CUBA Y SU ETERNA VÁLVULA DE ESCAPE / ORLANDO ZAPATA TAMAYO, ¿LO CONOCEN?
Tomado de http://www.cubademocraciayvida.org
CUBA Y SU ETERNA VÁLVULA DE ESCAPE
( publicado en "La Curra de Cuba" )
Por Iliana Curra.
La situación cubana está de mal en peor. Cuando todos creían que Venezuela le daría petróleo para vivir sin apagones, llega la noticia de que nuevamente regresan los que nunca se fueron: apagones alternos, como sucedió en el verano de 1993 que quitaban la corriente eléctrica por ocho horas y la ponían por las otras ocho más, y así sucesivamente.
El calor, el hambre, la represión y la falta de libertad para expresar el permanente malestar del cubano de a pie, convierten aquello en un verdadero infierno. Que a estas alturas el régimen diga que vienen momentos duros, es como comenzar cada pesadilla.
Particularmente no recuerdo que en Cuba se haya vivido sin crisis, pues de año en año se han vivido crisis insuperables que desgastan al ser humano hasta decir: ¡basta! Unos escogen el camino de la balsa, otros el de las cárceles, pues expresar su malestar en un sistema represivo y totalitario, no deja alternativas.
Ya Ricardo Alarcón, quien se jacta de ser el presidente del llamado parlamento cubano, está desesperado por sentarse a negociar con los Estados Unidos. Un portavoz de la administración del presidente Barack Hussein Obama anunció su oferta para renovar estas conversaciones.
Ya conocemos la debilidad de las administraciones demócratas en materia de política exterior. Los grandes éxodos masivos se realizaron siempre en momentos en que presidentes de ese partido estaban en el poder. ¿Pudiera el régimen de La Habana estar preparando otro éxodo masivo? No lo dudo.
Cada cierto tiempo en Cuba se caldean los ánimos, la presión ejercida por esos cubanos de a pie es lo que provoca que siempre se busque una salida masiva a esa olla que pudiera explotar en cualquier momento. Para eso el régimen prepara siempre las condiciones: murmullos sobre barcos de familiares provenientes de Miami para recogerlos, permiso gubernamental de balsas para salir por un punto de la costa norte, la apertura de una embajada (siempre capitalista, por cierto) para entrar en ella y pedir asilo político, o cualquier cosa que mueva los ánimos del pueblo para dar riendas sueltas a su deseo de abandonar ese infierno en que han convertido a Cuba.
El “Maleconazo” no fue tan espontáneo como parece. Al menos en lo que respecta a la concentración de jóvenes en el malecón esperando por barcos que nunca llegaban desde Miami. Había sido una “bola” echada a rodar para así dirigir aquellas turbas hacia la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, pero alguien dio un grito al estilo de los mambises de “toque usted a degüello”, y esas mismas turbas, enardecidas y con enormes ganas de salir de la isla se dirigieron al mismo centro de La Habana para romper cuanta vidriera y tiendas que vendían en divisas había por el área. Fue la desesperación y la frustración de una juventud nacida dentro de aquella cosa llamada revolución que nunca conoció la libertad, ni pudo expresarse libremente jamás.
Pero no estamos en 1994. La crisis económica mundial no permite que miles de personas entren a un país desordenadamente y, a pesar de que esta administración hace concesiones a la tiranía, no creo que le consientan al presidente la entrada de tanta gente, sabiendo que es una válvula de escape a la intolerancia para mantenerse por mucho más tiempo en el poder. Además de que se tomaría esto como una declaración de guerra contra los Estados Unidos. Al menos eso espero.
Todo está por ver, pero las condiciones están sobre el tapete. Alarcón exige que se sienten a resolverle el problema migratorio. Obama pudiera acceder a una cifra mayor para que entren ordenadamente y así evitarse la crisis. Pero la situación en Cuba está tan difícil, que no duraría mucho la tranquilidad, teniendo en cuenta que no todos pudieran viajar hacia Estados Unidos, ya sea por reclamación familiar o por la lotería de visas. ¿Qué es lo que mejor le conviene a los Castro? Obviamente, un éxodo masivo.
Las remesas y los viajes a Cuba no han dado los resultados positivos que el régimen castrista esperaba. La situación económica golpea a todos y los ánimos siguen caldeándose, vienen apagones y mucho calor, todo eso acompañado de la siempre y eterna represión de una dictadura que no cree en nadie a la hora de mantener su poderío político y militar.
