ALEMANIA: MERKEL 2.0
Por Marcos Villasmil
Nadie puede acusar a Ángela Merkel de ser carismática según los patrones de moda. Pero a pesar de tener ese hándicap de luchar contra una política contemporánea más adecuada para personajes sacados de la revista HOLA que para la hija cincuentona de un pastor luterano, que no es ni abogada ni economista, sino la mucho menos común distinción –sobre todo para un político- de ser doctora en Física, Merkel ha demostrado ser una política triunfadora.
Su pueblo, luego de las resultados electorales del domingo 27, le ha renovado su apoyo, dándole incluso un mandato mayor. El éxito sigue coronando un destino personal de lucha por la libertad y la justicia social.
Desde muy joven preocupada por los avatares de su país, dividido, y viviendo ella en el lado comunista, luego de reunificada Alemania su ascenso en las filas demócrata-cristianas fue vertiginoso. Ministra de varias carteras bajo su entonces mentor, Helmut Kohl, en el 2005 llevó a la victoria a la coalición CDU/CSU, convirtiéndose en la primera mujer en gobernar a ese país, en ser electa Canciller Federal, “Bundeskanzlerin”, siendo también la primera persona nacida en la antigua Alemania comunista, la RDA, en ocupar dicho cargo de la Alemania unificada. Pero su victoria hace cuatro años fue muy ajustada, lo cual la obligó a ejercer el mandato bajo una “Gran Coalición” con sus archirrivales socialistas.
(La canciller alemana celebra su victoria en las legislativas)
La política alemana, que por muchos años, y ciertamente durante la existencia de la llamada Alemania Occidental antes de la unificación, se basaba en tres grandes polos partidistas, el socialista (SPD), el demócrata-cristiano (Unión Demócrata Cristiana, CDU, y la Unión Social Cristiana, CSU, de Baviera) y el Liberal (FDP), ahora es mucho más variopinta. Y ello, a pesar de que las reglas del juego electoral no sólo no promueven sino que desestimulan la atomización partidista –lección aprendida duramente en su historia pre-nazi: la desgraciada constitución de la República de Weimar.
En la RFA para que un partido tenga presencia en el parlamento federal (Bundestag) se requiere que saque al menos un 5% de votos. A pesar de ello, además de los tres polos partidistas tradicionales, hoy están “Die Linke” (la izquierda, con su líder, el inefable Oskar Lafontaine, una división del SPD por su extrema izquierda), y los ecologistas, los Verdes.
Merkel dejó en claro en esta campaña que no deseaba continuar la “Gran Coalición” con el Partido Socialdemócrata (SPD) del ministro del Exterior Frank-Walter Steinmeier, sino que quería retornar a los tiempos de los gobiernos de centroderecha, en coalición con el Partido Liberal (FDP). Luego del resultado electoral de este domingo los socialistas, con el peor resultado en sesenta años, dejan la coalición de gobierno y los liberales, que obtienen el mejor resultado de su historia, retornan.
Los socialistas la tenían muy difícil, debilitados por los malos resultados electorales regionales y europeos; en estos últimos la derrota fue de campeonato. Además, para gobernar sin la Democracia Cristiana tendrían que montar una coalición cuasi-utópica: intentar lograr votos suficientes para unirse con la detestada extrema izquierda, y con los Verdes. En los días previos buscaron incluso atraer a los Liberales a una fórmula con los Verdes, y los Liberales, nada tontos, rechazaron una oferta tan desinteresada.
Hoy el único político realmente popular, un verdadero primus inter pares, es la reelecta Canciller Federal, Ángela Merkel. No hay duda que es el activo más importante de la CDU hoy. El respeto y la fama bien ganados traspasan las fronteras teutonas: En los últimos cuatro años ha sido considerada por la revista Forbes la mujer más poderosa del planeta.
En una entrevista luego de la victoria electoral del 2005, declaró ser “inmune a la seducción del poder; éste la tenía intrigada, atenta, pero en absoluto angustiada, teniendo claro que muchos rituales del poder todavía no han sido adecuados a la mujer.” Preguntada sobre su antecesor en el cargo, el socialista Schröder, afirmó sin dudarlo que “la realidad le pasó cuentas.”
En el SPD, luego del fiasco del populista y demagogo Schröder, no hay ningún dirigente que se destaque. Además, parte de su base de votantes tradicional se fue con Lafontaine y Die Linke. El socialismo alemán, como en casi toda Europa y Latinoamérica sufre un problema grave de identidad, hace tiempo que no actúa como un agente racional de la política. ¿Cómo llamarse de izquierda, o progresista, si se acepta el mercado y la economía capitalista? ¿Cómo superar las carencias del Estado de Bienestar? Si hubiera que identificar un verdadero líder del socialismo democrático no hay que buscarlo en Europa. ¿Brown? ¿Zapatero? La verdad es que Lula Da Silva se los lleva a todos en los cachos. La izquierda debe aprender que su viabilidad sólo existe si acepta el predominio de la realidad, y de la experiencia, sobre la ideología.
En el caso alemán, ¿qué pueden hacer? ¿Volverse más de izquierda, para quitarle votos a Lafontaine? ¿Hacerle carantoñas al votante ecologista, vegetariano y amigo de las causas sociales más extravagantes, para quitarle votos a los Verdes? Ángela Merkel ha sido más inteligente: reconquistó el centro, sin abandonar –al contrario, revitalizando- los principios fundamentales del pensamiento DC.
La Bundeskanzlerin ha seguido de cerca los avatares latinoamericanos. Ella, víctima del socialismo que auspicia Chávez, en mayo de 2008 declaró que “Chávez no es la voz de América Latina”, provocando la ira del golpista-presidente.
Y es que, al final de los finales, la exitosamente reelecta Canciller Federal, Ángela Merkel, no tendrá carisma de pompa y circunstancia, tan adorado hoy por algunos medios de comunicación, pero tiene algo que el votante alemán aprecia mucho más: claridad ideológica, capacidad ejecutiva, coraje y responsabilidad para defender sus posiciones. Una auténtica líder, o sea.
2 Comments:
Muy bien, ¿quién dijo que todo está perdido?...ahí tenéis a la Merkel, que sabe muy bien lo que hace. La frase sobre Chávez no requiere comentarios, la roncha que levantó es más que elocuente. Dios la cuide para que dure mucho tiempo.
chicho el cojo
Hace ya 10 años que opté por la nacionalidad alemana.Hasta esta última elección le dí mi voto a los ecologistas,más esta vez la MERKEL se ganó mi voto.Muy cierto todo lo que dices.Esta mujer es el orgullo de los alemanes nacidos o no aquí,duélale al que le duela.....Para ella democracia no es sólo una palabra sino echos y le canta las cuarenta a cualquiera sin ofensas ni populismos.
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