Carlos Alberto Montaner: Pablo Milanés entre el empujón y el abrazo
Pablo Milanés entre el empujón y el abrazo
Por Carlos Alberto Montaner
Miami
15-08-2011
'Lo que la dictadura de los Castro secretamente desea es que se prohíba el concierto.'
Me parece muy bien que Pablo Milanés cante en Miami y en donde quiera que exista un público que desee escucharlo. Eso forma parte del ejercicio de la libertad de expresión inexistente en Cuba. Tampoco censuro que quienes no estén de acuerdo con su presencia en los escenarios floridanos se manifiesten pacíficamente, como establece la ley o, simplemente, decidan no acudir.
Las protestas cívicas espontáneas de la sociedad civil son síntomas de que la democracia, la diversidad y la tolerancia viven y colean. En cambio, los actos de repudio organizados por la policía política, como ocurre en la Isla (como el que sufrió Mike Porcell, por ejemplo, orquestado por sus excompañeros de la Nueva Trova), trufados de violencia y de injurias contra personas indefensas, son demostraciones repugnantes de la intransigencia de una dictadura de matones que impone sus ideas por medio de la fuerza y la intimidación.
Pablo Milanés, en una entrevista aparecida en El Nuevo Herald, asegura que es un revolucionario de izquierda que desea perfeccionar el muy defectuoso socialismo, dotándolo de un espíritu de inclusión y tolerancia que acepte otras voces y le dé cabida a la libertad. De esa conversación con el periódico se trasluce que no es un esbirro ciego al servicio de la opresión, sino un simpatizante crítico y condicional del régimen. No es la primera vez, por cierto, que en entrevistas realizadas fuera de Cuba el cantautor se ha quejado de los excesos represivos del castrismo y de la cúpula dirigente.
Magnífico. Esa posición es contraria al comunismo de mano dura que hoy preconiza Raúl Castro como antes hizo su hermano Fidel. Objetivamente, aunque no de una manera explícita, porque no se atreve, o porque supone que no puede, Pablo Milanés respalda el derecho de las las Damas de Blanco a protestar sin ser reprimidas o de Oscar Elías Biscet y Oswaldo Payá —entre otros buenos cubanos— a organizar grupos políticos que le disputen al Partido Comunista la representación de la sociedad y la forma de organizar el Estado. Eso forma parte del espíritu de tolerancia.
En lo personal, me gustan las canciones de amor de Pablo, pero las políticas me resultan indignas de su talento (Canción por la unidad latinoamericana, por ejemplo, me parece un untuoso adefesio). A veces olvida que las canciones políticas son válidas para protestar contra las injusticias, pero no para aplaudir a quienes las perpetran. Alabar a un tirano y dedicarle canciones es propio de cortesanos obsequiosos, no de artistas independientes que se respetan. Ni siquiera es aceptable que John Lennon le hubiera escrito una canción de apoyo al Primer Ministro británico o a la reina de los ingleses, aunque se trate de funcionarios de una democracia acreditada. Como admiro a Pablo, siento vergüenza ajena cuando escucho algunas de sus composiciones. Supongo que es muy incómodo cantar de rodillas y me da pena por él.
No obstante, celebro ciertas críticas a la dictadura de los Castro que Milanés ha hecho a lo largo de los últimos años. Ahí ha mostrado coraje y espina dorsal. Negarse a firmar la carta contra los 75 demócratas encarcelados durante la primavera del 2003 fue un acto encomiable al que no se atrevieron otros artistas como Silvio Rodríguez o Amaury Pérez. Pablo ha sido duro y claro contra la gerontocracia comunista y contra la falta de pluralismo. Esas críticas, muy divulgadas en el exterior, han tenido un indudable valor político, y probablemente han estimulado a otros reformistas a "salir del armario". Estoy seguro de que sus palabras representaban el sentir de un sector mayoritario de los comunistas cubanos.
