domingo, agosto 16, 2009

Entrevista con Elías Amor Bravo. “Cuba necesita hacer una doble transición: política y económica”


“Cuba necesita hacer una doble transición: política y económica”. Entrevista con Elías Amor Bravo


Cuba 2.0 conversa sobre la actualidad económica cubana con Elías Amor Bravo, economista cubano exiliado en España. Sábado 15 de agosto de 2009

El principal problema histórico del castrismo ha sido acostumbrar a la economía cubana, y a los cubanos, a vivir de ayudas del exterior, sin generar ideas, innovaciones, productos y servicios competitivos que sirvieran para fijar una posición estable en la economía mundial.

(Elías Amor Bravo )


Cuba 2.0 .- ¿Cómo está la economía cubana?

Cada vez que se tiene que evaluar el estado de la economía cubana con datos objetivos, se hace preciso recurrir a fuentes estadísticas de credibilidad. Si vamos al último Informe de CEPAL, el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2008-2009 publicado el pasado mes de julio, la situación de la economía cubana dista mucho de ser positiva.

El Producto interior bruto, PIB, se ha desplomado en su crecimiento desde el 12,1% de 2006 hasta el 4,3% registrado el pasado año, y el 1% revisado por las autoridades para el presente año, aunque yo pienso que podrá disminuir algo más. Un descenso de esta magnitud no se justifica sólo con los efectos devastadores de los huracanes o con el impacto directo de la crisis económica mundial, sino con el diseño del modelo económico por parte de las autoridades. La negativa a reconocer la necesidad de un marco estable de derechos de propiedad y el retorno a la economía de mercado, lastran las posibilidades reales de crecimiento de la economía cubana. Ineficiencia, improductividad, colas, escasez, racionamiento, mala calidad de los servicios, son los rasgos que caracterizan a la economía cubana.

Cuba 2.0.- ¿Cuáles son las causas?

En primer lugar, el modelo económico comunista, intervencionista y planificado, no sirve. No tiene sentido que en Cuba la participación del gasto del gobierno sobre el PIB se mantenga en un 52,6% frente a un 22% de media en América Latina. Esa voracidad intervencionista apenas deja espacio para la iniciativa privada competitiva y eficiente, a la que en Cuba se niega cualquier espacio mínimo.

No tiene sentido que en Cuba la participación del gasto del gobierno sobre el PIB se mantenga en un 52,6% frente a un 22% de media en América Latina.

En segundo lugar, la falta de inversiones frena el crecimiento a medio y largo plazo. La participación de la inversión interna bruta en el PIB en Cuba se sitúa en el 10,2%, mientras que en América Latina supera el 20% de media. Hay que aumentar las inversiones en detrimento del gasto corriente improductivo para mejorar las infraestructuras del país (carreteras, comunicaciones, energía, transportes). Eso es lo que permite a un país crecer.

Tercero, el descontrol de las políticas fiscales y monetarias, la pésima gestión de la política económica crean un entorno de incertidumbre que no consigue la necesaria credibilidad internacional. No se puede gobernar una economía por medio de reales decretos o ajustes de cantidades. En este momento, y como consecuencia de la expansión de un gasto público corriente insostenible para la improductiva y débil economía cubana, la participación de la masa monetaria en circulación alcanza al 40,6% del PIB. Descontrol fiscal y monetario que están en el origen de muchos de los problemas del día a día de los cubanos.

Cuarto, las experiencias parciales para mejorar la economía no han dado sus frutos, porque el ajuste estructural que necesita Cuba es de gran calado. Los reportes que nos llegan de la entrega de tierras son insatisfactorios y no mejoran la producción de alimentos. Las políticas salariales ajustadas a la productividad no se pueden llevar a cabo por las dificultades técnicas y burocráticas en las empresas. Las redes de distribución de alimentos que trasladan los productos de los campos a los mercados agropecuarios no son eficaces. El gobierno paga tarde y mal a los agricultores. Ahora se ha empezado a jugar con el control de precios de productos básicos en moneda convertible, sin tener en cuenta el coste de este tipo de medidas.

Todas estas causas están en el origen de un modelo político e ideológico que debe ser desterrado por su absoluto fracaso. Ese es el problema principal para Raúl Castro.

Cuba 2.0 .- Raúl Castro dijo que entregaría tierras ociosas a la gente para que las cultivara, ¿Qué noticias se tiene de este proceso?

