Nora Gamez Torres: Presidio político de Isla de Pinos en Cuba: dinamita bajo los pies. Antonio Tony de la Cova narra la verdad sobre la excarcelación de miles de presos políticos cubanos en 1979
Por Nora Gamez Torres
Un hombre en una celda de una prisión circular no sabe si un guardia armado lo está observando, desde su puesto en una torre situada en el centro del edificio. Este es el panóptico, una construcción ideada por el inglés Jeremy Bentham en el siglo XVIII y copiada por el dictador cubano Gerardo Machado para construir un “Presidio Modelo” en Isla de Pinos, en las primeras décadas del siglo pasado. Un modelo perfecto de poder disciplinario, en palabras del filósofo Michel Foucault.
En 1962, Ricardo Vázquez, un joven estudiante encarcelado por conspirar contra el gobierno instaurado en Cuba en 1959, desafía esa sensación de perpetua vigilancia para llevar a cabo una riesgosa misión en la cárcel-panóptico de Isla de Pinos: tomar las fotos de las cargas de dinamita que habían sido colocadas en la planta baja de cada uno de los cuatro edificios circulares que albergaban prisioneros políticos como él.
Eran los días cercanos a la Crisis de los Misiles, en octubre de 1962, y los presos habían constatado con horror que los hombres trabajando con martillos neumáticos estaban horadando las paredes y colocando cargas de dinamita, un colchón de explosivos para evitar que los “contrarrevolucionarios” tomaran la cárcel, en caso de una nueva agresión “imperialista”—trabajo inútil si estallaba una guerra nuclear primero.
Ricardo era dirigente nacional del Movimiento Revolucionario 30 de Noviembre cuyo objetivo era “derrocar el sistema de Fidel, porque nos sentíamos traicionados. Yo luché también contra Batista y Fidel se desvió totalmente de los planes iniciales de la revolución. Tratamos por todos nuestros medios de derrocarlo”, explica.
Interrogado sobre “los planes iniciales de la revolución”, responde: “que estuviera basada en la constitución de 1940, que existiera libertad, que se acabara la opresión y todo eso resultó una farsa de Fidel. Engañó al pueblo. Fue un engaño terrible”.
En febrero de 1961, apenas un año después del “triunfo de la revolución” es arrestado con “material sensible”, un eufemismo que podía referirse a armas, explosivos, equipos de radio o cualquier otro suministro que pudiera apoyar a quienes se enfrentaban el nuevo régimen. Anastasio Rojas, el chofer que lo transportaba a él y al “material” fue fusilado. El, con 17 años, fue enviado al Presidio Modelo de Isla de Pinos.
Hoy, Ricardo es un señor de 71 años, con voz suave, de pocas palabras y a quien, a todas luces, no le gusta comentar mucho sus experiencias en la prisión. Pero amablemente accede a una entrevista con el Nuevo Herald y nos lleva también donde su hermana Guillermina Vázquez reposa inválida en una cama, pero con lucidez suficiente como para complementar su relato.
La dinamita
Cuenta Guillermina, quien hacía funciones de “correo” entre distintas cárceles y la dirección nacional del Movimiento Revolucionario 30 de Noviembre, que ella recibió un mensaje de los presos de Isla de Pinos, quienes solicitaban una cámara para introducirla en la cárcel.
En 1962, un preso que escapó y logró llegar a Miami había dado la alerta sobre los explosivos. Así lo contaba al periódico Patria el 14 de septiembre de ese año:
“Hemos visto los trabajos. (La cárcel) Está totalmente dinamitada. La dinamita pueden hacerla explotar desde una colina distante, por dos conductos. Por electricidad de pilas o por concusión de un material que va estallando en secciones hasta llegar a la dinamita”, explica el hombre identificado con un seudónimo en la historia.
Pero faltaban pruebas, las fotos. Y ahí es donde entra a jugar Guillermina, quien consiguió transportar en su cuerpo una minúscula cámara de fabricación alemana Minox, con un diseño que se hizo muy famoso entre los espías. Para burlar las llamadas “requisas” que hacían los guardias de la prisión a los visitantes, Guillermina escondió la cámara en un tampón higiénico.
