Miami: Disidentes y exiliados de Cuba piden unidad para no seguir al margen del acercamiento Washington-La Habana y acuerdan presentarse de conjunto en Cumbre de las América en Panamá
Nota del Bloguista de Baracutey CubanoEstoy muy de acuerdo que los opositores y exiliados acuerden presentarse de conjunto en la Cumbra de Panamá pero deseo exponer otras cosas con las que no estoy de acuerdo.
José Martí planteó que para la independencia de Cuba era importante ganarse el respeto de los Estados Unidos. No se gana el respeto cuando se le llama pomposamente Convención a algo que no lo fue; bastaba llamarle reunión de algunos opositores y exiliados cubanos en Miami. No se gana el respeto anunciando prácticamente de un día para otro una Convención, en la que no hay delegados elegidos democráticamente y que lleven los puntos de vistas (recogidos mediante reuniones o consultas) de las personas que ellos van a representar; de no hacerse así, no son representantes legítimos y en el mejor de los casos serán caudillos o caciques y de esos estamos cansados después de 56 años;hacer una verdadera Convención lleva tiempo y preparación.
Un viejo truco del Castrismo (basado en mecanismos de manipulación de las masas) ha sido situar al frente de la preparación de un evento, un congreso, la creación de una sociedad científica, etc., a las personas que ellos desean que sean elegidos para presidir o formar parte de la estructura de dirección de la entidad que se desea crear como resultado de ese evento, congreso, sociedad, etc.. Algo que pudiera darle un poco de transparencia a la composición de esa Mesa de Diálogo o la del grupo de personas que irán a Panamá o la de los que conformarán un Parlamento cubano es que no la conformen aquellas personas que han preparado o presidido estas apresuradas reuniones o lanzado esas ideas.
Para estar bien representados en esa Mesa de Diálogo, grupo y Parlamento se debe conocer la historia real, profunda y detallada de cada persona que aspira a pertenecer a esas entidades. La corrupción, el despotismo, las malsanas ambiciones, el ¨vivir del cuento¨, el nepotismo, el elitismo, el ego desmedido, el vivir solamente de los recursos financieros, o de otra índole, que provienen de su actitud contestataria o antiCastrista, etc., son características que no deben estar presentes en ninguna de las personas que compondrán esas entidades. Tampoco deben estar presentes aquellas personas que representan los intereses de las personas u organizaciones que le hacen llegar recursos financieros o de cualquier otro tipo. Estas y otras medidas son las que nos pueden hacer ganar el respeto de esta gran nación y sobre todo: el RESPETO de nuestros compatriotas que viven en Cuba y fuera de Cuba, los cuales están cansados de tanta demagogia y PATRIOTERISMO Castrista y antiCastrista.
Aclaro que entre las personas que presidieron esas actividades hay personas que admiro por su actitud de décadas, mientras que hubo otros (también entre los participantes y ausentes) que no me merecen ninguna admiración; todo lo contrario. También es justo decir que entre el público presente hubo personas ante los cuales me quito el sombrero. Se notó la ausencia de no pocos verdaderos líderes y patriotas de filas que con su actuar de décadas dentro y fuera de Cuba merecen pertenecer a esas entidades. Los asiduos lectores de Baracutey Cubano pueden inferir algunos nombres de unos y de otros.
Tomado de http://www.martinoticias.com/
- Concretar una Mesa de Diálogo entre la oposición dentro y fuera de Cuba con el propósito de intercambiar puntos de vista y estrategias para el cambio democrático, y la creación de mecanismos de trabajo compartido entre los actores comprometidos con la Mesa.
- Trabajar de conjunto en iniciativas de consulta ciudadana (plebiscito, referendo y peticiones legales) para el establecimiento del Estado de derecho y del proceso de elecciones libres y democráticas.
- Crear una red de ciudadanos conectados a la Mesa de Diálogo, compuesta por los más diversos actores (políticos, intelectuales, empresariales, profesionales, activistas cívicos, religiosos y defensores de derechos humanos) para el intercambio de información, recursos, ideas y propuestas y para la búsqueda de apoyo a los activistas dentro de la isla.
- Trabajar de cara a la Cumbre de las Américas a celebrarse en Panamápara participar con una propuesta integral en la Cumbre paralela de la sociedad civil.
- Celebrar, en una fecha a precisar, una Convención por la Democracia dentro de Cuba.
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La permanencia de herederos políticos como parte de un nuevo sistema es uno de los puntos álgidos de cualquier transición.
