PATEAR LA MESA
Patear la mesa
Por Jorge Olivera Castillo
Sindical Press
Este es el retrato de lo que acontece entre el gobierno cubano y quienes tratan de establecer el marco para una positiva evolución que concluya en acuerdos duraderos. La Unión Europea, encabezada por España, insiste en tender la mano. Sin embargo, no consigue una respuesta similar del otro lado, al menos con la consistencia y la definición requerida como para quedar convencidos de la seriedad del gesto.
No es que se rehúse totalmente a la oferta, pero los asuntos más sensibles, si es que son abordados, se constriñen a leves menciones o a una completa omisión. En virtud de allanar el camino al diálogo se podrían estar sacrificando temas esenciales, muchos de los cuáles se traducen en problemas de carácter humanitario, como es la liberación de una veintena de prisioneros de conciencia a causa de su estado de salud, debido a las deplorables condiciones de encarcelamiento.
Ceder más allá de lo necesario sin una perspectiva clara de qué se va a obtener en materia de apertura, sería como jugar fútbol en un terreno cenagoso. No es lógico invertir recursos políticos y diplomáticos en función de tácticas que podrían redundar en efectos contrarios.
Darle mayores márgenes de legitimidad a una élite de poder que no parece tener ninguna intención de cambio, podría incentivar la propensión al uso de la fuerza en intramuros de manera más rigurosa, como viene ocurriendo en los últimos meses.
La represión presenta una tendencia al alza, no solo contra las fuerzas de la disidencia interna. Las detenciones, registros corporales, imposición de multas y penas de cárcel contra presuntos infractores de la “legalidad” socialista, así como el recrudecimiento del maltrato a los condenados por delitos de opinión, revela el marcado deterioro de la situación.
Por ejemplo, los ciudadanos que esperaban una gradual descentralización en el área económica, como vía para contar con la posibilidad de ejercer el trabajo particular, hoy forman parte de una mayoría decepcionada.
Otra señal muy interesante a la hora de bosquejar la situación es el bajo perfil en el lenguaje hacia la nueva administración norteamericana, basado en el viejo estilo de atizar la confrontación por cualquier medio.
De nada sirvieron las primeras señales de Barack Obama en pos de la búsqueda de un arreglo bilateral que requiere de un proceso, dada la intensidad y la duración del conflicto.
La realidad es muy confusa y peligrosa. Apostar por un camino donde se refuerzan los dispositivos más conservadores del poder, es como huir hacia adelante con los ojos vendados.
Esta opción combinada con los efectos de la crisis económica mundial en relación al previsible incremento de los niveles de racionamiento, advierte que los indicadores represivos podrían multiplicarse en los próximos meses. Es la única manera de aplazar una convulsión social con reales probabilidades de degenerar en un caos.
He escuchado decir que las causas de la inamovilidad del sistema radican en la relativa recuperación de Fidel Castro. Según esas opiniones, el anciano líder ha vuelto a asumir sus prerrogativas de caudillo.
Me cuesta creer que Raúl sea el máximo exponente de un sector afín con el pragmatismo, y que Fidel haya reasumido sus funciones. Pienso que todo es parte de un juego con tal de ganar tiempo a través de la emisión de falsas señales de apertura y otras artimañas con las cuales vestir de espectacularidad y misterio los acontecimientos.
Hay que prepararse para observar la próxima patada a la mesa. Negociar, en el diccionario de los líderes absolutos, es rendirse. Así ha sido y así será.
Mientras se avanza por los calles del siglo XXI, cobra mayor nitidez el aviso de que el final de la revolución podría ser apocalíptico. Ojalá y tal presagio quede en la historia de Cuba como otro rumor sin consecuencias prácticas.
oliverajorge75@yahoo.com
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