Sin embargo, haber formado parte de la Asamblea Nacional del Poder Popular en calidad de diputado durante cinco años, aunque nunca asistió a las reuniones (lo que revela la insignificancia de esa institución), avalando con su bien ganado prestigio de artista los atropellos del régimen, sin haber levantado la voz dentro de Cuba una sola vez para defender a las víctimas de la tiranía o para quejarse de la opresión, es un hecho de su pasado político del que seguramente no se sentirá orgulloso, especialmente tratándose de alguien que pasó dieciocho meses en los campos de trabajo forzado de la UMAP en los años 60.
Pudo ser de otra manera. Pudo ser más enérgico. Al fin y al cabo, otros famosos cantautores radicados en Cuba, como Carlos Varela o Pedro Luis Ferrer, aunque no se han sumado a la oposición, se han negado de plano a servir al régimen y han escrito e interpretado canciones críticas, mientras algunos valientes, como Gorky, que hasta ha pasado por las cárceles políticas, o Los Aldeanos, han tenido el valor de colocarse pública y notoriamente frente a la dictadura, como ha contado Yoani Sánchez en sus excelentes textos.
Sé que Ojalá es una canción de Silvio y no de Pablo, pero ojalá, cuando cante en Miami, que Milanés dedique unas canciones a la memoria de grandes artistas como Ernesto Lecuona, Celia Cruz u Olga Guillot, que murieron sin poder regresar a su patria.
Ojalá que públicamente pida que los escenarios de la Isla se abran sin condiciones para exiliados como Paquito D'Rivera, Gloria Estefan, Willy Chirino, Arturo Sandoval, Mike Porcell, Luisa María Güell, Marisela Verena, Carlos Gómez y tantos otros valiosos artistas.
Ojalá que tenga la hidalguía de recordar a Gorky, a Los Aldeanos y a todos esos músicos que viven dentro de Cuba acosados por la policía política y alejados por la fuerza de su público natural.
En todo caso, haga lo que haga el día de su concierto, es conveniente que cante en Miami entre los exiliados y las víctimas de la tiranía que deseen escucharlo. Quienes queremos el fin de la dictadura cubana y el establecimiento de un régimen plural y democrático en el que se respeten los derechos humanos, cometeríamos un error estratégico si hoy no le tendemos la mano a Milanés dentro del mejor espíritu de cordialidad cívica. Queremos una Cuba en la que quepan todos y se respete a todos, independientemente de los detalles que nos separen.
Lo que la dictadura de los Castro secretamente desea es que se prohíba el concierto, o que las manifestaciones de oposición sean tan estridentes como las que ellos orquestan, para transmitirles a sus huestes el mensaje de que no son posibles la reforma política, ni la ampliación de los márgenes de participación de la sociedad cubana, ni la tolerancia o aceptación de quienes se oponen al régimen comunista, simplemente porque se trata de opciones excluyentes con las que no es posible ninguna clase de entendimiento.
Nunca debe olvidarse esta paradójica premisa política: lo que desmoraliza y desconcierta a los totalitarios no es el empujón, sino el abrazo.
Pablo Milanés: 'El público miamense debe saber que voy a buscar paz y amor'
De lo execrable de Pablo: ¨Te seré fiel ¨
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Su culipandeo
Pablo Milanés desea un cambio en Cuba, pero con los Castro
Pablo Milanés: 'No confío ya en ningún dirigente cubano mayor de 75 años..."
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De lo sublime de Pablo:
El breve espacio en que no estás
Letra de la canción El Breve Espacio En Que No Estás de Pablo Milanés
Todavía quedan restos de humedad
sus olores llenan ya mi soledad
en la cama su silueta se dibuja
cual promesa de llenar
el breve espacio
en que no esta
todavía yo no se si volverá
nadie sabe al día siguiente lo que hará
rompe todos mis esquemas
no confiesa ni una pena
no me pide nada a cambio
de lo que da,
suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas
más se entrega
cual si hubiera solo un día para amar
no comparte una reunión
mas le gusta la canción que comprometa su pensar
todavía no pregunté
¿ te quedarás?,
temo mucho la repuesta de un jamás,
la prefiero compartida
antes que vaciar mi vida
no es perfecta más se acerca
a lo que yo, simplemente soñe.
