Excelente comentario de Realpolitik
Realpolitik said...
Tiene todo sentido que Obama saludara cordialmente al actual dictador
de Cuba, pues sencillamente estaba haciendo lo que Mandela hubiera
querido y esperado. O sea, si se honra y hasta venera a Mandela, que
tanta lengua se dió con el castrismo por tanto tiempo, no se puede
tratar de apestado al Castro de turno. Y por supuesto, esto no fue
ninguna casualidad ni "accidente," pues Obama sabía muy bien que Castro
II iba a ser una figura prominente en el acto de marras y que se iba a
cruzar con el sujeto. O sea, si no hubiera querido darle la mano, se
hubieran tomado medidas para asegurar que tal cosa no sucediera.
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Publicado en Cubaencuentro.com
Nada más que un apretón de manos
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Ni Obama ni Raúl Castro tenían tiempo para
parpadear
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Por Eugenio Yáñez
Miami
Un apretón de
manos entre dos personas puede ser un gesto puramente cortés, el símbolo del logro
de un acuerdo, o como dice Humprey Bogart al final de “Casablanca”, el comienzo
de una bella amistad.
Entre esos
significados caben infinidad de variantes posibles. Sin embargo, tratándose de juicios
entre cubanos, es más probable aferrarse a extremos que buscar eventuales tonos
grises para describir la escena que en veinticuatro horas dio la vuelta al
mundo y que posiblemente dentro de veinticuatro más no trascienda mucho más
allá del Teatro de Operaciones Militares de la Calle Ocho o de las barricadas
anticastristas de Hialeah.
Raúl
Castro rápidamente quitó temperatura al saludo, respondiendo a un periodista
extranjero que fue algo “Normal, somos
gente civilizada”. Sin embargo, de inmediato los apologistas de La Habana
hablaron de la necesidad de normalizar las relaciones entre ambos países,
recomendando como primer paso el canje del contratista norteamericano Alan P Gross
por los espías de la Red Avispa, soslayando la verdadera obligación del régimen
de normalizar sus relaciones con el pueblo cubano.
Una publicación tan
respetada como “The Economist”, de Inglaterra, recordó otro apretón de manos
entre Bill Clinton y Fidel Castro, donde no sucedió más nada, y destacó que “el rápido pero muy público” saludo de
Obama y Raúl Castro “parecía una señal de
acercamiento entre Estados Unidos y Cuba”, pero sin perder la perspectiva señaló
que sería mucho más útil y esclarecedor buscar signos en las acciones de ambos
gobiernos que en un saludo protocolar, destacando que: “Habría sido francamente grosero” hacia Raúl Castro “evitar el saludo, sobre todo en una ocasión
en que Obama pronunció unas emocionadas palabras sobre el espíritu de
reconciliación de Mandela”.
Interesante que,
al menos durante las primeras horas, no apareciera ningún especialista en
lectura de labios que nos permitiera conocer qué fue lo que se dijeron ambos
mandatarios en siete segundos (traducción incluida), o que expertos en lenguaje
corporal no dieran sus criterios, ya que ambas cosas habrían ayudado a llegar a
conclusiones sobre un brevísimo encuentro que muy a la ligera ya algunos
califican como “histórico”, y que no fue casual, lo que no existe en política, ni
tampoco provocado por alguna de las dos partes o por las dos a la vez.
Sin embargo, más
que esos matices, es importante destacar lo que no se puede pasar por alto en el
homenaje a Mandela en Sudáfrica, y son las palabras del presidente Obama al
dirigirse a los presentes:
“Hay demasiados líderes que aseguran
ser solidarios con la lucha por la libertad de Madiba [Mandela], pero no toleran la disidencia en su propio pueblo”.
Palabras que,
pronunciadas ante tiranuelos como Raúl Castro y Robert Mugabe, aún sin
mencionarlos, tienen mucha más trascendencia, y expresan mucho mejor que un
apretón de manos la opinión del presidente de Estados Unidos sobre líderes de quincalla
que posan como demócratas, o hasta de propulsores de “cambios”, por permitir en
su país algunos oficios medievales por cuenta propia y relajar -nunca eliminar-
determinadas coyundas sobre la población, mientras cercenan libertades
políticas y derechos humanos y reprimen violentamente a los opositores.