“Hacían una requisas tremendas a las mujeres. Cuando llegué delante de la muchacha que me iba a requisar, me quité los zapatos, y me empecé a quitar la ropa. Cuando ella fue a bajarme los pantalones, le advertí que tenía el período. Entonces ella me dijo que me vistiera. Llegué a la circular a ver a Ricardo y él me preguntó por la cámara y yo le pregunté por el baño. Fui, me la saqué y me la puse en el pecho. Entonces regresé donde estaba él, lo abracé y le dije, ‘ahí está’”.
Ricardo continúa la historia donde la dejó su hermana.
“Yo fui quien tomó las fotos de la dinamita junto a otro amigo. ¿Cómo fue que pudimos bajar al túnel? En la celda que yo vivía, la 19 del primer piso, había un orificio por donde pasaban los tubos del agua, que no se usaban pero allí estaban. Nosotros entramos ahí y con mucho trabajo, con cabillas y la ayuda de otros presos, logramos romper el piso lo suficiente para que pudiéramos pasar. Dejamos la última capa para el último momento. Cuando rompimos ya teníamos la cámara lista y nos metimos los dos y empezamos a tirarle fotos a la dinamita, las que pudimos”, narra.
Pero queda en el aire lo que pasó después. “Después vino el problema de que encontraron el hueco y nos castigaron. Nos enviaron a celdas de castigo, estábamos aislados en los pabellones, las celdas no tenían nada y te dejaban en ropa interior”, recuerda.
El filme salió al exterior a través de otra de las hermanas de Ricardo, en aquel entonces una niña. Según Guillermina, “las requisas las hacían cuando entrabas pero no cuando salías de la cárcel. Trajimos el film cuando vinimos de Cuba el 14 de junio de 1963. Yo tuve que asilarme en la embajada del Uruguay, donde estaban muchos del 30 de Noviembre”, agrega.
Ricardo no era ningún fotógrafo experimentado y las imágenes que salieron publicadas en el Diario Las Américas en 1964 no tienen calidad para ser reproducidas hoy. Apenas se divisan unos bultos, la dinamita, y unos huecos en las paredes donde fueron colocadas las cargas en la pared interna de la circular. “Pero lo logramos. Lo interesante de esto es que se pudo hacer la foto, si no, esto hubiera pasado inadvertido en el mundo”, dice, no sin cierto tímido orgullo.
La cárcel
“Eventualmente, un día después de la Crisis de Octubre sacaron la dinamita. Los huecos nunca los taparon. No sé si ahora lo hicieron, como dicen que la prisión la están usando como un museo”, se pregunta Ricardo. Pero cuando hablamos de las condiciones de vida en la cárcel, se vuelve más parco: “Siempre hubo maltrato. Después empezó el mal llamado plan Camilo Cienfuegos, un plan de trabajo forzado. Tratamos de oponernos y hacer resistencia y unos cuantos que plantaron el trabajo. Yo fui plantado”, declara.
Al preguntarle sobre el término “plantado”, Ricardo nos cuenta una anécdota.
“Ese día plantamos el trabajo Israel Abreu Villarreal y un servidor. El tiró el pico y dijo al guardia ‘si me das porque trabaje y porque no trabaje, entonces mátame’. Yo hice lo mismo y se llevaron al bloque de presos que estaba cerca para otro espacio de tierra. Vino a conversar con nosotros un sargento y le dijimos lo mismo. El sargento cogió una bayoneta pequeña, un estilete de los fusiles AK y mandó a buscar un Jeep. Lo parquearon al extremo del cuadrado de tierra y nos hicieron ir caminando”, recuerda.
Pero los 100 metros que los separaba del vehículo, lo recorrieron recibiendo golpes y pinchazos. Según el testimonio de Ricardo, un sargento corpulento a quien llamaban Campeón, al verse imposibilitado de pincharlo con su bayoneta, pues había quebrado la suya “en el lomo de un preso” minutos antes, comenzó a golpearlo tan fuerte con su fusil que Ricardo intentó defenderse. “Entonces, me dice ‘ah, pero ¿te me vas a virar?’ y cogió el fusil y me dio por la cabeza”, continúa Ricardo y se toca una marca arriba de la ceja derecha.
“Me noqueó y me despertó él, muy amable, dándome palos hasta que recobré el conocimiento. Seguí caminando. En ningún momento ninguno de los dos corrimos porque era un pecado”, hace una pausa y se ríe.
Para estos hombres, a quienes los unía un código moral estricto, su estancia en la prisión era otra etapa de la “lucha”. Vivían, al igual que el resto del país, en un estado de “guerra permanente”. En ese discurso, las heridas recibidas por maltratos y abusos se convertían en “heridas en combate”. Flaquear era imperdonable.
