jueves, enero 29, 2015

Antonio G. Rodiles desde Cuba: ¿Propician las medidas del Presidente Barack Obama del 17 de diciembre de 2014 un cambio democrático en la Isla?


Tomado de http://www.diariodecuba.com/

¿Propician las medidas de Obama un cambio democrático en la Isla?

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La permanencia de herederos políticos como parte de un nuevo sistema es uno de los puntos álgidos de cualquier transición.
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Por Antonio G. Rodiles
La Habana
28 Ene 2015

Las recientes visitas a La Habana de legisladores norteamericanos y de la Subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, han vuelto a generar controversia sobre la transparencia en el proceso de diálogo político entre la administración Obama y el régimen castrista. Hasta el momento, ha resultado evidente la pretensión de continuar con un plan previamente determinado y realzar a aquellos actores políticos que apoyan y se ajustan a esta política.

Fue notoria la ausencia de voces indispensables dentro del movimiento opositor en los encuentros sostenidos. También la reticencia a que hubiera un balance de opiniones en dichos contactos.

En repetidas ocasiones, como argumento para la nueva política, la administración ha usado la tesis de que deben ser los cubanos quienes guíen el proceso de cambio en la Isla. Este pronunciamiento busca de manera implícita la aprobación de las nuevas medidas y abre las puertas a fuertes críticas de quienes rechazamos el carácter incondicional y la notable falta de transparencia y consensos con que se ha planteado el comienzo de este proceso.

Esta tesis, manejada de forma simplista y con dosis de falso nacionalismo, pretende etiquetar a quienes exigimos compromisos firmes con la promoción de la democracia y los derechos humanos, como individuos incapaces de asumir nuestras responsabilidades políticas, anclados en el pasado o deseosos de que gobiernos extranjeros vengan a hacer los cambios necesarios. Curiosa coincidencia con la vieja tesis de soberanía nacional, esgrimida por el régimen durante tantos años y repetida como parte de los argumentos de los opositores autodeclarados leales.

¿Están las medidas de Obama en la dirección de permitir que el cubano se empodere, en cuanto a sus derechos civiles y políticos? ¿Puede la oposición generar una articulación social amplia, bajo los niveles de control, represión e impunidad conque se maneja el régimen? ¿Existen garantías de que las nuevas medidas generen una clase empresarial cubana en el mediano plazo? ¿Puede la sociedad cubana mover la realidad hacia un Estado de Derecho, en la atomización, evasión y corrupción en que viven la inmensa mayoría de los cubanos?

Si somos realistas, las respuestas son obvias. La Cuba actual solo funciona mediante la corrupción y el clientelismo. No existe el marco jurídico que permita que el pueblo se pueda empoderar en ningún aspecto. No puede existir un amplio y extenso protagonismo de los demócratas y emprendedores cubanos mientras el régimen pueda mantener los altos niveles represivos y de control social sin pagar un mayor costo político. Y una transición pacífica a una democracia plena exige tal protagonismo.

Las transiciones pacíficas y medianamente ordenadas de regímenes despóticos a democracias, han ocurrido bajo una intensa presión internacional sumada a un efectivo empuje interno. Las salidas políticas han aparecido cuando estos regímenes palpan que su permanencia en el poder no es posible y comienzan a temer que un colapso social los ponga en situaciones desventajosas o de peligro.

La permanencia de los herederos políticos como parte del nuevo sistema, es uno de los puntos álgidos de cualquier transición. La experiencia también demuestra que, en la mayoría de los casos, esta permanencia trae consigo una herencia de corrupción y red de influencias, que termina boicoteando los genuinos intereses de construir democracias plenas. Permitir una transferencia de poder, se correlaciona con alargar las penurias de los cubanos y sacrificar el futuro de nuestra nación a mediano y largo plazo.

El diálogo llevado a cabo por la actual administración norteamericana no ha logrado siquiera conseguir la liberación de todos los presos políticos y la anulación de sus condenas. Muchos de los liberados salieron con modificación de la medida cautelar y no en plena libertad. Se suman así los doce presos de la ola represiva del 2003, liberados desde 2010 que decidieron permanecer en Cuba y que se encuentran bajo licencias extrapenales sin permitírseles viajar fuera del país. Dicho diálogo tampoco ha logrado detener nuevas encarcelaciones y olas de arrestos, como la de finales de 2014 e inicios del presente año.

Insistir en la idea de que los cubanos no entienden de derechos fundamentales y que un grupo de necesidades básicas son sus prioridades, muestra desconocimiento de nuestra realidad y sesga las genuinas aspiraciones democráticas. Las libertades no necesitan ser explicadas, aún sin haberlas vivido, el ser humano las identifica. Los cubanos no somos la excepción.

Un probable fracaso de este proceso político sería muy dañino para todos los implicados, pero sobre todo para los cubanos. La administración Obama debería combinar una presión efectiva al régimen con el trabajo consensuado de un amplio grupo de actores democráticos de dentro de la Isla y el exilio. Si realmente se pretende que la salida final sea la democratización de nuestra nación se necesita un cambio de rumbo.-