JUANITO, HIJO DE JUAN ALMEIDA, SE CANSÓ DE LA MANZANA EN LA CABEZA
JUANITO SE CANSÓ DE LA MANZANA EN LA CABEZA
Por Juan González Febles
Periodista independiente.
jgonzafebster@gmail.com
Lawton, La Habana, 24 de septiembre de 2009, (PD) Juan Juan (JJ) Almeida García dio el salto definitivo al espacio mediático con un libro de su autoría publicado en España, “Memorias de un guerrillero cubano desconocido”, por la editorial Espuela de Plata y con las más recientes protestas escenificadas en La Habana. A esto se unió un frustrado intento por abandonar el país de forma ilegal.
Se convierte en expediente abierto para la policía de Seguridad del Estado, mucho antes de eso. Todo comenzó cuando se enojó, porque las autoridades del país, le negaron la posibilidad de salir al extranjero para tratarse la enfermedad degenerativa que padece, espondilitis anquilosante. Ya había contraído el peligroso hábito de escribir y lo que resulta peor, hacerlo sin permiso. En 2008, su libro de relatos cortos “Verdades y mentiras, absurdas pero prohibidas”, apareció publicado por entregas por el Semanario Digital Primavera (SDP) en www.prolibertadprensa.blogspot.com
Con este antecedente invadí su espacio en el apartamento en que reside en La Habana. JJ Almeida es un cubano bonachón y jaranero que compendia la mayoría de las virtudes y los defectos del ser cubano. Está profundamente marcado por sus estaciones de vida. Prefirió ser libre y asume atado a su aprensión, el costo que pagará por la decisión tomada. Rompemos el hielo con el abordaje del reciente fallecimiento de su padre, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.
“… Hubo varios ensayos generales previos que afortunadamente en aquellos momentos, no se concretaron. Se ha esperado la muerte de mi padre varias veces. Últimamente estaba muy enfermo y esperábamos un desenlace. Quedamos en paz. Pienso que fue así efectivamente. Él le pidió a Raúl Castro mi salida en varias ocasiones. Me lo dijo y lo ratificaron varias personas presentes en el incidente que se produjo en el aeropuerto. Raúl Castro no quería, no sé cuál sería el problema. Quizás porque se vio retratado en el libro de una forma que no le agradó… en fin, no sé. No creo haberlo maltratado, sólo conté mi realidad y punto. Mi padre leyó el libro, me lo comentó. Eso me dejó muy contento…”
Nuestros lectores en Cuba y en el resto del mundo, merecen saber por qué JJ Almeida no participó, o no fue televisada su participación en la ceremonia oficial de inhumación del comandante Juan Almeida.
“Mi hermana me llamó para darme la noticia de la muerte de mi papá. Te dije antes que era algo esperado. Eran las tres y pico o las 4 en la madrugada. En el momento en que hablaba con mi hermana por el teléfono de la casa, sonó el celular y era el general, que dijo:
-Juan te vamos a recoger. ¿Sabes la noticia?
Respondí:
-Si general, ahora mismo hablaba con mi hermana. Voy a reunirme con ellos, iremos todos-
-No-repuso- A ti te recogeré yo…
Apareció con dos soldados. Fui temprano a la Morgue de Cimeq* a ver los restos. Después llegaron mis hermanos. Me explicaron cómo sería el funeral, lo de la Plaza, lo de Santiago de Cuba, etc. Yo lo sabía, pues mi padre nos había explicado a todos como serían las cosas. El general de una forma muy considerada me expresó que no querían allí situaciones desagradables ni cosas de ese estilo. El caso fue que vi a mi padre, le di un beso, me despedí de él a mi manera y ya. Al otro día, pasaron a buscar a todos los hermanos, a los primos y a tres tías. Fuimos a la Plaza y cuando pasábamos, me saca el general de la fila y me dice, ‘Juan, hay un problema contigo’. Le pregunto de qué se trata y le digo a boca de jarro, que Raúl (Castro) no me quiere ahí. Niega rápidamente y me dice que son los ‘combatientes’ quienes no quieren que yo esté. Me extrañó mucho porque ellos y yo estábamos en contacto y las relaciones no eran malas. Me sacaron de allí y posteriormente me dijeron que no podría asistir a la inhumación en Santiago de Cuba. Así fueron en realidad los hechos. Yo no iba a estropear la ceremonia. De hecho la semana entrante iré a poner flores y a pagarle mi tributo a mi padre. Espero hacerlo en un día y poder regresar de inmediato para La Habana”.
( Juan Juan Almeida García )
A mi pregunta sobre qué piensa hacer después, me dice:
“Vivir. Voy a vivir y antes que lo preguntes, continuaré escribiendo. Eso es casi adictivo. Es curioso cómo se descubre la literatura. El proceso a partir de cual alguien comienza a escribir es personal para cada quien. En mi caso, comencé a ser atendido por un siquiatra y este me recomendó que escribiera todo lo que me atormentaba. Me dijo que escribiera todos mis odios, afectos, frustraciones, en fin todo. Luego debía imprimirlo y quemarlo. Una catarsis literaria que no me tranquilizó. Antes bien, escribí y escribí más y me habitué. Ya no podré dejar de hacerlo y mucho menos quemar el resultado”.
El apartamento habanero de JJ resulta acogedor y está decorado con gusto y sencillez. Se siente la impronta de la esposa ausente de JJ y confiesa, que no está hecho para la soledad. En el cuarto piso, desde los ventanales frontales puede verse en la corta distancia el Pent-house de lujo de la familia Castro-Espín. Pienso que son varias las Cubas que se sobreponen en la Isla, pero la estirpe de los cubanos sigue siendo la misma, diferencias aparte.
Un trabajo que firma Miguel Fernández-Díaz y que reproduce cubaencuentro.com el 18-09-2009, titulado, “Almeida: ¿agente o conspirador?” nos sirve para continuar el intercambio. Pregunto a JJ que sabe sobre el particular.
“No es una historia nueva -me dice- En una oportunidad, Melba Hernández me contó que en aquellos tiempos mi padre y mi madre eran jóvenes se amaban y trataban de tener un hijo varón. Este era un interés marcado de mi padre. El caso es que sólo les nacían hembras y entonces, le hicieron una promesa a San Juan. La promesa fue que si mamá daba a luz un varoncito, este sería llamado Juan Juan. Uno de los nombres en memoria de San Juan y el otro, por mi papá. Créeme, que en el caso de mi nombre, las cosas fueron así. Lamento no poder corroborar la otra historia tipo James Bond que corre por ahí”.
Un tema obligado en el caso de los hijos del poder en Cuba, es cómo y cuando surge la decepción y cuáles son sus paradigmas. Vino a colación una canción que se hizo muy popular en Cuba poco tiempo atrás. Compuesta por el cantautor Carlos Varela, aludía a Guillermo Tell y a las relaciones difíciles con su hijo. Este se encontraba aplastado por la fama paterna y un día pidió a su padre intercambiar roles. Guillermo Tell se negó a permitirle al hijo tomar la ballesta. El hijo se marchó cuando se cansó de la manzana en la cabeza.
La pregunta fue, ¿cuándo te cansaste de la manzana en la cabeza?
“La manzana se derritió. Un día, ya no estaba más. La cosa fue gradual. No me desperté como Gregorio Samza convertido en cucaracha. Influyó y determinó que los héroes dejaron de serlo en la medida que se olvidaron que había niños presentes cuando se emborrachaban, jugaban dominó y relataban sus hazañas”.
*Cimeq: Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas operado por los Servicios Médicos del Ministerio del Interior, conjuntamente con el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home