Israel Abreu Villarreal, en un crudo testimonio publicado en el libro Cuba: Clamor del Silencio, editado por el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, confirma la versión de Ricardo y aporta detalles escalofriantes. Después de este incidente, ambos son trasladados al hospital de la prisión, donde comienzan una huelga de hambre que duró 42 días. En medio de la huelga, los sargentos identificados como Campeón y Girón, llevan de nuevo a Abreu al campo y a sangre fría, con una bayoneta le horadan la carne hasta llegar al hueso de la cadera.
Isla sin nombre
Desgraciadamente, los testimonios de ambos no son excepcionales. El libro citado recoge al menos cien historias similares. Otros testimonios aparecen también en un informe de 1963 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El gobierno cubano desechó estas denuncias y las convirtió en una mera nota al pie de una batalla política y diplomática más importante entre Cuba y los Estados Unidos, en la que la OEA y los gobiernos latinoamericanos eran “títeres” del imperialismo.
Pero hace falta un gesto más poderoso para borrar tanta memoria incómoda. Y lo hubo. A partir de 1967, año en que se cerró el Presidio Modelo, Isla de Pinos fue una isla sin nombre. Así queda recogido en el discurso que pronunciara Fidel Castro el 12 de agosto de 1967 en ese territorio: “…esta Isla es una prueba de la Revolución, y se empieza aquí. Esta Isla, que por ahora no la vamos a llamar ni de la Juventud ni de Pinos, porque hay poco de las dos cosas todavía”.
Pero Castro prometió convertir la isla “en un gran centro experimental social, y donde nos propongamos resolver en la medida de lo posible, como vanguardia de nuestro pueblo, los problemas que implica la idea de crear una sociedad comunista”. Parte del nuevo experimento era concentrar a jóvenes de otras provincias para “revolucionar la naturaleza y revolucionar la sociedad”. Para más dramatismo, en la antigua prisión y nuevos campamentos en construcción estudiarían “no menos de 20 000 jóvenes”, anunció.
Casi diez años después, por obra y gracia del lenguaje, la isla “sin nombre” fue oficialmente bautizada en 1978 con el alegre título de “Isla de la Juventud”. En la prensa cubana se reporta regularmente sobre los aniversarios de la proclamación y la transformación social de la segunda mayor isla cubana, “reconocida antes del triunfo revolucionario por los horrores del Presidio Modelo”, según se puede leer en una nota de Juventud Rebelde.
El indulto
No sorprende entonces que quienes nacieron en Cuba después de 1959, solo asocien al Presidio Modelo con el lugar donde Fidel Castro y sus compañeros asaltantes del cuartel Moncada en 1953 cumplieron menos de dos años de encarcelamiento. En mayo de 1955 fueron amnistiados por Fulgencio Batista.
Pero el indulto para Ricardo y otros 3,000 presos políticos no llegó hasta 1979, luego de que, en diciembre del 78, representantes de la comunidad cubana en el exilio y del Gobierno cubano firmaran un acuerdo para su excarcelación. Otros mil quedaron prisioneros, entre ellos aquellos que no aceptaron el “diálogo”, según consta en un informe de la CIDH de diciembre del 79.
Como parte del acuerdo, los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos facilitarían el traslado hacia ese país de los prisioneros y sus familiares. Cuando Ricardo salió de una cárcel de Las Villas a donde lo habían trasladado, sus gestiones estuvieron encaminadas a lograr que las autoridades estadounidenses le otorgaran también un visado a Cuca, una mujer que había sido su niñera y “como su segunda madre”, dice emocionado.
Cuando sus padres y el resto de sus hermanos abandonaron el país en 1964 a petición de Ricardo, él les aseguró que podían irse tranquilos pues Cuca se quedaba con él. Y así fue. Ricardo insistió en que la mencionara en esta historia pues ella había sido “muy importante para él y otros presos” a quienes visitaba en la cárcel.
Junto a ella, Ricardo finalmente llegó en agosto del 79 a los Estados Unidos, donde hizo una carrera como empleado de banco. La entrevista termina con una oración que parece el comienzo, pero es solo un intento de Ricardo de fijar el recuerdo: “Yo estuve preso desde el día 24 de febrero de 1961 hasta mayo de 1979, 18 años”.
