.

A veces recordamos el libro prohibido en Cuba del comunista hispano-cubano Carlos Manuel Pellicer. Su título lo dice todo: “Útiles después de muertos”.

Los hermanos Castro tomaron bien en serio el rechazo que le hizo la izquierda mundial a la satánica y archicriminal figura de José Stalin a partir de su muerte, acaecida en el ya lejano 1953. Por eso hacen lo posible para que no ocurra lo mismo con el dictador caribeño, tras el fallecimiento del hijo de Ángel y Lina.

Equiparar a Fidel Castro con Sócrates es un desvarío mental. Según el Diccionario Filosófico de M. Rosental y P. Iudin, el heleno decía: “El descubrimiento de las contradicciones permite desechar el conocimiento aparente, y la inquietud en que ella sume al entendimiento, estimula a pensar en busca de la verdad auténtica”.

Si la afamada Gopegui no lo cree, puede preguntar. ¿Sabrá ella lo que pasa a quienes se atreven a contradecir al Comandante en Jefe? Si posee el valor cívico para ello, que interrogue a Oscar Espinosa Chepe, Elizardo Sánchez Santa Cruz, Héctor Palacios Ruiz, Vladimiro Roca Antúnez, Huber Matos Benítez o a Mario Chanes de Armas.

Y sin llegar a ser opositores a Castro, pudiera evacuar sus incredulidades con Orlando Borrego, Roberto Robaina, Carlos Aldana, Víctor Dreke, Joel Iglesias, Félix Torres, Faure Chomón. Si la dejan entrar a la prisión de Guanajay, indague que le pasó a Juan Carlos Robinson, al no votar porque 30 mil televisores fueran para Bolivia.

A Doña Belén, varios familiares afectados quisieran indagar, como un pacifista e idealista como Fidel Castro fue capaz de dejar sin tumbas conocidas a los guerrilleros anticomunistas fusilados o muertos en combate en la Sierra del Escambray. Y ahora jura y afirma que en su “Revolución Socialista” no hay desaparecidos.

La escritora en su artículo trajo a colación muy adecuadamente a los filósofos “Sofistas”, esos maestros en ejercer la sabiduría y la elocuencia. El Diccionario Filosófico dice de estos: “Sus concepciones tenían en común la renuncia a la religión, a la explicación racionalista de los fenómenos y el relativismo ético y social”.

La Sofística para nada está desechada, no pocos políticos la usan en su profesión. “Es la ciencia de la polémica o la demostración a toda costa de argumentos falsos, mediante los llamados sofismas”. Nadie se opone al derecho de Belén a defender a Castro, pero por favor, señora Gopegui, sin ofender a Sócrates.

Nadie se parece más a un Sofista que el propio Fidel Castro, aunque la ilustre ibérica no lo acepte y vea así. Fidel Castro puede escribir en sus Reflexiones cuestiones no ciertas, como que los cubanos de a pie no tienen problemas con la alimentación. Lo importante no es si es cierto o no, sino la belleza y la elocuencia con que se exprese.
cocofari62@yahoo.es