Por eso a los
cubanos les sonaron tan huecas las palabras de Raúl Castro en la ceremonia de
Johannesburgo, quien citando al Demagogo en Jefe recordó que su hermano había dicho en un momento : «Nelson
Mandela no pasará a la historia por los 27 años consecutivos que vivió allí
encarcelado sin ceder jamás en sus ideas; pasará porque fue capaz de arrancar
de su alma todo el veneno que pudo crear tan injusto castigo; por la
generosidad y la sabiduría con que en la hora de la victoria ya incontenible
supo dirigir tan brillantemente a su abnegado y heroico pueblo, conociendo que
la nueva Sudáfrica no podría jamás construirse sobre cimientos de odio y de
venganza».
Generosidad y
sabiduría de Mandela que ni Fidel Castro ni su hermano han mostrado durante más
de medio siglo de dictadura, incapaces de arrancar de sus almas el veneno que las
corroe, y donde los “cimientos de odio y de venganza” han sido la base y
fundamento de su política y su hostilidad hacia los cubanos que piensan diferente:
desde mítines de repudio o insultos y calumnias sin posibilidad de defensa,
pasando por juicios amañados o negar el derecho a exiliados a regresar a su
país, cesantear a opositores y familiares para después acusarlos de mercenarios
o vagos, hasta imponerles larguísimas condenas de cárcel en condiciones
infrahumanas o llevarlos al paredón de fusilamiento.
Quienes quieran dar
toda la trascendencia que deseen al apretón de manos en Sudáfrica entre Obama y
Raúl Castro están en todo su derecho. Quienes deseen especular a partir de este
hecho, o incluso desarrollar teorías de la conspiración, también. Respeto todas
esas posiciones.
Sin embargo, yo
me quedo con algo que me parece mucho más concreto y real: que el Presidente de
Estados Unidos expresó, ante ellos mismos, que en el mundo hay dirigentes que
se expresan solidarios con las luchas de Mandela, “pero que no toleran la disidencia de su propio pueblo”.
Raúl Castro podría
demostrar que no desea seguir perteneciendo a ese bochornoso grupo. Aunque dudo
que sea capaz de hacerlo.
Barack Obama será
visto como un presidente que le dio un apretón de manos a Raúl Castro, y éste
como un líder de pacotilla, de esos que “no
toleran la disidencia de su propio pueblo”.
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'Señor presidente, yo soy Castro', dijo Raúl a Obama, según Fidel
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En un artículo sobre Mandela, el dictador elogia a su hermano y ratifica la decisión de nombrarle sucesor de la dinastía.
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DDC
La Habana
Tras su silencio sobre la muerte de Nelson Mandela, Fidel Castro aprovechó este jueves uno de sus artículos para elogiar a su hermano y ratificar la decisión del 31 de julio de 2006.
"El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable", dijo el dictador, y felicitó a Raúl "por su brillante desempeño".
"Y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: 'Señor presidente, yo soy Castro'".
El breve saludo entre Obama y Castro, en los funerales de Estado de Nelson Mandela, generó fuertes críticas en el exilio y los cubanólogos hasta observaron "mensajes" subyacentes.
"Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad", dijo Fidel Castro en el artículo.
En su habitual jerga, añadió que "quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes".
El artículo mezcla hechos de las guerras africanas y el elogio a Mandela con otros asuntos sin conexión.
"El mismo día en que Nelson Mandela (...) fue inhumado (...), un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual", escribió el exgobernante.9 Dic 2013
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Y cuando Fidel Castro Ruz sea inhumado, los gritos de alegría, y hasta los silencios de gritos reprimidos, de millones de cubanos, se oirán tal alto, que van a llegar hasta la estrella Alfa del Centauro, y eso no va a ser casual ......
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Tiene todo sentido que Obama saludara cordialmente al actual dictador de Cuba, pues sencillamente estaba haciendo lo que Mandela hubiera querido y esperado. O sea, si se honra y hasta venera a Mandela, que tanta lengua se dió con el castrismo por tanto tiempo, no se puede tratar de apestado al Castro de turno. Y por supuesto, esto no fue ninguna casualidad ni "accidente," pues Obama sabía muy bien que Castro II iba a ser una figura prominente en el acto de marras y que se iba a cruzar con el sujeto. O sea, si no hubiera querido darle la mano, se hubieran tomado medidas para asegurar que tal cosa no sucediera.
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