LOS MITOS DE ABRIL
Los mitos de abril
Por Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubdanet.org) - Como enero, julio, octubre y diciembre, abril es un mes cargado de fechas y consignas en la mitología bélica del castrismo, cuyos medios de comunicación nos bombardean con sucesos del pasado que secuestran el presente y entorpecen las autopistas del futuro.
Las contorsiones retóricas sobre ataques, desembarcos, batallas y victorias acaecidas entre 1961 y 1968 reiteran el discurso histórico del grupo gobernante, como si no bastara con la distorsión de los hechos, el comercio de los desafíos simbólicos contra los Estados Unidos, el tópico de la soberanía humillada y las leyes draconianas del régimen contra la población insular.
Si bien es cierto que el bombardeo del 16 de abril de 1961 a los aeropuertos de Columbia, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba fue el preludio de la invasión del día siguiente por Bahía de Cochinos, también es innegable que los pilotos y los expedicionarios eran tan cubanos como los hermanos Castro, a quienes enfrentaron por discrepancias ideológicas con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos, cuyo presidente aceptó la intromisión sin permitir el desembarco de las tropas de su país, lo que hubiera dado al traste con la dictadura comunista que desde entonces cercena la libertad y los derechos de nuestro pueblo.
La denominada Victoria de Girón –Bahía de Cochinos es un nombre inapropiado- no fue un combate entre las tropas de los Estados Unidos y las fuerzas del gobierno revolucionario, el cual enfrentó otros desembarcos y alzamientos de compatriotas durante la guerra civil contra el castrismo. Los invasores no fueron mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Ellos, como los independentistas del siglo XIX y los luchadores contra Machado y Batista, utilizaron el escenario y los recursos del vecino contra una revolución que ya devoraba a sus propios protagonistas y se aliaba a la antigua Unión Soviética y al bloque socialista.
Girón no es la primera derrota del imperialismo en América Latina. Ni entonces ni ahora el gobierno de los hermanos Castro hubiera resistido la invasión de los Estados Unidos. El fracaso de los cubanos que desembarcaron por Bahía de Cochinos fue, cuando más, un error de la política norteamericana hacia la isla. El suceso ha sido sobredimensionado por la historiografía y la propaganda del castrismo.
Entonces, como ahora, teníamos excelentes propagandistas, capaces de convertir el forcejeo nacional en un hecho de trascendencia mundial, involucrar a terceros en nuestros asuntos, presentar a los opositores como agentes del enemigo y hasta justificar las intromisiones del gobierno cubano en Argelia, Angola, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, El Congo, Etiopia, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Panamá, Venezuela o los Estados Unidos, donde los agentes de Castro realizan espionaje y penetran a las organizaciones del exilio.
Nuestros propagandistas entretejieron el mito de un pueblo iletrado y alfabetizado durante la campaña de alfabetización de 1961, obviando que antes de 1958 más del 70 % de los cubanos sabían leer y escribir. Algo similar sucede con el embargo comercial aplicado en 1962 por el gobierno de los Estados Unidos. En vez de resolver el diferendo bilateral encubren los problemas del totalitario con las cortinas del embargo.
Mitificar la historia desde una visión unilateral y simplista es un método manido. Ya es hora de reescribir la cronología de abril y otros meses. El almanaque de la violencia y el mesianismo es una etapa fallida.
culturakiss@yahoo.es
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