Si una explosión social al estilo del 94 surgiera en la isla, ya sabemos que la represión será espantosa. Si esa juventud se ve cerrada a la posibilidad de huir masivamente, la olla de presión reventaría llevándose la válvula de escape y las consecuencias no las quiero ni pensar.
¿Habría otra alternativa con una dictadura como ésa en el poder? No lo creo, como tampoco creo en cambios, ni en la glasnot a la cubana, mucho menos en una perestroika tropical. ¿Dónde estarían los reformistas cubanos que tanto han mencionado los “cubanólogos”? En la mentalidad ficticia de quienes los inventaron.
Cuba está ahí. La crisis mayor se avecina, pero solo un “Maleconazo” de grandísimas proporciones pudiera dirigirla a la proximidad de una libertad a muy corto plazo. Todo está por ver. Mientras, el sicario de Ricardo Alarcón juega a la “Gallinita Ciega” y, a tiendas, busca que el imperio lo saque del conflicto que viene llegando.
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Por Iliana Curra.
Orlando Zapata Tamayo es un joven de la raza negra. Nació el 15 de mayo de 1967, fue parte de ese proyecto guevarista que llamaron “el hombre nuevo”, pero no soportó simular, ni someterse a esa dictadura que todavía permanece después de medio siglo y que muchos aprueban con su silencio o su indiferencia a niveles internacionales.
Integrado en las filas de la oposición al régimen de Fidel Castro, cumplió su primera condena en la prisión de máximo rigor de Guanajay, luego de haber sido detenido en la vía pública por agentes de la policía política y acusado de un presunto delito de “desacato. Ese término en Cuba significa expresarse libremente, decir lo que sientes, pero es un delito todo lo que sea opinar en contra de esa dictadura oprobiosa.
Excarcelado un año después, fue detenido nuevamente, siendo parte de la brutal represión contra opositores, activistas de derechos humanos y periodistas independientes en la conocida Primavera Negra. Realizaba un ayuno por un preso político, el doctor Oscar Elías Biscet, otro un joven de la raza negra.
( Orlando Zapata Tamayo )
Zapata Tamayo fue condenado a tres años de cárcel, siendo trasladado de prisión en prisión y recibiendo golpizas por parte de los carceleros hasta tener que intervenirlo quirúrgicamente de un tumor cervical debido a que los golpes lo dañaron profundamente. Pero eso no ha bastado, pues el ensañamiento contra su persona ha sido demasiado. Actualmente su condena es de 36 años de privación de libertad, habiéndosele celebrado 8 juicios sumarios sin poder defenderse, pues en Cuba no existen garantías procesales mínimas en los casos políticos.
Tantos años en un cuerpo maltratado, golpeado permanentemente, enfermo y débil, es ya de por sí una aberración. Más allá de los motivos absurdos por lo que ha sido encarcelado, del silencio internacional de un mundo que se llama civilizado, de la indiferencia mundial de otros que piden el respeto por las ballenas, los pájaros y los ríos, pero no les importa el dolor de los cubanos que han vivido sometidos por medio siglo en un régimen que todos esos aplauden con fervor. ¡Qué vergüenza, por Dios!
Pero sus protestas pacíficas, sus gritos de dolor cuando es pateado por órdenes de la Seguridad del Estado y su fe en un futuro libre para Cuba, no lo hacen menos que nadie. Deberían tomar ejemplo de ello los afros americanos que viajan a la isla a pedir levantamientos de embargos, viajecitos placenteros para turistas americanos y concesiones para esa asquerosa tiranía.
Convendría que se enteraran que existe un hombre negro, sí, no un afro cubano, un hombre negro que es pateado como en la época de la esclavitud, amarrado en su celda, maltratado hasta la saciedad, solo por defender los derechos humanos de ese pueblo sometido. Por no dejarse humillar, por pedir derechos que sean inherentes al ser humano y nadie, nadie puede quitarle, mucho menos por la fuerza.
Orlando Zapata Tamayo, ¿lo conocen? Debieran conocerlo todos esos que chillan a favor de la dictadura. A favor de concesiones estúpidas que nada aportan a la libertad de Cuba.
Lean, oriéntense, busquen quién es este joven negro que no le reconocen sus derechos en su propia patria, al igual que 11 millones más.
¿Lo conocen? Aquí tienen una breve reseña de alguien que merece ser reconocido por su valor. Ahí les dejo.
Orlando Zapata Tamayo- Protagonistas del Cambio
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