sábado, marzo 23, 2013

Francisco Condis y Troyano: YOANI SÁNCHEZ, EL EMBARGO NORTEAMERICANO A LA TIRANÍA DE LOS CASTRO...Y EL TOTÍ

 Tomado de http:nuevoaccion.com

  YOANI, EL EMBARGO...Y EL TOTÍ


3-22-13

Fragmentos de un artículo de Francisco Condis y Troyano- Profesor Emérito de Economía de la Universidad de Lovaina- Delegado del CID para Europa del Este. (Artículo completo publicado en el Blog del CID)

Mi querida Yoani, no sabes cuánto te admiro y me siento orgulloso por cada paso que das fuera de la jaula, como un ave que goza hasta el éxtasis con la libertad (condicional) que le ha dado el carcelero de Biran. Eres como un Twitter del pueblo cubano lanzado al mundo...

...Pero mi carta abierta no es sólo para alabarte por tus proezas, sino para abrirte los ojos sobre un tema que, de manera dialéctica, te ha llevado a abrazar el “síndrome de Estocolmo”, es decir, la sutil simbiosis entre el prisionero y el verdugo.

Me refiero, como te imaginaras, al tema del “embargo” o “el bloqueo”. Tema de fuego entre los cubanos del exilio que como la analogía que usaste hace poco, se parece al cuento de la guagua repleta: el último que monta le grita al chofer, “dale que no caben más!” El embargo se parece a esa imagen: el cubano que llega à Miami le grita al “yanqui”, “sigue apretando hasta que reviente”…

No voy a discutir aquí si el embargo ha sido eficaz para terminar con la dictadura. Tampoco lo fueron los miles de millones que el mundo capitalista prestó a los países de Europa Central para que salieran de “su” embargo interno de mala gestión. Solamente Polonia salió del comunismo con una deuda externa de 40 mil millones de dólares.

Pero no fueron los préstamos del capitalismo (que sería lo contrario de un embargo) lo que empujó al pueblo Polaco hacia la libertad. Esos préstamos se lo repartieron “ellos”. La Nomenclatura que se dio el lujo de comprar la economía polaca con lo que se habían robado antes.

En Rumania “ellos” se robaron las grandes empresas de estado llevándolas a la bancarrota para luego comprarlas por un dólar con el producto de los beneficios acaudalados por “sus” propias empresas-clientes que vendían los productos al extranjero.

Quien acabó con el comunismo en esos países, a pesar precisamente de la ayuda del capitalismo internacional a los comunistas, fueron hombres como Walesa, Geremek, Juan Pablo II, Havel en Checoeslovaquia y tal vez Gorbachov.

Yoani, lo que te cuento de los países de Europa Central no es algo que he oído en un café de Paris ni en Miami (donde sólo he pasado semanas). Eso lo vi y lo viví en carne y hueso como uno de los pocos extranjeros (yo diría casi el único) que vivió esos cambios desde dentro del primer Gobierno no-comunista de Mazowieski , al lado de los primeros ministros que tuvieron que luchar contra la “privatización salvaje” impuesta por la nomenclatura con el dinero regalado por un capitalismo internacional que nunca creyó que el comunismo haría implosión.

(Yoani Sánchez en Brasil)

(Hay que saber que, entre los años 1975 y 1985 los petrodólares llenaron las arcas de los bancos de los países industriales, los cuales, en plena recesión, no podían guardarlos so pena de inflación y vieron en los países comunistas una oportunidad única de invertir con poco riesgo).

Con respecto a Rumania, el mismo escenario. Durante 10 meses la Unión Europea me encargó de monitorear la más grande privatización (¡y el mayor atraco!) que se hizo en Europa Central. (A la excepción tal vez de lo que hizo la Alemania Federal con la DDR).

Yo vi en Bucarest (no me lo contaron) como las 69 mayores empresas estatales de Rumania con cerca de 400.000 obreros (¡sólo una de ellas tenía 38.000!) y más de 4 mil millones de dólares de ventas, iban arruinándose día a día a pesar de que seguían produciendo y vendiendo. Sin pagar impuestos, ni seguro social al Estado neo-capitalista creado por la misma Nomenclatura durante la pseudo- revolución anticomunista de 1989. (Por eso tuvieron que callar para siempre a Ceaucescu y Elena, para que el robo de la nación fuera sin testigos ni huellas…).

Romper el embargo de Cuba no le permitirá a Raúl comprar más comida para el pueblo (nadie le da crédito como me confesó una vez una alta funcionaria en busca de leche en polvo en Polonia) pero si supondría la llegada de cientos de miles de turistas americanos y la creación de nuevos hoteles y centros turísticos. Desde luego, financiados por el capital extranjero en colaboración con la nomenclatura y salarios miserables al obrero cubano.

Romper el embargo, sin tener en nuestro suelo un Walesa capaz de enfrentarse al Gobierno para lanzar la clase obrera contra el sistema, seria entregarle Cuba a la familia Castro (ya Mariela está poniéndose el vestido de novia apoyándose en los que fueron ayer el oprobio del fidelismo: los homosexuales!)

Romper el embargo es darle la oportunidad a la nomenclatura cubana de apoderarse de la riqueza nacional. Es ver a los déspotas de ayer convertidos en capitalistas de mañana. Porque Yoani, el Capitalismo Liberal no es moral y no tiene conciencia, vende su alma al mismo diablo a condición que pague bien…

Charles Kindleberger nos cuenta la anécdota del capitalista fabricante de sogas que, en plena depresión financiera, continua a vender y vender metros de cuerda, aunque sigue perdiendo dinero. Al final solo le queda un metro de soga y con ella se cuelga…

Romper el embargo de Cuba es darle al capitalismo internacional la oportunidad de financiar el crédito para la compra del país por lo verdugos del pueblo.

Y el pueblo seguirá en la miseria durante muchos años porque no verán ese dinero hasta que un Havel o un Walesa aparezcan milagrosamente.

Mientras tanto, Raúl y su grupo inventaran una nueva excusa para hacerle creer al pueblo que la miseria no es culpa de ellos ni de su mala gestión (mira lo que pasa en Venezuela actualmente: pueblo pobre en país rico). ¿Es ese el futuro que quieres para Cuba?

Cuando no haya embargo los esbirros tendrán como consigna meterle en la cabeza al pueblo que su miseria ya no es culpa de los yanquis (no habrá embargo) sino de quien siempre cargó con todo en Cuba: ¡el pobre toti!