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A todos:
Hace dos años, le envié la siguiente contestación al Dr. Bernardo Benes a su mensaje no solicitado, como el que me envía ahora. Este promotor del "diálogo" con el dictador Fidel Castro le faltó la moral y el valor para poder responder a mis alegatos históricos y documentados.
Ahora parece que ha pagado de su propio bolsillo para que le publiquen su novela semi-biografía en español. El libro sigue siendo una revisión tergiversada de los verdaderos eventos, como señalo en mi respuesta. En el futuro, cuando haya un cambio de régimen en Cuba y se abran los archivos del gobierno a los investigadores, y cuando el gobierno norteamericano declasifique la documentación confidencial de la administración Carter, se conocerá el verdadero papelazo que realizó el Dr. Benes durante el mal llamado y fracasado "diálogo" hace treinta años.
Continuaré poniendo en el Internet más documentos, artículos, y fotos relacionados a la participación del Dr. Benes y otros dialogueros en dichos eventos para presentar la perspectiva honesta.
http://latinamericanstudies.org/expatriates.htm
Dr. Antonio de la Cova
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3 May 2005 18:58:43 -0500
Subject: Respuesta al dialoguero Bernardo Benes
To: BenesB@aol.com
Dr. Bernardo Benes
Miami Beach, Fla.
He recibido su absurdo y maquiavélico mensaje, distorcionando la verdad histórica para justificar su papelón en el mal llamado "diálogo" con el dictador Fidel Castro en 1978. Ud. responde a un correo electrónico que envié a un grupo de activistas cubanos, sin dirigirme a Ud. o mencionar su nombre, en el cual incluí documentos y artículos de periódicos referentes al "diálogo."
http://www.latinamericanstudies.org/expatriates.htm
Ud. alega que diseminar dicha información pública, después de veintisiete años, es una "osadía," "venganza," intento de "amedrentar," promover una "cacería de brujas," y "pérfida información."
Aunque Ud. dice estar "muy, pero muy orgulloso" de aquel "diálogo," ahora rehuye debatir mi perspectiva y me advierte primero que no es necesario que le conteste y al concluir su mensaje me afirma "No voy a establecer una polémica con Usted, así que le sugiero que no me responda porque no le voy a contestar. Vale." Esto demuestra que Ud. se ha intoxicado con el pensamiento totalitario castrista y reconoce que no tiene argumentos fehacientes para sustentar sus alegatos. Es una ironía que el promotor del "dialogo" castrista ahora rehuye entablar un diálogo académico. Es obvio que Ud., al igual que Fidel Castro, le tiene pánico a la información histórica divulgada por el Internet.
Su verdadera intención maquiavélica es transparente. No solamente se comunica conmigo, sino que hizo el esfuerzo de buscar en el Internet el nombre y la dirección electrónica del director de programa de estudios para quien trabajo, y le envió copia de su airada queja, presentándose como una víctima de un abuso de la libertad académica. Si creyó que eso me iba a causar algún conflicto, volvió a equivocarse, igual que en 1978, cuando pensó que al regresar de su visita con Castro sería recibido como un "héroe" en el exilio. En esta universidad sí se respetan todos los puntos de vista y mi página electrónica en el Internet incluye hasta artículos de la prensa propagandística castrista. Esta no es la Universidad de La Habana, donde no existe la libertad de expresión y los estudiantes son coaccionados.
Ud. falsifica la verdad cuando dice que los llamados "dialogueros" fueron quienes lograron "Liberar a 3,600 presos políticos en las cárceles de Cuba" y "haber logrado la reunificación temporal de la familia cubana." Ud. debe saber que desde que la administración del presidente Nixon comenzó reuniones secretas con el régimen castrista en julio de 1974, cuando su emisario Pat Holt viajó a La Habana, el Departamento de Estado norteamericano siempre exigió que Castro liberara a TODOS los presos políticos y que permitiera la reunificación familiar antes de resumir relaciones diplomáticas y económicas con Cuba. Ud. no figuró en ese primer intento cuatro años antes del "diálogo."
Otra reunión secreta ocurrió el 11 de enero de 1975 en Nueva York entre el asistente de Henry Kissinger, Lawrence Eagleburger, y Ramón Sánchez-Parodi. Eagleburger entregó a Sánchez-Parodi un memorándum del Departamento de Estado, pidiendo a Cuba, entre varias cosas, la reafirmación del entendimiento Kennedy- Khruschev; mejorar la situación de los derechos humanos; la libertad de norteamericanos presos en Cuba; suavizar con los presos políticos cubanos; y permitir que los cubanos exiliados visiten sus familiares en la isla. Ud. tampoco participó en dicha reunión, y según su propia admisión, no tuvo contacto con funcionarios castristas hasta que viajó a Panamá el 21 de agosto de 1977.
