Monseñor García Ibáñez consigue la primera procesión en 48 años en Santiago de Cuba
Monseñor García Ibáñez consigue la primera procesión en 48 años en Santiago de Cuba
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Más de 10.000 fieles aclamaron a la Patrona a su paso por las calles.
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Por Alberto Méndez Castelló
Santiago de Cuba | 09/09/2009
La Virgen de la Caridad del Cobre, a la salida del Santuario, el 8 de septiembre de 2009. (COCC)
La Virgen de la Caridad del Cobre, a la salida del Santuario, el 8 de septiembre de 2009. (COCC)
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"La gente lo que quiere es escuchar la palabra de Dios; usted lo está viviendo, ahí está toda esa gente, lo sienten, lo que quieren es escuchar y hablar con Dios", dijo este 8 de septiembre a CUBAENCUENTRO.com, en la Catedral de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, el arzobispo primado de la Isla.
Abajo, en el Parque Céspedes, tomados de la mano y con los brazos en alto, miles de fieles entonaban cánticos en estado de éxtasis, al influjo de un momento que la ciudad no vivía desde hacía 48 años. Un sonoro y prolongado aplauso irrumpió al llegar la imagen de la Virgen de la Caridad, ausente de las calles desde el 8 de septiembre de 1961.
Pasadas las ocho de la noche, desde el balcón del arzobispado, García Ibáñez exclamó: "La Virgen está en la calle", y luego se integró al pueblo pidiendo la bendición para las madres, los enfermos hospitalizados, los médicos y todos los que a esa hora estaban trabajando.
Un capitán de la policía reparó en que en el parque y las calles adyacentes había no menos de 10.000 personas. El dato fue corroborado por un funcionario del gobierno, con una simple analogía: "Si los sentamos en las sillas que situamos allí el primero de enero por el aniversario 50 de la revolución, la mitad, o más, se quedarían de pie".
Pero quizá resulte engañoso que sólo 10.000 personas acompañaran a "Cachita", porque otra tantas, como las que llegaron a la Catedral, la aplaudieron al pasar y la retuvieron en sus corazones desde los portales, balcones y azoteas, con gestos manifiestos.
En las calles Paraíso y Heredia, la procesión se detuvo y el arzobispo pidió —como ya había hecho en la mañana en el Santuario— porque cada familia tuviera "un trabajo digno y un salario justo", para que cada barrio sea un lugar de paz donde las familias puedan criar a sus hijos: "Santiago, en nombre de toda la patria, saluda a la Virgen con un aplauso que se oiga", dijo, y la aclamación de los peregrinos se dejó sentir.
Al detenerse la procesión en Enramada y San Agustín, el arzobispo de Santiago y presidente de la conferencia episcopal pidió por los presos y sus familiares.
"Que sean tratados con dignidad donde no tienen libertad, que cada persona sea capaz de ayudar al que sufre", apuntó.
Casi al concluir, y luego de cantar el Himno Nacional, el prelado pidió lo mejor para todos los cubanos, "donde quiera que estén".
"Te pedimos, Virgen de la Caridad, por los cubanos que están fuera de su patria y por todos los que están aquí luchando por ella", añadió.
'Despegue de la fe cristiana'
A la peregrinación no acudieron ni la prensa nacional ni la extranjera, ni mucho menos las autoridades civiles. Esto no fue un lastre para que en las calles de la segunda ciudad de la Isla se viviera la jornada con intensidad.
"La paz es aceptar al otro tal como es, que nadie se ponga por encima de nadie. Darle la paz al que está al lado es conseguir la propia", indicó García Ibáñez ante los fieles congregados en el Parque Céspedes.
Cornelio Duménigo, un habanero que desde hace 35 años asiste a las celebraciones en El Cobre, dijo que "nunca antes había visto una concurrencia" como la del martes. Camiones, ómnibus y autos de todas partes del país abarrotaron el pequeño poblado cercano a Santiago.
En la primera misa, refiriéndose a la fe de los cubanos por su Patrona, el arzobispo recalcó: "Ella quiere que respeten los mandamientos de Dios. En la misma manera en que seamos honestos, que nadie quiera ponerse encima del otro, seremos más felices, y nuestra sociedad debe cambiar para mejorar, para que todos seamos iguales", dijo.
"Una sociedad se aparta de Dios cuando se ejerce el poder por el poder, pero no piensen que una persona ocupa el lugar de Dios", señaló el prelado en El Cobre. Y en la noche, miles de santiagueros que peregrinaron por sus calles, sin más convocatoria que la de sus corazones, así lo han demostrado.
"La Caridad es la única fuerza que nos puede unir a todos los cubanos, para que los gobernantes promuevan el diálogo entre nosotros", reflexionó el arzobispo en El Cobre.
Una de las empleadas del Santuario, desde hace 21 años, la hermana Martha Lee, afirma que "ya se siente el despegue de la fe cristiana" en la Isla.
Y aunque los medios hayan ignorado la demostración pública de los ciudadanos, en Santiago, La Habana y en toda la Isla, las procesiones por el Día de la Virgen de la Caridad del Cobre están en la voz de la gente.
© cubaencuentro.com
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El que la tiranía Castrista permita a ciertas Diócesis celebrar procesiones religiosas, tener algún mínimo espacio radiofónico, etc., y a otras Diócesis no, depende de como se porten esas Diócesis con respecto a los dictados del Estado castrista y lo molesta que le puedan resultar al Estado algunas actividades de la Iglesia diocesana en su aspecto de preocupación social.
En Pinar del Río no se permitió durante años esas manifestaciones de la fe como son las procesiones religiosas , porque la Diócesis acometía actividades sociales y de educación cívica y ciudadana que le molestaban mucho al régimen como las desarrolladas por el Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río y su revista Vitral, actividades hoy menguadas y otras desaparecidas después del retiro por edad de Monseñor José Siro González Bacallao y de la toma de posesión del Monseñor Jorge Serpa.
En el video se le preguntó a Monseñor Aranguren, entonces Obispo de Cienfuegos, si el hecho de la labor desempeñada por Vitral y el Centro de Formación Cívica y Religiosade la Diócesis de Pinar del Río ha tenido que ver conque en la diócesis pinareña no se hayan permitido siquiera, por parte de la dictadura castrista, el ejercicio de derechos que en otras diócesis han sido dados muy limitadamente.
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