domingo, julio 20, 2014

Juan González Febles desde Cuba: Dividir para vencer y confundir para detener


Dividir para vencer y confundir para detener

Por Juan González Febles    

17 de Julio de 2014

Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) El único en Cuba que desde el poder del estado persiguió homosexuales o politica-gaycondenó opciones de vida, sexuales y de todo tipo, fue el líder histórico del desastre nacional.

Como dijera el generalísimo Máximo Gómez en memorable ocasión: "...el cubano si no llega, se pasa". Entonces, nos pasamos.

En estos instantes hemos transitado desde la homofobia hasta la heterofobia. Desde el arribo de la administración raulista, ser homosexual devino en un mérito y como dijera el Generalísimo, en eso nos pasamos. Lo peor es que hasta la oposición al régimen militar, comenzó a bailar con esa tonada.

La inteligencia militar castrista, -raulista para ser más exactos- ha encontrado un comodín perfecto. Para sus agentes de influencia y tontos útiles y por su mandato, dejó de ser esencial que el pueblo cubano no elija a su presidente desde hace 66 largos años. También, que se vive bajo una dictadura militar totalitaria que ejerce un control enajenante y totalizador sobre la vida nacional.

Han conseguido desplazar opciones y recurrencias de las sociedades desarrolladas europeas a nuestro medio. Entonces parece ser más importante desgastarse en priorizar cuotas de mujeres, homosexuales, negros, etc., que en la eficiencia probada de organizaciones y líderes en un medio como lo es, la sociedad civil contestataria cubana.

En alguna ocasión me referí y cité testimonios de valía para ello de que en el seno de la oposición interna cubana nunca hubo ni hay racismo. Tampoco discriminación alguna por razones de género u opción sexual. Mucho antes que los racistas de Birán se ocuparan de oscurecer un tanto los niveles superiores y medios del gobernante Partido Comunista, donde más negros, mestizos y mujeres ocuparon y ocupan posiciones relevantes, fue en el seno de la oposición interna pacífica y la prensa independiente cubana.

Entonces, ¿a quién sirve imponer o demandar cuotas poco razonables en el único lugar en que esto nunca fue ni es un problema?

Por otra parte, es perfectamente posible que por razones disímiles, donde sobran mujeres, falten negros, y viceversa. ¿Quiere esto decir que por ello hay discriminación de algún tipo? Por supuesto que no.

Cuando se peleaba contra el colonialismo español, durante el siglo XIX, el sueño de aquellos mambises fue que en la república cubana por venir, ningún cubano subiera a un cadalso por su actuar, opción y opinión política. Entre una y otra arbitrariedad, hubo algún que otro asesinato político o excesos de las fuerzas del orden, algún gobierno dictatorial transitorio mató, pero con sus altas y sus bajas el sueño se cumplió hasta el nefasto 1959. Desde este momento, la banda armada triunfante restableció los cadalsos y el poder del estado volvió a matar cubanos en Cuba, por razones de índole política.

He escuchado y resistido el impulso de reír ante el anuncio de que el régimen militar amenazó de muerte a ciertos periodistas. Es raro, no acostumbran a amenazar o avisar a quienes matarán, salvo alguna que otra honrosa excepción. No amenazaron de muerte a Laura Pollán, a Zapata Tamayo o a Walfrido, el villareño que murió a partir de los golpes sufridos a manos de la llamada Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Cuando los autócratas investidos del poder de vida o muerte lo deciden, alguien muere. Hasta donde sé, no es propio de la policía Seguridad del Estado suscribir crónicas sobre muertes anunciadas. Amenazan con cárcel y otras muchas ofertas de su inventario de terror, pero cuando de matar se trata, lo hacen sin previo aviso.

Entonces, que quede el alerta sobre que la prioridad de Cuba es salir de la dictadura militar totalitaria que sufrimos. Una vez en democracia y en disfrute pleno de un estado de derecho, nos ocuparemos de los tulipanes de Amsterdam o de las piedras legendarias de Estocolmo.