martes, febrero 18, 2014

Dr. Eugenio Yáñez sobre Cuba y el Embargo: Negociando hasta con el Diablo

Tomado de http://www.cubanalisis.com

 ARTÍCULO ORIGINAL PARA EL THINK-TANK DE CUBANÁLISIS

 Negociando hasta con el Diablo

Por Dr. Eugenio Yáñez
 Estados Unidos


¿Habrá sido subestimado Raúl Castro en estos casi ocho años que lleva en el poder? ¿Es en realidad tan inepto como parece en ocasiones, sobre todo cuando trata de justificar esa lentitud propia de nadar en piscina de leche condensada en que se mueve su proyecto de “actualización” del modelo?

¿O acaso sería tan sutil y tenebroso que bajo la apariencia a veces de un asustado corderito en la pradera internacional se oculta un frío y eficaz calculador y ejecutor de importantes decisiones geopolíticas estratégicas que permitirían posicionar a su régimen para muchísimos años de estabilidad y permanencia, ignorando los intereses del pueblo cubano, los opositores y los exiliados?

No hagamos como siempre, de querer llegar a conclusiones anticipadamente y pretender saber la respuesta aunque ni siquiera se conozca la pregunta, y analicemos toda una serie de elementos e informaciones que nos puedan ayudar a comprender mejor la realidad de nuestra patria en estos tiempos del cólera y de otoños del patriarca.

Es cierto que el régimen cubano se gasta casi dos mil millones de dólares anuales importando alimentos porque la agricultura y la ganadería no acaban de despegar; que las ciudades se derrumban a pedazos por falta de recursos y mantenimiento; que el transporte público es un desastre en todas sus versiones, tanto ómnibus, ferrocarril y aviación como marítimo; que la salud pública funciona cada vez peor mientras epidemias e insalubridad avanzan por todo el país cuando decenas de miles de médicos y trabajadores de la salud prestan servicios en el extranjero; que buena parte de la educación primaria y secundaria se basa en profesores improvisados que no son capaces ni de enseñar ni de formar nuevas generaciones.

Además, que los precios mantienen su interminable espiral ascendente mientras la doble moneda erosiona cada vez más la capacidad de adquisición de los cubanos, al extremo de que se calcula por economistas oficialistas que hasta el 80% de las entradas de una familia de ingresos medios o bajos se destina hoy a la compra de alimentos; que la corrupción, la malversación, el robo y el desvío de productos de propiedad estatal campea por sus respetos a lo largo y ancho de la Isla; y que las reservas de moneda fuerte en las arcas nacionales, al menos en lo que se puede conocer por informaciones oficiales o cálculos de personas supuestamente entendidas e informadas sobre el tema, tendrían al régimen al borde de la bancarrota, la crisis, la debacle  o el colapso.

También que la principal aspiración de muchos jóvenes es abandonar el país en busca de nuevos horizontes; que muchísimas mujeres no están interesadas en tener hijos en Cuba ante la falta de perspectivas y futuro para ellos; que las condiciones de vivienda para los cubanos de a pie obligan cada vez más al hacinamiento y la promiscuidad; que disponer de agua potable se ha convertido en un verdadero lujo en muchas aglomeraciones urbanas; que los salarios promedio nominales no sobrepasan los 25 dólares mensuales, y que si a ello se le sumaran lo que recibe la población “gratuitamente” o bajo subsidio en servicios de salud y educación, medicamentos y productos alimenticios, según calculan algunos economistas muy serios y para nada apologéticos desde La Habana, la cifra de ese promedio de ingresos para la población difícilmente superaría 150 dólares mensuales.

Además, que el cuentapropismo no logra absorber el masivo desempleo existente, y que los relativamente demasiado pocos emprendimientos que se comienzan a llevar a cabo desde hace más de tres años, ajenos a la omnipresencia y absoluta injerencia estatal, se sienten agobiados por regulaciones absurdas, inspectores corruptos y policías abusivos, al extremo que casi la mitad de los que comienzan terminan devolviendo sus licencias y abandonando el intento.

Así y tantas otras cosas que si fueran a ser descritas ahora mismo no dejarían espacio ni tiempo para más nada. Una situación que cualquier mexicano, en un lenguaje sencillo, describiría como un desmadre total en el país.

Ante tan patético cuadro, y por la experiencia con situaciones parecidas en cualquier otro lugar, al menos en Occidente, podría llegarse a pensar que el régimen de los hermanos Castro está a punto de caer y que, inevitablemente, terminará cayendo estruendosamente, mucho más temprano que tarde.

Sin embargo, aparentemente lo que sucede en Cuba es precisamente todo lo contrario: que no solamente ese gobierno ineficaz, corrupto, incapaz y dictatorial no se está cayendo a pedazos en estos momentos ni mucho menos, sino que, a diferencia de lo que tantos en Miami y otras latitudes quieren creer y repiten diariamente hasta el agotamiento, parecería estarse fortaleciendo cada vez más día tras día.

Para entender esto debemos observar los acontecimientos cotidianos de finales del año 2013 y comienzos de este 2014.

Mencionemos, muy rápidamente los sucesos clave de estos últimos meses que pueden perfectamente justificar el aparentemente derrotista párrafo anterior:
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