( De izquierda a derecha, Jorge S. Villalba, Ramón Mestre y Bernardo Benes. en la presentación del libro, que fue hecha por el presidente de la institución “Brothers and Sisters for Ever”, Ramón Mestre, él mismo uno de los liberados en aquella ocasión hace cerca de 30 años. (Foto Tony Joaquin; texto tomado del Diario Las Américas )
El acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba quedó aplazado por dos años debido a que Castro envió sus tropas al África. Castro decidió permitir la reunificación familiar que exigía el gobierno norteamericano debido a que necesitaba divisas urgentemente para levantar la maltrecha economía cubana. Según las memorias de José Luis Llovio, "Insider: My Hidden Life as a Revolutionary in Cuba," página 352, a principios de 1978, Llovio vio un reporte económico secreto de Comité Estatal de Finanzas (CEF), que señalaba que Cuba "podía esperar pronto una infusión de entre $50 millones y $60 millones en divisas. . . Fidel iba a suplir el dinero de los bolsillos de miles de cubanos exiliados quienes serían bienvenidos de regreso a visitar la Patria."
En mayo de 1978, funcionarios de la administración del presidente Jimmy Carter comenzaron lo que serían ocho reuniones diplomáticas secretas con oficiales castristas, que duraron hasta septiembre de 1980. A la primera reunión asistió una delegación de diplomáticos estadounidenses, encabezada por David Newsom y David Aaron, y por la parte cubana José Luis Padrón González y Tony de la Guardia. Funcionarios de la administración Carter ha señalado que todas las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos se llevaron a cabo por sus diplomáticos y que Ud. estuvo en la periferia de estos eventos como una quinta rueda. El jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana, el apologista castrista Wayne S. Smith, en su libro "The Closest of Enemies," páginas 146-147, lo describe a Ud. como un simple mensajero de recados entre La Habana y Washington. Su papel como tal se reduce a un solo párrafo de dicho libro. Robert A. Pastor, el director de asuntos para América Latina y el Caribe del Consejo de Seguridad Nacional del Presidente Carter, quien participó en las negociaciones secretas con Cuba, lo consideró a Ud. tan insignificante, que ni lo mencionó en sus memorias "Whirlpool: U.S. Foreign Policy Toward Latin America and the Caribbean."
En julio de 1978, cuatro meses antes de que los dialogueros viajaran a La Habana, el Departamento de Estado norteamericano publicó en su documento GIST los cinco puntos que Cuba tenía que cumplir antes de reanudar las relaciones diplomáticas y económicas. Estos eran:
1. Libertad de todos los presos políticos estadounidenses y repatriación de otros ciudadanos norteamericanos.
2. Libertad de los presos políticos cubanos, miles de los cuales han sido encarcelados por años.
3. Reunificación de las familias cubanas divididas.
4. La salida de las fuerzas militares cubanas de Africa, porque creemos que los problemas Africanos deben ser resueltos por los Africanos.
5. Compensación a negocios y ciudadanos norteamericanos cuya propiedad fue tomada por el gobierno cubano. http://www.latinamericanstudies.org/us-cuba/GIST-1978.pdf
Wayne S. Smith admitió en sus memorias que durante una reunión diplomática secreta con funcionarios castristas en Cuernavaca, Mexico, en agosto de 1978, Castro acordó liberar a 3,600 presos políticos, permitir que ciudadanos norteamericanos en Cuba salieran de la isla con su familiares, y permitir las visitas de familias en el exilio para la reunificación familiar. Ud. no participó en dicha reunión, aunque ya estaba en comunicación con el dictador Castro, con quien Ud. estrechó lazos de amistad tras regalarle un par de botas Johnson & Murphy, valoradas en $650.
