Cuba’s changes are no more than window-dressing, Raúl Castro en busca de dinero o de hombres adinerados. Sobre los supuestos cambios de Raúl Castro escriben The Washington Post y Juan Juan Almeida
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Jorge Luis García Pérez, Antúnez, había declarado al diario estadounidense sobre la necesidad de un cambio radical en Cuba.
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febrero 17, 2014
El diario norteamericano The Washington Post asegura en un editorial que una de las muy diminutas aperturas permitidas el año pasado por los dirigentes del régimen militar de Cuba, Raúl y Fidel Castro, ha sido la relajación de las restricciones de viaje para que los disidentes puedan salir de la isla y relatar de primera mano su trabajo en Europa, Estados Unidos y América Latina.
Asegura el importante periódico que cuando nos reunimos hace no mucho tiempo con Jorge Luis García Pérez, conocido como Antúnez, que pasó 17 años en las cárceles de Cuba, él hablaba libremente de la necesidad de un cambio radical en Cuba.
Cita The Washington Post que Antúnez dijo en la entrevista: “El Castro totalitarismo no puede ser reformado. Con los tiranos, no se negocia, el acercamiento sólo fortalece la dictadura. Queremos ser totalmente libres, no a cuenta gotas. Queremos la democracia que nos merecemos”, y añadió que “yo no quiero estar en silencio.”
(Jorge Luis García Pérez ¨Antúnez¨ junto a otros opositores en Miami en diciembre de 2013. comentario y foto añadidos por el bloguista de BC)
Apunta el Post que desde su regreso a la isla, en el mes de diciembre, Antúnez ha estado tratando de organizar la oposición al régimen de Castro. El 5 febrero pasado el régimen contraatacó. Las fuerzas de seguridad, llegaron a su casa en la ciudad de Placetas en la central provincia de Villa Clara, pintada con consignas en contra del Gobierno que los disidentes habían garabateado.
Fue detenido durante nueve horas, las computadoras y otros materiales fueron incautados de la casa y su esposa también fue detenida cuando ella y otros activistas fueron a la estación de policía para pedir su libertad. Todos fueron liberados posteriormente. Antúnez se declaró en huelga de hambre el 10 de febrero en protesta por el tratamiento.
Ataques, hostigamientos y detenciones son una realidad día a día de los disidentes cubanos, y se pueden escribir volúmenes acerca del tipo de régimen que los hermanos Castro presiden, agrega el diario estadounidense.
Aclara The Washington Post que los minúsculos movimientos hacia la liberalización económica no deben convencer a nadie de que los hermanos han decidido relajar su amarres. Por el contrario, están buscando desesperadamente maneras de mantenerse en el poder.
The Associated Press anunció la semana pasada que siete fotografías de Fidel Castro se retirarían de su archivo. Las fotos fueron distribuidas por una entidad del Gobierno comunista durante la reciente reunión del CELAC celebrada en La Habana, por otro lado un vergonzoso modo de comportarse de los jefes de Estado y de gobierno de América Latina y el Caribe. La AP, tras un examen de las fotos concluyó que habían sido alteradas digitalmente, para retirar lo que parece ser un audífono en el oído de Fidel Castro.
Con o sin su ayuda auditivo, dice el diario, dudamos que Fidel Castro o su hermano Raúl, actual mandatario, estén a la escucha de los que reclaman libertad y democracia en la isla. Sabemos que hay fuertes deseos de algunos en los Estados Unidos para normalizar las relaciones con Cuba luego de medio siglo de estancamiento. Una encuesta del Consejo Atlántico subraya el sentimiento. Como es lógico, es la impaciencia – incluso en la diáspora cubana – por el cambio. Pero el acoso de Antúnez sugiere una vez más que los hermanos Castro no tienen intención de cambiar. Que no deberían ser recompensados o enriquecidos con lo que Antúnez y otros disidentes sufren. Con Antúnez, compartimos la visión de una Cuba realmente libre. Concluye The Washington Post.
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Tomado de http://www.washingtonpost.com
The Post’s View
Cuba’s changes are no more than window-dressing
By Editorial Board, Published: February 16
ONE OF the very small openings permitted in the past year by Cuba’s rulers, Raul and Fidel Castro, has been a relaxation of travel restrictions so dissidents can leave the island and bring firsthand accounts of their work to Europe, the United States and Latin America. When we met not long ago with Jorge Luis García Pérez, known as Antúnez, who spent 17 years in Cuba’s prisons, he spoke freely of the need for radical change in Cuba.
Antúnez is a leading Afro-Cuban dissident and voice for democracy and change. “Castro’s totalitarianism cannot be reformed,” he told us. “With totalitarians, you do not negotiate. Rapprochement only strengthens the dictatorship. We want to be totally free — we don’t want to accept it piecemeal. We want a democracy that we deserve.” He added, “I won’t be silent. I won’t leave.”
ince his return to the island in December, Antúnez has been trying to organize opposition to the Castro regime. On Feb. 5, the regime struck back. The security forces arrived at his house in the town of Placetas in the central province of Villa Clara and painted over anti-government statements that dissidents had scrawled there. He was detained for nine hours, computers and other materials were seized from the house, and his wife also was detained when she and other activists went to a police station to demand his freedom. All were later released. Antúnez went on a hunger strike Feb. 10 in protest of his treatment.
Attacks, harassment and detentions are a day-to-day reality for Cuba’s dissidents, and they speak volumes about what kind of regime the Castro brothers preside over. Minuscule movements toward economic liberalization should not convince anyone that the brothers have decided to relax their grip. To the contrary, they are looking desperately for ways to hang on to power.
The Associated Press announced last week that seven photographs of Fidel Castro were being removed from its archive. The photos were distributed by a government entity during the recent Latin America and Caribbean summit in Havana, a shameful look-the-other-way exercise by hemispheric leaders. The AP, which retransmitted the photos, found upon close examination that they had been digitally altered — the modern day version of Stalinist airbrushing — to remove what appears to be a hearing aid in Fidel Castro’s ear.
With or without his hearing aid, we doubt that either Fidel Castro or his brother Raul, the current president, is listening to those who demand freedom and democracy. We know there are strong desires by some in the United States to normalize relations with Cuba after a half-century of stalemate. A new Atlantic Council poll underscores the sentiment. Understandably, there is impatience — including in the Cuban diaspora — for change. But the harassment of Antúnez suggests once again that the Castro brothers do not intend to change. They should not be rewarded or fortified, not as long as Antúnez and other dissidents suffer. We share Antúnez’s vision of a Cuba that is really free — and not just airbrushed to make the regime look better.
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Tomado de http://www.martinoticias.com
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