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Por Antonio G. Rodiles
La Habana
28 Ene 2015
Las recientes visitas a La Habana de legisladores norteamericanos y de la Subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, han vuelto a generar controversia sobre la transparencia en el proceso de diálogo político entre la administración Obama y el régimen castrista. Hasta el momento, ha resultado evidente la pretensión de continuar con un plan previamente determinado y realzar a aquellos actores políticos que apoyan y se ajustan a esta política.
Fue notoria la ausencia de voces indispensables dentro del movimiento opositor en los encuentros sostenidos. También la reticencia a que hubiera un balance de opiniones en dichos contactos.
En repetidas ocasiones, como argumento para la nueva política, la administración ha usado la tesis de que deben ser los cubanos quienes guíen el proceso de cambio en la Isla. Este pronunciamiento busca de manera implícita la aprobación de las nuevas medidas y abre las puertas a fuertes críticas de quienes rechazamos el carácter incondicional y la notable falta de transparencia y consensos con que se ha planteado el comienzo de este proceso.
Esta tesis, manejada de forma simplista y con dosis de falso nacionalismo, pretende etiquetar a quienes exigimos compromisos firmes con la promoción de la democracia y los derechos humanos, como individuos incapaces de asumir nuestras responsabilidades políticas, anclados en el pasado o deseosos de que gobiernos extranjeros vengan a hacer los cambios necesarios. Curiosa coincidencia con la vieja tesis de soberanía nacional, esgrimida por el régimen durante tantos años y repetida como parte de los argumentos de los opositores autodeclarados leales.
¿Están las medidas de Obama en la dirección de permitir que el cubano se empodere, en cuanto a sus derechos civiles y políticos? ¿Puede la oposición generar una articulación social amplia, bajo los niveles de control, represión e impunidad conque se maneja el régimen? ¿Existen garantías de que las nuevas medidas generen una clase empresarial cubana en el mediano plazo? ¿Puede la sociedad cubana mover la realidad hacia un Estado de Derecho, en la atomización, evasión y corrupción en que viven la inmensa mayoría de los cubanos?
Si somos realistas, las respuestas son obvias. La Cuba actual solo funciona mediante la corrupción y el clientelismo. No existe el marco jurídico que permita que el pueblo se pueda empoderar en ningún aspecto. No puede existir un amplio y extenso protagonismo de los demócratas y emprendedores cubanos mientras el régimen pueda mantener los altos niveles represivos y de control social sin pagar un mayor costo político. Y una transición pacífica a una democracia plena exige tal protagonismo.
Las transiciones pacíficas y medianamente ordenadas de regímenes despóticos a democracias, han ocurrido bajo una intensa presión internacional sumada a un efectivo empuje interno. Las salidas políticas han aparecido cuando estos regímenes palpan que su permanencia en el poder no es posible y comienzan a temer que un colapso social los ponga en situaciones desventajosas o de peligro.
La permanencia de los herederos políticos como parte del nuevo sistema, es uno de los puntos álgidos de cualquier transición. La experiencia también demuestra que, en la mayoría de los casos, esta permanencia trae consigo una herencia de corrupción y red de influencias, que termina boicoteando los genuinos intereses de construir democracias plenas. Permitir una transferencia de poder, se correlaciona con alargar las penurias de los cubanos y sacrificar el futuro de nuestra nación a mediano y largo plazo.
El diálogo llevado a cabo por la actual administración norteamericana no ha logrado siquiera conseguir la liberación de todos los presos políticos y la anulación de sus condenas. Muchos de los liberados salieron con modificación de la medida cautelar y no en plena libertad. Se suman así los doce presos de la ola represiva del 2003, liberados desde 2010 que decidieron permanecer en Cuba y que se encuentran bajo licencias extrapenales sin permitírseles viajar fuera del país. Dicho diálogo tampoco ha logrado detener nuevas encarcelaciones y olas de arrestos, como la de finales de 2014 e inicios del presente año.
Insistir en la idea de que los cubanos no entienden de derechos fundamentales y que un grupo de necesidades básicas son sus prioridades, muestra desconocimiento de nuestra realidad y sesga las genuinas aspiraciones democráticas. Las libertades no necesitan ser explicadas, aún sin haberlas vivido, el ser humano las identifica. Los cubanos no somos la excepción.
Un probable fracaso de este proceso político sería muy dañino para todos los implicados, pero sobre todo para los cubanos. La administración Obama debería combinar una presión efectiva al régimen con el trabajo consensuado de un amplio grupo de actores democráticos de dentro de la Isla y el exilio. Si realmente se pretende que la salida final sea la democratización de nuestra nación se necesita un cambio de rumbo.-
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