domingo, enero 13, 2013

La Venezuela de Hugo Chávez y de los Castro de Cuba. El chavismo diseñó desde el comienzo ocultar la verdad sobre la enfermedad. Guía sobre cómo engañar a la oposición venezolana


 El chavismo diseñó desde el comienzo ocultar la verdad sobre la enfermedad

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La fundación izquierdista española Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) ha actuado como «cerebro gris» de varias estrategias chavistas
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Por Emili J  Blasco
corresponsal en washington
Día 13/01/2013

 
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Un grupo de estudiantes se manifiesta en Caracas en demanda de información sobre la salud del presidente

La consigna estaba clara desde el principio: «Sería deseable que los niveles de información sobre la dolencia exacta del presidente siguieran siendo reservados y se limitaran las referencias que pudieran dar "pistas" a la oposición». El documento interno chavista, realizado tras las primeras operaciones de Hugo Chávez de junio de 2011, añadía: «Es más, el dar señales contradictorias o decir "medias verdades" podría coadyuvar a que la oposición siguiera realizando sus análisis de manera ciega alimentando las ansias de poder dentro de la misma y, por ende, su división y fragmentación política».

La estrategia se diseñó en el círculo estrecho que rodeaba a Chávez, en el que ha tenido gran influencia la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), un grupo español de asesoría política, económica y jurídica, de marcada orientación izquierdista, con actuación en Latinoamérica y muy singularmente en Venezuela.

ABC ha tenido acceso a multitud de informes, tanto de coyuntura como tácticos y estratégicos, aparentemente realizados por CEPS en los últimos años. Todos llevan el nombre de la fundación al comienzo de sus páginas. Se refieren a actuaciones de muy diverso tipo, desde consideraciones jurídicas en materia de expropiaciones hasta estrategias para lograr medios televisivos más dóciles.

Desde la entidad, con sede principal en Valencia y oficinas en otras partes de España, se advierte que «es muy probable que sean falsos». Aquellos por los que ha preguntado directamente este diario «no constan» en los archivos de la entidad. No obstante, fuentes en Venezuela que en ocasiones pudieron comprobar la recepción de esos informes aseguran que el «think tank» español está detrás de ellos. Los textos, cuyas fechas indican un envío casi diario, están escritos en su mayoría con letra de gran tamaño, algo habitual en los documentos internos manejados en la cúpula del chavismo, debido a las dificultades de visión de Chávez. En estos momentos, al parecer el interlocutor más directo de la la fundación es Temir Porras, viceministro para Europa y mano derecha de Nicolás Maduro.

El presidente de Fundación CEPS es Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, y como secretario actúa Iñigo Errejón Galván, de la Universidad Complutense de Madrid. En Venezuela han trabajado para la entidad, entre otros, Manuel Cerezal y Fernando Casado , ambos docentes en la Universidad Bolivariana de Venezuela, así como Juan Barredo, Ferrán Chalmeta y Roberto Viciano. El grupo mantiene estrechos contactos con el economista estadounidense Max Weisbrot, benevolente con los países del ALBA.

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Guía sobre cómo engañar a la oposición venezolana

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La estrategia de comunicación sobre la enfermedad de Chávez ha sido una cuestión recurrente en el diseño de mensajes por parte del núcleo duro chavista
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Por Emili J. Blasco
 Washington
 13/01/2013

La estrategia de comunicación sobre la enfermedad de Chávez ha sido una cuestión recurrente en el diseño de mensajes por parte del núcleo duro chavista. Un documento interno de agosto de 2011, titulado «Imagen del presidente ante el inicio del nuevo ciclo de tratamiento», especificaba ya todo un plan de acción.

«Es más que probable», indicaba el informe, con la preocupación puesta en las elecciones presidenciales que quedaban por delante, «que la recuperación del tratamiento requiera mucho reposo y aconseje disminuir la frecuencia de las apariciones públicas del presidente. Por ejemplo, convendría modular las apariciones en directo, evitando así el riesgo de trasmitir una imagen no planificada de agotamiento o debilidad, por no hablar de una indisposición sobrevenida que obligara a interrumpir una intervención, lo que podría resultar muy perjudicial».

Los estrategas advertían que demasiados signos evidentes de enfermedad, «si no se controlan adecuadamente podrían transmitir una imagen de degradación y agotamiento manipulables por los enemigos tanto a nivel nacional como internacional». «No conviene», añadía el documento en negrita, «que la imagen de lucha del presidente contra la enfermedad que es necesario transmitir pueda derivar en la imagen de un hombre enfermo».

También se recomendaba designar una «portavocía médica capaz de transmitir seguridad y estabilidad sobre el proceso de curación del presidente», así como «apostar por una combinación entre una vestimenta clara (camisas blancas) que transmitan salud, evitando indumentarias hospitalarias, y la vestimenta militar que transmita determinación en el combate contra la enfermedad».
Un líder que camina

También se abogaba por «espacios claros y soleados acompañados de vegetación y por la imagen en movimiento del presidente (caminando) evitando los espacios cerrados así como cualquier imagen de prostración convaleciente». Con el tiempo, las tomas caminando no fueron posibles dado el especial dolor de Chávez en una de las piernas.

Esto se escribía en momentos en los que a los propios colaboradores de Chávez se les escapaba la gravedad de su enfermedad. De ahí quizás que propusieran además «documentar su tránsito por el retorno, lo que han sido, son y serán estos días en la vida del presidente como paciente con el objetivo de elaboraren forma de libro y/o reportaje cinematográfico la experiencia vivida». «Ahora bien», se añadía de todos modos, «es de precisar que estos materiales deberían ser publicados una vez se haya superado completamente la enfermedad». Se desconoce si se comenzó ese proyecto de película. En todo caso no habría alcanzado la conclusión épica esperada.