Desde Cuba José Antonio Fornaris: El estado militar
El estado militar
Por José Antonio Fornaris
Managua, La Habana, (PD) El Estado militar, aunque suena parecido, no es sinónimo del Estado de bienestar: es todo lo contrario, son antónimos
Los militares suelen llegar al poder a través de golpes de estado, como ocurrió en Chile con Augusto Pinochet, en Argentina durante la llamada dictadura militar, o como ocurrió en Cuba, en marzo de 1952, con el cuartelazo del general Fulgencio Batista. En esos casos, y en muchas otras ocasiones, los militares rompieron las reglas democráticas y tomaron el poder político; pero en todos los casos, los generales mandaban a las fuerzas armadas y represivas, pero el resto de la vida nacional estaba fuera de su égida.
Así, por sólo citar tres cuestiones básicas, la economía continuaba siendo privada, la prensa, salvo los momentos o excepciones en que era aplicada la censura, continuaba en su diario y libre bregar, y la inmensa mayoría de los ciudadanos continuaban siendo titulares de sus propias vidas.
Pero en el caso de Cuba, los guerrilleros armados llegaron al poder en 1959 disfrazados de demócratas. En un principio, su grado militar llegaba tan solo al de comandante, pero un tiempo después, esa jerarquía ascendió hasta general de ejército, un grado militar que nunca antes había existido en Cuba, y al mismo tiempo, comenzaron a apoderarse de todo.
A los efectos, y para dar algún barniz de gobernabilidad civil, crearon un partido político único en el cual, si bien nunca su Comité Central ha estado constituido solo por altos oficiales en activo, sí han ocupado y ocupan puestos vitales en esa organización. Aunque ha sido posible ver, en determinadas situaciones, a esos "no" militares con uniformes y charreteras o estrellas sobre los hombros y en las gorras.
Y en la actualidad, ya sin ningún tipo de subterfugio, los militares, tanto los de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) como los del Ministerio del Interior (MININT), poseen la gerencia de cadenas de tiendas que comercializan sus artículos en divisa, y explotan zonas agrícolas para su autoabastecimiento y para la venta de productos a la población. A su vez, el presupuesto con que cuentan, aunque sea en teoría, nunca es divulgado.
Cuentan además, con varios generales en activo al frente de varios e importantes ministerio gubernamentales. Otros militares, que presuntamente están retirados, están al frente de otros ministerios o ejercen otros importantes cargos públicos.
Lógico, en algunos momentos tratan de ser discretos, y así se da el caso, por ejemplo, de que muchos de sus vehículos automotores no tienen la matrícula verde oliva con las siglas FAR o MININT. En su lugar, como si pertenecieran a cualquier otra empresa estatal, portan matrículas de color azul, pero con un pequeño número 4 ó 7 debajo de la numeración principal.
En otros aspectos, la cuestión ha llegado al punto que, hoy por hoy, los informes que rinden los centros escolares a sus entidades superiores, tienen que llevar, en los casos que lo requieran, el señalamiento de las horas en términos militares. No pueden decir, por ejemplo, las tres de la tarde, sino las 15:00 horas.
De forma "normal", y de una u otra manera, la vida en Cuba está bajo el control de los generales que profesan la ideología marxista. Esa mezcla de fuerza militar, represión e ineficiencia, a la vez que ha convertido a Cuba en un Estado militar, la mantienen sumida en la miseria.
Para Cuba actualidad: fornarisjo@yahoo.com
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