BARACUTEY CUBANO

Irán y Coco Fariñas


Por René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - A medida que pasan las horas, escala la crisis en el Golfo Pérsico y se acerca el momento en que el actual régimen iraní —curiosa mezcla de teocracia antidemocrática y elecciones espurias— tendrá que decidir si acata o no la aplicación de las medidas decididas por la ONU.

El “progresío” internacional se arremolina. Los camaradas soslayan el carácter clerical reaccionario del actual régimen de Teherán y la forma en que atropella a la mujer (entre otros muchos señalamientos que pudieran hacérsele). Basta con que sea anti norteamericano para que los supuestos partidarios del laicismo y la igualdad de las féminas canten loas al “amigo Ahmadineyad”.

Estados Unidos fue muy criticado a raíz de su intervención en Irak. En aquella ocasión se señalaba que la acción fue decidida unilateralmente. Ahora sucede exactamente lo contrario: el órgano de la ONU facultado para ello —el Consejo de Seguridad— ha acordado las nuevas sanciones contra el gobierno persa.

Para los que están convencidos de tener la llave del futuro —gracias al “materialismo histórico” o al “socialismo del siglo XXI”—, ese respeto a los principios de la legalidad internacional no pasa de ser un simple detalle que carece de verdadera importancia.

En las actuales circunstancias, es evidente que los Estados Unidos y sus países amigos, al iniciar la inspección de las naves involucradas en el comercio con Irán, estarán simplemente cumpliendo la ley internacional. Esta simple verdad no puede opacarla la propaganda comunista.

Por el contrario, si se hacen realidad las amenazas de acciones militares hechas por autoridades persas (aunque, hasta ahora, no al más alto nivel), entonces sería el gobierno de Teherán el iniciador de las hostilidades.

No creo que estas alcancen las proporciones catastróficas que ha augurado el Máximo Líder cubano en su reflexión Cómo me gustaría estar equivocado. Me inclino a pensar que se tratará de una nueva edición —corregida y aumentada, eso sí— de las dos guerras libradas contra Saddam Hussein.

En esta coyuntura, no debemos olvidar que el anterior conflicto de grandes proporciones —el que felizmente derrocó al tirano iraquí en 2003— fue aprovechado por el régimen de La Habana para enmascarar la brutal represión que desató contra las fuerzas independientes.

No pienso que la repetición de ese escenario sea ineludible. Me inclino a pensar que esta vez prevalecerá la cordura, y el gobierno de Raúl Castro se abstendrá de perpetrar una nueva ofensiva represiva.

Ciertamente, las consecuencias de la Primavera Negra fueron tremendas, y no sólo para la oposición: El gobierno cubano vio surgir el formidable movimiento de las Damas de Blanco, quienes con toda justicia han recibido la admiración de la opinión pública nacional e internacional.

Mientras tanto, el estado de salud del fraterno Coco Fariñas, en huelga de hambre y sed desde el 24 de febrero, ha empeorado notablemente en las últimas horas.

Confiemos en que el abnegado psicólogo villareño supere esta crisis. Si así no fuere, Félix Bonne Carcassés acaba de ratificarme que se mantiene inclaudicable en el propósito de relevarlo en esta carrera terrible por la liberación de los presos políticos más enfermos. Esperemos que esto no sea necesario.