sábado, marzo 22, 2014

Esteban Fernández: EL ADOQUÍN REDENTOR

EL ADOQUÍN  REDENTOR
 

 Por Esteban Fernández
 
Se pasan la vida enviándome correos de muy buena fe informándome de pateaduras, prisiones domiciliarias, huelgas de hambre de los discrepantes -de algunas cosas no de todas- en Cuba y yo inmediatamente digo "¡Pobrecitos!". Y no me refiero a los golpeados sino a los que me envían los Email,  porque ¿a estas alturas no saben que yo no creo en ese tipo de actividades pacifistas?... Sinceramente yo considero que algunos allá están sirviendo de "pushing bag" y de "prácticas" a los esbirros.

¿Qué pensaríamos si alguien nos dice: "Vi pasar por mi lado a Mike Tyson, a Floyd Maywheater y a Evan Holyfield, y rápidamente pinté un letrero que decía 'Váyanse de aquí negros de basura' y me dieron una golpiza que me llevó directamente al hospital donde estoy recluido desde hace dos semanas  y ahora me voy a declarar en huelga de hambre en señal de protesta"?... Y que conste que estos grandes boxeadores son un millón de veces mejores personas que la claque castrista.

Yo quisiera que la mayoría de los cubanos vieran este artículo con detenimiento y se lo pasaran a sus amigos. Jamás yo promuevo uno de mis escritos, pero este quisiera que lo leyeran todos los que están en contra de la tiranía castrista a rajatabla y a muerte. Voy a ir despacito, con calma, y lo menos emotivo posible. Para empezar permítanme decirles que hay muchísimos cubanos que todavía no captan la verdadera y gigantesca maldad de Fidel y Raúl Castro y de su atajo de criminales y sádicos a su alrededor.

Escúchenme bien algo que les tengo que decir: desde el mismo momento en que alguien dentro de nuestra Patria hace pública y notoria su enemistad contra el tirano y su régimen, y no le pasa nada, ponga en dudas esa enemistad. Eso es lo menos que usted puede hacer, yo personalmente no pongo en dudas nada y no creo en esa persona.

Y si alguien insiste en confiar en ese opositor entonces tiene que suponer que los hermanos Caín y RecontraCaín y sus aparatos de seguridad están siendo benévolos con ese individuo en particular. Y yo no creo que estas bestias sean benevolentes ni con las madres que los parieron si resucitaran y los criticaran.

En otras palabras todo aquel que públicamente ataca al régimen cubano dentro de la Isla, aunque sea levemente, tiene una “patente de corso” dada por la Seguridad del Estado. Es más, ese permiso para decir algunas cosas NO PUEDE SER OTORGADO POR NADIE QUE NO SEAN LOS  CASTRO. Hasta Abelardo Colomé y Ramiro Valdés tienen que recibir la orden anticipada de hacerse de la vista gorda ante el menor gesto de rebeldía.

Mis estimados lectores, ya les dije y vuelvo y repito: todo él que no concuerde con esto tiene que pensar que la brutal dictadura está siendo floja, que ya no son la manada de hienas que antes eran. Y eso NO ES CIERTO,  siguen siendo inflexibles, intolerantes, siguen siendo fieras que no les permiten a un verdadero enemigo ni que juegue a la pelota en uno de los equipos nacionales. Cuando Fidel  y Raúl Castro y  sus agentes consideran que alguien representa un peligro serio para su régimen, le quitan el carné de identidad, la librera de racionamiento y acto seguido lo refunden en una cárcel o lo desaparecen.

¿Esto quiere decir que en Cuba no hay esperanza de nada? Sí, hay mucho chance, pero los verdaderos enemigos del gobierno deben actuar callados, súper silenciosos, sin contar con nadie, sin reunirse con nadie  y -sin aspavientos- dañar al régimen. Desde luego, esto tiene que ser sin propaganda, sin celulares y sin llamar a Radio Martí y dar sus nombres. Que las quejas por los ataques provengan del Granma. Es hora de  que los patriotas pasen de víctimas a victimarios.

Entonces ¿a quién debemos apoyar?: a un cubano con un adoquín en la mano, de madrugada, sin decirle nada a nadie (desde el momento que en Cuba se reúnen tres cubanos a “conspirar” o a redactar un mamotreto se echó a perder la cosa) y se lo revienta en la cabeza (el ladrillo) a un Comandante o Coronel o General, sin que lo vea nadie y sin hacer alardes después. O desbaratarlo contra una ventana del Comité.  ESE SI ES UN ENEMIGO DE LA TIRANÍA, a ese si que hay que auparlo y aplaudirlo sin conocerlo.

Es más ¡hasta en el exilio, desde hace mucho rato, hay que actuar clandestinamente! Porque aquí los Castro (desde que usted hace pública su intención de golpearlos) infiltran a sus agentes, lanzan a sus seguidores a la crítica contra las acciones planeadas y encima de eso las autoridades norteamericanas le caen encima y desbaratan todo intento de atacar a la dictadura. En el exterior también hay quienes merecen sus ladrillazos.

Por lo tanto, aquí, allá, y en todas partes, usted crea única y exclusivamente en el patriota CALLADO Y MUERDE Y HUYE, en el perro que no ladra y lanza dentelladas. No se deje llevar por cantos de sirenas. Fidel y Raúl  Castro son dos monstruos rodeados de miles de mini monstruos, y allá si el aparato de inteligencia y de contrainteligencia de la dictadura llega a la conclusión de que alguien es PELIGROSO no le permiten ni tener teléfono, ni electricidad,  ni trabajo, ni nada. Lo hacen polvo y ceniza.

Quede bien claro: la tiranía no cree, ni le interesa y se limpia el trasero con todas las “presiones internacionales”. Y en un final para que alguien pueda decir “Esteban no tiene la razón en este escrito” tiene que demostrar lo contrario. Es decir, como les dije antes, tiene que imaginar que: "Los hijos de Satanás no son tan malos, han cambiado mucho y están obligados a permitir muchas cosas allá que antiguamente no las permitían”. Y de eso nada. El que piense esto le ruego que  no me moleste con correos electrónicos defendiendo las actitudes de los que consideran que poniendo las otras mejillas van a lograr un cambio sin sangre. Y si en reciprocidad no quiere recibir los míos que me lo diga y no hay tormento.