BIENVENIDO EL CONCIERTO DE JUANES
Bienvenido el concierto
Por Miriam Leiva
La Habana -- Juanes se ha propuesto congregar a los cubanos en la Plaza de José Martí, construida antes de 1959, el próximo 20 de septiembre. Sería un concierto ``paz sin fronteras'' como el efectuado en marzo del 2008 con Miguel Bosé y otros artistas con corazón e inteligencia en la frontera entre Colombia y Venezuela.
Afortunadamente quienes se oponen al concierto fuera de Cuba no poseen el poder de fuego de las fuerzas armadas colombiana y venezolana, aunque amenazan con un boicot a los artistas. El gobierno cubano goza con este jaleo, pues de no efectuarse lo liberaría de la incómoda aceptación que debió hacer por su supuesto aperturismo cultural, diseñado hacia el exterior para procurar una cara más amable, maniobrar con los artistas del patio y entretener con admirados foráneos a un pueblo que afrontará mayores carencias y sacrificios hasta no se sabe cuándo.
Conmociona que en otras riberas del Caribe y el Atlántico se objete el lugar para el concierto porque desde 1959 ha acogido reuniones emblemáticas del gobierno y fue rebautizada Plaza de la Revolución. No se puede contribuir con el totalitarismo para hacer olvidar al pueblo que la Plaza Cívica José Martí fue construida por el patriotismo y los aportes económicos de sus mayores, y por tanto le pertenece. El papa Juan Pablo II ofició su última misa en Cuba allí, Fidel Castro incluido, el 25 de enero de 1998 y su mensaje caló hasta hoy. Cientos de miles de personas colmaron la plaza, la mayoría por decisión propia, no por convocatoria del Partido Comunista ni porque podrían perder trabajo y estudios, no conseguir un permiso de salida del país o ser reprimidos. Desde muchos países llegaron cubanos para participar en su misa; no fueron llevados a las piras inquisitoriales por otros cubanos a su regreso.
Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos, siguió esos pasos el 14 de mayo del 2002 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana ante una audiencia seleccionada, Fidel Castro incluido; con transmisión de televisión en directo habló del Proyecto Varela que reclama un referendo según la Constitución. Inmediatamente quienes no lo conocían, buscaron el documento. Su visita había causado cierto revuelo negativo allende los mares, pero el aporte fue histórico.
Juanes ha dicho: ``Yo no voy hacia el pasado, es parte de la historia y se debe conocer. Voy hacia el futuro, el de Cuba y el de toda la región. No le tengamos miedo a la libertad, a cambiar las cosas, el miedo es el peor sentimiento. La música, el arte, deben estar por encima de toda ideología o condición''.
Silvio Rodríguez hace muchos años que no es el cantautor desembozado, salvado de la represión por la visión abierta de Haydeé Santamaría. Descubrió que sus valiosas poesías musicalizadas lo convertirían en millonario permitido, si comulgaba con el régimen que persigue a los trabajadores por cuenta propia, llamados capitalistas por ganar unos pesos y confiscados si tienen buenas ganancias. El puede ser un gran empresario, mientras las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) son una herejía en Cuba.
Amaury Pérez es el colmo del adulador y no se le tilda de tartufo para no ofender la memoria de Moliere.
¿Son esos fariseos razón suficiente para privar al pueblo de Cuba del disfrute de artistas tan relevantes? Una actuación en vivo no se olvidará nunca. ¿Acaso se desprecia la capacidad de los cubanos para pensar y cuestionarse si ciertamente ``este es el mejor de los mundos posibles''?
Willy Chirino propuso colocar una pantalla gigante en La Piragua para transmitir un concierto suyo en julio pasado. La pregunta popular ahora sería por qué él no. ¿Por qué Celia Cruz, Bebo Valdés, Albita, Willy, Gloria Stefan, Paquito D'Rivera, Sandoval y tantos otros están prohibidos en Cuba? ¿Acaso no se sabe que en las calles de cualquier pueblo se escuchan y el gobierno tiene que hacer el oído sordo?
Muchos artistas extranjeros son solidarios con la sociedad civil cubana. Luego de la gran represión de marzo del 2003 enviaron cartas contundentes a los gobernantes. Ana Belén y Víctor Manuel con razón aseguran que cantar en Cuba no supone compromiso con las autoridades. Ellos contribuirán a que las glorias cubanas prohibidas vengan en un futuro no lejano. Estimularán a un pueblo agobiado, cultivarán su intelecto, promoverán la reconciliación y demostrarán los derechos. Será el comienzo de la normalidad. Nadie tiene derecho a privar a los cubanos de adentro de lo que el mismo disfruta naturalmente en el extranjero. Con el totalitarismo isleño ya tenemos más que suficiente.
Periodista independiente cubana.
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