Suele ser violenta y tierna
no habla de uniones eternas
más se entrega
cual si hubiera, solo un día para amar
no comparte una reunión
mas le gusta la canción que comprometa su pensar
todavía no pregunté, ¿ te quedarás ?
temo mucho la respuesta de un jamás,
la prefiero compartida
antes que vaciar mi vida no es perfecta más se acerca a lo que yo,
simplemente soñe.
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Yolanda
Yolanda
Pablo Milanés
Esto no puede ser no mas que una cancion
Quisiera fuera una declaracion de amor
Romantica sin reparar en formas tales
Que ponga freno a lo que siento ahora a raudales
Te amo
Te amo
Eternamente te amo
Si me faltaras no voy a morirme
Si he de morir quiero que sea contigo
Mi soledad se siente acompañada
Por eso a veces se que necesito
Tu mano
Tu mano
Eternamente tu mano
Cuando te vi sabia que era cierto
Este temor de hallarme descubierto
Tu me desnudas con siete razones
Me abres el pecho siempre que me colmas
De amores
De amores
Eternamente de amores
Si alguna vez me siento derrotado
Renuncio a ver el sol cada mañana
Rezando el credo que me has enseñado
Miro tu cara y digo en la ventana
Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Yolanda
Eternamente Yolanda
Eternamente Yolanda
2 Comments:
Otro que pide "discrepar respetuosamente" del castrismo y sus secuaces, y que las víctimas no se pongan "pesadas" reclamando que sus victimarios y afiliados esbirros reciban lo que plenamente merecen, o sea, rechazo y desprecio.
Milanés es un ejemplo clásico de alguien que quiere vivir en la cerca y sacarle provecho a ambos lados (y gran provecho, pues el tipo vive muy bien hace mucho rato, o sea, izquierda de caviar). Su cartica a Fidel cuando el tirano estaba gravemente enfermo es digna de Alicia Alonso, aunque no haya sido una blasfemia como la misa de Ortega, rezando a Dios por la salvación de un diablo. Jugar con la cadena vale poco si se insiste en la intocabilidad (y la impunidad) del monstruoso mono.
Los cubanos arrastramos ya demasiada idignidad, demasiada ligereza, demasiada comeduría de mierda. Basta. Claro, yo no soy político ni aspiro a nada en una Cuba futura, pero insisto en respetarme y en que se me respete. Ser un consabido y viejo esbirro castrista y venir a dar un espectáculo (y tratar de ganar dinero) en la capital del exilio cubano es una monumental falta de respeto y de vergüenza. Es toda una provocación, por no decir una infamia. Montaner puede ser todo lo "sofisticado" que quiera o le convenga, pero eso es puramente asunto suyo y nada tiene que ver conmigo. Mientras el "puerquito llorón" (como le ha puesto Luque Escalona a Milanés) siga montado en el andamiaje castrista, no quiero saber de él.
"El público miamense debe saber que voy a buscar paz y amor." OK, pues entonces se supone que el concierto sea gratis, si es que PM no busca dinero. Curioso que tampoco busque perdón, aunque perdón no pide ni Vladimir Putin ni Santiago Carrillo, y muy bien que les ha ido. Pero PM se digna a tenderle su mano a quien se la tienda; todo un caballero generoso y noble. Ahora, para "esa gente" intransigente, nada de eso; qué se la chupen. Bueno, no se le pueden pedir peras al olmo, y los que no se hacen respetar no deben esperar respeto, mucho menos de tal "trovador" y su gente.
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