Lo primero que tenemos que preguntarnos es por qué un país con la calidad de la tierra y el clima de Cuba, que lo convierten en idóneo para la agricultura, tiene tierras ociosas. Esa es la primera consideración. Gran parte de estas tierras abandonadas tienen su origen en el desmantelamiento de la industria azucarera decidido por Fidel Castro en 2002, con el cierre de ingenios, el despido de 100.000 trabajadores y el abandono de los campos de cultivo de caña. Qué curioso. Ahora, siete años después el precio del azúcar en los mercados mundiales alcanza máximos históricos y Cuba, la gran potencia azucarera mundial, ni siquiera produce para su consumo interno.

Recuperar esas tierras entregándolas a campesinos para que las trabajen sin que sean suyas, no es la solución. En mi opinión, el límite de las dimensiones de las tierras entregadas, la imposibilidad de unirlas para mejorar la escala productiva, las inversiones que se deben realizar en trabajo fijo para recuperar muchos de esos campos invadidos por el marabú, la falta de canales de comercialización eficaces, de abonos, de equipamientos y tecnología, son un freno para la entrega de tierras. Pero no le quepa la menor duda, si estas tierras se vendieran y pasaran a ser de propiedad privada, y se permitiera el funcionamiento del mercado de la tierra en Cuba, estoy convencido de que se obtendrían resultados muy diferentes.

Cuba 2.0.- Dice Raúl Castro que reducirá los gastos en diferentes sectores sociales…

Y dice bien. Como ya he señalado, Cuba no puede seguir dedicando más del 50% del PIB al gasto público. Hay que abrir espacios a la actividad productiva privada en la mayor parte de actividades y servicios. No tiene sentido que el Estado se encargue de todo, eso es ineficiente e improductivo. Las fórmulas parciales tampoco son recomendables. Habrá que reducir los gastos sociales en educación y sanidad, pero también habrá que abrir espacios para que las instituciones de la sociedad civil, la Iglesia, las cooperativas, las personas individuales, puedan prestar servicios fuera del control público, recuperando el mercado, la libertad de elección de los ciudadanos. Si estas medidas se impulsan de forma adecuada, creo que hay futuro en Cuba.

No tiene sentido que el Estado se encargue de todo, eso es ineficiente e improductivo.

Cuba 2.0.- Se habla mucho de las subvenciones que recibe Cuba de parte de Hugo Chávez. ¿Qué influencia real tiene ello en la economía cubana?

No existe forma de calcular cuál es el importe real de las aportaciones de Chávez a Cuba, pero estoy seguro de que no alcanzarán los 1.000 millones de dólares que reciben las familias cubanas de sus parientes en el exterior, que se ha convertido en uno de los sustentos básicos de la economía cubana. No es tanto el volumen, como el concepto. Permítame que me explique. Estas ayudas de Chávez podrían ser positivas si en Cuba existieran pequeñas empresas, comercios, profesionales, organizaciones productivas de mercado que pudieran aprovechar esas generosas ayudas. Otro tanto cabe afirmar con respecto a las transferencias de las familias. El problema es que esas subvenciones del exterior sólo sirven para mantener una estructura productiva estalinista, intervencionista y reguladora, que sólo aspira a ganar tiempo dentro de su ineficacia. El principal problema histórico del castrismo ha sido acostumbrar a la economía cubana, y a los cubanos, a vivir de ayudas del exterior, sin generar ideas, innovaciones, productos y servicios competitivos que sirvieran para fijar una posición estable en la economía mundial.

Cuba 2.0 .- De frente al futuro, ¿Qué le hace falta a Cuba?

No cabe duda que Cuba necesita hacer una doble transición: política y económica. La recuperación de la democracia, la libertad, los derechos humanos fundamentales, la amnistía a los presos políticos, la libertad de prensa y de culto, son y deben ser baluartes fundamentales del cambio político. Otros países han transitado en procesos similares con éxito. No hay nada que nos lleve a pensar que los cubanos no puedan hacer lo mismo desmontando el Estado comunista y estalinista de la denominada “revolución”.

Pero además, hay que hacer una transición económica, y eso es más complejo, porque hay que recuperar instituciones de la sociedad civil que han sido eliminadas, perseguidas y criminalizadas por las autoridades. La revisión del concepto de empresario, por ejemplo. ¿Qué se puede pedir a un país cuando varias generaciones han sido educadas en ideas tan absurdas como que el empresario es un vil y perverso individuo cuya única finalidad es explotar a los demás? Los cambios necesarios en materia económica son de gran calado, y no se va a resolver la situación con ajustes parciales. Las dos decisiones fundamentales están muy claras: derechos de propiedad estables y bien regulados, junto a economía de mercado. Sugiero a los colegas dentro de la Isla, que por suerte no andan desencaminados, a que reflexionen sobre estas cuestiones.