El régimen castrista trató de aparentar que no estaba negociando directamente con el gobierno norteamericano y crearon la pantalla del "diálogo" con "la comunidad en el exterior." Ud. se prestó a ser un instrumento de esa patraña, al igual que diez años antes, el gobierno norteamericano manipuló a José Elías de la Torriente y luego lo abandonaron después del ataque comando a Boca de Samá. Ud. debe recordar esto, ya que fue uno de los miembros del comité recaudador del Plan Torriente, cuyos fondos se emplearon para dicho ataque, que el régimen castrista aún denuncia como un "acto terrorista."http://www.latinamericanstudies.org/delatorriente.htm
Ud. se vuelve a equivocar al pensar que no he leído el libro del Dr. Levine "Secret Missions to Cuba." También tengo copia de las memorias que Ud. escribió y donó a la biblioteca presidencial de Jimmy Carter, y las he incorporado a mi página electrónica. http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/Benes-memorias.pdf
Tengo docenas de otros artículos de periódicos y documentos sobre el llamado "diálogo" que pronto incorporaré al Internet para conocimiento público. Soy profesor universitario de historia, graduado con un doctorado en historia de la Universidad de West Virginia en 1994 y autor de un libro de historia publicado por una prensa universitaria.http://www.latinamericanstudies.org/gonzales-reviews.htm
Con dicha preparación he analizado minuciosamente "Secret Missions to Cuba." Es un libro que no hubiera sido aceptado como tesis doctoral en ninguna universidad norteamericana por su predisposición, errores factuales, carencia de documentos oficiales de los gobiernos de EE.UU. y Cuba, la gran cantidad de fuentes parcializadas, declaraciones anónimas y nombres omitidos a propósito, y por citar fuentes sin credibilidad del Internet, todo lo cual demuestra una pésima investigación histórica.
La obra carece de bibliografía y está basada mayormente en la documentación que Ud. le proveyó al autor, citada como "Bernardo Benes collection," "Benes papers," y "Benes clipping file." El autor menciona que lo entrevistó a Ud. en veintitrés (23) diferentes ocasiones entre el 6 de julio de 2000 y el 10 de marzo de 2001. También señala que Ud. le dio otras seis declaraciones y le envió cinco correos electrónicos. Es evidente que Ud. tuvo una gran influencia en el proceso de redactar este libro. Levine usa mayormente como referencia los libros de Wayne S. Smith, Robert A. Pastor, María de los Angeles Torres, Damián J. Fernández, Jane Franklin, Louis A. Pérez, Lourdes Casal, Miguel González-Pando, María Cristina Herrera, Guillermo Grenier, Max J. Castro, y Félix Masud-Piloto, todos activistas de levantar el embargo a Cuba. Algunos de ellos fueron participantes del "diálogo" y militantes de grupos castristas como la Brigada A. Maceo y la revista castrista "Areito." La demás referencias del libro son extremadamente flojas o parcializadas, como el gran
exceso citar noventa y ocho (98) veces los artículos del Miami Herald.
( Dra. María Cristina Herrera )
Entre las numerosas páginas del Internet citadas, la mayoría son parcializadas a favor del gobierno cubano, incluyendo la de Cambio Cubano de Eloy Gutiérrez Menoyo (ya desaparecida del Internet) y la de J. A. Sierra http://www.historyofcuba.com donde Sierra se describe como un fotógrafo y escritor "freelance," sin credenciales académicos. Dicha fuente es inaceptable hasta en una asignatura de primer año universitario. Sin embargo, el Dr. Levine la cita con toda credibilidad.
No voy a enumerar la cantidad de errores factuales de "Secret Missions to Cuba," porque sería muy largo, pero sí voy a señalar donde dice en la página 296, nota 56, que tres de los discursos radiales del Rev. Manuel Espinosa fueron transcritos e impresos por el Miami Radio Monitoring Service, cuando en realidad fueron once. http://www.latinamericanstudies.org/espinosa.htm . En la página 300, nota 3, Levine se equivoca al decir que Raúl Martínez Ararás "era veterano del ataque al cuartel Moncada." Martínez Ararás dirigió el ataque a las barracas de la Guardia Rural en Bayamo el 26 de julio de 1953.
