José Martí y su proyecto de nación
Lo negro no es una categoría que pueda pensarse estática, homogénea, en tiempo lineal. Nuestras dolorosas historias como afrodescendientes han estado englobadas dentro de procesos complejos de poder y exclusión. En un juego de differance. Constantemente desestabilizadas por los que excluyenAlberto Abreu
Por Manuel Aguirre Labarrere (Mackandal)
octubre 26, 2014
Cuba actualidad, Guanajay, Artemisa, (PD) Si bien el modelo que diseñó Martí para Cuba no se adscribe al de los Estados Unidos, no es menos cierto que fue en este país donde tuvo la oportunidad de beber gran parte de su saber político.
Martí admiró con entusiasmo la Constitución del país norteño, que daba muestras de verdadera democracia en cuanto a los derechos del ser humano.
Sus experiencias en México, Guatemala y Venezuela lo obligaron a abandonar estos países y a tener una mejor visión de lo negativo que serían para Cuba modelos tan contradictorios y aislados de los verdaderos conceptos de patria y humanidad.
Lo fundamental en Martí es su concepto de la inclusión social y un sentido de pertenencia que abarcara a todos los estratos sociales de la nación, sin caer en caciquismos políticos y mucho menos en el totalitarismo y la politiquería, lo que para desgracia de los cubanos ha sucedido desde que el castrismo le echó manos a los destinos de la patria.
Los cubanos se han quedado sin un proyecto de nación justo y equitativo aunque el régimen trate mediante sus inagotables mecanismos de propaganda de hacer creer al mundo lo contrario.
Para Cuba, el único modelo asequible sería retomar ese que soñó Martí.
Hasta que ese proyecto no sea puesto en la práctica no se sabrá si es o no viable. El del Apóstol jamás ha sido tenido en cuenta para los destinos políticos y sociales de la nación. En ningún momento, bajo ninguno de los gobiernos que ha tenido Cuba.
Tanto en su letra como en el espíritu de sus conceptos, el proyecto de nación martiano sería “con todos y para el bien de todos”, como dijo en el discurso pronunciado en el Liceo de Tampa, el 26 de noviembre de 1891, ante una concurrencia de emigrados cubanos.
Clamaba Martí entonces por lo que los cubanos no hemos conseguido a cabalidad para poner fin al abuso y las restricciones políticas que el castrismo impone a la población cubana.
Martí buscaba la unidad de todos los cubanos, negros y blancos, en aras de la democracia y su fórmula del amor triunfante. Y advertía de no coger a la patria para fines personales o de intereses creados.
Decía: “De altar se ha de tomar a Cuba para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella.”
Martí quería “una Patria con todos y para el bien de todos”; no para el bien de algunos.
Para Cuba actualidad: mal26755@gmail.com
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