Un intercambio cultural injusto
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El problema no es el intercambio cultural sino más bien los límites que parece tener establecidos el intercambio cultural sui generis en vigencia entre la Isla y el país vecino.
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"Buena Fe" en un concierto homenaje al cumpleaños de Fidel Castro.
Por Joan Antoni Guerrero Vall
septiembre 25, 2014
A lo largo de las últimas semanas el llamado intercambio cultural Cuba-Estados Unidos se ha vuelto a convertir en polémica. Un concierto del duo Buena Fe en Miami fue el que incendió la actualidad dado que hay personas que consideran como una ofensa su presencia en la ciudad, más cuando hace pocas semanas los dos músicos cantaron el feliz cumpleaños a Fidel Castro. Aquí se entiende que el problema no es el intercambio cultural sino más bien los límites que parece tener establecidos el intercambio cultural sui generis en vigencia entre la Isla y el país vecino, lo que lo convierte en un intercambio falso, irreal o más bien injusto.
Es imposible que nadie se pueda oponer a la cultura, que nadie se pueda poner en contra de algo que es tan provechoso para aquellos que lo practican: en un intercambio cultural siempre hay dos partes que se transfieren arte, conocimiento e ideas. Y de esta manera tanto los unos como los otros se ayudan a crecer. El intercambio funciona cuando ambas partes sacan su propio provecho, en un sentido positivo.
En las condiciones actuales resulta claro que, por parte cubana, el intercambio tiene límites que no son aceptables, pues se establece un filtro ideológico que impide que se haga con total libertad. De Cuba salen y a Cuba van los autorizados, aquellos que o bien tienen un discurso adaptado para no molestar, o bien los que simplemente obvian las cuestiones políticas, por lo general aquellos que se consideran apolíticos cuando precisamente su “apoliticismo” es también una actitud política. En situaciones como la de Cuba, el silencio se convierte en complicidad política o indolencia denunciable.
En el momento actual de Cuba parece claro que todas las manos son pocas para ejercer la presión constante que necesita un régimen petrificado y, encima, aceptado internacionalmente en instancias como la ONU y en otros organismos supranacionales. Así pues no se entiende que los artistas no pretendan contribuir a propagar la necesidad de cambios en un país en el que muchas libertades siguen hoy negadas. Acomodarse a las necesidades del gobierno de 1959 no parece la actitud más sensata, a no ser que a la historia se quiera pasar como un artista cortesano y complaciente con el poder.
Durante estos días, el actor cubano Roberto San Martín, residente en Miami, ha lanzado una propouesta para que se organice un concierto de artistas exiliados en Cuba. No creo que su petición sea una reposición del concierto por la paz de Juanes, que no contribuyó a nada. Aquí no se trata de hacer conciertos de reconciliación, porque lo que se espera es que cualquiera, sean cuales sean sus ideas políticas y sobre el gobierno de la isla, pueda presentarse libremente en Cuba. Como todos los cantantes antisistema (capitalista) que actúan cada fin de semana en escenarios de las principales democracias del mundo, el castrismo también debería permitir que grupos o artistas contrarios a su orden constitucional se presentaran en La Habana, sin temor a altercados.
No veo a Gloria Estefan llamando a levantar barricadas, sinceramente. En todo caso, y si la democracia cubana es tan firme (si es que son ciertos los resultados electorales que el régimen muestra cada vez que hay “elecciones” en la isla), probablemente esos conciertos de artistas exiliados y anticastristas serían un fracaso de taquilla y el pueblo los rechazaría quedándose en casa. Así, pues, más razones para que los Castro permitan, definitivamente, que los cubanos intercambien, que intercambien de verdad.
1 Comments:
todo muy lindo pero yo no veo q los aldeanos por poner un ejemplo pase el filtro del gobierno y actuaron en miami y no paso nada .....porque siempre queremos vincular la politica con la cultura
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