Es curioso que el Dr. Levine no mencionó el liderazgo que Ud. tuvo en el Plan Torriente, lo cual aparece en el Miami Herald del 24 de agosto de 1970. Levine también omitió de su libro el hecho de que mientras Ud. era vicepresidente del Continental National Bank y el dialoguero castrista Charles Dascal presidía dicha institución financiera, el banco fue investigado por el Departamento del Tesoro norteamericano por lavar más de $32 millones del narcotráfico nternacional (Miami Herald, 6 de junio de 1980, "Banker Is Proved in Flow of Drug Cash," "Do Dade Banks Launder Drug Profits?" y "Continental National Often Controversial.") El Continental National Bank encabezaba la lista de los bancos de Miami con $95 millones en dépositos de narcodólares ("Millions in Suspected Drug Cash Flow Through Banks in Miami," Miami Herald, 5 de junio de 1980). El escándalo llegó a tales proporciones, que Ud. fue amonestado en un editorial del Miami Herald el 9 de junio de 1980, que dice: "Continental Vice Chairman Bernardo Benes is the one who told NBC News last week that 'it's not really up to bankers' to police drug-cash transactions. Well, if a prominent bank official isn’t responsible for keeping his own institution’s skirts
clean, just who is?"
Como resultado de estas y otras omisiones, "Secret Missions to Cuba" es una hagiografía, donde Ud. aparece como un "patriota" abnegado, merecedor de respeto, simpatía, lástima, y comprensión. Sin embargo, es obvio que Ud. utilizó el libro para calumniar y desbarrar contra todos sus enemigos políticos en el exilio. Eso deja mucho que decir de Ud. personalmente y de su amigo el Dr. Levine como historiador serio. Por eso, dicha obra parcializada y carente de seriedad, no fue publicada por una prestigiosa prensa universitaria y el autor tuvo que acudir a una prensa privada. No me sorprendería si Ud. ayudó con los gastos de publicación.
El Dr. Levine y Ud. emplean memoria selectiva para ofrecer una versión revisionista de la verdadera historia y consecuencias del llamado "diálogo." A pesar que el dictador Castro permitió la salida de supuestamente 3,600 presos políticos de Cuba, la mayoría de ellos ya estaban en la calle. Quedaron en presidio muchos más y ha continuado hasta el presente encarcelando a otros. Wayne Smith relata en su libro, "The Closest of Enemies," página 158, que de los 3,600 presos, "Only about a third were still behind bars." Más de 600 de ellos eran "boteros," presos por tratar de huir de Cuba en bote. No olvide que cuando Ud. estaba en el apogeo del "diálogo," 138 presos políticos cubanos con largas condenas enviaron una carta pública desde presidio rechazando el llamado "diálogo" como una "engañosa maniobra." El documento reafirma en parte: "Repudiamos el diálogo entre el gobierno de Castro y supuestos representantes del exilio cubano" y concluyeron "No negociamos nuestra libertad porque no negociamos nuestros principios." Uno de los firmantes, Mario Chanes de Armas, preso desde 1961, no fue puesto en libertad hasta que terminó su condena de 30 años en 1991. Entre los que también rubricaron el documento aparecen Ramón Grau Alsina, Huber Matos, Andrés Vargas Gómez, Eusebio Peñalver, Luis Zúñiga, José Pujals Mederos, Angel d’Fana, y Tomás Regalado Molina, quienes no cambiaron su negativa opinión respecto a Ud. y el llamado "diálogo." El documento fue publicado en el Diario las Américas del 22 de noviembre de 1978. http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/opuestos-dialogo.htm
Seis meses después de concluir el "diálogo," más de cien organizaciones y dirigentes del exilio cubano firmaron una declaración pública, que apareció en la primera plana del Diario las Américas, del 23 de mayo de 1979, que en parte dice: "1-Que el titulado diálogo con Fidel Castro ha demonstrado ser, como se previó, improcedente y nocivo. . . 2- Que quienes intervinieron en dicho 'diálogo' no tenían, ni tienen representatividad alguna. Fueron a Cuba por sí y ante sí, seleccionados por Castro, para avalar con sus firmas planes de penetración castrista y corear en el exilio lemas y consignas útiles únicamente a los intereses políticos del gobierno comunista. 3- Que los objetivos (fachada) del 'diálogo'; libertad de los presos políticos y reunificación de la familia cubana no sólo no han sido logrados sino que se han convertido en nuevas burlas y frustraciones. La liberación de los presos políticos se ha reducido a la caprichosa selección de algunos prisioneros, postergándose a los hombres y mujeres cuya edad, término de prisión, estado de salud y postura histórica, reclaman la inmediata libertad. Y la reunificación de la familia cubana no es más que un ruin comercio de saqueo a los exiliados con cuyos sentimientos han jugado mercaderes inescrupulosos para lucro personal y para servir necesidades perentorias de la dictadura castrista." El ex preso político Tony Cuesta, dirigiendo este esfuerzo, convocó un acto público, donde lo denunció a Ud. y a los que comerciaban con el "diálogo." http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/denuncia-dialogo.htm
