El cine americano que no vemos
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Hay un cine estadounidense que no llega a las pantallas de cine ni a la televisión cubana, ocupadas por las más adocenadas películas hollywoodenses.
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(Sacha Baron Cohen, protagonista de 'El dictador' de Larry Charles, 2012. (NOSOLOGEEKS.ES))
Por Yania Suárez
La Habana
27 Jun 2014
Hay un audiovisual estadounidense que aquí no veremos. No en las salas de cine, definitivamente no en la televisión. Es considerablemente bueno y bastante conocido en el mundo, a pesar de que no corresponde al mainstream. Sin embargo, para las pantallas públicas cubanas no existe.
Con aparente contradicción, las profusiones de orgullo oficial sobre el cine hecho en Cuba están llenas de aversión hacia Hollywood, producciones que, en cambio, encuentran bastante acogida en los medios estatales que las condenan. El movimiento no carece del todo de lógica. Algo de ella se revelaría en el examen de lo que se omite, obras alternativas del enemigo del Norte: son las películas, por ejemplo, de Kevin Smith, Seth Rogen, Greg Mottola, Sacha Baron Cohen, etc., y casi todo (por no decir todo) lo del Comedy Central de Nueva York. No conforman, muchas de estas obras, un grupo estilístico intencional, pero sí comparten variables que las reúne en un alegre tipo, y nos ayudarían a explorar el vacío que le hacen en Cuba.
Descartado el tema de los derechos de autor (que aquí no se pagan), pasemos a indagar otras posibles causas. Se podría pensar, en principio, que la exclusión se debe a la dureza verbal de algunas de estas piezas: nuestra televisión es amiga del reguetón light y de las masacres clase B que suministra el sábado por la noche, pero no de las palabras censuradas. Esta razón, sin embargo, no las proscribiría de la Cinemateca, las muestras de cine independiente, ni tampoco incluye toda la producción del Comedy Central.
Encuentro otras dos justificaciones más probables. La primera se podría formular así: no se exhiben porque la imagen que ofrecen de Estados Unidos es demasiado interesante. Los blockbusters, las comedias de risa grabada, son fantasías fácilmente objetables. Pensemos en la serie Friends, por ejemplo, que sí se proyecta aquí: quizás graciosa, pero que nadie llamaría creíble, o "profunda".
Pensemos en Futurama o (¿me atreveré a proponer a nuestra televisión?) en South Park, producciones del Comedy Central, o en las películas de Smith: la sensibilidad que proponen, y comparten con un grupo de obras contemporáneas, es mucho más compleja; la pretensión de actualidad, mucho más cercana, y el encanto, por supuesto, efectivo. Tienen una manera de obrar que los jóvenes identificarían como suya, sin mayores problemas.
Las vetaría de nuestras pantallas también el hecho de que son liberales (solo la distracción podría ver una discordancia aquí). En términos generales, una gran zona de la "América liberal" se omite en Cuba porque no simpatiza abiertamente con los gobiernos de Venezuela, Cuba o Irán.
En el caso particular de este grupo, la subversión que ejercen sería demasiado para nuestras pantallas: alegremente, sin estridencias románticas (también sin muchas esperanzas), estas obras descreen de casi todas los arreglos sociales, que interrogan, discuten… Algunas hacen el camino completo hacia un anarquismo suave. Alguien ha dicho —sin que de esto derive una equivalencia exacta— que el rock and roll de estos tiempos es la comedia, con una audiencia más amplia y contenidos más consistentes.
El poder, de mecanismos universales, mira este fenómeno con suspicacia en cualquier parte. Aquí es más poderoso; puede anular sin mayores consecuencias cualquier gesto independiente, como su existencia, es decir: como la realidad de estas producciones foráneas. De manera que, puestos a escoger, el malquerido Hollywood parece más seguro en estos lares.
1 Comments:
Yania no se si leeras esto. En fin te escribo. Aunque acepto interesante lo que dices y tentador darme por explicado con tus palabras la lombriz del estómago se mueve y abofetea. Detrás de la cabeza y mazo del que decide en Cuba no hay criterios tales tan condimentados. Aunque cueste aceptar que en Cuba, luego de que la frente logro estirarsenos mas de dos dedos, el tren se mueve por puro capricho irracional, no hay mas que eso haceindonos contraparte. Es díficil aceptar que no hay nada en el fondo que ponga nuestra cólera en un rin a pelear en buena lid. Nuestras palabras terminan en cataratas de vómito que dan en suelo duro. Esa es la única trampa, el mas burlón guiño. Pero si es así, dirás, no hay nada que decir. El reto es mas díficil que el de vvir en una sociedad moderna con canales de entendimiento. Habría que adecuar mas el discurso Yania. POnerlo allí dónde realmente falta y no en el trono que se supone debe estar. Habría que bajar, bucear, ser mas humildes, llenar el centro del vacío que tenemos los cubanos. Mira que nos gusta afirmar tanto sin ponerlo a freír en la vida real y no en ese fango sobre el aire que es Cuba. ¿Qué es la vida real? La vida fuera de CUba Yania. Esa que, enajenada o no, pone valor al trabajo, inventa suelos y subsuelos que puedes caminar, comparar, predecir, envolver en paquete y botarlo para elegir ese o ninguno. Ojalá leas esto y escribieras Yania.
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