Por Luis Cino
La Habana
9 septiembre, 2015
A juzgar por la acérrima postura anticapitalista de Fidel Castro, cuando gobernaba y ahora que todavía mete la cuchareta cada vez que lo estima conveniente, se hace difícil creer que el gobierno cubano esté llamando a las puertas del Banco Mundial y el FMI, esas bestias negras del capitalismo, como las considera la izquierda internacional.
El ex-director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, Héctor R. Torres, se ha referido varias veces en las últimas semanas a los tanteos del gobierno cubano con esos organismos.
Todos sabemos lo urgida de capital y créditos que está la economía cubana, que con Rusia y China no basta, y que no puede recurrir al más complaciente Banco Interamericano de Desarrollo, porque para ello el régimen cubano tendría que ser miembro de la OEA y aceptar sus cláusulas democráticas…. Se sabe todo eso, pero luego de tantos años de discurso antiliberal, resulta difícil concebir al gobierno castrista en gestiones para ingresar al FMI.
Es más fácil creer que es cierto el chisme de que el general Raúl Castro, como hizo Putin con Silvio Berlusconi, ha invitado a Dominique Strauss Khan, el tronado ex-director del FMI, a que sea su asesor económico, para que le dé una manito a Marino Murillo en su interminable e ininteligible intríngulis de descentralizar la economía o lo que él piensa que se llama así. Ofrecimiento que debe ser irresistible para DSK, no porque sea teóricamente socialista desde los tiempos de Mitterrand, o porque le interesen mucho los problemas de la economía cubana sino porque con lo singón que es el tipo, debe estar embulladísimo y relamiéndose de gusto solo de pensar en el gran número de las jineteras más cultas del planeta a las que no tendrá que cañonear, como a aquella majadera mucama de hotel, sino que estarán dispuestas a hacerle un tiempito a un “temba” francés con billetes de sobra con qué pagar sus favores.
No sé qué dirán los pro-capitalistas a ultranza y en las condiciones que sea, aun las del capitalismo de estado, pero no imagino a Cuba en el Banco Mundial y el FMI. Preocupa y asusta…
¿Estará el gobierno cubano, con su discurso del socialismo inamovible y eterno, dispuesto a aceptar las políticas de ajuste, la austeridad, los recortes en los gastos sociales, las terapias de choque, en fin, el tan denostado paquetazo neo-liberal?
Sería peor que una cura de caballo a base de alcohol y sal, porque las mataduras de la economía cubana, que más bien son llagas y úlceras, son muchas y demasiado graves.
Ya me imagino la explicación del obeso ministro de Economía Murillo sobre las conveniencias de entrar al FMI y el Banco Mundial. Me parece escuchar su disertación para explicar cómo se hará para homologar con el resto del mundo el muy particular método castrista para calcular el crecimiento del PIB. Y no importa si como de costumbre, nos quedamos sin entender ni papa de sus argumentos. Para convencernos, ahí está, con todos los hierros, la Brigada Especial, tan especial como aquel período en tiempo de paz que nos impusieron hace ya 25 años y que todavía no sabemos a ciencia cierta si ya terminó…
Con lo endeudadísima que está Cuba (debe unos 15 000 millones de dólares al Club de París) y la proverbial fama de mala-paga que tiene este régimen, ¿qué ganarían el Banco Mundial y el FMI con echarse a cuestas otra deudora morosa más?
Pero va y con el régimen de Raúl Castro los organismos financieros internacionales son más comprensivos y tienen más paciencia que la que tuvieron con el gobierno de Alexis Tsipras.
Para pagar su deuda externa, a pesar de las condonaciones hechas por varios países acreedores, Cuba tendría que destinar todo el dinero de sus exportaciones en los próximos 25 años. Y tal vez ni así…¿No dijo el Máximo Líder hace 30 años que la deuda externa era impagable?
No sé si los cubanos tendremos paciencia para apretarnos el cinturón todavía más, como requeriría cualquier acuerdo con el FMI. Será necesario, ineludible, como una amputación para evitar la gangrena, pero los cubanos no aguantamos más…
Si de tan fuerte que fue el apretón a consecuencia de las recetas del FMI para Venezuela hubo un Caracazo, de aplicarse el recetario en Cuba, como está la situación ya, no cuesta mucho imaginar el riesgo de que estalle un Habanazo. La cantidad de muertos y heridos haría colapsar las funerarias y los hospitales, y miles de cubanos se lanzarían al mar encima de cuanto objeto flotante encontrasen…Y a esa hora dirá el gobierno de los Estados Unidos, que ese éxodo, además de una catástrofe humanitaria –que es lo menos importante, miren lo que pasa ahora mismo en Europa con los refugiados sirios, kurdos y libios- constituye una amenaza para la seguridad nacional, y sabe Dios por lo que le dé…
Me disculpan si me puse catastrofista, pero es que de tan mal que pinta la situación, últimamente ningún escenario, por negativo que sea, se puede descartar…
Pero los mandamases, que de tantos aprietos han salido, tan necesitados de dinero como están, parecen dispuestos a correr cualquier tipo de riesgos. El menor de ellos sería perder el discurso socialista, que ya no parece servirles de mucho, a no ser en las monsergas del órgano oficial del Partido Único, el periódico Granma.
Sería interesante saber qué opina el Comandante al respecto. Pero, anticapitalista como es, me temo que su visión sea mucho más catastrofista que la mía. Capaz que augure –ahora sí- el hundimiento de Cuba en el mar…
luicino2012@gmail.com
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