El régimen castrista admitió públicamente que habían seleccionado cuidadosamente a todos los participantes del diálogo.http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/dialogue-leaders.htm
Es de conocimiento público que algunos dialogueros lucraron con el sufrimiento de las familias cubanas divididas creando agencias de viajes y envíos a Cuba. Dichas empresas cobraron y siguen cobrando exorbitantes precios por los viajes, por mandar envíos, y por el cambio de divisas. El abuso, la arrogancia, y la explotación llegó a tal extremo, que a dos de estos mercaderes del dolor, Carlos Muñiz Varela y Eulalio José Negrín, les costó la vida en 1979. El régimen castrista los declaró "héroes" de la revolución. http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/negrin.pdf
Otros dialogueros aspiraron a puestos con el gobierno castrista. En 1979, la profesora María Cristina Herrera del Miami-Dade College invitó al profesor Juan Clark que viajara a Cuba, lo cual él rechazó. Herrera le dijo a Clark que la iban a nombrar "la directora del turismo profesional a Cuba." Esa y otras aspiraciones quedaron frustradas cuando miembros del Comité de los 75 comenzaron a pelear entre si por el repartimiento de prebendas.
El diálogo también fue denunciado como un frente de espionaje castrista por el agente de inteligencia de la policía de Miami, Sergio Piñón, quien testificó ante el congreso en Washington en 1982 que por lo menos cinco miembros del Comité de los 75 eran espías castristas.http://www.latinamericanstudies.org/dialogue/Dialogo-DGI.pdf
El capitán de la Dirección General de Inteligencia (DGI) Jesús Pérez Méndez, quien desertó en julio de 1983, declaró a las autoridades norteamericanas que las participantes del "diálogo" Lourdes Casal y Marifeli Pérez-Stable, trabajaban para la DGI. Pérez-Stable, quien "sustituyó a Casal," era "controlada por la DGI," según Pérez Méndez. El desertor dijo que Isidro Gómez y Jesús Arboleya Cervera, ambos del ICAP y de la DGI, pusieron a Pérez- Stable al mando del Círculo de Cultura Cubana (CCC) y que sus planes anuales se los preparaba la DGI y el ICAP. Pérez-Stable recibió $100 por cada turista que viajaba a Cuba con el CCC.
( Dra. Marifeli Pérez Stable )
Otro dirigente del "diálogo," José Napoleón Vilaboa, auto-titulado "Padre del Mariel," admitió en 1989 que había sido teniente coronel de la DGI. http://www.latinamericanstudies.org/espionage/vilaboa.htm
El Reverendo Manuel Espinosa, un líder del Comité de los 75, que en 1980 se arrepintió públicamente y denunció el diálogo como un frente de espionaje castrista. http://www.latinamericanstudies.org/espinosa/dialogue-spies.htm Espinosa acusó públicamente a Ud. y a Dascal "de ser los cerebros del plan económico de Castro para esquilmar al exilio." Fidel Castro previamente había calificado a Espinosa como "un hombre serio." Espinosa añadió que el Continental National Bank que ustedes dirigían era "el centro de espionaje económico más grande que tiene Fidel Castro montado en Miami." El reverendo también dijo que Ud. había lucrado con el proceso del diálogo a través de negocios con empresas del gobierno cubano. ("Continúa Espinosa Denunciando la Red de Espionaje Castrista," Diario las Américas, 14 de febrero de 1980 y "Espinosa Calls Bank a Cuban 'Center of Economic Spying,'" Miami Herald, 13 de febrero de 1980). http://www.latinamericanstudies.org/espinosa/bank-espionage.htm Aunque Ud. negó las acusaciones ante la prensa, no se atrevió a demandar a Espinosa por difamación, como hicieron otros dialogueros. Como abogado, Ud. bien sabe que eso hubiera resultado en una minuciosa investigación judicial de sus finanzas y posibles negocios turbios con Cuba y el narcotráfico.
Algún día se abrirán los archivos de Cuba, al igual que se desempolvaron los archivos de la antigua Unión Soviética, y la verdadera historia de los dialogueros y sus motivaciones personales quedará expuesta. Estimo que en su caso, en contraste al libro del Dr. Levine, la historia no lo absolverá.
Dr. Antonio de la Cova
Indiana University
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